Colombia: Lo que se viene para este 2019

Por Aureliano Carbonell, 15 enero 2019

Todo indica que el 2019 será un año de gran conflictividad social, de nuevas y mayores movilizaciones, de dificultades crecientes para el gobierno de Iván Duque, de resistencia frente al guerrerismo uribista, de nuevos desarrollos electorales de la oposición y de acumulación de fuerzas en la perspectiva de los cambios y la paz.

A pesar del triunfo electoral del uribismo en el año que acaba de pasar, el 2018 deja factores positivos y alentadores para el proceso de acumulación de fuerzas del campo popular y democrático y para nuevas situaciones de país.

Los  más relevantes

En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales un sentimiento, de distintos matices, favorable a  salidas de paz y a cambios, logró un 43% de la votación. Hecho de trascendencia, en tanto en las últimas décadas, es la primera vez que una opción diferente a las del establecimiento logra una votación tan alta, lo que marca nuevas realidades en la lucha política en Colombia.

Igualmente, en el último trimestre bajo el protagonismo estudiantil, asistimos a 13 jornadas de movilización que contaron con grandes  concentraciones en  Bogotá y en las más importantes ciudades del país, lo que obligó al gobierno a retirar el IVA para los productos de la canasta familiar del proyecto de reforma tributaria, a aceptar una mesa nacional con los estudiantes y los profesores universitarios y a incorporar unas partidas presupuestales para la educación superior que había negado semanas atrás.

Es de resaltar también, los acercamientos y las confluencias unitarias que se  presentaron en el ultimo trimestre entre  las centrales sindicales, las organizaciones agrarias, los procesos organizativos de los estudiantes y maestros, la bancada de la oposición y otras organizaciones, lo que  ha generado expectativas de continuidad y desarrollo para este 2019.

Así mismo, representa un hecho significativo para el pulso que se libra en el país, el debilitamiento del nuevo gobierno y la pérdida de aceptación del presidente Iván Duque en estos primeros meses de su mandato. En esto, su gobierno no ganó. Por el contrario, perdió  fuerza y gobernabilidad.

Seguir avanzando

Todo ello está configurando nuevas realidades en el proceso de acumulación de fuerzas y en la luchas por la paz y los cambios en Colombia. En este 2019, el movimiento popular y democrático y la oposición parlamentaria, si bien estarán sometidos a la exacerbación del guerrerismo uribista, tendrán mayores acumulados y factores a favor para seguir avanzando, evitar que el gobierno de la ultraderecha se recupere del debilitamiento de los meses anteriores y en consecuencia, acumular en una perspectiva de crisis de gobernabilidad y hacia la paz los cambios.

Es previsible que el clima  de movilizaciones que se registró en el último trimestre del año pasado tenga continuidad en este 2019 y que el ciclo de ascenso de las luchas sociales que de manera oscilante se viene registrando en el país desde hace 12 años se mantenga y se incremente en este 2019. Ya se está hablando en distintos espacios sociales y políticos de un paro nacional en el que confluyan hechos de movilización de sectores agrarios y urbanos, que en años anteriores han estado dispersos. Quiere decir que confluirían sectores sindicales, campesinos, indígenas y afros, las organizaciones estudiantiles, el magisterio, fuerzas parlamentarias de oposición y las regiones, entre otros.

Se plantea igualmente que de conformidad con  los resultados de la segunda vuelta en las  presidenciales, los sectores que lograron el 43%, pueden conseguir un mayor posicionamiento en las elecciones regionales que se realizarán en octubre de este año. Ello le daría mayor incidencia  a las fuerzas de oposición y mayores perspectivas para el 2022.

Por la paz y contra las guerras

El ambiente guerrerista se ha incrementando con el retorno del uribismo al gobierno. Esto lo demuestra su comportamiento hacia Venezuela, la composición de la nueva cúpula de las fuerzas militares, el ataque a los procesos de paz, el agravamiento del asesinato de lideres, entre otras.

No obstante, la lucha por la  paz y por la continuidad de los procesos que ya se han emprendido sigue siendo del interés y  la preocupación de amplios sectores, no sólo del campo popular, de la oposición, de las organizaciones sociales y de derechos humanos , sino también de  sectores medios y de algunos del establecimiento.

Igualmente, se ampliará el rechazo y la presión frente al  genocidio contra los lideres sociales y excombatientes de Farc para  que se tomen medidas realmente efectivas frente a los responsables intelectuales. Este será otro de los factores que articulará esfuerzos de la oposición, el movimiento social, sectores democráticos y la comunidad internacional. En los primeros seis días de este nuevo año ya se registraba el asesinato de igual número de líderes, uno cada 24 horas. ¿Hasta dónde vamos a llegar?

Los tambores de guerra frente a Venezuela que peligrosamente están blandiendo el gobierno y el Centro Democrático, atendiendo instrucciones de los Estado Unidos,  también generarán fuertes tensiones en este 2019. Distintos sectores del país se oponen a estas alucinantes locuras intervencionistas y guerreristas.

Cultivos, corrupción y otros

La resistencia en distintas regiones frente a la erradicación forzosa y al retorno de la fumigación y el glifosfato, inevitablemente será otro escenario de fuerte conflictividad social. En los últimos años se han ampliado la expectativas y el apoyo a una política de la sustitución y erradicación voluntaria. Pero el gobierno de Duque ha decidido echar marcha atrás y cumplir al pie de la letra los dictámenes de Estados Unidos.

Es también de prever que llegarán nuevos capítulos en la lucha contra la corrupción,  especialmente los relacionados con los escándalos que comprometen al  fiscal general de la nación y las exigencias para su renuncia, dadas las creciente  evidencias de su responsabilidad frente el caso Odebretch y la ruta del Sol

Igualmente, están pendientes los reclamos estudiantiles, de los camioneros, de los sectores agrarios, de los indígenas, de las mujeres, de los ambientalistas y de otros más, que podrían acrecentar las tensiones y estimular la protesta social  en los meses venideros. Pero ello no es anticipable. Habrá que estar atentos al desenvolvimiento de la realidad y al estado anímico de las gentes.

En síntesis, todo indica que el 2019 será un año de gran conflictividad social, de nuevas y mayores movilizaciones, de dificultades crecientes para el gobierno de Duque, de resistencia frente al guerrerismo uribista, de nuevos desarrollos electorales de la oposición y de acumulación de fuerzas en la perspectiva de los cambios y la paz.

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