Diálogos, elecciones y ataques, escenario venezolano en 2018

Resumen Latinoamericano / 30 de diciembre de 2018 / Odette Díaz Fumero, PL

La modalidad de guerra no convencional impuesta contra Venezuela durante el 2018 reforzó la iniciativa del presidente Nicolás Maduro de instar al diálogo para frenar los constantes ataques y las acciones de la derecha con vistas a desconocer los resultados electorales.

El gobierno venezolano trabajó durante todo el año en una reconfiguración del mapa de relaciones con la oposición nacional e internacional, fundamentada en contener la amenaza explícita a la soberanía del país sudamericano desde Estados Unidos, y naciones y corporaciones aliadas.

Tras las jornadas del Plan de Pacificación Nacional que tuvieron como sede la República Dominicana el 7 de febrero de 2018, el mandatario venezolano suscribió el acuerdo de paz y de convivencia pacífica con la oposición, al tiempo que manifestó su disposición de continuar el intercambio con miras a llegar a un pacto final.

Horas más tarde de la firma por parte del Ejecutivo bolivariano, el presidente de la República Dominicana, Danilo Medina, informaba del receso indefinido del diálogo, a propósito del desconocimiento por la delegación opositora del compromiso adquirido por las partes.

Aunque ya estaban consensuados los puntos de ese documento, la derecha presentó otra propuesta al alegar que ‘no estaba obligada a firmar’ lo que habían ‘pactado’ en las conversaciones.

Ante ese escenario, regresaban a un punto cero los casi dos años de análisis para estabilizar la situación política y social del país, que ya tenía como saldo negativo el fallecimiento de cientos de personas y otras miles con secuelas producto de las diferencias dirimidas en acciones de violencia en las calles.

La fragmentación gradual de la oposición agrupada en sus inicios en la autodenominada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), convirtió el ‘ideal unitario’ en una lucha interna por el poder y desencadenó la ruptura del acuerdo.

ELECCIONES, NUEVO TRIUNFO BOLIVARIANO 

Frente al notorio fracaso de la MUD, los integrantes del bloque comenzaron a migrar a nuevos partidos en los que esperaban hacer su propia interpretación de la política y luchar por sus objetivos: llegar al poder sin necesidad de compartirlo.

Como parte de las nuevas iniciativas partidistas surgió en marzo último el Frente Amplio Venezuela Libre, donde se agruparon diversos representantes de la sociedad civil venezolana, la Asamblea Nacional (AN) -en desacato del ordenamiento jurídico-, dirigentes de partidos políticos, miembros de la iglesia católica, cristiana y movimientos de fe.

El nuevo bloque expuso en su manifiesto la premisa de ‘rescatar la democracia’, en un país que ha celebrado 25 elecciones en casi 20 años de Revolución, 23 de ellos con una victoria notoria para la fuerza chavista.

Sin embargo, las nuevas organizaciones incurrieron en los mismos errores, al desconocer la voluntad democrática del pueblo demostrada el 20 de mayo con la reelección presidencial de Maduro, tras el respaldo de más de seis millones de votos, decisión que dejó nuevamente fuera del ruedo político a la derecha venezolana. El candidato por el Frente Amplio de la Patria, Nicolás Maduro, fue reelecto con seis millones 190 mil 612 votos (67.7 por ciento) en unos comicios que transcurrieron sin incidentes y con una participación electoral del 46,01 por ciento.

Secundó el resultado el presidenciable por Avanzada Progresista, Henri Falcón, con un millón 820 mil 552 votos, seguido de Javier Bertucci, de Esperanza por el Cambio, con 925 mil 42, mientras que Reinaldo Quijada, del partido Unidad Política Popular 89, cerró los comicios con 34 mil 614 sufragios.

El padrón electoral estaba compuesto por 20 millones 526 mil 978 nacionales y otros 107 mil 284 residenciados en el extranjero, para los cuales se habilitaron 14 mil 638 centros de votación y 34 mil 143 mesas comiciales distribuidas en todo el país.

El ciclo electoral concluyó el 9 de diciembre al ratificarse el Gran Polo Patriótico como principal representante del pueblo con 591 escaños de concejales de los 334 municipales del territorio nacional, con el 90 por ciento de los votos.

Con ambos procesos Venezuela volvió a demostrar que es un ejemplo de cómo las urnas pueden vencer a las armas y la violencia, y así desarrollar de manera exitosa una jornada electoral, que aunque desconocida por la derecha fue respaldada por el Poder Popular.

MAGNICIDIO FRUSTRADO 

Ante las reiteradas victorias de la Revolución bolivariana, la derecha venezolana ha destinado grandes esfuerzos para poner fin al gobierno de Maduro.

En ese sentido, desarrollaron los actos violentos de ‘La Salida’ en 2014, el intento de golpe de Estado denominado ‘Golpe Azul’ en 2015, la desestabilización generada por las acciones de violencia política en las calles (guarimbas) en 2017, y el llamado a una intervención militar y bloqueo económico y financiero que aún se mantiene.

Tras la ineficacia de estos planes, medidas más fuertes -o desesperadas- fueron aplicadas el 4 de agosto último al perpetrar un intento de magnicidio contra el alto mando político-militar venezolano, durante la celebración del aniversario 81 de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en la avenida Bolívar, de Caracas.

Entre los implicados en el caso se encuentran los exdiputados por la AN, Juan Requesens, y el prófugo de la justicia y autor intelectual del hecho, Julio Borges, quienes desde Colombia organizaron el fracasado acto criminal.

Gracias a los mecanismos de seguridad empleados durante la celebración, los drones cargados con explosivo C-4, con los que se pretendía acabar con la figura presidencial, explotaron lejos del lugar previsto.

NUEVAS AMENAZAS EN IRRESPETO A LA SOBERANÍA 

No bastó la frustración del magnicidio, y la escalada creciente de amenazas e irrespetos a la soberanía venezolana se mantiene con la preparación de un plan de carácter terrorista e intervencionista e imponer un gobierno dictatorial en Venezuela.

El pasado 12 de diciembre, Maduro denunció que desde Washington el consejero de Seguridad, John Bolton, dirige el nuevo intento de intervención para instalar un consejo de gobierno transitorio, una vez derrotado el Ejecutivo democráticamente electo.

El jefe de Estado refirió que el plan golpista cuenta con la participación del gobierno neogranadino, quienes permitieron ubicar en el municipio Tona, un campamento de entrenamiento con 734 mercenarios, colombianos y venezolanos, que buscan generar situaciones para justificar una acción militar contra Venezuela.

No obstante los acontecimientos, Maduro instó al presidente norteamericano, Donald Trump, a superar el conflicto de enfrentamiento y conspiración mediante el diálogo bilateral, en pleno respeto a la autodeterminación de cada nación.

‘La base de una sociedad civilizada es el diálogo diverso, la paz. Ratifico mi llamado al diálogo fructífero. Buscaremos insistentemente el diálogo y el respeto soberano’, aseveró el presidente de Venezuela.

arb/odf

*Corresponsal de Prensa Latina en Venezuela.

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