Brasil. Carnaval 2018: resistencia y democracia

Aristóteles Cardona Júnior*, Resumen Latinoamericano**, 05 de febrero 2018

Se acerca otro carnaval. Hay quien pase estos días de fiesta trabajando, hay quien quiera jugar en la fiesta como si no hubiera mañana, y hay también los que prefieren aprovechar estos días para descansar, sin mucha agitación. Independientemente de cuál sea el camino de sus días de carnaval, una cosa es innegable: la fuerza y ​​la potencia que representa la mayor fiesta popular del mundo.

Son muchas las versiones para el surgimiento del carnaval. En las antiguas Grecia, Roma y Egipto, pasando por la Edad Media y viniendo hasta los días actuales. De todas formas, todo indica que nuestra fiesta de Carnaval es herencia de un conjunto de festividades que ocurrían desde la antigüedad y fueron siendo adaptadas y modificadas hasta el formato actual. Y es en Brasil que la gran potencia se convierte en la referencia que es en los días de hoy.

Lo comento porque es sobre el carnaval de Pernambuco que quería hablar un poquito. Es este vibrante carnaval que me viene a la cabeza en este momento. Y creo que a pesar de todo el momento de crisis en el que vive nuestro país, con la democracia estratificada y con los derechos siendo atacados por todos lados, el carnaval pernambucano tiene mucho que ver con todo eso.

Pero ¿por qué estoy asociando una cosa tan buena, como es el carnaval, con este momento sombrío de nuestro país? Creo que pocas manifestaciones populares en el país representan tanto una resistencia cultural como la que representa nuestro carnaval. Sean los Papangus de Becerros, el Maracatu Rural en Nazaret de la Mata, los Caretas en Triunfo, llegando, en fin, a los frevos y marchas en todo el estado, todos estos ritmos y manifestaciones son verdaderos ejemplos de resistencia.

En un tiempo en que cada vez más ganan espacios las fiestas con camarotes, espacios “vips”, “alfombras rojas” y que limitan el acceso sólo a quien paga caro, nuestro carnaval, como es hecho por estas bandas de acá, en sentido contrario. Es el carnaval de las calles y de las personas. Que no se paga para entrar y, por eso, es más democrático.

Tal vez sea de ese que más necesite el país. De privilegiar al pueblo que está en las calles. Resistencia y Democracia. Que el carnaval de 2018 sea más un gran ejemplo de resistencia y democracia. Y que sigamos con este espíritu para el resto del año. Necesitamos. Un buen carnaval a todas y todos!

*Médico de Familia en el Sertão pernambucano, Profesor de la Universidad del Valle de San Francisco y militante del Frente Brasil Popular de Pernambuco.

**Fuente: Brasil de Fato, Edición: Monyse Rávena

You must be logged in to post a comment Login