Desde Uruguay por Iris Peña Gómez: ¿POR QUÉ UN PARO?

Resumen Latinoamericano, 8 de marzo.

En marzo de 1911 estaban en huelga las trabajadoras textiles de la fábrica Triangle Shirtwaist, de Nueva York, en defensa de sus derechos.

El patrón antes que pagar el salario reclamado, antes de reducir la jornada de trabajo, decidió prenderlas fuego el 25 de marzo.
Paro y así hago mi homenaje. Así reclamo, así protesto.

Siempre ha sido y es cuestionado el paro como medida de lucha.
Lo paradójico, es que probablemente nunca, quien no hizo un paro, renunció al logro alcanzado por su intermedio.
¿Conocen a alguien que cuando se conquistó la ley de 8 horas, siguió trabajando más porque, como no había parado, no merecía el logro? ¿Conocen a alguien que haya renunciado a recibir un aumento de sueldo o mejoras laborales, obtenidas en una huelga por no haber parado?

Los y las demás, perdieron jornales, fueron apaleados, fueron echados de los trabajos, lucharon por todos, enfrentaron las dificultades, aún por quienes, no sólo no apoyaron, sino a pesar de los obstáculos que éstos generaban. “Si Juan viene a trabajar- dice el patrón- es porque no está desconforme”.

Los derechos conquistados, han sido justamente eso, conquistados. Ha habido que luchar por ellos.

El paro, ha sido una de las formas de lucha. El objetivo es por un lado, mostrar la disconformidad, el desacuerdo. Por otra parte, visibilizar que la ausencia de quienes reclaman, genera dificultades de funcionamiento y los hace necesarios, para que, bajo esa “presión” la contraparte, considere o tome en serio la protesta y de una respuesta acorde.

El derecho al voto de las mujeres, eso que nos parece “natural” fue producto de grandes luchas. Las mujeres fueron apresadas, torturadas, hospitalizadas. Ellas no siempre lucharon pacíficamente. Hicieron huelgas de hambre (se agredieron a ellas mismas) fueron internadas y les metían tubos por la garganta para obligarlas a comer. Prendieron fuego cosas, tiraron piedras. Fueron quemadas vivas.

Hoy hay quienes piden a las mujeres que “no sean resentidas”, que no agredan, que no se violenten. Lo he dicho antes y lo repito una vez más: me niego a ejercer violencia.

Hoy mataron a otra mujer y al policía que la custodiaba, para defenderla del que había dicho amarla.
INDIGNA! Duele! Es posible que haya mucha gente, especialmente mujeres “resentidas”. Así como dice la palabra, sintiendo muy fuerte la indignación.
Esa que nos hace pensar si no es hora de dejar de discutir por si se para o qué cambia.
Esa que dice que es imperioso salir a decir Basta! De una buena vez y desde el más mínimo detalle!
¿Si después queremos que nos dejen pasar o el asiento?
¿Qué banalidad?

El reclamo es NO NOS MATEN MÁS POR SER MUJERES, NO NOS ACOSEN MÁS, NO NOS PAGUEN MENOS A IGUAL TAREA, POR SER MUJERES, NO NOS SOBRECARGUEN LA JORNADA LABORAL CON LA EXCLUSIVIDAD DE LAS TAREAS EN CASA, CRIEMOS LXS HIJXS ENTRE DOS!

Ofrezco todas las aperturas de puerta de mi vida, todos los asientos cedidos del mundo, todas las invitaciones a cenar a cambio de que no nos maten más! No les pertenecemos por la cena paga. Y no nos digan que “elegimos la billetera” o que “billetera mata galán”, porque no hay plata que haga a alguien dueño de nuestra vida o muerte.

¿Murió otra mujer, asesinada delante de sus hijos y todavía alguien puede preguntarse por qué paro?

 

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