Tapachula, Chiapas, 23 de octubre .– A los cerca de mil indocumentados hondureños que el Instituto Nacional de Migración (INM) internó en el albergue del recinto ferial mesoamericano y que consideran una extensión de la Estación Migratoria Siglo XXI, en realidad se los llevaron presos con mentiras
. Esa es la percepción de una mujer de la región de El Yoro, Elena Urbina, quien clama porque le devuelvan a su nieto, Dilman Josué Rodríguez.
Desde el viernes 19, cuando ingresaron a México, la familia de Elena, un grupo de 18 parientes, fueron separados. Cuando estaban en la fila sobre el puente internacional de Suchiate esperando un ingreso ordenado al país, las autoridades mexicanas empezaron a apurar a las mujeres con niños pequeños: “Nos dijeron ‘¡súbanse, no los vamos a llevar presos, allá los vamos a soltar, sólo es para que no estén sufriendo!’ Algunos les creyeron. Se fue mi hijo Víctor Rodríguez, de 22 años, con Dilman; mi sobrina Keyla Jahaira Cáceres con su pequeña Elizabeth, y su prima Dunia Yadira Cáceres con su hijita. Y todos están presos, si no, ¿por qué no nos dejan hablar con ellos?”
Elena intentó hasta las 11 de la noche saber algo de sus familiares en el recinto ferial. No le dieron ninguna información, no le dejaron a hablar con ellos, mucho menos le entregaron a sus nietos.
Por situaciones como ésta, que se multiplican en el azaroso proceso del éxodo es que Brisa Ochoa, del Centro de Derechos Humanos Fray Matías, considera que la propuesta del gobierno mexicano de procesar la regularización de los más de 7 mil hondureños indocumentados que desde hace dos días transita por territorio nacional con solicitudes de refugio es un disfraz
de lo que en realidad están haciendo las autoridades: Al internarlos en la Estación Migratoria Siglo XXI y su improvisada extensión habilitada como albergue en el recinto ferial mesoamericano, los está deteniendo arbitrariamente
.
A este grupo de migrantes, integrado principalmente por niñas y mujeres severamente mermados en sus fuerzas y salud por la espera de más de 30 horas que les impusieron las autoridades migratorias en el puente internacional del Suchiate, se les condicionó el ingreso al país a cambio de someterse a una detención migratoria
, agrega la defensora. No fue una medida humanitaria, fue una acción de fuerza
.
Por su parte, Carlos Cotera, coordinador regional del Servicio Jesuita para Migrantes en esta ciudad, sostiene que al presentar como única opción para regularizar la situación migratoria de los más de 7 mil hondureños indocumentados que conforman el éxodo y transitan por México por segundo día, el gobierno mexicano solamente está ofreciendo una respuesta desesperada, anteponiendo los criterios de control por encima de su obligación de proteger y proporcionar ayuda humanitaria
a esa multitud inerme.
Asegura que la caravana de centroamericanos no puede ser considerada como migración económica. Cuando ellos dicen que lo que los expulsa de su país es hambre y muerte, esto último es muy real
. Por ello, en principio, la mayoría cumple los requisitos para ser considerados refugiados”.
Reconoce, sin embargo, que estadísticamente la Comisión de Ayuda a Refugiados (Comar) ha sido reticente a resolver positivamente las solicitudes que se le presentan. “Por eso resulta raro que ahora diga brindar lo que antes no ofrecía y sostenga que es la única alternativa. Si esto es así, sería positivo. Pero hay que ver si ofrecer refugio viene también acompañado con el respectivo soporte presupuestal.
Para Cotera, la propuesta del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, de otorgar visas de trabajo a los centroamericanos es viable y consistente
.
Mientras la caravana empieza a ponerse en marcha a su siguiente parada: Huixtla, los familiares de Elena Urbina la presionan para ponerse en marcha. Ellos saben que la única forma de migrar en forma segura es en la caravana. Ya lo habían intentado antes solos. Cuatro veces los capturaron y deportaron. Al marido lo secuestraron en México. Por eso no queremos refugiarnos aquí. En México son muy buenas personas, pero no todos, aquí también hay violencia
. Ella se pone de pie, toma su cobija y empieza a caminar mirando hacia atrás a cada rato. Quizá piense que está dejando atrás a su nieto, preso.
Tapachula, Chiapas, 23 de octubre .— La caravana está formada mayormente por hombres y mujeres jóvenes con niños que huyen de la violencia, la pobreza y la corrupción en Centroamérica.
La mayoría son de Honduras, pero se ha sumado también centenares de El Salvador y Guatemala. A pesar de lo que ha asegurado el presidente, Donald Trump, entre sus filas de desharrapados los centenares de periodistas y autoridades de México no han detectado inmigrantes de países de Medio Oriente o “terroristas islámicos”
A lo largo de los años, grupos activistas mexicanos organizaron caravanas para atraer la atención a las penurias de los buscadores de asilo, especialmente de Centroamérica.
Pero la caravana de este año parece ser la mayor de todas. A diferencia de caravanas previas que fueron organizadas generalmente en México, ésta comenzó espontáneamente en Honduras con unas 160 personas saliendo de la violenta ciudad de San Pedro Sula.
El grupo creció a más de 1.600 para cuando alcanzó la frontera con Guatemala, alimentada por información de boca a boca y la cobertura de la prensa, al tiempo que el presidente estadounidense Donald Trump tuiteaba sus fuertes críticas a la caravana.
Los migrantes se agrupan cada vez más para viajar a México, con la idea de que la peligrosa travesía es más segura en grandes números. Decenas de migrantes centroamericanos han sido secuestrados por pandillas que demandan dinero o extorsionados por la policía. Algunos han sido asesinados.
Las caravanas se han vuelto más populares en momentos en que los contrabandistas aumentan sus precios, cobrando más de 10.000 dólares para cruzar la frontera México-Estados Unidos, que está fortificada por drones, cámaras y agentes.
¿QUIÉN ORGANIZÓ LA CARAVANA?
No está claro cómo comenzó la caravana en Honduras, pero parece no tener un liderazgo formal.
“No hay nadie que tenga la capacidad de organizar tanta gente. Nadie”, dijo Irineo Mujica, de Pueblo Sin Fronteras, que provee ayuda al grupo. “Es un éxodo”.
En pasadas ocasiones, algunas mafias que se aprovechan de los migrantes en Centroamérica han hecho uso de la radio y las redes sociales para desatar una estampida de migrantes hacia EU. En esta ocasión, aunque han echado mano de las redes sociales, no está claro quiénes han atizado este nuevo éxodo hacia el norte.
Muchos mexicanos han dado ayuda a los migrantes, entregando comida y a veces ropas en cada pueblo y ciudad donde para la caravana.
¿CÓMO ES DIFERENTE?
Durante años, las caravanas eran organizadas por grupos de activistas en el sur de México alrededor de Pascuas.
Pero desde la llegada de Trump a la Casa Blanca en el 2017, las caravanas han atraído la atención en Estados Unidos y crecido de unos pocos centenares de migrantes a más de 1.000.
Este año, una caravana más pequeña llegó a Tijuana, donde más de 200 personas se presentaron en la frontera y solicitaron asilo en Estados Unidos. Los otros regresaron a sus países, trataron de ingresar ilegalmente a Estados Unidos o fueron deportados por México o Estados Unidos.
A apenas dos semanas de las elecciones legislativas en Estados Unidos, Trump ha aprovechado la caravana para hacer de la seguridad fronteriza un tema central de la campaña y energizar a su base republicana.
Trump ha acusado a los demócratas de tener una política fronteriza fallida y dijo que Estados Unidos va a comenzar a “cortar la ayuda” a Guatemala, Honduras y El Salvador por no impedir que su gente emigre. Dijo que está ponderando usar las fuerzas armadas para sellar la frontera.
Mientras Trump tuitea sus críticas, la caravana ha seguido creciendo.
¿AHORA QUÉ?
La caravana está avanzando lentamente por México. El grupo está al menos a 1.830 kilómetros (1.140 millas) del cruce fronterizo más cercano — McAllen, Texas — y la longitud de la travesía pudiera aumentar a más del doble si los migrantes van al cruce Tijuana-San Diego, en el otro lado del país.
La previa caravana este año se redujo considerablemente a su paso por México, y apenas una fracción _ unos 200 de los 1.200 en el grupo _ llegaron a la frontera de California.
Trump dice que no se permitirá la entrada de los migrantes. Sin embargo, la ley estadounidense otorga a quienes huyen de violencia el derecho a solicitar asilo.
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