PALESTINA: Brigadas Al-Quds usan un nuevo misil que “convirtió a Ashkelon en un infierno” / El saudí Bin Salmán intentó convencer a Netanyahu para que lance una invasión de Gaza / Hizbullah denuncia agresión israelí en Gaza y el asesinato de combatientes de la resistencia palestina / Más información…

Resumen Latinoamericano / Agencias / 14 de noviembre de 2018 –

Palestina: Brigadas Al-Quds usan un nuevo misil que “convirtió a Ashkelon en un infierno”

FOTO: Brigadas Al-Quds usan un nuevo misil que “convertió a Ashkelon en un infierno”

Las Brigadas Al-Quds señalaron que el nuevo misil “tiene una gran fuerza destructiva y fue capaz de convertir a la ciudad ocupada de Ashkelon en un  infierno”.

El portavoz de los Comités de Resistencia Popular , Abu Mujahed , dijo a Al Mayadeen que “los hermanos egipcios se esfuerzan para  lograr el cese el fuego”.

Abu Mujahed felicitó al pueblo palestino por “la victoria de nuestra resistencia y apreciamos la contribución de los aliados Hizbullah e Irán y todos los partidarios”.

La ocupación lanzó una agresión en la Franja de Gaza, que resultó en la caída de mártires y heridos.


El saudí Bin Salmán intentó convencer a Netanyahu para que lance una invasión de Gaza

netanyahu mbs

El príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman intentó persuadir al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para que inicie un conflicto con Hamas en Gaza como parte de un plan para desviar la atención con respecto al asesinato del periodista Yamal Khashoggi, según informaron fuentes saudíes al Middle East Eye.

Una guerra en Gaza estuvo entre una serie de medidas y escenarios propuestos por un grupo de trabajo de emergencia establecido para contrarrestar las filtraciones cada vez más dañinas sobre el asesinato de Khashoggi provenientes de las autoridades turcas, según fuentes con conocimiento de las actividades del grupo.

Este grupo de emergencia, que está compuesto por funcionarios de la corte real, de los ministerios de asuntos exteriores y de defensa y el servicio de inteligencia, informa al príncipe heredero cada seis horas de la situación sobre el caso Khashoggi, se le dijo al MEE.

El grupo dijo a bin Salman que una guerra en Gaza distraería la atención de Trump y redirigiria la atención de Washington sobre el papel que juega Arabia Saudí en el fortalecimiento de los intereses estratégicos israelíes, según el informe.

También recomendó a bin Salman que “neutralice a Turquía por todos los medios”, mediante intentos de sobornar al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, con ofertas para comprar armas turcas y declaraciones del príncipe heredero que propusieran reforzar las relaciones entre Riad y Ankara.

Se considera que Arabia Saudí e Israel tienen cada vez más lazos secretos y bin Salman ha sido un actor clave en los esfuerzos por vender el “acuerdo del siglo” de Trump.

En declaraciones a la BBC a principios de este año, Netanyahu dijo que “Israel y algunas naciones árabes estaban pasando por un proceso de “normalización secreta”.

Y aunque el asesinato de Khashoggi ha sido ampliamente condenado por los líderes mundiales, Netanyahu dijo a principios de este mes: “Es muy importante para la estabilidad de la región y del mundo que Arabia Saudí permanezca estable”.

fuente: Al Manar
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Hizbullah denuncia agresión israelí en Gaza y el asesinato de combatientes de la resistencia palestina

Según la declaración del Departamento de Medios de la Resistencia palestina, Hizbullah enalteció la vigilancia de la resistencia palestina, que abortó una operación de infiltración israelí y logró abatir a un alto oficial ocupante y herir a otro a pesar del apoyo aéreo que obtuvieron las tropas enemigas.

La Resistencia libanesa ofreció sus condolencias y a Hamas y a los otros movimientos palestinos, así como a las familias de los mártires.

Hizbullah denunció la reciente agresión israelí en la Franja de Gaza y el atroz asesinato cometido el domingo por la noche por las tropas de ocupación contra uno de los comandantes de la resistencia palestina y varios combatientes.

Según la declaración del Departamento de Medios de la Resistencia palestina, Hizbullah enalteció la vigilancia de la resistencia palestina, que abortó una operación de infiltración israelí y logró abatir a un alto oficial ocupante  y herir a otro a pesar del apoyo aéreo que obtuvieron las tropas enemigas.

Agregó que los combatientes de la resistencia que se enfrentaron a la infiltración israelí en Gaza disuadieron al enemigo contra la intensificación de su agresión.

Señaló que el bombardeo con cohetes y misiles de los asentamientos sionistas refleja la determinación de los palestinos de defender sus tierras.

La Resistencia libanesa ofreció sus condolencias y a Hamas y a los otros movimientos palestinos, así como a las familias de los mártires, y subrayó que el pueblo palestino puede repeler la agresión sionista y frustrar las conspiraciones del enemigo.

También instó a la Umma árabe y musulmana a que respalde honesta y valientemente a los palestinos.


Palestina: El drama del agua contaminada en Gaza debido a la ocupación israelí (I y II)

 
El agua potable de Gaza provoca el síndrome del bebé azul y enfermedades graves

 

Por Sandy Tolan.Resumen Latinoamericano / Rebelión /Al Jazeera, 14 noviembre 2018
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

 

Foto: El 3 de julio de 2017 una mujer palestina baña a su hijo en su casa de Khan Younis al sur de Gaza con el agua de un camión cisterna de una organización benéfica [Mohammed Salem/Reuters]

Un médico sin afeitar y con ojeras entra en la sala infantil del hospital Al Nassar en la ciudad de Gaza. Es jueves por la noche, casi fin de semana. La sala es sombría y excepto por el gemir ocasional de algún bebé está inquietamente tranquila. La imagen es similar en cada cubículo delimitado por cortinas: un bebé yace solo en una cama conectado a cables, tubos y un generador, una madre sentada como testigo silenciosa a la cabecera.

El dr Mohamad Abu Samia, director de pediatría del hospital, habla en voz baja con una madre y después levanta con cuidado la ropa del bebé hasta mostrar una cicatriz de una operación de corazón que ocupa prácticamente la mitad del cuerpo del bebé. En el siguiente cubículo se ocupa de una niña que padece desnutrición grave. Está tumbada y su diminuto cuerpecito está conectado a un respirador. La niña tiene que estar aquí, donde los generadores la mantienen con vida, ya que en Gaza solo hay electricidad cuatro horas al día.

“Tenemos mucho trabajo”, afirma el desbordado doctor. “Hay niños que están deshidratados, con vómitos, diarrea, fiebre”. El vertiginoso aumento de la tasa de diarrea, la segunda causa más generalizada de la muerte de niños menores de cinco años en el mundo, es motivo suficiente de alarma. Pero en los últimos meses el dr. Abu Samia ha sido testigo de un fuerte aumento de los casos de gastroenteritis, enfermedades renales, cánceres pediátricos, marasmo (una enfermedad de los bebés relacionada con la desnutrición severa) y “síndrome del bebé azul”, una enfermedad que hace que los labios, la cara y la piel se pongan azules y la sangre de color chocolate. El doctor afirma que antes solo había visto “uno o dos casos” de este síndrome en cinco años. Ahora ocurre lo contrario, cinco casos en un año.

Cuando se le pregunta si dispone de estudios que avalen sus conclusiones, responde: “Vivimos en Gaza, en una situación de emergencia; solo tenemos tiempo para mitigar el problema, no para investigarlo”. Sin embargo, las cifras del Ministerio de Sanidad palestino respaldan las conclusiones del doctor. Muestran que se han “duplicado” las enfermedades diarreicas hasta llegar al nivel de una epidemia y también que el verano pasado hubo picos de salmonelosis e incluso de fiebre tifoidea.

Revistas médicas independientes y revisadas por otros médicos también han documentado un aumento de la mortandad infantil y de la anemia, y la “alarmante magnitud” de la atrofia entre los niños de Gaza. Un estudio de Rand Corporation concluye que la mala calidad del agua es la causa principal de la mortandad infantil en Gaza. En pocas palabras, los niños de Gaza se enfrentan a una epidemia mortal sin precedentes.

“Cuánto sufrimiento…” afirma el dr Abu Samia. Según dice, es una cuestión de “vida o muerte”.

Diferentes factores son culpables de esta crisis sanitaria, pero los expertos médicos coinciden en una de sus causas principales: la escasa y contaminada agua potable de Gaza debido al bloqueo económico impuesto por Israel, sus continuos bombardeos de la infraestructura de alcantarillado y el colapso de un acuífero de tan mala calidad que el 97 % del agua potable de Gaza está por debajo de los criterios sanitarios mínimos para consumo humano.

El dr Majdi Dhair, director de medicina preventiva del Ministerio de Sanidad palestino, informa de un “aumento descomunal” de las enfermedades transmitidas por el agua que, según dice, está “directamente relacionado con el agua potable” y la contaminación provocada por las aguas residuales no tratadas que fluyen directamente al Mediterráneo.

Una visita al densamente poblado campo de refugiados de Shati (“Playa”) de Gaza ayuda a explicar por qué. En este campo 87.000 personas refugiadas y sus familias (que fueron expulsadas de sus ciudades y pueblos durante la creación del Estado de Israel en 1948) se hacinan en medio kilómetro cuadrado de estructuras de bloques de cemento a lo largo del Mediterráneo.

“¿Agua y electricidad? ¡Olvídese!”, afirma Atef Nimnim, que vive con su madre, su esposa y dos generaciones más jóvenes (en total19 miembros de la familia Nimnim) en una pequeña vivienda de tres habitaciones en Shati.

El agua proveniente del acuífero de Gaza que chisporrotea en los grifos de sus casas es demasiado salada, prácticamente ya nadie la bebe en Gaza. Para conseguir agua potable su hijo Atef’s de 15 años amontona garrafas de plástico en una silla de ruedas y se dirige a la mezquita donde rellena los recipientes de la familia, gentileza de Hamas.

Incluso en el campo de refugiados, la mayoría de las familias gasta la mitad de sus modestos ingresos en el agua desalinizada proveniente de los pozos sin regular de Gaza. Pero hasta este sacrificio tiene un coste.

Contaminación fecal

Las pruebas hechas por la Autoridad del Agua palestina demuestran que hasta un 70 % del agua desalinizada suministrada por un pequeño ejército de camiones privados y la almacenada en tanques situados en los techos de las casas está expuesta a la contaminación fecal. Incluso cantidades microscópicas de [la bacteria] E coli pueden desencadenar una crisis sanitaria. La razón, según explica el especialista de UNICEF en agua e instalaciones sanitarias en Gaza Gregor von Medeazza, es que cuanto más tiempo permanece en el agua la bacteria E más “empieza a crecer” y más dañina se vuelve. Provoca diarrea crónica, la cual, a su vez, puede provocar atrofia en los niños de Gaza, como recientemente ha documentado una revista médica británica. Esto puede afectar al “desarrollo del cerebro”, afirma von Medeazza, y “tener un efecto cuantificable en el coeficiente de inteligencia” de los niños afectados.

La extrema salinidad y los niveles de nitratos del exhausto acuífero de Gaza (que se bombea de forma tan excesiva que el agua de mar está entrando en él) son la causa de muchos de los problemas sanitarios de Gaza. Los altos niveles de nitratos provocan hipertensión y problemas renales, y están relacionados con el aumento del síndrome del bebé azul. La contaminación fecal (proveniente tanto del agua desalinizada almacenada en los tejados como de los 110 millones de litros de aguas residuales sin tratar y mal tratadas que se arrojan al Mediterráneo cada día) provoca enfermedades causadas por el agua, como la diarrea de los bebés, la salmonelosis y la fiebre tifoidea.

Como la electricidad está cortada 20 horas al día, la planta de tratamiento de aguas residuales de Gaza prácticamente no funciona, por lo que 24 horas al día todos los días de la semana se arroja al mar un agua marrón a través de largas tuberías que desembocan en una playa al norte de la ciudad de Gaza. Aun así, los niños siguen bañándose en verano en las playas de Gaza.

En 2016 el niño de cinco años Mohammad Al-Sayis tragó agua de mar contaminada con aguas residuales e ingirió bacterias fecales que le provocaron una enfermedad cerebral mortal. Mohammad fue el primer caso conocido de muerte provocada por las aguas residuales en Gaza.

 

Foto: Unos niños caminan sobre las aguas residuales en el barrio de Mighraqa a las afuera de la ciudad de Gaza [Khalil Hamra/AP Photo]

Para empeorar las cosas, los cohetes y obuses israelíes han dañado o destruido torres de agua y tuberías, pozos y plantas de tratamiento de aguas residuales de Gaza, lo que ha causado unos daños que se calculan en unos 34 millones de dólares. Esto ha paralizado aún más el suministro de agua potable y limpia, con lo que se ha agravado la catástrofe sanitaria. Un impacto todavía mayor tiene el bloqueo económico de Israel, al que el dr. Abu Samia culpa directamente de la cada vez mayor desnutrición de la zona.

Las grave escasez de agua y de electricidad, junto con la pobreza cada vez mayor, han deteriorado los niveles de nutrición, afirma el dr Abu Samia. “Afecta a los bebés”. Afirma que antes del bloqueo no tenía pacientes que sufrieran desnutrición, mientras que ahora ve con frecuencia a niños con enfermedades nutricionales. “Vemos bebés con marasmo (una grave enfermedad nutricional). En los dos últimos años no deja de aumentar”. Los gazíes recuerdan bien las cínicas palabras que dijo en 2006 ministro israelí Dov Weissglas cuando de forma infame comparó el bloqueo con “una consulta con un dietista […]. Tenemos que hacer que adelgacen mucho, pero no tanto como para que mueran”.

En 2020 Gaza será inhabitable

Ahora, dejando de lado a los cientos de personas muertas por los cohetes, obuses y balas de las tres últimas guerras contra Gaza, los niños enferman y mueren a causa del agua en malas condiciones y las enfermedades infecciosas que provoca.

“La ocupación y el bloqueo [israelíes] son los principales impedimentos para mejorar la salud pública en la Franja de Gaza”, declaró un estudio de 2018 de [la revista médica] The Lancet, que mencionaba “efectos significativos y perjudiciales para la atención sanitaria”.

Varios grupos de ayuda humanitaria advierten que si la comunidad internacional no interviene, y pronto, Gaza se volverá inhabitable en 2020, dentro de apenas un año. Si no se interviene urgentemente se producirá un “colapso descomunal”, afirma Adnan Abu Hasna, portavoz en Gaza de la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, a la que el gobierno Trump ha quitado recientemente toda su financiación estadounidense. De lo contrario, afirma, en menos de dos años “Gaza ya no será un lugar habitable”.

Y, sin embargo, sea habitable o no, la inmensa mayoría de los dos millones de personas que viven actualmente en Gaza no tiene otro lugar al que ir. La mayoría trata de vivir lo más normalmente posible en unas circunstancias que son extremadamente anormales.

Al atardecer de una noche de verano cinco de esos dos millones de personas tratan de disfrutar de unos minutos de tranquilidad en una porción de rocas y tierra en medio del puerto de Gaza. El puerto se llena de vida al rededor de Ahmad y Rana Dilly y sus tres hijos pequeños. Los pescadores recogen sus redes; los chavales posan para un selfy sobre bloques rotos de cemento y alambres retorcidos, restos de un ataque aéreo.

Rana vierte refresco de mango; Ahmad insiste en repartir barquillos de chocolate. “Estás con palestinos”, ríe haciendo caso omiso a quienes rechazan sus barquillos. Sus tres hijos pequeños mordisquean patatas fritas.

La familia Dilly tiene los mismo problemas que muchas familias gazíes. Ahmad, que es cambista, tuvo que reconstruir su tienda en 2014 después de que un misil israelí la destruyera. Como la mayoría de los gazíes, la familia tiene que lidiar con el agua salada que sale del grifo y los inherentes riesgos de enfermedad provocados por el agua transportada en camiones de la que dependen. Pero estos problemas significan poco para ellos en comparación con su deseo de vivir seguros y de disfrutar de los breves momentos de vivir como una familia normal.

“Sé que la situación es horrible, pero solo quiero que mis niños tengan un pequeño cambio de vez en cuando”, afirma Ahmad. “Quiero que vean algo diferente. Quiero que mi familia se sienta segura”. Se oye a lo lejos el eco de una explosión. Ahmad hace una breve pausa y después lo ignora. “Vengo aquí, al mar, y me olvido de todo el mundo”, afirma.

 
Foto: la familia Dilly acude una porción de rocas y tierra cerca del puerto de Gaza para huir de sus dificultades cotidianas [Abdel Kareem Hana/Al Jazeera]
 
Apenas el 3 % de los pozos de agua potable de Gaza son apto para el consumo humano y la crisis se está cobrando vidas
 
¿Cómo se puede resolver la catástrofe del agua contaminada de Gaza?
 
 
Sandy Tolan
Al Jazeera
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
 
El agua potable limpia y segura no es la prioridad principal de Mousa Hillah a la hora de sobrevivir en Gaza. Desde la guerra [de Israel contra Gaza] de 2014 Hillah, al que vecinos y familiares conocen como Abu Ali, ha tenido otras preocupaciones mucho mayores que han quedado profundamente marcadas en su exhausto rostro de abuelo de 48 años. Esquivando los proyectiles de los tanques israelíes, huyó con su familia de la destrucción de su barrio de Shuja’iyya, que fue arrasado por Israel en un ataque tan devastador (7.000 proyectiles en apenas una hora) que sorprendió hasta a los oficiales militares estadounidenses (un general retirado exclamó “¡Cielos santo!”).

Durante unos meses la familia se refugió en la casa de un pariente político cerca del mar, junto con otras 50 personas. Cuando volvieron Abu Ali encontró su casa, la que había construido después de trabajar 30 años en la construcción en Israel, completamente destruida. Ladrillo a ladrillo la reconstruyó y con un punto de mordaz ironía, adornó la entrada principal con cartuchos de tanque reutilizados.

Y ahora, sentado a la luz de la mañana que se filtra bajo un entramado de hojas de parra, se preocupa menos por el agua potable que por un drone israelí que retumba encima, algo que a menudo es presagio de otro ataque. “Quiero dormir tranquilo”, afirma Abu Ali mientras su familia se refugia dentro de la casa. “No me siento seguro en casa”

Así que el agua salobre y no potable que sale de su grifo o el agua dulce del depósito de su azotea que posiblemente contenga contaminación fecal son problemas que Abu Ali considera molestias extremas. Por ejemplo, esta misma mañana solo ha habido electricidad de 6:30 a 8:30. Se cortó antes de que llegara el camión que reparte el agua, “demasiado tarde para bombear el agua al tejado”, se queja Abu Ali. La escasez de agua potable es un problema importante, pero es evidente que la preocupación por el zumbido del drone tiene prioridad.

La catástrofe del agua de Gaza

No obstante, si verdaderamente la Franja de Gaza se vuelve “inhabitable” para el año 2020 como advierten la ONU y varios grupos humanitarios, en gran parte será debido al colapso total de sistema de suministro de agua potable segura y por no eliminar correctamente las aguas residuales que provocan enfermedades. Debido a la catástrofe del agua potable y de las aguas residuales de Gaza los expertos médicos están constatando ahora un fuerte aumento de enfermedades provocadas por el agua y los alimentos, como gastroenteritis, diarrea grave, salmonelosis, fiebre tifoidea, una “magnitud alarmante” de atrofia de niños pequeños e incluso algunos casos del llamado “síndrome del niño azul”. Estudios médicos independientes y revisados por otros médicos también han documentado un aumento alarmante de la anemia y de la mortalidad infanti. Y los médicos de los hospitales de Gaza informan ahora del aumento de los casos de cánceres pediátricos.

Durante años parecía que estos tormentos estaban aislados del mundo exterior por varias capas de vallas, puertas cerradas, patrullas de drones y aviones de guerra israelíes, además del desdén y la indiferencia internacionales. Ahora, finalmente, desde Washington a las capitales europeas, e incluso a la infraestructura de seguridad israelí en Tel Aviv, suenan las alarmas que advierten que hay que hacer algo para evitar que se descontrole la catástrofe del agua en Gaza. “Si verdaderamente se quiere cambiar la vida de la gente lo primero que hay que solucionar es el problema del agua”, afirma Adnan Abu Hasna, portavoz en Gaza de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, la UNRWA.

¿Cómo empezó la crisis del agua?

La crisis empezó esencialmente con la creación del Estado de Israel en 1948, cuando cientos de miles de palestinos fueron expulsados de sus ciudades y pueblos, y en cuestión de semanas la población de Gaza se cuadruplicó. Actualmente tres cuartas partes de los dos millones de personas que viven en Gaza son refugiados. Sus descendientes ejercen una enorme presión sobre el acuífero de Gaza, hasta el punto de que se está infiltrando el agua de mar. Lo que cada vez ejerce más presión sobre el acuífero son los millones de galones de agua bombeados por la hoy debilitada industria de cítricos y los otros millones más que bombearon los colonos israelíes en Gaza que ayudaron a drenar la bolsa de agua dulce de Gaza antes de que Israel los sacara de ahí en 2005. A día de hoy apenas el 3 % de los pozos de agua potable de Gaza son aptos para el consumo humano.

El acuífero está muy contaminado por nitratos causantes de enfermedades debido al uso de pesticidas y por las aguas residuales que fluyen libremente debido a que la planta de tratamiento de aguas residuales de Gaza está cerrada por falta de electricidad. Y según las pruebas hechas por la Autoridad del Agua palestina, el agua desalinizada que utilizan dos tercios de los gazíes suele contener contaminación fecal, lo que provoca más enfermedades y supone un grave peligro para los niños de Gaza. El bombardeo por parte de Israel de la infraestructura de suministro de agua (incluidos pozos, torres de agua y cañerías) y de las plantas de tratamiento de resuduos en la guerra de 2014 empeoró mucho más esta situación.

En teoría, un acuerdo de paz global habría eliminado los problemas al conectar Gaza con Cisjordania, donde el vasto Acuífero de la Montaña es lo suficientemente grande como para acabar con la crisis del agua. Tal como están las cosas, no hay paz. Ambos territorios están divididos e Israel controla todo el agua, desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo.

Mientras se avecina una epidemia sanitaria, los expertos, políticos, funcionarios de agencias humanitarias y los gazíes ordinarios son quienes tendrá que discutir la mejor manera de acabar con la catástrofe del agua de Gaza.

Los israelíes roban el agua”

“Disponemos de un 15 % de nuestros recursos de agua, el resto lo roban los israelíes”, afirma Mazen Al Banna, viceministro de la Autoridad del Agua del gobierno de Hamas. Mientras habla se oye junto la oficina del Ministerio en la ciudad de Gaza el ulular de una ambulancia y un lento y triste canto fúnebre en recuerdo de los tres gazíes asesinados por un ataque aéreo israelí el día anterior.

Hace décadas Israel se apropió del río Jordán y desvió la mayor parte de su caudal a la Empresa Nacional del Agua de Israel. E igual de importante, Israel controla el Acuífero de la Montaña y en virtud de los Acuerdos de Oslo ejerce su poder de prohibir a los palestinos cavar pozos, a pesar de que casi todo el acuífero está situado bajo Cisjordania. “Y eso es contrario al derecho internacional”, afirma Al Banna. “Me refiero a los derechos al agua de los palestinos, es algo muy importante”.

Sin embargo, argumentar a favor de los derechos de los palestinos al agua es similar a debatir sobre el derecho de los refugiados palestinos al retorno. Puede que esté reconocido por el derecho internacional, pero en la actual realidad política sigue siendo una posibilidad distante e incierta. Los ministros de Hamas y todos los gazíes, en cambio, tienen que lidiar con el actual bloqueo económico impuesto por Israel, que ha restringido el movimiento de artículos básicos, incluidos los suministros médicos y piezas fundamentales para reparar la infraestructura de abastecimiento de agua.

“La ocupación y el bloqueo [israelíes] son los principales impedimentos para mejorar la salud pública en la Franja de Gaza”, declaró un estudio de 2018 de [la revista médica] The Lancet, que mencionaba “efectos significativos y perjudiciales para la atención sanitaria”. Según un informe de 2017 publicado por el grupo israelí de derechos humanos B’tselem, “durante el bloqueo el sistema sanitario se ha deteriorado aún más debido a la falta de equipamiento médico, medicinas y vehículos para emergencias, y debido también a los frecuentes y prolongados cortes de electricidad”.

El bloqueo israelí restringe drásticamente la circulación de personas y de materiales hacia Gaza y fuera de ella, incluidos los materiales de “doble uso” que Israel afirma pueden servir tanto para uso civil como militar. Esta es la razón directa por la que casi la mitad de la población de Gaza está en paro y de que una cantidad cada vez mayor de gazíes (actualmente más de tres cuartas partes de la población) dependa de la ayuda humanitaria.

El bloqueo también ha retrasado la entrada de infraestructura hídrica vital, en algunos casos durante años. Por ejemplo, desde 2010 está pospuesta la construcción de una planta de desalinización del agua para la ciudad de Gaza, que es una de una serie de plantas propuestas, debido a las restricciones referentes al uso dual. “Ocho años”, afirma Yasmin Bashir, coordinadora del proyecto para la Empresa de Aguas para los Municipios Costeros de Gaza. “Conseguimos la financiación en 2012. Se supone que esta planta abastece a personas que sufren de agua de mala calidad y alta salinidad”. Durante años Bashir siguió presentando una larga lista de material para que fuera aprobada por Israel, incluidas cañerías, bombas y piezas para la planta de desalinización. “Pero debido al bloqueo y los cierres frecuentes [de los pasos fronterizos], se atrasó la entrada del material a Gaza”. Y este es solo un proyecto. “Actualmente gestionamos más de 25 proyectos”, añadió Bashir.

Actualmente incluso voces dentro de la infraestructura militar y de seguridad de Israel están dando la voz de alarma. Según un informe de 2017 del Instituto para Estudios de Seguridad Nacional de Israel “los rigurosos límites al acceso y la circulación impuestos por Israel y Egipto han dificultado la reparación y reconstrucción posterior al conflicto”. Según este informe, la larga lista elaborada por Israel de artículos de uso dual “incluye 23 artículos esenciales” que necesita el sector WASH (siglas en inglés de agua, alcantarillado e higiene) de Gaza, como “bombas, equipos de perforación y productos químicos para purificar el agua”.

¿La solución es la desalinización?

Actualmente se está llegando a un acuerdo entre la Autoridad Palestina, la ONU, los donantes internacionales e incluso, según parece, el ejército israelí, de establecer una red de grandes plantas de desalinización y tratamiento de aguas residuales. Esta solución tiene un coste de al menos 500 millones de euros y en el mejor de los casos tardará varios años en entrar en funcionamiento, si es que se construye. “Por supuesto, Gaza necesita este proyecto”, afirma Rebhi al Sheikh, exviceminstro de la Autoridad del Agua palestina cuya sede está en Ramala.

Otras personas critican esta enorme y cara solución por no ser una tecnología apropiada para una población empobrecida que tendría problemas para pagar el agua desalinizada. “Estos planes fantásticos” no tienen en cuenta el hecho de que “Gaza no puede pagarlo. El PIB es para echarse a llorar”, afirma el hidrólogo alemán que trabaja en Ramala Clemens Messerschmid. Afirma que los contratistas externos, incluidos los israelíes, serán los más beneficiados de este proyecto de desalinización . M ás concretamente, Messerschmid señala que la cantidad de agua producida por la planta no satisfaría las necesidades de Gaza. “En condiciones realistas en Gaza no se llegarían a lograr esas cantidades”.

Sin embargo, el plan de desalinización parece estar cobrando fuerza. Las agencias de ayuda humanitaria, gobiernos extranjeros e incluso, según parecen, un comité de respuesta de emergencia del ejército israelí se suman a la preocupación de la Autoridad Palestina por la crisis del agua en Gaza. En un documento de Respuesta a la Emergencia en Gaza distribuido entre “amigos y colegas” anónimos el ejército israelí pide una “respuesta humanitaria inmediata” para “mejorar el suministro de energía” y “aumentar el acceso al agua potable” en Gaza.

A pesar del auge de la desalinización apenas opera una planta piloto en el sur de Gaza. Una visita a mediodía a finales del verano reveló una planta tranquila: los pájaros gorjeaban en las vigas situadas sobre el suelo de la planta ociosa: no había electricidad. “No tenemos más de cuatro horas estos días”, señaló el gerente de la planta, “pero tenemos esperanza”. Está esperando a que sus superiores, los ministros de la Autoridad Palestina, resuelvan el problema. “Pero no sabemos cómo o cuándo”.

Aunque se construyan las plantas, no hay garantías de que permanezcan en pie. Algunos altos cargos se preguntan si Israel decidirá bombardear las plantas de desalinización en la próxima guerra contra Gaza, como bombardeó la central eléctrica de Gaza y otras infraestructuras fundamentales en las guerras anteriores.

“Nadie puede decir a Israel que está actuando mal”, afirma Al Banna, de Hamas. “Israel hace todo en contra del derecho internacional, pero nadie puede impedir que Israel haga todo lo que quiere”.

En el documento de “Respuesta a la Emergencia” el ejército israelí respalda el plan de desalinización de Gaza pero por el momento no ha ofrecido garantías de que no vaya a atacar estas plantas en las próxima guerras.

Al Jazeera intentó ponerse en contacto varias veces con un portavoz del ejército israelí, pero en el momento de publicar este artículo no había recibido respuesta, con lo que preguntó a Gregor von Medeazza, un experto de UNICEF en agua y saneamiento que trabaja en Gaza: En las actuales circunstancias, ¿no es un riesgo demasiado alto el invertir cientos de millones de los donantes? “Cualquier infraestructura es un riesgo”, respondió. “Pero, ¿qué camino hay que seguir”.

Más allá de las fronteras de Gaza

Hay otros muchos riesgos relacionados con el agua de Gaza y sus aguas residuales, las cuales se vierte al mar a un ritmo de 110 millones de litros al día. Estos riesgos llegan mucho más allá de las fronteras de Gaza ya que las corrientes los llevan hacia el norte.

Gidon Bromberg, director de Ecopeace Middle East con sede en Tel Aviv, afirmó que las aguas residuales de Gaza habían provocado el cierre de varias playas israelíes e incluso en un momento dado el cierre de la planta de desalinización de Ashkelon, que suministra el 15 % del agua potable de Israel.

Bromberg afirma que los israelíes no pueden seguir ignorando el desastre humanitario en Gaza, al que calificó de “bomba de relojería” y advirtió acerca del estallido de una pandemia, consecuencia directa del agua contaminada de Gaza. Si eso ocurriera, afirma Bromberg, los gazíes podrían acudir en masa a la valla fronteriza que los separa de Israel, “no con piedras o cohetes” sino “con cubos” pidiendo agua limpia. “Dios no quiera que los militares de uno u otro lado de la frontera, Israel o Egipto, empiecen a disparar a la gente que se acerca a la valla, desesperados por conseguir agua limpia”.

Sandy Tolan es autor del best seller internacional The Lemon Tree y del célebre libro Children of the Stone acerca del sueño palestino de crear escuelas de música bajo la ocupación militar israelí. Es profesor de la Escuela Annenberg de Periodismo y Comunicación en la Universidad del Sur de California.

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