Argentina: A 42 AÑOS DEL GOLPE: LA DICTADURA PARA CENTENNIALS

Resumen Latinoamericano, 19 marzo 2018

Un aporte de Jorge Falcone

A menudo me interrogo acerca de qué más podría aportar un sobreviviente de los duros años 70s a un nativo o nativa digital, a un chico o chica nacidos en el Siglo XXI bajo el signo de la Revolución Tecnológica. Hoy se me ocurre que estaría copado proponerles un viaje en el tiempo a bordo del pensamiento crítico.

Una de las enseñanzas más útiles que me dejó la militancia es la que interpreta que en toda contradicción la política es el polo principal (desde donde se enuncian los programas y se adopta una postura determinada frente a la realidad) y la ideología es el polo secundario PERO dirigente (desde donde se define nuestra escala de valores y la visión del mundo al que aspiramos)

Desde tales premisas, a continuación brindaremos tan sólo algunas pistas para que los curiosos y las curiosas profundicen, en esta era de redes sociales en que lo que no entendés lo averiguás al toque.

Partiremos pues de aquel mundo de posguerra pactado en Yalta a mediados del siglo pasado, ese universo binario en que dos hemisferios en pugna vivieron una suerte de clásico Boca – River.

• 1973: Una ofensiva juvenil que no descarta la acción directa crea las condiciones para la Tercera Presidencia de Perón, que retorna a la Patria en avanzada edad. Pronto, aquella brecha generacional derivará en un desencuentro que dará lugar al contraataque de los sectores más retrógrados del peronismo. Sumado a ello, el empoderamiento de la clase trabajadora, que reclama una participación creciente en el Producto Bruto Interno, será el pretexto que utilizarán los poderosos para propiciar la interrupción del orden constitucional.

• 1976: El último golpe militar que padecimos resume y perfecciona todos los producidos desde 1930. Se trata de otra Conquista del Desierto destinada a subordinarnos a un nuevo orden político universal que hoy llamamos globalización. El lema será “Achicar el Estado es agrandar la Nación”, y la figura que caracterizará el horror que habrá de desatarse, la desaparición forzada de personas, adoptada del colonialismo francés que operó en Argelia.

• 1983: Sobreviene una democracia formal equivalente a la posguerra de un país escarmentado, donde – como si Argentina fuera un Jardín de Infantes -se acordará jugar a la política en el arenero de la plaza… sin disputar su totalidad. En 1996, paradojalmente bajo otro gobierno de signo justicialista, se dará vía libre al monocultivo de soja, cuyo desierto verde extenderá la frontera agropecuaria desalojando pueblos originarios por cuya suerte aún no se alzan voces suficientes.

• 2001: El pueblo se harta de la democracia formal, pero se manifiesta sin estrategia de recambio ni liderazgo que se haga cargo. No obstante, su rico saldo de experiencias horizontales y autogestivas hoy constituye un valioso capital a retomar. En la larga Década Progresista que le sigue, a la ampliación de derechos, la heterodoxia económica, y el efímero ensayo de unidad regional se le contrapondrá un manifiesto fomento al extractivismo y los agronegocios, una creciente criminalización de la protesta social, y – en el mejor momento que vivimos bajo el orden constitucional – se hablará de construir un “capitalismo en serio”. ¡Como si todo lo sufrido hasta aquí por nuestro pueblo hubiera sido broma!

• 2018: La zozobra de quienes nos gobernaron hasta la fecha ha colocado por default a los herederos de los genocidas a cargo de nuestro destino, gerenciando el país como si se tratara de su propia empresa.

Ahora bien, si con ESTA democracia – que se nos ha ofrecido como “el mejor de los regímenes posibles” – no se come, no se cura ni se educa, ¿qué clase de democracia merecemos? ¿¿Si la exclusión social y el patriarcado son indivisibles de este sistema que hasta el Vaticano denuncia, no será más sensato de una vez por todas construir una democracia participativa por fuera del capitalismo??

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