Colombia. Las mujeres campesinas deciden

Resumen Latinoamericano / 10 de octubre de 2018 / Prensa Rural

Exigiendo nuestros derechos nos vemos más bonitas

Muchas veces nos han dicho que “calladitas nos vemos más bonitas”, que el lugar de la mujer está en la cocina, en el seno de su hogar, cuidando a los niños y ancianos. Sin embargo los últimos tiempos han venido demostrando el papel protagónico de las mujeres en la toma de decisiones en sus comunidades.

Por la violencia que aún se vive en los rincones más apartados de nuestro país, por el machismo predominante en gran parte del territorio, por determinaciones económicas, y por muchas otras razones; la mayoría de los hogares colombianos (sobre todo en zonas rurales) están a cargo de una mujer.

La configuración en las Juntas de Acción Comunal ha cambiado: de ser históricamente relegadas a ocupar el cargo de secretarias o coordinadoras de comités de infancia o cultura, cada vez es más común ver a las mujeres como presidentas, vicepresidentas, fiscales, tesoreras… En fin, los cargos ahora se distribuyen con equidad, de acuerdo a las capacidades de cada quien y sin discriminación de género.

Desde las regiones, desde el Magdalena Medio, desde El Catatumbo, desde el sur de Bolívar, desde el Nordeste Antioqueño, desde la Colombia Profunda, se está gestando un gran proyecto que recoge las iniciativas de las mujeres, abarcando además las problemáticas de la comunidad LGTBI, para conformar la “Coordinadora de Mujeres Campesinas del Nororiente Colombiano”.

Con talleres de formación, encuentros académicos y de discusión, inmersiones y réplicas en cada una de las regiones y con visitas a las comunidades; estos espacios servirán para reforzar los debates en torno a la participación política de las mujeres rurales, el acceso de las mujeres campesinas a la tierra, la Reforma Rural Integral y la defensa del territorio, la erradicación de todas las formas de violencia, la autonomía económica, la economía del cuidado y el desarrollo regional.

Las mujeres seguirán asumiendo, repartiéndose con sus compañeros, las tareas del hogar. Pero ahora la preparación de los alimentos y el cuidado de los más pequeños se intercalarán con reuniones, trabajos y tareas de la vida política y económica en sus comunidades. Hombres y mujeres trabajarán a la par por hacer que en Colombia las nuevas generaciones puedan vivir en paz.

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