Argentina. FUE FORD.La condena a dos ex directivos por crímenes contra la humanidad fue noticia en todo el mundo

Ya no hay recurso ni estrategia que le valga a la empresa Ford para ocultar los hechos. Dos de sus ex máximos directivos fueron condenados por unanimidad por cometer crímenes de lesa humanidad contra 24 trabajadores durante el terrorismo de Estado en Argentina. Hubiesen sido más si el ex presidente Juan María Courard y el ex gerente Guillermo Galarraga estuvieran vivos.

Y aún más si la empresa hubiese colaborado desde un inicio con la justicia, en lugar de negar los hechos. Pero Ford negó y silenció y el veredicto de los jueces nos permite afirmar por qué:  Pedro Müller y Héctor Sibilla no eran sólo dos cruzados antisubversivos, sino parte de una estrategia empresarial que recurrió a la exacción violenta del trabajo mediando el uso del terror estatal para terminar con el estado de rebeldía sindical en las fábricas.

Los ex trabajadores víctimas y sus familias, lxs abogadxs, investigadores, referentxs de derechos humanos, militantes sociales y políticos, celebraron la sentencia y despidieron a los jueces con aplausos.

Como un símbolo poderoso, la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas y la militante Iris Avellaneda, cuyo hijo de 14 años, el Negrito Floreal Avellaneda, fue asesinado en forma cruel por la dictadura, plantaron un árbol en la puerta del tribunal.

La decisión del tribunal, que se transformó rápidamente en noticia en todo el mundo (pero que diez horas después de la lectura no había sido reflejado en los medios más poderosos de la Argentina, Clarín, La Nación e Infobae sienta precedentes históricos en relación a las empresas y la violación a los derechos humanos. Después de 42 años de sucedidos los hechos, se hace justicia a la perseverancia de un grupo humano ejemplar que no bajó nunca los brazos y que sumó con el tiempo fuerzas que —por todo lo que marcó este juicio— supieron hacer de esta causa un símbolo para toda la clase trabajadora.

La responsabilidad empresarial

“¿Qué es una empresa sino las personas que la componen?”, había preguntado al tribunal el abogado Maximiliano Chichizola, al responder los argumentos de la defensa en la última audiencia. Los jueces parecen haber comprendido el sentido de aquella pregunta. A Pedro Müller, ex gerente de Manufactura y ex miembro del directorio de Ford durante los hechos, y a Héctor Jesús Sibilla, ex jefe de Seguridad, los condenaron a 10 y 12 años de prisión común por ser partícipes necesarios de los secuestros y torturas de las 24 víctimas. Pese a sus noventa años, a ambos les tocará la cárcel común una vez que la sentencia sea confirmada. A Santiago Omar Riveros, entonces comandante del Comando de Institutos Militares en Campo de Mayo, lo declararon coautor en los hechos y le tocaron 15 años. El tribunal los condenó porque comprendió que no se trató de delitos comunes, sino crímenes contra la humanidad, que son imprescriptibles.

Las dos salas del tribunal de San Martín estaban colmadas y la gente se desparramaba sobre la calle a pesar de la lluvia, que este año se hizo sentir en casi todas las manifestaciones por causas nobles. Antes de conocerse el fallo, la ansiedad provocaba el intercambio de hipotéticos resultados. Traducidos en términos futbolísticos, pocos acertaron el 3 a 0 arriba.

Al comenzar la jornada, hizo uso de la palabra el imputado Müller. Lejos de los humedecidos ojos que enseñó durante  el alegato de sus defensores, el ex directivo que supo ser promovido a vicepresidente de Ford al finalizar la dictadura, dijo: “Yo llegué al país (desde su Checoeslovaquia natal) en diciembre de 1949. Al mes encontré trabajo como mecánico automotor y con eso financié mis estudios en los siguientes seis años. Desde entonces nunca paré de trabajar y pasé toda los vaivenes de la política hasta ahora. Pero pronto me di cuenta que tenía que dedicarme solamente al trabajo en forma apolítica, por eso no fui molestado ni molesté a nadie, por eso hoy tengo la conciencia tranquila, porque jamás se me va a poder hacer responsable de mi conducta. Nada más, Muchas gracias”.

Detrás suyo Sibilla, que durante la indagatoria años atrás había negado todo, ahora reforzó: “No tengo nada que decir”. Lo mismo dijo por videoconferencia Riveros, quien ya carga varias condenas a prisión perpetua.

Después de un cuarto intermedio el presidente del tribunal, Osvaldo Facciano, leyó la sentencia. A las condenas señaladas llegó luego de informar el rechazo de los planteos de prescripción y su calificación de los crímenes como delitos de lesa humanidad, y el rechazo de los pedidos de nulidad hechos por las defensas. Además desechó el pedido de juicio por falso testimonio contra la perito Claudia Bellingeri y retó al abogado de Müller, Nicolás Corleto, por realizar calificaciones personales sobre las víctimas. No alcanzó el fallo, sin embargo, a expedirse sobre los pedidos de reparación simbólica hechos por la querella particular, a la que recomendó remitirse para esos planteos ante la Secretaría de Trabajo, la Secretaría de Derechos Humanos y la Inspección General de la Justicia. Los fundamentos se darán a conocer el 15 de marzo del año próximo.

El público en la sala principal supo contener la emoción hasta el final de la lectura. Cumplieron con el pedido de Facciano, quien al inicio de la jornada había advertido a todos para que mantengan el orden. Entonces, más de uno sintió que nada bueno iba a salir de allí. Sin embargo, cuando se escuchó la palabra “condena” junto al apellido Müller, comenzaron a sentirse los apretones de manos y las lágrimas rebeldes. Al finalizar el pronunciamiento del tribunal, rompió unánime el grito de los presentes que pusieron en alto los pañuelos que decían “Ford, Nunca Más”. Luego se fundieron en interminables abrazos.

Gracias a ustedes

El cruce de apretones se extendió durante una larga hora en las salas y patios del tribunal y en la calle. De todos y cada uno de los presentes, se escuchaba la frase “gracias a ustedes”, dando cuenta de un trabajo que encuentra su fundamento en la unión de esfuerzos.

Apretadas como tres marías, Elisa Charlin, Arcelia Ortiz y Gabriela Córdoba, esposas de Pedro Troiani, Ismael Portillo y Ricardo Ávalos, enfrentaron los micrófonos. “Después de muchos años de sufrimiento llegamos a un final feliz. Es un mensaje para todos, que se animen, porque se llega, la fuerza pero sobre todo la unión de la gente, apoyados unos con otros siempre”, sostuvo Elisa. “De Ford no esperamos nada, nos hicieron mucho daño, nos quisieron quitar la dignidad humana, pero acá estamos. Enfrentamos a un monstruo gigante”, se animó Arcelia. Ambas prestaron testimonio y fueron parte del aporte fundamental que hicieron las mujeres en esta histórica causa, desde el día que salieron con sus hijxs a cuestas a buscar a sus esposos secuestrados.

Elisa Charlin, Arcelia Ortiz y Gabriela Córdoba

Unos diez metros hacia la calle, se encontraban abrazados Pedro Troiani, Carlos Gareis e Ismael Portillo. “Hoy es un día feliz, que sirva a todos los compañeros que tienen causas pendientes. Yo tenía 35 años cuando me secuestraron y torturaron, ahora tengo 77: soy un jovato que sigue en lucha”, sostuvo Pedro, mientras Gareis, con dificultades para moverse, lagrimeaba a su lado.

De fondo se escuchaban cánticos. El tradicional “como a los nazis les va a pasar…” y también uno nuevo: “se va a acabar, se va a acabar, la dictadura empresarial”. La “burocracia sindical” recibió lo suyo, recordando el rol de la dirección del gremio SMATA en la articulación de la represión estatal.

La abogada querellante Elizabeth Gómez Alcorta destacó luego en un post la importancia de la unidad y la perseverancia en esta lucha: “En lo personal, en lo humano, rescato a estas familias de laburantes, a estas mujeres inmensas y a estos hombres que sufrieron en sus cuerpos y sus vidas el Terrorismo de Estado por defender los derechos de los trabajadores. Cuando alguno/a se sienta en esta época abatido, cuando alguno/a este tentado a abandonar una lucha, ahora puede mirar, además de a nuestras Madres y Abuelas, a ellos: a los trabajadores de Ford.”

Para remarcar este carácter ejemplar precisamente, fue inaugurada la semana pasada una muestra de la Causa Ford en el Espacio Memoria (ex Esma) durante el lanzamiento del Espacio Intersindical de Derechos Humanos y el pasado lunes le fue hecho un homenaje en la sede del SERPAJ con la presencia del premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y de representantes de la lucha por derechos humanos, como la familia de Santiago Maldonado, Raquel Witis, líderes mapuches, militantes sociales y compañeros de los miembros de la comunidad educativa fallecidos de Moreno, Sandra y Rubén.

Un fantasma recorre el mundo

La condena a dos ex directivos de Ford por crímenes contra la humanidad se hizo noticia de inmediato en todas partes del mundo. Los portales del Washington Post, New York Times, Reuters, France Press, The Guardian, El Financiero de México, entre los más importantes medios del mundo, dieron a conocer lo que los medios locales deciden deliberada y obscenamente callar. El compromiso político con el silencio, la censura de empresa y la autocensura han jugado localmente con mucha fuerza.

Pero la noticia trasciende las fronteras. “Ex ejecutivos de Ford Argentina fueron sentenciados en casos de tortura”, tituló el NYT. The Washington Post tituló de la misma forma y en el desarrollo agregó: “El juicio que comenzó el pasado año es parte de una serie de acusaciones enfocadas en el apoyo empresarial a la brutal dictadura militar de 1976-1983”. La agencia inglesa Reuters tituló: “Tribunal argentino condena ex ejecutivos de Ford por abuso de derechos”. The Guardian, por su parte, destacó que “el veredicto en un tribunal de Buenos Aires marca la primera vez que son condenados directivos de una compañía extranjera.” El portal Clickondetroit, de donde es oriunda Ford Motor Company, subrayó el silencio de la compañía: “Ford Argentina no pudo ser consultada de inmediato para realizar comentario alguno”.

Para los abogados e investigadores que impulsaron la causa, la sentencia es histórica y su alcance en términos de verdad y justicia tiene una potencialidad que es difícil predecir, por la magnitud del valor de su impacto.

Por un lado destacan lo sostenido en el informe Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad, que investigó lo sucedido en 25 compañías durante el terrorismo de estado, presentado a fines de 2015 y saludado a mediados de 2016 por la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. La noción de complicidad no sirve ya para pensar esos casos, se queda apenas en las puertas de lo que realmente sucedió. Los gerentes fueron responsables y quedó de manifiesto un interés específicamente empresarial: la eliminación de la presencia sindical en las fábricas.

La historiadora Victoria Basualdo, en este sentido, destacó el impacto que puede tener este fallo para las investigaciones en curso tanto en la Argentina como en otros países de la región, no sólo en términos de delitos de lesa humanidad sino en la cuestión más amplia de la relación entre las empresas y las violaciones a los derechos humanos que se discuten en el ámbito de las Naciones Unidas y que en el caso local están en plena vigencia en momentos en que se están revisando fallos como el de la causa de La Veloz del Norte, de la cual había resultado la primera condena por delitos de lesa humanidad en 2015, pero que luego fue anulada por instancias superiores.

Por otro lado, en términos penales, la abogada Gómez Alcorta advierte que habrá que leer los fundamentos de la sentencia, pero que se observa un cambio y una profundización en la dogmática jurídica a la hora de entender las responsabilidades penales de actores civiles en este tipo de causas. Ella tiene una gran parte del mérito porque la presentación de la prueba y su ordenamiento en el alegato fueron profundamente innovadores.

Desde la dimensión civil y laboral, el abogado de la querella Tomás Ojea Quintana señaló que “ahora que quedó comprobada la responsabilidad de los gerentes y de la empresa en la causa penal, que es mucho más exigente que en otro fuero, hay muchas alternativas que se abren”. Indicó la posibilidad del juicio laboral contra Ford (siguiendo precedentes contra la empresa Dálmine-Siderca), por daños y perjuicios e incluso la reapertura de juicios en los propios tribunales de Estados Unidos contra la casa matriz. “Cualquiera sea el curso de acción que tomemos, lo vamos a hacer. La multinacional tiene que rendir cuentas. no lo hizo hasta ahora, siempre se negó a dar explicaciones”, comentó.

Por distintos motivos, importantes empresarios han empezado a transitar pasillos judiciales bajo los focos de las cámaras, entre ellos Paolo Rocca y el padre y el hermano del presidente argentino Mauricio Macri. La condena por delitos de lesa humanidad contra ex directivos de la Ford y la comprobación de los crímenes cometidos en el territorio empresarial pone a esta multinacional automotriz en el centro de la escena. Pero la prensa internacional insiste en que Ford se rehúsa a hacer comentarios. Después de un silencio de décadas, el mundo demanda a la compañía al menos un escueto comunicado oficial.

Fuente: Cohete a la Luna

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