La renuncia del presidente del Banco Mundial (BM) debe alentar a los países a romper todos los acuerdos con las instituciones de Bretton Woods

Resumen Latinoamericano / 17 de enero de 2019 / CADTM

El lunes 7 de enero de 2019, Jim Yong Kim, Presidente del Banco Mundial (BM) anunció su renuncia. Kristalina Georgiva, la actual Directora Ejecutiva de la institución actuará, entretanto, a partir del 1 de febrero antes de ser reemplazada, por un sucesor designado por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Un símbolo para esta institución antidemocrática que trabaja en contra de los intereses de los pueblos del planeta.

La dimisión presentada por el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim se hará efectiva a partir del 1 de febrero de 2019. JY Kim fue designado en su cargo, en julio de 2012, por Barack Obama y, Donald Trump lo mantuvo en dicho cargo. Trump estrechó con Kim negocios privados, incluso a través de miembros de su familia. JY Kim deja su puesto en el Banco Mundial para unirse a un gran fondo de inversión privado especializado en el sector de grandes infraestructuras.

Aunque se supone que el Consejo de Administración del BM debe elegir a su presidente por un período de cinco años, sin embargo, en la realidad existe una regla tácitamente impuesta que requiere que este puesto sea reservado para un representante de los Estados Unidos y, directamente, designado por el Presidente de dicho país, un desprecio inédito a todos los principios democráticos. Desde 1946, doce hombres han sido nombrados para dicho cargo, todos ellos han sido de nacionalidad estadounidense.

Otra muestra de la influencia de los Estados Unidos, dentro de esta institución, reside en el perfil de los «felices elegidos», siempre muy relacionados con el gran capital, especialmente, el capital financiero. Financiándose, en gran parte, mediante la emisión de títulos, el Banco Mundial es, por lo tanto, muy dependiente, económica y políticamente, de estos mismos bancos emisores y, de otros grandes organismos financieros privados estadounidenses.

Dirigente del BM entre 1981 y 1986, Alden W. Clausen fue presidente del Bank of America – fuertemente involucrado, por entonces, en la crisis de la deuda del Tercer Mundo – justo antes y justo después de su paso por dicha institución en el período mencionado. Robert Zoelick ocupó un importante puesto en Goldman Sachs antes de ejercer su mandato en el Banco Mundial en plena crisis financiera de 2007 al 2012. Al igual que Robert S. McNamara, un ex dirigente de Ford Motor Company, que participa alegremente en la financiación de regímenes dictatoriales y corruptos durante la Guerra Fría, en Vietnam y en la RDC (República Democrática del Congo), por ejemplo, cuando era Secretario de Estado para la Defensa bajo los gobiernos de John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson, ejerciendo la presidencia del BM entre 1968 y 1981.

Si bien disfrutó de una imagen más aceptable a partir de su formación universitaria en medicina y en antropología, JY Kim no se opuso a los principios establecidos en la institución. Esto se evidencia, notablemente, en la política estructural que siguió dentro del BM desde 2012. El aumento de capital de 10.500 millones de euros validado en abril de 2018 ciertamente, vio una redistribución de los derechos de voto dentro de la institución pero, sin que esto redundara en un cuestionamiento a su funcionamiento. Aun teniendo el 16.89% de los votos, los Estados Unidos retienen de facto su derecho de veto (en el caso de una votación, el 85% de los votos debe ser emitidos a favor para que se tome una decisión).

Y más aun, mientras el sistema capitalista, principal responsable de la crisis climática y de las desigualdades entre países y dentro de los países, luchaba, después de la crisis de 2007-2008, para salir de la misma, el BM de JY Kim reforzaba el control de los principales actores del gran capital financiero aumentando sus préstamos, de aquí en adelante practicados a tasas de mercado.

JY Kim, también, trabajó para promover “la banca en la sombra” (shadow banking) y la titularización – en el corazón de la gran crisis de 2007-2008 – para financiar el desarrollo, al tiempo que intensificaba el uso de los recursos hacia el sector privado, a través de la Corporación Financiera Internacional (IFC), una subsidiaria del BM reconocida por sus estrechos vínculos con los “paraísos fiscales”. Como resultado, el BM y JY Kim aún no han aprendido las lecciones del fracaso de los planes de ajuste estructural y continúan el desmantelamiento y el debilitamiento de las estructuras públicas en beneficio de las empresas privadas cuyos proyectos dan como resultado violaciones de derechos humanos: acaparamiento de tierras, represión, desplazamiento de poblaciones, arrestos arbitrarios o asesinatos a fin de silenciar los movimientos de protesta.

Defendiendo, directamente, los intereses del poder político más grande del mundo, en mayo de 2017, JY Kim participó junto a Ivanka Trump, hija del multimillonario presidente misógino, en un viaje de negocios a Arabia Saudita, un aliado político histórico de los Estados Unidos. Esta visita permitió a la monarquía saudí, ultra reaccionaria y que vulnera los derechos de las mujeres permanentemente, ofrecer una imagen progresista a bajo costo, a través de una promesa de donación en beneficio del Fondo de Mujeres Emprendedores. Por supuesto, el propósito mismo de este fondo, lanzado bajo los auspicios de Ivanka Trump, JY Kim y Justin Trudeau, es participar en la acumulación de capital a nivel global al afirmar que promueve el avance de la emancipación de la mujer.

Al contrario del retrato con que algunos lo halagan, JY Kim no reformó en nada al Banco Mundial, que siempre defendió y defiende los intereses del capital y de los países más ricos y poderosos (Estados Unidos, Canadá, Europa Occidental y Japón a la cabeza) a expensas de los derechos humanos y la preservación del planeta.

Tras el anuncio de la dimisión de JY Kim y en vista de la política destructiva aplicada sin excepción por el Banco Mundial desde 1946, la red internacional CADTM

* denuncia la influencia de los Estados Unidos, sus aliados y el gran capital dentro de esta institución;

* denuncia la muy débil representación de las posiciones de los llamados países «del sur» en la toma de decisiones;

* recuerda que el Banco Mundial es un actor importante en los problemas políticos y económicos que enfrentan los pueblos del planeta, en particular a través de la imposición y la profundización de:

-  la preponderancia de los mercados financieros y las grandes empresas industriales privadas, la agroindustria y el comercio;
-  los programas Doing Business dirigidos a la precarización laboral y Enabling Business of Agriculture que se centran en la agroindustria, que contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero, y arrastra a los agricultores a una espiral de deuda insostenible;
-  las políticas de especulación y acaparamiento de tierras y aguas, de las cuales las poblaciones del Sur son las principales víctimas;
-  las políticas de microcrédito que imponen una carga de deuda igualmente insostenible para las mujeres y las poblaciones en el Sur;
-  los planes de ajuste estructural, bajo esta denominación u otra, ayer y hoy;

* denuncia que, el Banco Mundial en contra de la Convención de las Naciones Unidas de 1947, y sus anexos, que eliminó la inmunidad de esa institución, pretende estar por encima de la ley y de los pueblos y, nunca se digna asumir sus responsabilidades ante la justicia competente, así mismo, se le acusa de corrupción, falsificación de datos, denegación de derechos humanos básicos y otras faltas de conducta;
* afirma, en consecuencia, que el Banco Mundial no puede de ninguna manera ser un aliado para los pueblos del mundo ante los desafíos climáticos, sociales, políticos y económicos que enfrentan.

Por este motivo, la Red Internacional CADTM apela al refuerzo de acciones y movilizaciones destinadas a:

* romper todos los acuerdos con el Banco Mundial y, también, con el FMI y la Organización Mundial de Comercio, que actúan conjuntamente;

* reemplazar estas instituciones por instituciones democráticas cuyo objetivo no sea la búsqueda de ganancias y prioricen la satisfacción de los derechos humanos fundamentales y la solidaridad en las áreas de financiamiento para el desarrollo, crédito y comercio internacional;

* establecer un frente unido de los países del Sur contra el pago de deudas ilegítimas;

* salir del sistema capitalista – basado en la búsqueda de ganancias, el crecimiento ilimitado, el individualismo y la destrucción de los seres vivos y la naturaleza – para fortalecer ese impulso con el fin de construir una sociedad donde las necesidades sociales y ambientales sean el corazón de las opciones políticas.

La red internacional CADTM, enero de 2019.

Traducción: María Elena Saludas y Griselda Piñero

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