Los vende patria de siempre en Nuestra América

Máximo Constanzo / Resumen Latinoamericano / 4 de febrero de 2019

Desde los procesos de independencia política de Nuestra América, incluso antes, se vive en estas tierras una lucha, a veces evidente, otras veces más camuflada, sobre cómo debe ser América, cómo debe ser la relación norte – sur y cómo debe ser la soberanía e independencia de los pueblos del continente. Desde siempre ha estado en juego el derecho a nuestra autodeterminación.

La que llamamos América fue invadida por imperios de Europa, invadida por países occidentales. Tanto en el norte, como en el centro y sur fue una invasión cruel, sanguinaria. El origen de los invasores y el tipo de mestizaje a los largo de cientos de años arrojó pueblos diferentes en el continente: unos de ascendencia anglosajona y otros latinos, ambos construidos sobre la sangre de los pueblos originarios.

La América anglosajona, aniquiló a casi todos sus pueblos originarios y  en la práctica levantó el predominio del hombre blanco, mientras en el sur, se produjo un mayor mestizaje y la sobrevivencia de pueblos que dio a sus habitantes otra fisonomía étnica y cultural enriquecida con el ingrediente de los millones de africanos traídos a la fuerza para asegurar el saqueo del “nuevo mundo”.

La América del norte, se convirtió luego en un imperio, uno de los peores que ha conocido la historia, con innumerables crímenes de lesa humanidad, no solo con otros países o pueblos del mundo, sino además contra su propia gente.

Esa potencia mundial, definió a todo el centro y sur América como su patio trasero (doctrina Monroe). El imperio se apoderó de casi la mitad de México  e impuso gobiernos títeres en los países nuestro americanos, como definió a centro y sur de América, José Martí.

Durante más de 200 años, el imperio compró a las oligarquías criollas que se erigieron con el poder de las “republiquetas” y aseguraron que los Estados des-unidos del sur, siguieran des unidos.

La tarea de las oligarquías vende patria, es asegurar la influencia gringa y aniquilar a los que Nuestra América han levantado pensamientos y proyectos políticos liberadores del tutelaje yanqui, especialmente aquellos de carácter socialista.

En el tiempo aparecieron en el plano político otros aliados del imperio, que  critican a los gringos, hablan en contra de ellos, pero que en los tiempos de crisis, siempre terminan como aliados develándose tal como son: personas o grupos políticos sin moral, sin dignidad y dispuestos a venderse al mejor postor, verdaderos apátridas: Los partidos nacionalistas de derecha, que se dicen falsamente patriotas, los “liberales”, la democracia cristiana y la socialdemocracia.

Los gringos nos quieren divididos, sumisos, dependientes, cooptados, como perritos dependientes de sus amos, para eso han construido infinitas redes de influencia cultural, política, económicas, tecnológicas y de todo tipo.

La historia de la infamia es casi infinita. Hay una historia que contar, la verdadera historia de nuestros pueblos y no aquella que nos contaron los ricos y pudientes. La historia de los golpes de Estado, de las intervenciones, de las maniobras del imperio del norte en nuestros países. Un ejemplo claro, reconocido por los propios gringos, es lo que paso en Chile en 1973, con la guerra económica y mediática (para su tiempo), que le montaron al gobierno del presidente Salvador Allende para derrocarlo.

Todo esto es historia conocida, aunque poco difundida en los últimos años.

Los gringos y sus aliados siempre dicen defender la libertad, defender la patria de las injerencias extranjeras. Ahora dicen defender la democracia, tipo de régimen mentiroso, para asegurar su corrupción y privilegios. Pero los hechos demuestran otra cosa, ni quieren libertad, ni quieren defender nuestras patrias, no quieren justicia social, ni quieren una sociedad “libre”.

Ninguna dictadura, ni la de Batista, ni la de Somoza, ni la Pinochet, ni la Stroessner, de Videla y tantas más fueron echadas de la OEA por el imperio y sus aliados; ninguna elección fraudulenta como las de Honduras, Guatemala y otras, fueron cuestionadas por  ellos; la libertad y el respeto a los derechos humanos no corren en Guantánamo y las invasiones como las de Panamá. En fin el listado de las violaciones a nuestras soberanías y dignidad son gigantescas y todo en nombre la libertad.

Un nuevo ejemplo gráfico, de los vende patrias en Nuestra América, los vimos en la últimas semanas, son aquellos venezolanos que piden la intervención de los gringos en su país y sin pudor portan banderas yanquis en sus manifestaciones, exigiendo que los yanquis lleguen con su poder de fuego aniquilando a sus compatriotas. Lo que quieren es que sus amos los “rescaten” de los mestizos y gente de pueblo que creyó en el proyecto revolucionario del “zambo” Hugo Chávez Frías.

Lamentablemente parte importante del pueblo sigue a las oligarquías y a los políticos mercenarios. Las crisis de todo tipo ciegan a muchos y los hacen creen en mentiras. Son como aquellos esclavos que en las rebeliones preferían las caricias de sus amos o volvían a pedir perdón para no ser azotados.

Que preclaro fue nuestro Francisco Bilbao en 1856, uno de los precursores del pensamiento propio en Nuestra América,  cuando escribió un texto llamado “Iniciativas de las Américas”. En este Bilbao planteó Cuatro ideas esenciales: 1) que los Estados Unidos representaban un peligro para Nuestra América, 2) que esta debía unirse políticamente para enfrentarlo, formando la Confederación del Sur, 3)que ello debía venir unido a la revalorización de nuestras identidades, que poseen valores  más elevados que los norteamericanos y 4) que la causa de Nuestra América, a diferencia de los norteamericanos, era la causa del hombre en general y por tanto coincidía con las de los otros continentes oprimidos y con la de los propios pueblos de los países opresores.

Años después José Martí, que estuvo 14 años viviendo en el monstruo, tenía una particular visión del imperio y anhelaba para nuestros pueblos otra cosa que el espejismo gringo: “Quiero que el pueblo de mi tierra no sea como este, una masa ignorante y apasionada que va donde quieren llevarla, con ruidos que ella no entiende.”

También con el tiempo ha quedado claro que en este tema no hay izquierda, ni centros, ni derechas, ya que la democracia cristiana y la socialdemocracia ha tomado partido por el imperio. Ellos también son parte de los pro-gringos, como el ex canciller de la señora Bachelet, Heraldo Muñoz, que dice estar contra la ultra-derecha, pero al final, en el momento de crisis, se alía con ellos para abrazar los intereses de sus mentores y financistas.

Los pueblos de Nuestra América, en especial los trabajadores, tienen que tener claro, cuáles son sus enemigos, el imperio, las oligarquías criollas y los yanaconas. Para derrotarlas hay que unirse.

Defender la patria, defender a Nuestra América, único camino posible, para los que además de ello, trabajamos y luchamos por la revolución anti-capitalista.

El autor es miembro del Centro  de Estudios Francisco Bilbao de Chile.

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