Nación Mapuche / Chile. Allkütun pu peñi, pu lamngen!!! Es un plan chileno en la Araucanía. No es un Plan Mapuche para el Wallmapu

Resumen Latinoamericano / 24 de septiembre de 2018 / Patricio Melillanca, Mapuexpress

Un plan chileno en la Araucanía, es difícil, sino imposible, que integre las demandas históricas del Pueblo Mapuche. Ante esto, solo nos queda aumentar la organización, potenciar las redes, la comunicación, y fortalecer el Kimun y Rakiduam Mapuche.

Hablar de Araucanía, es hablar de un territorio que el Estado de Chile ha definido administrativamente con ese nombre. Pero decir Araucanía no necesariamente es entender lo que es el Pueblo Mapuche o el Territorio Mapuche, el Wallmapu.

Presentar un plan para “la paz y el desarrollo” en esa zona, como lo que está haciendo el presidente chileno Sebastián Piñera, y su terrateniente ministro, Alfredo Moreno, no es enfrentar con buena fe y mirada de futuro las demandas históricas de las comunidades mapuche.

El plan Araucanía, es un plan estatal creado desde Santiago y no consensuado con la diversidad política y cultural al interior del mundo mapuche. Eso hay que tenerlo presente, más aún cuando desde la dictadura cívico militar -e incluso antes-, y pasando por todos los gobiernos post Pinochet, siempre estas propuestas han fracasado por su poca seriedad, y además por el bloqueo y defensa de sus intereses de sectores políticos, militares, eclesiásticos y empresariales.

Es ingenuo pensar que otra propuesta gubernamental que no toma las cuestiones de fondo de las demandas mapuche, como son autonomía política y territorial, revisión y reconocimiento histórico de la invasión y ocupación militar y empresarial de los territorios al sur del Biobío, la libre determinación y participación de nuestro pueblo en el concierto mundial de las naciones, y el rechazo a las industrias extractivas y energéticas, vendrá a acallar la lucha histórica de mujeres, hombres, familias y organizaciones Mapuche.

Ellos quieren imponer la paz en lugares en que siempre ha existido paz, pero que ha sido interrumpida por la usurpación, el despojo y la ocupación militar de nuestros territorios.

Este nuevo plan Piñera-Moreno, ni siquiera toma en cuenta el trabajo, malo o bueno, de los anteriores gobiernos que también pusieron empeño en tratar estos temas.

En resumen, el nuevo Plan Araucanía tira un bistec al ring de la clase política y a sus corruptos partidos, al ofrecer a las comunidades originarias facilidades para competir y tener representación en el Parlamento chileno; propone modificar la Ley Indígena para que empresas y particulares mercantilicen las tierras Mapuche; intenta imponer un peculiar registro estatal de Machis y Lonkos; busca establecer un Ministerio de Asuntos Indígenas; y,… nuevamente ofrece reconocimiento constitucional a los Pueblos Originarios, pero que no incluye la plurinacionalidad, la autonomía territorial, ni la autodeterminación.

Y por supuesto el plan Piñera-Moreno, señala que construirán más hospitales y carreteras, pondrán dinero en los sistemas de agua potable rural, dañados y estrujados por las forestales; aumentarán el financiamiento para el turismo y las energías renovables, y potenciarán la agricultura. Todo esto además de una curiosa comisión de revisión de los libros de historia de enseñanza primaria y secundaria

Sin embargo, el plan de este gobierno, no toma en cuenta serios y fundamentados documentos de sectores chilenos, como los diversos manifiestos de los historiadores, provenientes de las principales universidades, que reconocen la ocupación militar y oligárquica chilena en los territorios Mapuche. Nada tampoco se habla de la deuda histórica que el Estado debe al Pueblo Mapuche.

Es curioso que mientras ocurría el anuncio de este nuevo plan chileno en la Araucanía, el peculiar y dañino “comando jungla”, de la policía militarizada, continúa en los territorios mapuche como una especie de guardias privados de las forestales.

En definitiva muchos de los anuncios de Piñera deberán discutirse en el Parlamento chileno y las orientaciones son nuevamente impulsar la inversión privada, chilena y multinacional, por sobre las iniciativas colectivas de las comunidades y organizaciones Mapuche.

Frente a este nuevo plan de los gobiernos chilenos, hay que continuar el avance de fortalecer las organizaciones ancestrales y las nuevas formas de participación que de manera autónoma, sin influencias de partidos políticos, empresas y gobiernos, que vienen desarrollando diversas agrupaciones.

Un plan chileno en la Araucanía, es difícil, sino imposible que integre las demandas históricas del Pueblo Mapuche. Ante esto, solo nos queda aumentar la organización, potenciar las redes, la comunicación, y fortalecer el Kimun y Rakiduam Mapuche.

Con base en una cosmovisión y ética ancestral de que el ser Mapuche es parte de la Tierra, nuestra lucha debe apuntar a hacer una diferencia con la forma de vida impuesta por los actuales grupos de poder a nivel local, regional y global que basan sus malos gobiernos en formas coloniales, corruptas y destructoras de la naturaleza.

Los desafíos son grandes para los que piensan y trabajan en el fortalecimiento del pueblo Mapuche y la construcción de una Nación indígena en el Cono Sur, que haga valer sus derechos de autonomía y libre determinación con el fin de seguir existiendo y participar activamente en la discusión internacional de las naciones.

La construcción de la Nación Mapuche debe avanzar con la diversidad de propuestas que tienen las distintas identidades territoriales, incluidas ahora las identidades de la ciudad, las y los conocidos warriaches.

Allkütun pu peñi, pu lamngen!!! Lo de hoy es otro plan chileno en la Araucanía. No es un Plan Mapuche para el Wallmapu.

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