PARAGUAY: VICTORIA FRAUDULENTA

POR JOSE ANTONIO VERA.Resumen Latinoamericano, 24 abril 2018

ILICITA, seguramente es la palabra, entre otras muchas, que mejor califica las elecciones presidenciales que se realizaron en Paraguay el pasado domingo 22, y que se cerraron con un alevoso fraude por parte del Tribunal Superior de Justicia Electoral, sometido impúdicamente por el Partido Colorado, generando un peligroso clima de enfrentamiento civil que va increscendo a medida que pasan las horas.

Lo curioso es que el Partido Colorado está celebrando el triunfo sólo porque el Tribunal, las encuestadoras, 9 entre 10 muy tendenciosas, y la prensa en general, anunció la victoria de Mario Abdo Benítez, sin que aún lo haya proclamado oficialmente ganador.

Entre las muchas irregularidades comprobadas, que ha cometido el Tribunal Electoral, según la denuncia de los responsables de la oposición, destaca su anticipado anuncio del resultado final cuando aún no se había terminado el conteo de las actas y la diferencia era de apenas 90 mil votos de los más de dos millones emitidos, tras una abstención de 38 por ciento de poco más de los cuatro millones 200 mil inscriptos.

Frente a las numerosas denuncias de dirigentes y delegados de mesa de la opositora Alianza GANAR, que califica de “Golpe de Urnas” y de “escandalosa estafa”, a la elección de Mario Abdo Benítez como Presidente, las fuerzas opositoras están reclamando infructuosamente que se suspenda el conteo, para proceder a un nuevo control que habilite una rectificación general, en presencia de representantes de todas las fuerzas que han competido y de observadores internacionales. La respuesta negativa del Tribunal es contundente: “el cómputo no se detendrá”.

A la hora de escribir estas líneas, miles de personas se dirigen hacia la sede del Tribunal, rodeado por fuertes contingentes policiales y militares, para reclamar que cese de inmediato el conteo y se reinicie el control, voto por voto, pues se verifican numerosas trampas, incluyendo varias urnas con sus papeletas que han sido lanzadas en los grandes basurales que rodean Asunción. Circulan fotos testimoniales.

Además de la compra de cédulas de identidad, otra indecencia fue la utilización en muchas mesas de bolígrafos con tinta borrable, cosa que habría permitido traicionar la decisión de un número desconocido de electores, al adjudicar su voto al enemigo, así como el uso de la papeleta en blanco, secuestrada por el Partido Colorado, adjudicándosela a su candidato, perjudicando a su opositor Efraín Alegre y demás candidatos al Senado, Diputado, Gobernaciones y Diputados al Parlasur.

Hace 71 años el pueblo paraguayo se enfrentó en una Guerra Civil fratricida entre colorados y liberales, dejando miles de muertos y heridos, y esa herencia nefasta aún no se ha borrado totalmente del pensamiento de ambas familias partidarias, recuerdo que aumenta la amenaza de un enfrentamiento, que hace dos décadas reverdeció con un magnicidio y el asesinato de ocho jóvenes que defendían la democracia frente al Palacio Legislativo y, hace un año, dejó varios heridos y un joven muerto, en el asalto a balazos de la sede liberal por la policía, delito que aún no se ha aclarado, y ningún victimario está condenado.

Otros dos elementos ilegítimos que han jugado a favor de los candidatos colorados son el uso sin ninguna observancia ética de parte de las empresas encuestadoras que en el último mes, 9 en 10, daban ganador a Abdo Benítez por 25 a 30 puntos, engaño que repitieron en las estimaciones de bocas de urnas desde las primeras horas de la mañana del domingo, cuando anunciaban que la derrota de la Alianza GANAR surgía en la mayoría de las mesas receptoras.

Cualquier observador político sabe que ese procedimiento constituye una eficaz campaña para inducir a sectores electorales a la inhibición, a la abstención, a la inoperancia, a la apatía, “pues como todo está cocinado, ya se sabe quién va a ganar, para qué me voy a molestar en ir a votar”, se ha oído a menudo en los días y horas previas, reacción que operó principalmente en la masa opositora.

Ese comportamiento de las encuestadoras, calificado de “inmunda venalidad” por el Abogado y electo Senador Payo Cubas, ha provocado una masiva denuncia ante tribunales judiciales por toda la oposición, que componen la Alianza del Partido Liberal con el Frente Guasú, de Fernando Lugo, actual Presidente del Senado, y otros emblemas de menor cuantía. Cubas sostiene que posee copias autenticadas por escribanía de familias enteras que han votado en tal mesa pero que no aparece su voto en las actas.

En esta desprolijidad cívica, también la oposición tiene su responsabilidad, pues llegó a la contienda sin suficiente capacitación de sus representantes, frente a un enemigo con mucha experiencia electorera, como lo demostraron sus aplomados delegados en las mesas de votación, que han sido capaces de hacer desaparecer votos, aunque muchos titulares de ese documento, afirman que votaron en ese lugar. También se registró violación de los preceptos electorales en la constitución de las mesas, colocando en tercer  sitio a delegados del Partido UNACE, aliado a Cartes, que carece habilitación para ese puesto.

Lugo reclama “un conteo más lento, no hay razón para apresurarse, y despejar esta nube negra que ensombrece el país y se focaliza en la decisión del Tribunal Electoral y nosotros, toda la oposición, vamos a reconocer los resultados y, si perdemos, aunque sea por un voto, lo reconoceremos”.

Mucha gente está llenando las calles asuncenas, mayoría de una oposición muy ofuscada, pero se están pronunciando amenazadoramente portavoces colorados y las diferencias pueden generar graves enfrentamientos, producto de la falta de transparencia de la máxima autoridad electoral del país.

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