Argentina. Morir por un techo, vivir por justicia

David Pike, Resumen Latinoamericano, 15 de diciembre de 2018.

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En el día de ayer, enterraron el cuerpo de Rodolfo Orellana, militante de la OLP-CTEP asesinado por la policía bonaerense. Familiares, amigos/as y compañeros/as velaron su cuerpo en su casa de Villa Celina, partido de La Matanza, y luego partieron en caravana hasta el Cementerio Villegas de San Justo donde fue enterrado.

Ronald, como le dicen a Rodolfo sus compañeros/as, salió de su casa en la madrugada del 22 de noviembre para, junto a otros vecinos/as, hacerse un lugar en unas tierras descampadas para construirse su techo. El problema de la vivienda aqueja al conurbano bonaerense tanto como a la Ciudad de Buenos Aires, los alquileres son carísimos y  en los barrios humildes te pueden pedir una fortuna por una piecita. Comprar un terreno con título de propiedad es un sueño cada vez más lejano para los sectores medios, para los/as humildes de la patria es imposible.

“Aquel que no tiene con qué vivir no debe ni reconocer ni respetar la propiedad de los otros, ya que los principios del contrato social han sido violados en su contra”, reza una frase del filósofo alemán Johann Fottlieb Fichte anotada  en un papel encontrado en el escritorio de Severino Di Giovanni, nos cuenta Osvaldo Bayer en su biografía del anarquista. Pero para que polemizar, no hay que leer grandes libros, sino simplemente uno chiquito llamado Constitución Nacional para saber que el Estado debe garantizar el acceso a una vivienda digna cómo afirma el artículo 14 bis.

En la mañana del 22-11, los medios populares que hacemos de los/as protagonistas nuestras fuentes de información salimos rápidamente a denunciar a la policía, la respuesta del Ministerio de Seguridad bonaerense fue instalar la versión de que había sido un enfrentamiento entre okupas. Los grandes medios hegemónicos replicaron está versión, no porque sean sus voceros ni para cuidar a su ancho de basto Vidal, sino porque defienden los mismos intereses. La estrategia fue la misma que con Darío Santillan y Maxi Kosteki; está vez les duró sólo 24hs, al otro día debieron informar que no había orificio producto de una apuñalamiento en el cuerpo de Ronald como afirmaban desde el Ministerio de Ritondo que decía un informe médico, sino un orificio de bala de plomo. Quisieron ganar tiempo, instalar esa versión para amenizar la indignación social que despertaba el crimen y en parte lo lograron, los medios progresistas decidieron enfriar la noticia. La enseñanza es sencilla, la comunicación popular debe ser parte de la estrategia de liberación del pueblo, sin ella no hay transformación posible.

Luego de las tres semanas en las que tardaron en entregar el cuerpo de Ronald, la causa por su asesinato sigue en proceso, aún un/a policía asesino/a anda suelto por las calles, armado, “cuidándonos”. El gatillo fácil, la doctrina Chocobar y el fantasma de diciembre fueron las razones de fondo de la bala de plomo que entró por la espalda de Ronald y salió por su cara. No fue un exceso, es una política de Estado direccionada hacia los sectores populares para garantizar el ajuste salvaje y sostener este sistema de hambre y exclusión. Ronald murió por un techo, sus compañeros/as vivirán para que se haga justicia.

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