Chile. Encuesta de opinión revela sólo un 43% de aprobación de Piñera y que se gobierna para los privilegiados

Andrés Figueroa Cornejo / Resumen Latinoamericano / 8 de noviembre de 2018

Según la encuesta de la empresa Criteria, que fue realizada entre el 25 de octubre y el 3 de noviembre de este año, solamente un 43% aprueba la gestión del presidente Sebastián Piñera

Las causas esgrimidas por el porcentaje de la muestra que desapueba al Ejecutivo son “que gobierna para los privilegiados” (20%); “no ha mejorado el trabajo (17%); “aumento del costo de la vida”; y “no ha cumplido lo que prometió” (16%).

El 51% de los encuestados manifestó no sentirse representado por ningún partido ni coalición de partidos políticos institucionales, mientras que sólo el 20% expresó que adhiere a la formación de ultraderecha gobernante “Chile Vamos”.

Únicamente un 32% de los consultados cree que Chile está creciendo económicamente; un 28% considera que las empresas están invirtiendo más; un 24 % que han mejorado las posibilidades de encontrar trabajo; un 14% que aumentaron las posibilidades de ahorro; un 14% que subieron los salarios; un 12% que ha disminuido el endeudamiento; y apenas un 11% considera que ha bajado el costo de la vida. Un magro 14% estima que la situación del país es buena.

De acuerdo al llamado Índice de Bienestar Ciudadano que contempla: Satisfacción Laboral, Satisfacción con Círculo Social, Satisfacción con acceso a servicios culturales y de entretención, Estado de salud actual, Satisfacción con vida amorosa y en pareja, Nivel de Felicidad en su vida cotidiana, Nivel de Seguridad frente a riesgos delictuales, Satisfacción con calidad de vida, Situación económica personal, y Expectativa de situación económica personal a un año, solamente un 22% de los encuestados se mostró de acuerdo con los ítemes de este indicador.

Los guarismos anteriores, en general, expresan un nítido malestar mayoritario respecto de la situación económica, tanto del país, como de su entorno inmediato. Ahora bien, ese malestar económico se plasma de manera ampliada y concreta en que prácticamente un 80% de la población carece de derechos sociales ligados al trabajo, la recreación y cultura, la salud (física y mental), y la calidad de vida.

Este 8 de noviembre, la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, convocó a un Paro Nacional. Cuando se termina la presente nota, con fortuna, sólo las dirigencias sindicales que cuentan con fuero participaron del llamado, en un país donde existen tres multisindicales, todas manejadas por partidos políticos institucionales.

De acuerdo a cifras del propio gobierno, a noviembre de 2017 habría una tasa de sindicalización de alrededor de un 20%. Sin embargo, durante el año pasado únicamente pudieron realizarse 106 huelgas, y hubo 1.730 negociaciones colectivas que apenas involucraron a 215 mil trabajadores, de una masa laboral de más de 8 millones de asalariados, donde aproximadamente un 30% se desempeña en el sector informal de la economía.

Paulatinamente, y ya efectuado su acto fundacional, se encuentra en proceso la construcción de una Central de Trabajadoras y Trabajadores con independencia de clase respecto del Estado, los partidos políticos del orden imperante, y autónoma de cualquier entidad distinta a quienes están constituyendo la nueva iniciativa orgánica de las y los asalariados.

Lo cierto es que la crisis económica en Chile se manifiesta en el incremento del desempleo (sus cifras oficiales ya superan el 7%), la denominada “flexibilidad laboral” y “polifuncionalidad”; la precarización del trabajo, especialmente femenina); y donde la mitad de las y los asalariados obtienen $350 mil pesos mensuales (menos de 500 dólares) por la venta de su fuerza de trabajo. Como en Chile todos los que deberían ser derechos sociales no existen, el salario se convierte en la medida de todas las cosas. Por ello, de 17 millones de habitantes, más de 11 millones de personas están endeudadas en créditos de consumo para satisfacer sus necesidades básicas, y 4 millones están morosas.

La economía chilena se funda sobre las exportaciones extractivas de materias primas, como cobre y sus derivados; salmones; agroindustria (básicamente fruta seca y vino); celulosa y filetes de pescado. En cuanto al destino de las exportaciones como al origen de las importaciones, lejos se encuentra China, mucho después EEUU, Europa y Brasil.

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