Brasil. El militar Bolsonaro avisa: “No aceptaré un resultado diferente a mi elección”

El candidato de la ultraderecha y favorito en la carrera a la presidencia de Brasil, el militar reservista Jair Bolsonaro, avisó este viernes de que no aceptará un resultado electoral que no le contemplé a él como vencedor. También dejó abierta la posibilidad de que las Fuerzas Armadas intervengan contra un hipotético Gobierno de izquierdas. Los brasileños acuden a votar dentro de una semana.

“Sobre que las instituciones militares acepten el resultado, yo no puedo hablar por los comandantes militares. Yo, por lo que veo en las calles, no acepto el resultado de unas elecciones diferente a mi elección, eso es un punto de vista cerrado”, aseguró el candidato del Partido Social Liberal (PSL) en su primer entrevista a un canal de televisión después de haber sido apuñalado el 6 de septiembre.

Postrado en la cama del hospital de São Paulo donde lleva tres semanas internado, el presidenciable reforzó la tesis de que, en su opinión, hay un clamor popular en la calle que pide que sea presidente, así que si al final gana el Partido de los Trabajadores (PT) de Fernando Haddad no habrá otra explicación posible: será un fraude.

En las últimas semanas, Bolsonaro y su entorno insistieron en la teoría de que las urnas electrónicas (que se usan en Brasil desde los años 90) son fácilmente manipulables, lo que fue rápidamente rebatido por la Fiscalía y la Justicia Electoral.

Por primera vez en la democracia brasileña un candidato ponía en duda la transparencia del sistema de elección, algo especialmente curioso en el caso de Bolsonaro, que lleva casi 30 años siendo elegido diputado a través de las ahora sospechosas urnas electrónicas.

Este viernes, el candidato, insistió en la teoría de la conspiración: “No podemos auditar eso, la sospecha estará en el aire. Si ves cómo me tratan en la calle y cómo tratan al resto, no te lo crees, la diferencia es enorme”.

Bolsonaro lidera las encuestas de intención para el primer turno electoral, que se celebra el 7 de octubre, con el 27% de intenciones de voto, según un sondeo de hace dos días del Instituto Brasileño de Opinión Pública y estadística (Ibope). En segundo lugar aparece Haddad, el heredero del ex presidente Lula da Silva, con un 21% de apoyos.

A cierta distancia, aparecen el resto de candidatos.Es muy probable que Bolsonaro y Haddad pasen al segundo turno, que tendrá lugar el 28 de octubre. Posiblemente ese día los brasileños tendrán que elegir entre un Gobierno de ultraderecha o el regreso del PT.

Bolsonaro, con gran penetración entre los altos mandos militares y nostálgico confeso de la dictadura militar (1964-1985), se lava las manos con lo que pueda pasar si finalmente gana la izquierda. No descarta un levantamiento.

“Lo que veo en las instituciones militares es que no tomarían la iniciativa, pero en la primera falta podría ocurrir (una reacción) con el PT equivocándose, sí. Los que somos de las Fuerzas Armadas somos avalistas de la Constitución, no existe democracia sin Fuerzas Armadas“, advirtió.

El tono autoritario de Bolsonaro, junto a sus continuas declaraciones machistas, homófobas y racistas están detrás de una movilización feminista que este sábado 29 pretende llenar las calles de Brasil para gritar contra la posibilidad de que la ultraderecha llegue al Gobierno.

La campaña #Elenão (él no) creció como la espuma en los últimos días e inundó las redes sociales de videos de mujeres explicando por qué no hay que votar a Bolsonaro. Este viernes, incluso Madonna se unió a la movilización. ‘End Fascism’, escribió en su cuenta de Instagram.

Las mujeres son una piedra en el zapato para la candidatura del militar: su índice de rechazo (el porcentaje de electores que no le votaría bajo ninguna circunstancia) es del 44%, pero entre las mujeres la negativa sube hasta el 50%. Todos los analistas coinciden en que el electorado femenino será clave en el resultado de estas elecciones decisivas.

Las organizadoras de la marchas del sábado dicen estar cargadas de razones: como diputado, Bolsonaro intentó humillar a una colega del PT diciéndole que “no merecía” ser violada, atribuye el hecho de tener una hija a un “momento de debilidad” y no ve problemas en la diferencia salarial entre hombres y mujeres, dado que considera lógico que éstas cobren menos, dado que se quedan embarazadas.

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