Argentina. La OMC avanza con su agenda liberalizadora desde Sudámerica

Por Gabriela Roffinelli/ Megafón-CLACSO/ Resumen Latinoamericano/ 8 de diciembre 2017. Este mes de diciembre se realizará en Argentina la XI Reunión Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Llegarán al país ministros y altos funcionarios de comercio de los 164 miembros de la organización, países o uniones aduaneras, con el objetivo de avanzar en acuerdos en torno a la liberalización de las políticas arancelarias, particularmente de los sectores pesquero, agrícola y de servicios.

La reunión cumbre de Buenos Aires concentrará sus esfuerzos en ampliar el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio(AFC), conjunto de desregulaciones aduaneras, que entró en vigor en febrero de 2017 con la aprobación de los dos tercios de los miembros de la OMC. Buscará alcanzar mayores niveles de liberalización, a través de limitar la regulación nacional de los servicios, asegurar la protección a los derechos corporativos para facilitar las inversiones, desregular el comercio electrónico y las transferencias de datos personales, entre otras medidas.

Por un lado, el director general de la OMC, Roberto Azevedo, instó a los miembros a realizar “mayores esfuerzos para alcanzar acuerdos multilaterales en la XI Conferencia Ministerial y contrarrestar la amenaza de que se instauren las políticas proteccionistas en medio de las pobres perspectivas de crecimiento del comercio global (…) hay preocupación extendida sobre el aumento del sentimiento anticomercio y antiglobalización (…) si esa retórica no es atendida efectiva e inmediatamente podría conducir con facilidad a la adopción de políticas desacertadas que empeorarían la expansión del comercio y las perspectivas de empleo”.
De esta forma, la OMC expresa la preocupación de las grandes corporaciones de la Unión Europea ante el intento de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, de lograr un reordenamiento de los tratados comerciales en favor de los EUA. El presidente estadounidense arremete contra los Tratados de libre Comercio como el TLCAM que involucra a su país, México y Canadá, pero, al mismo tiempo, impulsa tratados bilaterales que le permitan establecer alianzas políticas más fuertes con ciertos países en detrimento de otros. De esta forma, “Trump pretende recuperar instrumentos de represalia unilateral, socavando los mecanismos de la OMC para zanjar controversias”.

También existe incertidumbre con el Brexit, ya que el Reino Unido perderá acceso a los tratados de libre comercio de la Unión Europea. Pero sin duda, siguiendo los pasos de Trump, negociará nuevos acuerdos bilaterales con el objetivo de afianzar mercados para las corporaciones británicas. Las grandes potencias siempre promueven el libre comercio hacia fuera mientras practican el proteccionismo.

Por otro lado, la OMC expresa en sus últimos informes sobre Comercio Mundial (2016 y 2017) especial preocupación por avanzar con la desregulación del comercio electrónico y con la flexibilización del mercado de trabajo. En su Informe de 2016 sostiene que la desregulación del comercio electrónico permitirá a “muchas empresas pequeñas e innovadores a través de internet y el auge de las redes internacionales de producción tener la oportunidad de convertirse en prósperos comerciantes internacionales”. Sin embargo, la experiencia histórica en nuestra región contradice las afirmaciones de la OMC, mayormente las pequeñas empresas de los países dependientes no logran sobrevivir a los procesos de desregulación de los mercados.

Los intentos por desregular el comercio electrónico y la transferencia de información electrónica benefician directamente a las grandes empresas que presentan un mayor desarrollo en productos y servicios digitales. En la actualidad son un grupo de 200 corporaciones en todo el mundo, entre las que se destacan las grandes empresas de los países centrales como Amazon, Facebook, Google, IBM o Microsoft y, también, algunas locales de influencia regional como Mercado Libre, Globant, Despegar y OLX. Estas empresas pretenden asegurarse el acceso a los mercados eliminando aranceles y, al mismo tiempo, extraer sin trabas los datos generados por estos servicios. “Y es que los datos (big data) provistos por los usuarios de los equipos interconectados a la red constituyen la materia prima de la nueva economía digital, los que alimentan los algoritmos y la inteligencia artificial, conformando un banco de datos que favorece el control social”.

En 2017, las conclusiones del Informe de la OMC sostienen que si bien la expansión tecnológica y el comercio destruyen empleos, los gobiernos deben “prestar un apoyo más creativo y eficaz a las personas para que puedan adaptarse al cambio económico (…) el éxito depende de las políticas de ajuste, en especial las políticas activas destinadas a reciclar profesionalmente a los trabajadores”.
La reforma laboral aprobada en Brasil o la que procura instalar el presidente Mauricio Macri en Argentina están en plena sintonía con las propuestas de la OMC, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos(OCDE). Postulan la creación de puestos de trabajo autónomos, es decir, que presten servicios para los empleadores sin constituir vínculos laborales permanentes; o directamente llegar a lo que se denomina la figura del “teletrabajo”. En este sentido se orientan las “políticas destinadas a reciclar profesionalmente a los trabajadores” que promueve la OMC.
No es casualidad que el empresario estrella del comercio digital de Argentina, Marcos Galperín, CEO de “Mercado Libre” (que adeuda $ 500 millones al fisco y que posee empresas offshore en la Islas Vírgenes Británicas, que se dedican a los agronegocios) se pronuncie por una reforma laboral “a lo Temer” y propicie mayores niveles de desregulación, especialmente del sistema financiero, “son industrias enormes totalmente reguladas y la regulación, al final, lo que hace es proteger a los jugadores establecidos.” Sin embargo, el reciente desembarco de la gigante Amazon en Brasil ocasionó rápidamente una baja del 10% de la acciones de Mercado Libre en Wall Street. El tiempo nos dirá si Mercado Libre logra sobrevivir a la “libre competencia” que presentan las grandes transnacionales de servicios digitales de los países centrales.

Las movilizaciones callejeras en repudio de los distintos conclaves del capitalismo mundial (G8-G20, FMI, BM, OMC) y, fundamentalmente, la irrupción de la crisis de 2008, enfrentó al poder económico global a la necesidad de forjar nuevos consensos con la sociedad. “Los ministerios de Comercio y la Secretaría de la OMC han tenido que aprender cómo comunicarse con los muchos políticos, interesados y líderes de opinión cuyos intereses resultan afectados por lo que hacen”, de allí el interés de la OMC de mostrar su agenda de discusión como propicia para la generación de  empleo y para el crecimiento de las pequeñas empresas de los países periféricos.

Sin embargo, unificar las reglas de gestión de los mercados internos en sintonía con el mercado mundial, suprimir toda distinción entre ellos, toda regulación nacional en nombre de un concepto extremo de libre comercio deviene en una verdadera reorganización de los sistemas productivos de los países dependientes en favor de los más fuertes, es decir del capital transnacional.
El sistema capitalista mundial en crisis profundiza la integración global de la mano, por un lado, del libre comercio y, por el otro, de la revolución de la digitalización y de otros adelantos científicos y técnicos que le permiten la deslocalización espacial entre los procesos productivos y los de circulación, siempre controlados por las grandes transnacionales. Las denominadas cadenas globales de valor (CGV) que atraviesan fronteras nacionales son expresión de este proceso de desdoblamiento espacial de producción y circulación articulado a escala mundial. Es decir organizado, dirigido y controlado por el capital monopólico de los países imperialistas.
Por lo tanto, la OMC se propone no solamente desregular el comercio mundial, sino organizar la producción a escala mundial en función de la maximización de las ganancias de las transnacionales. Ésto exige un endurecimiento de la asimetría de las estructuras productivas entre países imperialistas y países periféricos o subdesarrollados.

Por ejemplo, los derechos de propiedad industrial e intelectual eternizaran la propiedad de las empresas transnacionales, que se apropian de saberes ancestrales de pueblos y campesinos de los países periféricos; a los que se les prohíbe la producción autónoma y se los obliga a comprar en el mercado mundial los productos de las transnacionales, como Monsanto con las semillas genéticamente modificas o los laboratorios farmacéuticos que prohíben las producción de medicamentos “genéricos” en los países periféricos y monopolizan el mercado de fármacos.

El proyecto de gobierno económico de la OMC es un proyecto ultra reaccionario. Propone volver a formas anteriores de la división social del trabajo mundial, desarticula las bases productivas nacionales, desploma el mercado interno, deprime los salarios y acelera la generación de una sobrepoblación de precarizados, subocupados y desocupados en función de las necesidades de la acumulación capitalista mundial. Con este objetivo avanzan cercenando el derecho de los Estados periféricos a legislar y regular las actividades del capital transnacional en sus territorios. La  OMC deviene —como lo denomina Samir Amin— en el nuevo ministerio de asuntos coloniales de las potencias imperialistas.

En Argentina, el gobierno de derecha de Macri impone políticas neoliberales“ que vuelvan a insertar el país al mundo”, como las recientemente anunciadas reformas laborales, previsionales e impositivas; en plena sintonía con las “recomendaciones” de los Organismos Transnacionales. El macrismo intenta liderar el avance conservador en Nuestra América. Apuesta a consolidar una reinserción subordinada de la región en la lógica liberalizadora que imponen los grandes capitales transnacionales. Aunque la lluvia de inversiones se hace esperar, el respaldo internacional se expresa posibilitando el acceso a un endeudamiento irracional y a que el país se constituya en sede de las reuniones del Mini Davos y la OMC en 2017, antesalas del G20 en 2018, en Buenos Aires.
Desde la Cumbre de Seattle, en 1999, los movimientos sociales, sindicales y políticos a escala global entretejieron una importante historia de luchas contra los avances de la OMC. Comprendieron que esta institución representa los intereses de las corporaciones en detrimento de mejores condiciones de vida para los pueblos.

En Buenos Aires una confluencia de movimientos sociales promueve La Cumbre de los Pueblos en el marco de la Semana de Acción Global contra la Organización Mundial del Comercio, del 7 al 13 de diciembre. También Grupos de Trabajo de CLACSO organizan para esa semana diversas actividades, como el seminario “Multilateralismo, regionalismo y bilateralismo. Integración y respuesta alternativa de los pueblos”, que colaboran a la reflexión y articulación con las organizaciones sociales de la resistencia y la construcción de alternativas en beneficio de nuestros pueblos y de la naturaleza.
Las cumbres de la OMC y del G20 en Argentina nos desafían a profundizar la resistencia contra la reestructuración productiva y de consumo que prefiguran las transnacionales condenando a vivir en la miseria a gran parte de la humanidad, y arrastrándonos a un ecocidio global.

Por lo tanto, es importante movilizarnos y visibilizar los impactos negativos para la vida plena de los pueblos y la naturaleza, que encarna la agenda capitalista mundial que se nos impone a través de  proyectos de liberalización como el que despunta la OMC. Así como avanzar en la puesta en marcha de alternativas populares consustanciadas con proyectos que tiendan a la desmercantilización de las relaciones sociales y de la naturaleza, que promuevan la solidaridad y la ayuda mutua entre los pueblos.

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[*] Gabriela Roffinelli – es Licenciada en Sociología. Docente de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Investigadora de FISyP. Coordinadora del Grupo de Trabajo de CLACSO Crisis y economía mundial

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