PALESTINA: Sobreviviente de la masacre de Sabra y Shatila: ‘Le dispararon a mi padre en la cabeza’ / Facciones palestinas en Gaza piden la anulación de los Acuerdos de Oslo / Las colonias israelíes en Palestina se cuadruplican en 25 años / Más información…

Resumen Latinoamericano / Agencias / 13 de agosto de 2018 –

Sobreviviente de la masacre de Sabra y Shatila: ‘Le dispararon a mi padre en la cabeza’

La masacre llevada a cabo por la Falange, una milicia maronita cristiana que actuó en plena cooperación con Israel, fue uno de los episodios más atroces de la historia reciente. Pero todavía está presente en nuestra memoria colectiva.

 

Una mujer palestina lleva retratos de sus familiares que fueron asesinados durante la masacre de Sabra y Chatila durante una marcha para conmemorar el 30 aniversario de la masacre en Beirut. Foto Archivo: Sharif Karim. Reuters

La masacre llevada a cabo por la Falange, una milicia maronita cristiana que actuó en plena cooperación con Israel, fue uno de los episodios más atroces de la historia reciente. Pero todavía está presente en nuestra memoria colectiva.

La masacre de Sabra y Shatila es otro tabú en el Líbano que debe abordarse de forma pública y sobria; quizás admitir el error podría evitar que sigamos subyugando a los refugiados palestinos que residen aquí temporalmente hasta que regresen a su tierra ocupada.

Algunos de perpetradores de la masacre siguen vivos y podrían encontrarse dentro y fuera del Líbano; también algunos de los testigos que sobrevivieron a la masacre y perdieron a sus seres queridos. Ellos todavía están esperando justicia.

El 16 de septiembre de 1982, Jameela Khalifeh era una adolescente. Los tres largos días de matanza todavía atormentan sus recuerdos.

En el año 2012, Khalifeh recibió a Moe Ali Nayel de Electronic Intifada, con una sonrisa en su tenue departamento en la atareada calle de Sabra. Afuera, había una vida bulliciosa: gente deteniéndose y yendo de compras a los puestos de verduras y tiendas de DVD piratas.

“Tenía 16 años y acababa de comprometerme”, recordó Kahlifeh. “Estaba viviendo en la casa de mis padres con mis tres hermanas y mi hermano”.

“No olvidaremos”

Sosteniendo una foto, ella agregó: “Este es mi padre Mohammad Khalifeh, esta foto fue tomada después de que le dispararon en la cabeza y tiraron su cuerpo en un lado de la calle”. En la parte posterior de la imagen, hay un certificado emitido por la Organización de Liberación de Palestina. Contiene el nombre de Mohammad y las palabras “Así que no olvidaremos”.

“El 16 de septiembre, durante la invasión, los soldados israelíes descendieron al campamento desde el estadio Sports City ubicado en la cima de una colina que domina el campamento. Sabíamos que los israelíes estaban estacionados en el estadio y los israelíes sabían que los fedayines, los combatientes de la OLP, habían evacuado el campamento, por lo tanto, nos asegurábamos mutuamente que no matarían a familias desarmadas”.

“Al lado de los soldados israelíes estaban los militantes de la Falange que hablaban en dialecto libanés; cada militante vestido con un sombrero de vaquero y un brazalete blanco con un cedro verde (logo del partido político falangista). Recuerdo que los israelíes hablaban árabe a los militantes libaneses, pero en su mayoría hablaban en hebreo. Mi madre entendía el hebreo de la época en que vivía en Palestina antes de 1948”.

“Mientras huíamos, fuimos detenidos por un militante de Falange que apuntó con su rifle al vientre de mi madre, pero el soldado israelí le dijo al militante libanés: ‘No maten a la señora y a los bebés; estamos aquí solo para matar hombres”. Salimos a las calles; mi padre estaba con nosotros en el refugio debajo del edificio, y los israelíes, con los falangistas, comenzaron a instarnos a través de micrófonos a comenzar a salir de los refugios, anunciando: “Si te rindes estarás a salvo”.

“Hedor abrumador”

“Salimos del refugio a la calle; Recuerdo que el hedor era abrumador y yo agitaba un trozo de tela blanca. Mi padre finalmente decidió salir con nosotros del refugio. Me aseguré de quedarme a su lado; Estaba realmente apegada a mi padre, estrechándole la mano”.

“En el momento en que salimos, nos llevaron los soldados israelíes y militantes libaneses. En este punto, mi padre se puso nervioso. Él me miró y susurró: ‘Me voy a casa’. En el momento en que nos unimos a las familias del campamento liderado por los militantes, mi padre entró en pánico, soltó mi mano y corrió a su casa. Cuando llegó a casa, encontró a militantes dentro del edificio, buscándolo, por lo que inmediatamente corrió de regreso a nosotros”.

“Mientras corría hacia nosotros, le dispararon en la cabeza. Mi madre vio que le dispararon, pero yo no”.

“Mientras nos guiaban a punta de pistola, encontramos un pequeño callejón que conducía al campamento, así que nos separamos de la muchedumbre que marchaba y regresamos a la mezquita principal del campamento. La mezquita estaba llena de gente de Shatila. Al llegar, les dijimos que ellos [la Falange] estaban asesinando y matando familias, pero los ancianos del campamento decían que estábamos mintiendo; que no había nada, que deberíamos calmarnos. Ante nuestra insistencia, los ancianos decidieron ir a ver qué estaba pasando. Los hombres mayores nunca regresaron a la mezquita. Después de esperar en la mezquita por algunas horas sin noticias sobre los ancianos, nosotros y otras familias fuimos al hospital de Gaza en la entrada de Sabra”.

“Solíamos vivir en la calle de Hay al-Gharbi, al lado de la tienda de comestibles Doukhi. En nuestro vecindario solo mi familia y nuestro vecino sobrevivieron al asesinato, el resto fue asesinado. Recuerdo siete u ocho cadáveres uno encima del otro, en la calle debajo de nuestro edificio; tuvimos que pasar por encima de ellos”.

“Los israelíes y los falangistas nos condujeron en una marcha, para acabar con nosotros, para matarnos como lo hicieron con los demás. Afortunadamente, logramos escapar por el callejón. Los israelíes vestían uniforme militar completo con cascos de hierro. Los militantes libaneses estaban vestidos con sombreros de vaquero, jeans azules y dagas colgando de sus cinturones. Algunos de ellos llevaban pasamontañas negros. Todos llevaban un fusil Kalashnikov”.

Poniendo a Sharon en el banquillo

“Hace unos años, 300 de nosotros contratamos al abogado Shibli Mallat para demandar a Ariel Sharon [ministro de defensa de Israel en 1982, y luego, primer ministro] por la masacre y queríamos llevarlo a un tribunal en Bélgica. Vimos fotos de Sharon de pie en el estadio deportivo al lado de los tanques israelíes con vistas al campamento, y sabemos que estaba viendo la masacre y el asesinato de palestinos”. (Ariel Sharon nunca fue enjuiciado, pues falleció en el año 2014).

“Treinta años después de la masacre, mira cómo vivimos. Somos siete personas alojadas en dos habitaciones pequeñas. Nuestra vida se ha estado deteriorando durante los últimos 30 años; todavía no podemos trabajar y no podemos movernos fuera del campamento a un lugar digno. Compramos agua para beber y lavar a diario. Compramos electricidad de un generador; el gobierno libanés solo nos da dos horas de energía al día. Mis dos hijos trabajan en una fábrica de aluminio. Debido a que son palestinos, les pagan menos que a sus compañeros de trabajo. Y mi hija de 23 años trabaja en un café”.

“Mi hija fue a pedir un préstamo a un banco como lo hicieron sus compañeros de trabajo, pero cuando llegó al banco y le mostró sus documentos, le dijeron: ‘Lo siento, no puedes obtener un préstamo porque eres palestina’. Ser palestino en el Líbano es una lucha diaria y continua por la supervivencia. Es por eso que cada vez que una mujer da a luz nos aseguramos de criar al recién nacido para que crea en el derecho al retorno a Palestina y enfatizamos que sólo somos huéspedes aquí”.

“Queremos regresar a Palestina, pero hasta entonces quiero irme de este país e ir a algún lado, donde seamos tratados como seres humanos”. Nunca nos hemos dado por vencidos, Palestina es nuestra, y vamos a regresar, pero estamos cansados ​​de no poder vivir una vida honorable y decente”.

“Somos de Jaffa. Mi madre nunca deja de hablar sobre el tiempo que vivió en Jaffa, y la forma en que los israelíes comenzaron a llegar como refugiados, al principio refugiándose en las casas, y luego empezando a expulsar a los palestinos de sus casas”.

Atrocidad ignorada

El 16 de septiembre del año 2012, el Papa Benedicto XVI visitó Beirut, donde instó a los libaneses, tanto cristianos como musulmanes, a convivir en paz. El Papa predicó sobre diversos asuntos relacionados con la región, pero no mencionó la masacre de Sabra y Chatila y la difícil situación de los refugiados palestinos en el Líbano. Muchos estaban furiosos con su omisión de cualquier referencia a la masacre en su discurso público en el muelle de Beirut. Mientras hablaba en el aniversario de la masacre, la omisión fue aún más dolorosa.

La masacre de Sabra y Chatila es una de las muchas atrocidades que ocurrieron durante los largos años de la guerra civil libanesa. Irónicamente, los líderes políticos, que entonces eran señores de la guerra, estuvieron sentados en primera línea el domingo durante el discurso del Papa; entre esos líderes había miembros del partido falangista, que se cree que fueron los responsables de la masacre en Sabra y Shatila.

Llegará un día en que Líbano romperá el tabú de la masacre de Sabra y Shatila y se hará justicia a las familias de los miles de muertos de hace más de 30 años. Pero hasta que llegue ese día, los refugiados palestinos seguirán siendo marginados, viviendo en condiciones inhumanas dentro de campamentos superpoblados.

Este artículo fue publicado el 19 de Septiembre del 2012 en Electronic Intifada

Acerca del autor: Moe Ali Nayel es un periodista independiente con sede en Beirut. Síguelo en Twitter:@MoeAliN

Fuente: “They shot my father in the head”: interview with survivor of Sabra and Shatila massacre

Copyleft: Toda reproducción de este artículo debe contar con el enlace al original inglés y a la traducción de Palestinalibre.org

Fuente: Moe Ali Nayel, Electronic Intifada / Traducción: Palestinalibre.org


Facciones palestinas en Gaza piden la anulación de los Acuerdos de Oslo

Varias facciones palestinas pidieron que se anulen los Acuerdos de Oslo, firmados entre la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) e Israel, bajo auspicio estadounidense, y culminados en la Declaración de Principios, suscrita hace hoy 25 años en Washington.

Los movimientos islamistas Hamás y Yihad Islámica, el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP), entre otros, hicieron la petición durante una conferencia organizada en la ciudad de Gaza bajo el nombre “Unidad y resistencia son nuestra opción”.

Los Acuerdos de Oslo, ampliados en 1995, “trajeron resultados catastróficos a los palestinos y a su causa y permitieron a Israel impulsar su ocupación militar en los territorios palestinos”, dijo el miembro del buró político de Hamás, Jalil al Haya.

Al Haya pidió a la Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania que se retire del acuerdo y declare que sus resultados, que consideró “catastróficos”, “están cancelados”, al tiempo que aseguró que los palestinos “han pagado un tóxico y doloroso precio” por la firma.

Al Haya llamó a todas las facciones palestinas “a alcanzar un acuerdo de unidad nacional completo que incluya la reconstrucción de la clase política palestina y salve los esfuerzos de resistir a la ocupación”.

Los Acuerdos de Oslo establecieron el reconocimiento mutuo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) e Israel y propiciaron la formación de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) como entidad germinal de autogobierno previa a un futuro Estado palestino independiente.

Sin embargo, 25 años más tarde, no han derivado en un acuerdo de paz final ni en el establecimiento de un Estado palestino independiente.


Las colonias israelíes en Palestina se cuadruplican en 25 años

En 1967 había 252.000 israelíes en los asentamientos hebreos establecidos ocupándose los territorios palestinos. Hoy se trata de 834.000

Desde que se firmó el Tratado de Oslo en 1993, se ha cuadruplicado el número de las colonias israelíes en el territorio palestino.

De acuerdo con el informe anunciado por el Centro de Estudios Territoriales de la Asociación de Estudios Árabes, la cifra de colonias israelíes que era de 144 en 1993 en Cisjordania, Jerusalén y Gaza subió a 515 en 2018.

En 1967 había 252.000 israelíes en los asentamientos hebreos establecidos ocupándose los territorios palestinos. Hoy se trata de 834.000.

La parcela ocupada por Israel era de 136.000 acres en 1993; actualmente es de 500.000 creciendo un 368%.

Israel construyó un muro divisorio para dividir a los palestinos en su propia tierra y 839 puestos de control.


Los refugiados olvidados: supervivientes de la masacre de Sabra y Shatila

Cuando los refugiados palestinos fueron masacrados en Beirut en 1982, la Dra. Swee Chai Ang, refugiada que vivía en Reino Unido, trabajaba como médica voluntaria en el campamento de refugiados palestinos. En el aniversario, Ang describe sus recuerdos y preguntas sin respuesta.

Una anciana palestina reza frente a un póster con fotos de sus parientes asesinados durante una ceremonia conmemorativa en recuerdo de la masacre de Sabra-Shatila en 2010. AFP PHOTO / ANWAR AMOR

En el año 1982 Israel invadió Beirut occidental, alentando a milicianos cristianos libaneses entrar en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Shatila al oeste de Beirut. Durante tres días, las fuerzas israelíes sellaron el campo y les permitieron matar a varios miles de refugiados.

Yo era entonces una joven aprendiz de ortopedista que había renunciado al Hospital St. Thomas de Londres para unirse a un equipo médico de la asociación Christian Aid, ayudando a los heridos durante la invasión de Israel en Líbano unos meses antes. Beirut estaba sitiada. El agua, la comida, la electricidad y los medicamentos fueron bloqueados. La invasión dejó miles de muertos y heridos, y dejó a unas 100.000 personas sin hogar.

Fui reclutada por la Sociedad de la Media Luna Roja Palestina para encargarme del departamento ortopédico del hospital de Gaza en el campamento de Sabra y Shatila, en Beirut Occidental. Conocí a refugiados palestinos en sus hogares bombardeados y aprendí cómo se convirtieron en refugiados en uno de los 12 campos palestinos de Líbano. Hasta entonces no sabía que existían los palestinos.

Me relataron cómo fueron expulsados de sus hogares en Palestina durante 1948, a menudo a punta de pistola. Tuvieron que huir con todas las posesiones que pudieron llevarse, hasta el Líbano, Jordania y Siria.

Naciones Unidas instaló para estos refugiados tiendas de campaña mientras que el mundo les prometía que pronto volverían a sus casas. Esa expectativa nunca se materializó. Ahora cumplen 70 años viviendo como refugiados. Palestina fue borrada del mapa del mundo. Los 750.000 refugiados, que comprendían la mitad de la población palestina en 1948, han crecido a uno 5 millones.

Poco después de mi llegada a Beirut, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) de Yasser Arafat abandonó la ciudad. Era el precio exigido por Israel para detener el bombardeo en el Líbano y para levantar el bloqueo militar de 10 semanas. A los catorce mil hombres y mujeres que abandonaron el Líbano las potencias occidentales les garantizaron que sus familias, que quedaron atrás, estarían protegidas por la Fuerza Multinacional de Paz.

Los que se marcharon eran combatientes, funcionarios, médicos, enfermeras, profesores, sindicalistas, periodistas, ingenieros y técnicos. La OLP era el gobierno de los palestinos en el exilio. Miles de familias palestinas, muchas de las cuales habían perdido algún familiar durante la invasión, ahora estaban sin el pilar principal de la familia, a menudo el padre o el hermano mayor de la familia.

El alto el fuego duró solo tres semanas. Las Fuerzas Multinacional de Paz, encargadas por el acuerdo de cese del fuego para proteger a los civiles, se retiraron abruptamente. Poco después, el nuevo presidente cristiano de Líbano, Bashir Gemayel, fue asesinado.

El 15 de septiembre, varios cientos de tanques israelíes entraron al oeste de Beirut. Algunos de ellos rodearon y sellaron Sabra y Chatila, impidiendo que los habitantes huyeran. Un grupo de milicianos cristianos, entrenados y armados por Israel, entraron en el campamento. Cuando los tanques se retiraron del perímetro del campamento el 18 de septiembre, varios miles de civiles fueron encontrados muertos dentro del campamento, mientras que otros habían sido secuestrados y otros muchos desaparecidos.

Nuestro equipo del hospital, que había trabajado sin parar durante 72 horas, recibió la orden de dejar a nuestros pacientes a punto de ametralladora, obligados a salir del campamento el 18 de septiembre. Cuando salí del quirófano en el sótano, comprendí la dolorosa verdad. Mientras luchábamos por salvar unas pocas vidas, miles eran asesinados.

Algunos de los cuerpos ya comenzaban a pudrirse bajo el cálido sol de Beirut. Las imágenes de la masacre se quedaron grabadas a fuego en mi memoria. Incluían cadáveres mutilados que se encontraban alineados en los callejones del campamento. Solo unos días antes, estos seres humanos, que estaban llenos de vida y esperanza, creían que la OLP los sacaría de allí.

Estas fueron las personas que me acogieron en sus hogares destrozados. Me sirvieron café árabe y cualquier alimento que encontraban, comida sencilla pero ofrecida con calidez y generosidad. Compartieron conmigo sus vidas desgarradas. Me mostraron fotografías descoloridas de sus hogares y familias en Palestina antes de 1948 y las llaves de sus casas que todavía guardaban todavía tenían consigo. Las mujeres compartieron conmigo sus hermosos bordados, cada uno con motivos de los pueblos que dejaron atrás. Muchas de estas aldeas fueron destruidas tras su partida.

Durante la masacre, algunas de estas personas se convirtieron en pacientes que no pudimos salvar. Otros murieron al llegar. Dejaron huérfanos y viudas. Una madre herida nos rogó que le quitáramos la última gota de sangre para dársela a su hijo. Ella murió poco después. Los niños que tuvieron que presenciar las violaciones de sus madres y hermanas sufrirían el trauma de por vida.

Caras aterrorizadas de familias reunidas por hombres armados mientras esperaban la muerte; una joven madre desesperada que trató de darme a su bebé para que lo pusiera a salvo; el hedor de los cuerpos en descomposición como fosas comunes al aire libre; los gritos penetrantes de mujeres que descubrían los restos de sus seres queridos por los pedazos de ropa y tarjetas de identidad; todos  estos recuerdos siempre vivirán conmigo.

Los supervivientes volvieron a vivir en las mismas casas donde sus familias y vecinos fueron masacrados. Fueron personas valientes, y no tenían otro lugar al que huir.

En la actualidad, los refugiados palestinos en Líbano están excluidos de 30 profesiones sindicadas, y solo el 2% de los palestinos en trabajos no profesionales tienen permisos de trabajo adecuados. No tienen pasaportes. Se les prohíbe poseer y heredar propiedades. Si se les niega el derecho a regresar a sus hogares en Palestina, no sólo nacen como refugiados, sino que crecerán como refugiados y morirán como tales.

En cuanto a mí, todavía tengo preguntas dolorosas que deben ser respondidas. ¿Por qué fueron masacrados? ¿Ha olvidado el mundo a los supervivientes? ¿Cómo podemos permitir una situación en la que la única reclamación de una persona sea recibir una tarjeta de identidad de refugiado? Estas preguntas me han perseguido desde que conocí a los refugiados palestinos de Sabra y Shatila. Todavía hoy siento la necesidad de recibir una respuesta.

Mira la charla de TED de la Dra. Swee Chai Ang aquí:

Este artículo fue publicado por Refugees Deeply el 15/09/2017.

Sobre el autor: La Dra. Swee Chai Ang es consultora de cirugía ortopédica en St. Bartholomew’s y los hospitales de Londres, cofundadora de Medical Aid for Palestinians. Nacida en Malasia y criada en Singapur, llegó a Reino Unido como refugiada. Es autora de “De Beirut a Jerusalén: una mujer cirujana con los palestinos”, publicada por The Other Press.

Fuente: The Forgotten Refugees: Survivors of the Sabra and Shatila Massacre

Copyleft: Toda reproducción de este artículo debe contar con el enlace al original inglés y a la traducción de Palestinalibre.org

Fuente: Dra Dr. Swee Chai Ang, Refugees Deeply / Traducción: Palestinalibre.org


Prótesis ‘made in Gaza’ para los palestinos amputados en manifestaciones contra Israel

Las guerras en Gaza y los enfrentamientos con Israel han hecho que un centro trate también a pacientes que han sufrido una amputación tras recibir una bala, normalmente en la pierna

Hasta hace tres meses Ibrahim trabajaba como cocinero en un pequeño restaurante del centro de Gaza. Un viernes fue a la frontera con Israel a manifestarse, junto a otros miles de palestinos. “Fui para reclamar nuestros derechos y el fin del bloqueo israelí contra la franja”, explica. Prendió fuego a un neumático e instantes después, una bala disparada por los soldados israelíes le destrozó la pierna izquierda y tuvo que ser amputado por encima de la rodilla.

Hoy, cuenta los días para recibir una prótesis que pueda devolverle parte de su vida pasada. “Al principio fue muy duro, después, con la práctica, he ido defendiéndome mejor. Pero no puedo ir al supermercado, no puedo coger a mi hijo en brazos por la calle”, explica, tumbado en una camilla en el Centro de poliomielitis y prótesis (ALPC, según sus siglas en inglés), una institución de Gaza que fabrica estas prótesis.

El centro fue abierto hace 20 años para atender casos de poliomielitis, problemas de ortopedia y casos de deformaciones congénitas. Las guerras en Gaza y los enfrentamientos con Israel han hecho que este centro trate también a pacientes que han sufrido una amputación tras recibir una bala, normalmente en la pierna.

Desde finales de marzo, cuando empezaron las protestas en la frontera con Israel, los casos se han multiplicado. Mohammed Dwima, director del centro, calcula que han recibido unos 75 casos de personas amputadas, la mayoría hombres de entre 20 y 40 años.

Prótesis

El centro importa material y piezas de diferentes países como Alemania, Turquía o Jordania y fabrica las prótesis en Gaza. Desde 2007 recibe el apoyo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), lo cual facilita la entrada de estos materiales en la franja, sometida desde hace 11 años a un severo bloqueo israelí, también secundado por Egipto.

“Muchas veces tenemos que demostrar que las piezas que importamos no tienen doble uso. Es decir que no se pueden utilizar para fines violentos. También enviamos fotografías del paciente con la prótesis para que quede todo bien registrado”, explica Dwima.

Además, el centro también se ve castigado por la falta de electricidad que sufre toda la franja donde hay una media de cuatro horas de suministro al día. “Queremos aumentar nuestro horario de trabajo, pero para ello necesitamos que el generador funcione más horas y por tanto, necesitamos combustible, que también escasea”, agrega el responsable.

Para terminar de agravar su precariedad, los 34 trabajadores del centro, que son funcionarios, reciben únicamente el 50% de su salario, debido a las divisiones entre el movimiento islámico palestino Hamas, que gobierna en Gaza, y la Autoridad Palestina de Mahmud Abbas, encargada del pago de estos salarios.

En varias salas, los técnicos participan en las diferentes fases de elaboración de las prótesis. Hay hornos, taladros y mucho polvo. El método pareciera rudimentario, pero Dwima asegura que el centro es uno de los mejores de Oriente Medio. “Hay gazatíes que sueñan con irse a otro país cuando son amputados. Les parece que su prótesis será mejor, pero la mayoría termina volviendo porque aquí les damos una atención integral, que incluye la rehabilitación y reinserción social”, afirma Amani Al Hadad, trabajadora del centro.

Cada prótesis cuesta al menos 2.000 euros. Los recortes de ayuda estadounidense a los palestinos han afectado también a este centro, que recibía una ayuda de unos 100.000 dólares al año para seguir adelante con su trabajo. “Estamos buscando otras fuentes de financiación. Nuestros mayores donantes son por ahora Japón y Noruega”, afirma Dwima.

Fuente: Beatriz Lecumberri, Cadena Ser – España


El drama cotidiano de los palestinos de Gaza

A 25 años de los Acuerdos de Oslo, los palestinos de la Franja de Gaza viven sometidos a un bloqueo israelí y aislados del resto del mundo. La situación en términos de salud es particularmente preocupante.

Una mujer palestina en el campo de refugiados de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, este 10 de septiembre de 2018. REUTERS/Ibraheem Abu Mustafa

En casa de Nivim Haboub se habla en voz baja, como si fuera un hospital. En parte por respetar el reposo de esta madre de familia de 40 años, en parte para no preocuparla con conversaciones sobre su tratamiento médico y su futuro. Nivim vive en Gaza y tiene cáncer desde hace siete años. Empezó en un pecho y ahora se ha extendido a los huesos. Desde que le fue detectado se ha tratado de manera intermitente, dependiendo de los rebrotes de su enfermedad, de las existencias de medicamentos en Gaza y de la concesión del permiso de salida por parte de las autoridades israelíes.

El difícil acceso a los tratamientos

En este momento, el tratamiento que necesita no está disponible en Gaza y tiene que salir a un hospital palestino de Jerusalén. “No tenemos radioterapia en Gaza, sólo en Jerusalén, y la quimioterapia no está siempre disponible en Gaza. Cuando está, a veces es una marca nueva, no es la que tomé antes y eso agrava mi caso. La quimioterapia no reduce mi tumor, sólo la radioterapia me ayudará y me aliviará el dolor”, cuenta Nivim.

La Franja de Gaza lleva 11 años sometida al bloqueo israelí, apoyado también por Egipto. En el caso de los enfermos, la espera es dramática e insoportable. El proceso es largo y hay algunos enfermos que se quedan en el camino. Israel debe concederles un permiso de salida para hacerse pruebas o tratarse en un hospital fuera de la Franja. Además, el hospital al que acuden debe darles una cita médica y en el caso de la mayoría de gazatíes, la Autoridad Palestina debe aceptar correr con los gastos de su tratamiento.

Nivim sabe que tiene el tiempo contado. Israel ha rechazado su permiso en los últimos meses sin explicar por qué. Recientemente, la razón fue que tenía un pariente miembro del movimiento palestino islámico Hamas, que gobierna Gaza y que Israel considera un grupo terrorista. Pero ella niega tener familiares que pertenezcan a Hamas: “La culpa es de la ocupación israelí. Cuando voy a un hospital en Israel respeto sus reglas, voy al hospital y regreso directo a mi casa. ¿Por qué ellos no respetan mis derechos? ¿Por qué hacen eso con nosotros? Estoy enferma, tengo cáncer, tengo derecho a curarme”.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2017, sólo la mitad de las 25.500 solicitudes de gazatíes enfermos para salir de la Franja vía Israel fueron aceptadas. El año pasado también, al menos 54 personas fallecieron en la Franja esperando un permiso israelí, aunque la cifra real podría ser mayor.

Hace algunas semanas, varias ONG israelíes y palestinas elevaron una petición al Tribunal Supremo israelí para denunciar que hay pacientes en Gaza cuya vida corre peligro e Israel no les deja salir argumentando que tienen parientes relacionados con Hamas. Su petición incluía a siete mujeres, la mayoría enfermas de cáncer. La justicia israelí les dio la razón, concedió que la ley humanitaria está por encima de todo y que las pacientes debían salir de Gaza. El nombre de Nivim estaba incluido en esta petición. La mujer espera ahora que la Autoridad Palestina agilice los trámites para que pueda ser recibida en un hospital de Jerusalén-Este.

La ONG Al Mezan, de Gaza, es una de las organizaciones que consiguió esta decisión de la justicia israelí. Desde principios de año, Al Mezan ha tratado 300 casos de personas que necesitan ser trasladadas para recibir tratamiento. No más del 30% ha recibido una respuesta positiva. “Incluso si tuvieran algún pariente miembro de Hamas, eso no les da ningún derecho a prohibir la salida de esta persona ni a privarla de sus derechos. Es un castigo colectivo, es algo inaceptable que va contra las leyes humanitarias. Nadie puede ser castigado por un error cometido por otros”, estima Samir Zaqut, subdirector de Al Mezan.

El hospital Rantissi de Gaza es el único centro médico de la Franja especializado en el tratamiento contra el cáncer. Decenas de pacientes han venido a hacerse una radiografía o recibir quimioterapia. Hace dos semanas, el hospital tuvo que suspender sus tratamientos de quimioterapia porque no había sido enviada por la Autoridad Palestina desde Ramala.

Las divisiones entre Hamas y la Autoridad Palestina no ayudan

Además del bloqueo israelí, los palestinos de Gaza son víctimas de la división entre Hamas y la Autoridad Palestina del presidente Mahmud Abbas, que funcionan como dos entidades separadas. Del gobierno palestino de Abbas dependen muchos tratamientos médicos, el salario de los funcionarios o el pago de una gran parte de la factura de electricidad de la Franja, que vive con cuatro horas de suministro al día. Una circunstancia que dificulta el trabajo diario de los hospitales.

Según Mohamed Abu Silmiyah, el director del hospital Rantissi, “la situación de los enfermos de cáncer en Gaza es muy mala. 80% de las medicinas no está disponible y no tenemos reservas. Mucha gente está muriendo a la espera de medicamentos o de un traslado fuera de la Franja. Hace dos semanas, el Ministerio de Salud en Ramala nos envió medicinas para un mes, sólo para un mes. Creo que todo esto es una decisión política. El primer problema es la ocupación israelí y después las diferencias entre Hamas y la Autoridad Palestina”.

Sólo en agosto, el hospital pidió a Israel que dejara salir a 500 personas para recibir tratamiento o someterse a un escáner completo que no se puede realizar en la Franja. Menos de la mitad obtuvo el permiso. La pregunta es qué pasa con el resto: “Esperan. Mucha gente muere y otros muchos empeoran. La enfermedad se extiende y afecta a otros órganos. Es muy difícil, muy duro para los médicos cuando el paciente viene y no sabemos qué decirle, no tenemos respuesta”, comenta Mohamed Abu Silmiyah.

Desde finales de marzo, hospitales y ONG de Gaza viven una situación de emergencia. Las manifestaciones semanales que se registran en la barrera de separación entre Gaza e Israel han dejado ya 180 muertos y casi 20.000 heridos. Los palestinos de la Franja piden el fin del bloqueo y el retorno a las tierras de sus padres y abuelos, de las que salieron en 1948 tras la creación del Estado de Israel. Más de dos tercios de la población de Gaza son refugiados.

Varias ONG trabajan con el personal médico de Gaza para atender esta urgencia, entre ellas Médicos del Mundo, que prepara misiones para operar a heridos en estas protestas, explica Marco Velasco, coordinador de la organización en Jerusalén: “Más del 90% son pacientes de género masculino, de edad comprendida normalmente entre los 20 y los 30 años. Empezamos ayer, pasando consulta con un cirujano plástico español para ver exactamente cuáles son las necesidades quirúrgicas, materiales, cuál sería el pronóstico de cara a preparar la llegada de los equipos de cirugía que trabajarían junto con los equipos locales pero que tienen un conocimiento que aquí no hay”.

Una situación de emergencia

Mohamed Raed, un niño de 13 años que vive en una casa del campo de refugiados de Jabalia, en Gaza, fue herido de bala el 29 de julio cerca de la frontera con Israel. Su pierna tuvo que ser amputada. “Fui a una manifestación pacífica, estaba con mis vecinos y de repente me dispararon. Tuvieron que cortarme la pierna”, explica Mohamed.

Su familia elogia el hecho de que estuviera aquel día en la frontera con Israel porque se pedía Justicia, sobre todo para los refugiados. Mohamed comienza a darse cuenta día tras día de lo que significa ser amputado en Gaza. Ir al colegio le cuesta el doble, ir andando a rehabilitación es un suplicio casi tan intenso como ver jugar al fútbol a sus amigos del barrio: “Quiero tirar mis muletas, correr, jugar, nadar… Me gustaría ser doctor”, comenta.

La vida de Mohamed está marcada por la guerra y la pérdida. La casa en que se encuentra fue bombardeada por Israel en 2008. Según la familia, la bomba tenía sustancias que provocaron el cáncer que años después mató al padre de Mohamed y a su abuela. Unas acusaciones difíciles de probar.

El objetivo de la familia es ahora conseguir una prótesis para Mohamed y ayudarle a tener una vida normal. En Gaza existe desde hace 20 años un centro que fabrica prótesis y podría ayudarlo en su rehabilitación. La institución, que trabaja con el apoyo del Comité Internacional de la Cruz Roja, ha visto cómo el número de pacientes ha aumentado de manera preocupante en los últimos meses debido a los heridos en las manifestaciones en la frontera con Israel.

Mohamed Dwima, el director del centro, explica que las dificultades son muchas: importación laboriosa de materiales debido al bloqueo, falta de electricidad, reducción de la financiación internacional. “Hemos recibido 75 casos de amputados que necesitan una prótesis. Para cubrir esos casos hemos aumentado nuestro horario de trabajo y el número de material importado que compramos en Israel u otros países, pero nos enfrentamos al grave problema de la electricidad. Necesitamos más horas de generador y más combustible para hacerlo funcionar. Por otra parte, nuestros trabajadores, que son funcionarios están recibiendo sólo el 50% de sus salarios”, cuenta.

El puerto de Gaza es uno de los pocos lugares de la Franja donde se tiene la sensación de respirar y sentir una cierta libertad. Sentados a orillas del mar, un grupo de amigos toman un refresco y hablan de la situación en la frontera con Israel, donde acuden semanalmente a manifestarse desde el mes de marzo. Uno de ellos recibió un tiro en la pierna y no quiere hablar con periodistas.

Son todos universitarios, odian la política y están hartos de sus dirigentes, sea Hamas o la Autoridad Palestina de Mahmud Abbas, explica Anas al Krinawi: “Las protestas son totalmente apolíticas, no están apoyadas por ningún movimiento armado. Lo único que queremos es reivindicar nuestros derechos y regresar a la Palestina histórica. No pertenecemos a Hamas. Míranos”.

Tienen 20 años y ninguno de ellos ha podido salir nunca de la pequeña Gaza. Les cuesta proyectarse en el futuro y las protestas son para ellos el único medio de hacerse oír. Aseguran no tener miedo: “¿Asustados? ¿De qué? Ya estamos encerrados. ¿Qué quieren ahora? ¿Matarnos? La muerte es lo único que nos queda”.

Fuente: Beatriz Lecumberri, Radio Francia Internacional


Las frágiles leyes de posesión de armas israelíes: temor palestino por nuevos permisos

Los residentes de la ocupada Cisjordania temen que aumente la violencia de los colonos, como resultado de las relajantes leyes de posesión de armas de Israel.

Más de medio millón de israelíes se han convertido en elegibles para los permisos de armas según las nuevas leyes de posesión de armas de fuego [Archivo: Tsafrir Abayov / AP]

Mahmoud Ahmad Zaal Odeh fue asesinado a tiros por un colono israelí mientras trabajaba en sus 30 dunums (7,5 acres) de tierras de cultivo en Ras al-Nakleh, junto a su pueblo natal de Qusra, al sur de Naplusa, en la ocupada Cisjordania.

Zaal Odeh tenía 46 años al momento de su muerte en noviembre del año pasado, y dejó atrás no solo a su esposa sino también a siete hijos, cuatro niñas y tres niños.

“Si hubiera estado allí, lo habría comido con mis dientes”, le dijo a Al Jazeera, Manal Shekadeh Abdel Raziq, viuda de Zaal Odeh.

“Fue asesinado en su tierra”, continuó.

“El colono vino, molestó a mi esposo y destrozó nuestras vidas”.

“Creo que mi esposo estaba tratando de alcanzar algo en el suelo para golpearlo y al colono le disparó a quemarropa, en su hombro y en su espalda”.

Ahmed sotiene fotos de su padre Mahmoud, que fue asesinado a tiros por un colono israelí en noviembre pasado [Tessa Fox / Al Jazeera]

Con el reciente debilitamiento de las leyes de posesión de amas en Israel, muchos palestinos temen que historias como la de Mahmoud se vuelvan más comunes, tanto en Cisjordania como en Israel propiamente tal.

El 20 de agosto, el ministro de Seguridad Pública de Israel, Gilad Erdan, comunicó que más de medio millón de ciudadanos israelíes ahora podrán poseer armas de fuego sin la necesidad de entrenamiento regular o permisos especiales.

Erdan citó la necesidad de que los civiles respondan a los “ataques terroristas” como la razón detrás de este cambio.

“Los ciudadanos calificados que portan armas de fuego en público contribuyen a la sensación de seguridad, son una importante línea de defensa a los ataques de ‘lobo solitario’ y así fortalecen a la seguridad pública”, indicó Erdan en un comunicado.

Según las estadísticas del grupo de derechos B’Tselem, 29 palestinos fueron asesinados por civiles israelíes en todo Israel y Cisjordania en los últimos 10 años, mientras que 84 civiles israelíes fueron asesinados por palestinos.

La mayoría de estas muertes en ambos bandos fueron por munición real.

El Concilio de Yesha, organización que agrupa a todos los concejos municipales de asentamientos, fue contactado para comentar sobre el cambio en las leyes de posesión de armas de Israel, pero se negó a hablar con Al Jazeera.

Bajo leyes anteriores, para obtener un arma, los israelíes tenían que demostrar que lo necesitaban, por ejemplo, porque vivían en un área considerada peligrosa: los asentamientos ilegales en Cisjordania se definen como tales.

De acuerdo con la Oficina Nacional para la Defensa de la Tierra de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) en Nablus, actualmente hay 145.000 israelíes en Cisjordania que tienen permisos para portar armas.

Con el debilitamiento de la ley, se estima que 200.000 colonos más ahora llevarán armas.

Las nuevas leyes permiten a cualquier veterano de la infantería de las FDI obtener permisos de armas y oficiales de policía.

Dado el reclutamiento obligatorio en Israel es a los 18 años, estas leyes podrían eventualmente aplicarse a la mayoría de la población.

Además de esto, el personal del ejército clasificado como primer teniente o superior y los suboficiales clasificados como primer sargento o superior, se les permitirá mantener sus armas después del servicio, sin tener que devolverlas.

Luchando contra el “terrorismo”

Como miembro de la Knesset (MK) de la Lista Árabe Conjunta, Haneen Zoabi cree que el cambio en la ley de armas de Israel es solo la última de una serie de medidas contra los palestinos.

“Si bien han aprobado su ley estatal, sienten que pueden hacer cualquier cosa sin ninguna consideración con respecto a los valores democráticos y con respecto a la igualdad entre los ciudadanos”, comentó MK Zoabi a Al Jazeera.

“En Israel, es tan fácil insistir en que el ciudadano palestino es un terrorista”, indicó Zoabi, refiriéndose a las razones establecidas detrás de la nueva ley.

“En el contexto del odio y la demonización de los palestinos, dicen: ‘Ok, sé que no te gustan los palestinos… así que legalizo las armas y te permito tener un arma'”, explicó.

Si bien la ley afectará más a los números dentro de Israel, la situación existente en Cisjordania se puede ver como un ejemplo de lo que está por venir, ahora que todas las áreas de Israel se consideran “peligrosas”.

“El mensaje político de este procedimiento tendrá implicaciones psicológicas e incluso prácticas”, explicó Zoabi.

“Los israelíes se sentirán más seguros de dispararle a un palestino… y aumentar el potencial para matar”.

Zoabi señaló que el debilitamiento de la ley también afectaría el sistema judicial, que ya sistemáticamente discrimina a los palestinos.

“Cuando estás frente a un juez, donde está un israelí que ha disparado a un palestino, después de esta ley, el juicio diferirá mucho, ahora es más legal dispararles”, explicó Zoabi.

“Ahora los palestinos se definirán legalmente como terroristas, y el israelí que tiene un arma se definirá legalmente como alguien que tiene permiso para matar”.

La experiencia de Abdel Raziq de Qusra, resuena en esto.

El caso judicial por la muerte de su esposo continúa, incluso 10 meses después, ella explicó que el tribunal israelí culpa a su esposo y no al colono, aunque el israelí ingresó en propiedad privada.

“La corte dice que fue en defensa propia para el colono”, señaló Abdel Raziq.

La familia aún espera que se divulgue el informe de la autopsia, según Abdel Raziq, la policía israelí está reteniendo los documentos.

“Me siento muy impotente, ellos caminan por su propia ley. No creo que vaya a suceder nada a nuestro favor en la corte”.

‘Los israelíes ya tienen un ejército’

Si bien el número de muertes de civiles es mayor en el lado israelí que el palestino, MK Zoabi argumenta que no hay comparación que hacer.

“Los colonos en Cisjordania no necesitan dispararles a los palestinos, hay un ejército que lo hace, ya tienen a alguien para hacer este negocio sucio por ellos”, explicó.

“Los colonos están atacando y violando la propiedad palestina, y siempre tienen al ejército israelí para defenderlos. Es un extra, es por diversión e ideología, no por peligro”.

Zoabi se refiere a la violación de los colonos israelíes del derecho internacional al residir en territorio ocupado.

“Los colonos no deben estar allí, se ponen en peligro”.

“Nadie tiene el derecho de venir y tomar tierras palestinas, desarraigar sus árboles y decir ‘no me ataquen, tengo derecho a estar protegido’. No, son colonos, de acuerdo con la ley internacional y no ‘tiene derecho a estar protegido”.

. No, ellos son colonos, según la ley internacional usted no tiene el derecho para ser protegido.

Pero el portavoz de B’Tselem, Amit Gilutz, señala que incluso los civiles que se instalan en territorio ocupado no deberían ser blanco de ataques.

“Uno de los principales ejes del derecho internacional es la distinción entre combatientes y civiles”, señaló Gilutz.

“Por lo tanto, vivir en un área ocupada, que en sí misma constituye una violación de la ley internacional, no te convierte en un objetivo legítimo si eres un civil”.

Continuó afirmando que incluso si los palestinos perpetran ataques contra civiles israelíes primero, la muerte extrajudicial de palestinos por parte de israelíes a menudo es injustificada.

“La fuerza letal solo puede usarse cuando se enfrenta a un peligro inminente para uno o para otras personas y cuando no hay otra opción”, explicó Gilutz.

“Las fuerzas de seguridad israelíes han sido documentadas muchas veces usando la fuerza letal sin justificación, incluso contra los palestinos que han llevado a cabo o intentado llevar a cabo un ataque contra ellos”.

Incluso con las nuevas leyes, Abdel Raziq comentó que ella y su comunidad no sienten mayor temor.

“No tememos a la muerte. La gente muere todo el tiempo. A la comunidad no le importa. De cualquier forma, no me voy a ir de mi tierra”.

La entrada a la casa de Manal Shekadeh Abdel Raziq en Qusra, en el norte de Cisjordania, eterniza la muerte de su esposo, Mahmoud Ahmad Zaal Odeh [Tessa Fox / Al Jazeera]

Fuentes: Israel’s eased gun laws: Palestinian fear over new gun permits

Copyleft: Toda reproducción de este artículo debe contar con el enlace al original inglés y a la traducción de Palestinalibre.org

Fuente: Tessa Fox, Al Jazeera News / Traducción: Palestinalibre.org


Nueva encuesta: la mayoría de los judíos israelíes creen que son ‘personas elegidas’

La mayoría de los judíos israelíes, el 56%, creen que son el “pueblo elegido” según una encuesta realizada por Haaretz. Esa cifra es considerablemente más alta entre las familias ultraortodoxas, con el 79%.

¿Hay un pueblo elegido? – Caricatura [Carlos Latuff / Twitter]

La mayoría de los judíos israelíes, el 56%, creen que son el “pueblo elegido” según una encuesta realizada por Haaretz. Esa cifra es considerablemente más alta entre las familias ultraortodoxas, con el 79%.

Los resultados de la encuesta, llevada a cabo por la conmemoración del Año Nuevo judío, incluyeron una serie de hechos reveladores sobre la sociedad israelí y la dirección de la política del país. Una tendencia que puede ser de gran preocupación para quienes desean ver una resolución política en Palestina sobre la base del derecho internacional y la justicia, es que más de la mitad de los judíos israelíes creen que su derecho percibido a la “Tierra de Israel” procede de la alianza de un pueblo elegido con Dios.

Con la gran mayoría de judíos israelíes sosteniendo tales puntos de vista, los autores de la encuesta sugirieron que, bajo la superficie, se está librando una guerra religiosa. La actitud religiosa de los judíos israelíes, señalaron, era el “subtexto siniestro del amargo debate político sobre los territorios”. Sin embargo, el gobierno israelí presenta su disputa con los palestinos por la seguridad y la real política. Los resultados de la “fe ciega”, agregaron, “son fácilmente predecibles y potencialmente peligrosos”.

Según la encuesta, el 54% de los judíos israelíes cree en Dios, y otro 21% acepta la existencia de un poder superior indefinido además del de Dios. Esto es considerablemente más alto que en los países de la Europa Occidental, pero no en los Estados Unidos, que tienen un porcentaje similar de personas que cree en Dios.

Este hallazgo marcó una característica clave en la forma en que el conflicto se está moviendo en el ámbito internacional y en la polarización entre Israel y Estados Unidos, por un lado, y los aliados europeos, por el otro. “Las tensas relaciones políticas entre Israel y la Unión Europea, y recientemente también entre la UE y Washington, también pueden ser delineadas por creencias religiosas”, explicaron los autores de la encuesta. “Los israelíes y los estadounidenses ven a Europa como impíos y decadentes, pero para los brahmanes en Bruselas, Israel y los Estados Unidos se están desviando hacia el locura fundamentalista”.

Fuente: New poll: Majority of Israeli Jews believe they are ‘chosen people’

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Fuente: Middle East Monitor / Traducción: Palestinalibre.org


Crisis: Hospital de Gaza cerrará debido a falta de combustible

El Hospital Abu Yusuf Al-Najjar en el sur de la Franja de Gaza dejará de funcionar en nueve días debido a la falta de combustible necesario para sus generadores de electricidad, advirtió hoy el Ministerio de Salud de Gaza.

Debido a la escasez de combustible, los generadores de siete centros de salud en la sitiada Franja de Gaza dejaron de funcionar [Mohammed Asad / Middle East Monitor]

El Hospital Abu Yusuf Al-Najjar en el sur de la Franja de Gaza dejará de funcionar en nueve días debido a la falta de combustible necesario para sus generadores de electricidad, advirtió hoy el Ministerio de Salud de Gaza.

En un comunicado, el ministerio señaló que si se detienen los servicios de salud en el hospital, 250,000 personas podrían verse afectadas.

Aproximadamente 400 pacientes visitan regularmente dicho centro para recibir tratamiento médico vital, incluida la diálisis, indicó el ministerio.

En las últimas semanas, el ministerio repetidamente ha advertido sobre el inminente colapso del sector de salud local de Gaza debido a una crónica escasez de combustible necesario para mantener en funcionamiento los generadores de emergencia de los hospitales.

La Franja de Gaza, hogar de unos dos millones de personas, tiene un total de 13 hospitales administrados por el gobierno y 54 centros de atención primaria de la salud, que en conjunto representan aproximadamente el 95% de todos los servicios de salud en el enclave costero.

Gaza sufre una aguda escasez de electricidad como resultado del asedio impuesto por Israel ya por 11 años. Tanto Egipto como la Autoridad Palestina han apoyado el bloqueo imponiendo nuevas limitaciones a la Franja.

 

 

Fuente: Gaza hospital to close due to fuel shortfall

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Fuente: Middle East Monitor / Traducción: Palestinalibre.org

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