Venezuela. Razones fundamentales para que la MUD abandone la carrera presidencial

Resumen Latinoamericano / 22 de febrero de 2018 / Franco Vielma, Misión Verdad

La coalición opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) ha hecho el para nada sorpresivo anuncio de que no asistirán a las elecciones presidenciales previstas para el 22 de abril de este año.

Luego de una habilitación a la Constitución venezolana provista por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) dado su carácter plenipotenciario, se ha permitido una excepción al lapso del mandato presidencial y así convocar las tan solicitadas (por la MUD) elecciones a la silla de Miraflores. Ahora, en un hecho sin precedentes estos deciden no asistir, superándose a sí mismos como organización que en tres oportunidades anteriores se ha retirado ampliamente de unas elecciones, tal como ocurrió en las elecciones parlamentarias de 2005, la elección de la ANC en julio de 2017 y las municipales en diciembre del año pasado.

¿Cuáles son las razones que esgrime la MUD al respecto de su decisión? ¿Qué han declarado en el comunicado explicativo de su decisión? Al respecto, y sobre esta organización que se denomina “política”, pero que participa eventualmente en ella, hay unos elementos a señalar.

Las garantías electorales

El miércoles 21 de febrero la coalición antichavista ha efectuado su anuncio de boicot mediante abstención a las elecciones presidenciales previstas. En su documento, al cual denomina “un reto” al Gobierno del presidente Nicolás Maduro, explica que si bien considera necesario un cambio de régimen “lo antes posible”, para esos efectos no existen supuestamente condiciones electorales.

En ese sentido establece una contrapropuesta, que se asemeja a lo esgrimido recientemente en República Dominicana en el marco de los diálogos entre el Gobierno y la oposición. A saber, condiciones de garantías electorales que, según la oposición, allanarían el camino para que participe en los comicios.

Básicamente, se apega ahora al inesperado documento con el cual sorprendió a los mediadores y al Gobierno justo el día de la firma del documento consensuado que se había pre-acordado en República Dominicana el 31 de enero. En este acuerdo aparecía una serie de modificaciones sustanciales, colocando todo a favor de las demandas opositoras y torpedeando con ello cualquier posibilidad de firma. Este conjunto de condiciones ha sido presentadas ahora por la dirigencia antichavista para ir a elecciones, como parte de un documento “hecho y aprobado por unanimidad” por los cancilleres y mediadores en Dominicana.

Al imponer nuevas prerrogativas e incluso reiterando condiciones ya pre-acordadas con el Gobierno, la MUD establece un acto de propaganda política, intentando resarcir con este acto meramente comunicacional el profundo daño que sobre sus seguidores ha hecho la sostenida campaña de desconfianza ante el ente electoral venezolano, que se ha traducido en una muy baja intención de voto entre los opositores. Además de la inexistencia de un liderazgo sólido que la cohesione y genere confianza.

Para los opositores la cuestión de las garantías electorales, o al menos recrear un supuesto cambio de reglas de juego, es a lo sumo muy importante para cambiar la actual correlación en intención de voto. En enero de este año Eugenio Martínez, analista electoral de la oposición, presentó los hallazgos de la empresa encuestadora Datincorp: mientras 86,6% de quienes se declaran chavistas se encuentran “totalmente decididos a votar” en las presidenciales, apenas 46% de quienes se denominan opositores dicen estar convencidos a participar.

Las condiciones

La MUD denomina ahora a las elecciones previstas en abril como “prematuras”, no obstante hace unas semanas cuando el diálogo quedó en “receso indefinido”, en palabras del mediador presidente dominicano Danilo Medina, la MUD ya había pactado con el chavismo la realización de las elecciones el 22 de abril. Así que esto descoloca por demás el pronunciamiento de la MUD sobre la fecha de elecciones como un obstáculo a su participación. La coalición declaró en su documento de este 21 de febrero que apostaba por elecciones en el segundo semestre de este año.

Otra de las demandas que intenta imponer ahora como condición es la sustitución de rectorías en el Consejo Nacional Electoral (CNE) para hacerlo más “equilibrado”, so pena de que también en República Dominicana esa posibilidad ya se había pre-acordado, pero no fue firmada por la MUD. Lo cual implica que coloca como una nueva demanda un cambio en la estructura comicial que ya había sido avalada por el Gobierno en los diálogos que decidieron no avalar con su firma.

La invitación a misiones de observación internacional es otro punto señalado por la oposición en todos los procesos: antes, durante y luego de la elección presidencial. Otro punto que ya había sido pre-acordado con el Gobierno.

Otro de los elementos que surge en el documento es el voto de los venezolanos en el extranjero. Sin aclarar en qué términos se desarrolla esta condición, la dirigencia antichavista hace el planteamiento a la luz de que efectivamente los venezolanos extranjeros sí pueden votar. Lo hacen aquellos que cuentan con situación legal en el país destino y que además han hecho cambio en el Registro Electoral Permanente frente a embajadas y servicios consulares, acorde al artículo 124 de la Ley Orgánica de Procesos Electorales.

Probablemente la MUD sugiera un desconocimiento de la ley para habilitar el voto de muchos de sus seguidores que han migrado y que no cuentan con estas condiciones. Lo que constituye una seria piedra de tranca.

Coloca como demanda sustancial para ir a elecciones el acceso igualitario de medios públicos y privados a los centros electorales, aun a expensas de que es sabido que ésta no es una variable que signifique una convocatoria sustantiva para motivar al voto. Pero que por otro lado sí ha servido para que en tiempos anteriores proliferaran las alharacas en centros electorales, cuestión que sirvió para construir continuamente matrices de “fraude electoral” que pesan hoy enormemente en la intención de voto de la oposición.

Ha solicitado la revocatoria de inhabilitaciones a partidos y líderes políticos. La referencia no apunta concretamente a algún personero político en particular. En cuanto a la inhabilitación de partidos, sobre la organización Primero Justicia cayó recientemente la obligación de revalidación ante el ente electoral venezolano y estos no lograron recoger las firmas para poder volver al ruedo, luego de ausencias declaradas de ese partido en el tarjetón electoral.

Finalmente solicitó una realización de auditorías técnicas al proceso electoral. Lo que para las autoridades electorales venezolanas y para la MUD no es ninguna novedad, pues acorde a la normativa electoral son 14 los procesos de auditorías previas a las elecciones, durante las elecciones y posteriores a éstas. La MUD ha validado todos los procesos de auditorías en las elecciones de los últimos años, incluyendo las de gobernadores el pasado 15 de octubre.

¿Cuál es el sentido de las condiciones de la MUD?

En términos estrictamente electorales, sólo el nombramiento de nuevas rectorías en el CNE es a lo sumo significativo, en caso de que las nuevas autoridades decidan cambiar las metodologías de votación y un cambio total de sistema, por ejemplo, si este pasa del sistema automatizado actual (calificado por el Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica -CEELA- como uno de los más transparentes del mundo) por un sistema manual. En caso de que aún cambiando autoridades electorales se preserven los métodos actuales, el cambio de rectorías es, en términos electorales, irrelevante.

Pese a su tajante negativa, la MUD parece dejar la puerta abierta para ir a elecciones siempre y cuando todas (o algunas, quizás) las condiciones les sean satisfechas.

Entonces, las condiciones que el antichavismo buscan imponer, desde una agenda política mediática y bajo severas condiciones de tutelaje por instancias extranjeras, parecen ser condiciones para restablecer su imagen política. No están en esencia correlacionadas con las condiciones electorales en el terreno. Parecen presentarse desde una posición en la que de conseguirse todas o parte de sus demandas, irían a elecciones presentando la imagen de que lograron “torcerle el brazo” al chavismo, aunque el chavismo ceda en demandas que ya estaban pre-acordadas en República Dominicana.

Aquí cobra fuerza la cuestión de la imagen política. Para la MUD es relevante que desde su arena (medios, presión extranjera y vocerías políticas) consagre concesiones electorales, en lugar de hacerlo desde la posición “domesticada” que presentó en República Dominicana. En estas instancias intentan restablecer un vínculo roto con sus seguidores, pues gran parte de estos consideran que la MUD se ha sometido a los designios del chavismo por sólo hacer lo que los políticos deben hacer, que es dialogar.

En definitiva, con respecto a la oposición hay situaciones que pueden lucir impredecibles, especialmente por tratarse de una instancia pseudo-política que no guarda criterios propios de conducción, sino que por el contrario se encuentra dirigida desde instancias extranjeras que intentan fabricar un escenario de deslegitimación para dar paso a un mayor cerco financiero y económico sobre el país.

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