Contra Venezuela, Almagro arrincona a los migrantes en las fronteras. Jefe de su “grupo humanitario”, nombrado líder de la derecha violenta
Por Geraldina Colotti, Resumen Latinoamericano, 24 septiembre 2018
Si el derecho internacional no se había reducido a una cáscara vacía por los muchos actos arbitrarios contra los débiles, permitidos o facilitado, Luis Almagro, secretario general de la OEA, sería considerado indigno de dirigir una organización llevándola a extremos que no le compiten. ¿En qualidad de qué declara que “contra la dictadura bolivariana no se puede descartar una intervención militar”? ¿Con qué mandato oculto, aparte de establecer un grupo técnico de “ayuda humanitaria”, como se decidió en la última reunión de la OEA, fue a la frontera colombo-venezolana?
Allí se fotografió con los refugiados a quienes les gustaría dedicar la reedición de la ley de “pies secos pies mojados” dedicada a los anticastristas de Miami. Grupos de ciudadanos, lejos de ser desnutridos, han escuchado sus proclamas desestabilizadoras. Sin embargo, muchos de ellos ya están regresando por el corredor establecido por el gobierno bolivariano, luego de haber experimentado la realidad nada optimista que se impone en los países fronterizos neoliberales.
Pero los objetivos de Almagro son todo menos que humanitarios. ¿Si no por qué iba a nombrar como jefe del “grupo técnico” uno de los miembros más extremistas de la derecha venezolana, osea David Smolansky, lider de Voluntad Popular, ex alcalde siempre en la primera fila durante la violencia de calles contra el gobierno? Las palabras pronunciadas por Almagro contra “la dictadura bolivariana” y contra Nicolás Maduro que quisiera derrocar por cualquier medio, son las mismas pronunciadas por la administración Trump. Y el recuerdo del ataque con drones cargados de explosivos contra Maduro todavía está fresco…
En el papel, la Organización de Estados Americanos, que incluye 35 estados, es un organismo regional que tiene como objetivo “mantener la paz, fortalecer la democracia y los derechos humanos, y mejorar las condiciones sociales y económicas de los países de América”. De hecho, es una organización subordinada a Washington, donde está basada. No por casualidad, en 1962 suspendió a Cuba, un miembro de la organización desde 1948, y Fidel Castro lo definió correctamente como “ministerio de las colonias”.
Solo durante el período de máxima fuerza de las nuevas alianzas de solidaridad en América Latina, las cosas comenzaron a cambiar. Y así, después del golpe de Estado contra Zelaya, Honduras había sido suspendida, mientras que Cuba había sido readmitida, aunque despues no quiso regresar, manteniendo la opinión de Fidel sobre la OEA.
Un juicio aun más relevante frente a los numerosos ataques, incluso fuera de las normas, cometido por Almagro contra Venezuela: la exclusión del representante de Bolivia, contrario a presidir una reunión arbitraria en contra de Venezuela; la validación de algunas reuniones fuera de las normas, la adopción de la posición sostenida por los golpistas venezolanos contra un gobierno legítimo, el de Nicolás Maduro.
Vale la pena recordar que Venezuela, un país extraordinariamente rico de recursos, es un bocado apetecible para el capitalismo en crisis estructural; es una bofetada insoportable en la medida en que persiste en mostrar que el socialismo sigue siendo un camino concreto de emancipación y esperanza; es un obstáculo para la egemonia USA, debido a su posición en la redefinición de un mundo multipolar.
Por esta razón, en un momento tan delicado, la visita de Maduro a China, donde fue recibido con todos los honores, parece ser de gran importancia. Las relaciones económicas y comerciales con China existen desde los gobiernos de Chávez. Que se repitan hoy con la firma de importantes acuerdos y la renovación de la confianza en la capacidad de recuperación del país después el paquete de reformas llevado a cabo, también asume el significado de un mensaje dirigido a los EE.UU. y sus aliados en la región de América Latina.
Para romper el asedio, el gobierno bolivariano está moviendo de manera inteligente su “diplomacia de paz”, pero las fuerzas que se oponen son numerosas y cuentan con un sólido respaldo en todas las organizaciones internacionales. En Italia, el gobierno ha cambiado, pero el apoyo a la oposición venezolana no ha cambiado, ni ha cambiado la costumbre de invitar a sus representantes gastando el dinero de los contribuyentes ya muy acribillados.
La visita del “partido de los obispos” venezolanos acaba de finalizar en el Vaticano. Los representantes de la Conferencia Episcopal Venezolana (eran 43), siempre posicionados abiertamente en favor de los golpistas, que fueron recibidos por el Papa el 11 de septiembre, quisieran conseguir el aval de reservar a Maduro el mismo destino de Allende.
Según un artículo de la periodista Doly Hernández, tanto Bergoglio como el cardenal Parolin, no han cumplido con sus expectativas. En respuesta, Bergoglio ha invitado los 43 a meditar no sobre la llamada “crisis humanitaria”, sino en la necesidad de “estar cerca de la gente, al pueblo, a la persona que sufre”: una cercania a la qual las jerarquías eclesiasticas, mas comodas con las elites que con el Evangelio, no están para nada acostumbradas.
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