Cuba / 40 Festival de Cine Latinoamericano: Un balance más que provechoso 

Por Carlos Aznarez (desde La Habana)
 
El 40 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, presidido desde hace varios años por Iván Giroud,  se clausura este fin de semana y en esta ocasión ha mostrado un importante panorama de lo que se está produciendo en el continente pero también ha contado con el concurso de algunas muy buenas películas europeas, de Africa y Asia. Además se han producido encuentros de realizadores, productores y numerosos homenajes a figuras que han marcado tendencia en el mundo del celuloide. Especial momento fue el que se brindó al fallecido director cubano Tomás Gutiérrez Alea (“Titón”) y al argentino Fernando Birri, quien nos dejara en diciembre de 2017, y que fuera el fundador de la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños.
Otra de las grandes que fue galardonada al comienzo del Festival, es la productora y realizadora mexicana Bertha Navarro. Son recordados sus films revolucionarios “Nicaragua, los que harán la libertad” (1978), “Victoria de un pueblo en armas” (codirigido con el argentino Jorge Denti y Carlos Vicente Ibarra, premiado en este mismo Festival en su segunda edición.
El cine cubano ha estado presente en el Festival con varios y excelentes films, que han reunido en los cines en los que se han exhibido verdaderas multitudes, lo que marca la gran adhesión popular con que cuentan los directores de la Isla. Así se pudieron ver tres largometrajes en la categoría de ficción. “Insumisas”, de Fernando Pérez y Laura Cazador, “Nido de mantis”, de Arturo Sotto, “Inocencia”, de Alejandro Gil, y también hubo dos óperas primas: “El traductor”, de Rodrigo y Sebastián Barriuso, y “El viaje extraordinario de Celeste García”, de Arturo Infante. Otro film cubano, fuera de competencia pero que atrajo a muchísimos espectadores fue un auténtico trilher a la cubana, “El regreso”, dirigido por la conocida actriz Blanca Rosa Blanco y por Alberto Luberta, quienes fueron ovacionados de pie en la presentación. 
 
“Cubanas…” estuvo allí y recibió múltiples aplausos
 
Especial atención tuvo en este marco, el documental argentino de homenaje a las mujeres cubanas, producido por Resumen Latinoamericano, “Cubanas. Mujeres en Revolución”, que fue presentado por su directora, nuestra compañera, María Torrellas. El film no solo fue exhibido en La Habana, en el 40 Festival, sino que luego se marchó con su directora a Santiago, capital histórica de la Revolución, donde en 48 horas fue presentada en cuatro escenarios emblemáticos, entre ellos el Memorial Vilma Espín, en el Museo Abel Santamaría y en la Universidad de Oriente, donde participaron y debatieron numerosas mujeres santigueras.
Además, ya se ha encaminado la realización de una serie para TV sobre las mujeres cubanas, que de hecho oficiará de obligada continuidad de la película, y que será emitida en principio por la TV cubana y que como ocurriera con el documental, no dudamos que también podrá extenderlo por el continente la Cadena Telesur.
 
Las películas elegidas por Resumen Latinoamericano
 
Vimos muchas, entre largos y cortometrajes, y no pocos documentales en estos diez días que duró el Festival, pero hay algunas que nos parece esencial destacar, independientemente que resulten o no las premiadas.
En primer lugar, destacamos “Yuli”, de la directora Iciar Bollaín. El film retrata la vida y la historia de sacrificio del primer bailarín negro de ballet, el cubano Carlos Acosta, para llegar a la cúspide en la que se encuentra actualmente, no solo en Cuba sino en todo el mundo. En la película la danza brilla por todo lo alto y se muestra el excelso virtuosismo de los bailarines cubanos, pero sobre todo se dan a conocer aspectos de la vida de Acosta, que sin haber renunciado jamás al entorno humilde donde nació y vive su familia, ha obtenido numerosas satisfacciones convertidas también en premios (como el reciente de la Real Academia de la Danza del Reino Unido). Tentando para que se fuera de Cuba y viviera en Londres, el bailarín eligió volver a Cuba y aquí y formar una compañía de jóvenes amantes de ese arte que él eligiera para destacarse, y formó la compañía Acosta Danza. La directora Bollaín, refleja con gran ductilidad este recorrido y recibió en cada exhibición del film el aplauso agradecido del público cubano.
 
Otra película excelente es “Roma”, del director Alfonso Cuarón. La obra tiene como protagonista a una joven indígena mixteca que trabaja como empleada doméstica de una típica familia de clase media que habitan en el barrio de la capital mexicana que le da el nombre a la película. 
Esta trabajadora, más allá de las apariencias de “amor fraternal” que le brinda la “señora” y gran parte de sus cuatro hijos, se ha convertido en una esclava de 24 horas al día, siempre dispuesta a atender a sus “amos”. Con un realismo que por momentos se hace irritante, Cuarón muestra un escenario que sigue siendo muy común en todo el continente y que habla de todo lo que aún falta por recorrer en la inevitable lucha (y mucha veces, guerra) de clases.
 
“Black is Beltza”, del conocido cantante y desde hace varios años cineasta, Fermín Muguruza, es otro de los films imperdibles. Con ese espíritu y pasión rebelde que caracterizó los temas de sus bandas de rock radical vasco, “Kortatu” y “Negu Gorriak”, Muguruza ya nos había deslumbrado con un homenaje a la Palestina ocupada que fuera el documental “Checkpoint rock”, y ahora, incursionando en el cine de animación, golpea fuerte con este “Black is Beltza” (Negro es negro). La película aprovecha una anécdota emblemática sobre el racismo yanqui, cuando una comparsa de Navarra visitara el país en 1965 y se prohibiera que desfilaran por la Quinta Avenida, los gigantes negros de la comparsa de San Fermín, para incursionar en lo que fueron las relaciones solidarias entre Cuba y los Panteras Negras. Con una impronta dinámica y punzante que se convierte desde el comienzo en un gran atractivo no solo para el público juvenil (excelente animación e igual musicalización), el director evoca aspectos decisivos de la memoria popular internacional, desde la Guerra de los 6 días y la invasión a Palestina, hasta la represión de la Guardia Civil española contra el independentismo vasco. Para ello utiliza como protagonistas a dos jóvenes amigos de Euskal Herria, que muestran a su manera que la solidaridad internacionalista sigue siendo la ternura de los pueblos.
 
Párrafo especial, merecen también dos películas europeas fuera de concurso y que participaron en ciclos especiales esta semana. La primera es la alemana “En tránsito”, del director Christian Petzold. Si bien el film cuenta el dramático momento cuando las tropas alemanas se hallaban a punto de ocupar París, y a partir de allí, todo lo que ello incide en la vida de los protagonistas, la ambientación es totalmente actual. Y ello se ve no solo en la vestimenta de los actores sino también en lo que son los ocupantes y represores sangrientos, mostrando a uniformados ataviados como los policías actuales europeos. Mezclando así las dos épocas, el director deja claro y toma posición de confrontación con lo que significa la restauración del fascismo que hoy se vive en toda Europa. 
 
El otro ejemplo de un cine comprometido con la actualidad es la francesa “En guerra”, dirigida por Stéphane Brizé. El film recuerda un grave conflicto en la fábrica automotriz Perrín Industrie, afiliada al grupo alemán Schafer, que de un soplo y argumentando falsas bajas ganancias bajó sus persianas de la fábrica en la localidad de Argen, dejando a 1.100 trabajadores y trabajadoras en la calle.  A partir de ese momento, conducidos por un auténtico e insobornable dirigente sindical (interpretado con excelencia por el actor Vincent Lindon) los operarios se lanzan a la lucha y durante semanas logran poner contra las cuerdas a los capitostes de la multinacional. Ocurre en Francia pero también está ocurriendo en cada uno de nuestros países, donde el sindicalista combativo no solo lucha contra la patronal sino también contra la traición de algunos de sus pares gremiales a los que solo les interesan sus bolsillos y no los de sus representados. El final de la película es una dura alegoría, pero también entre el sabor amargo muestra que el único caminos de la clase obrera para defender sus conquistas es  y será la lucha.

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