ENTREVISTA A NICOLÁS MORÁS: “El imperialismo moderno se constituye sobre las bases de los esclavos satisfechos y una oposición controlada”

 

Por Esther Vivas, Resumen Latinoamericano, 4 diciembre 2017

 

Al término de la ponencia Viviendo la Distopía, presentada en video por iniciativa de estudiantes de las carreras de Filosofía, Lengua y Literatura Española e Historia de la Universitat de Girona, entrevistamos al joven conferencista argentino Nicolás Morás, renombrado columnista en prensa gráfica y digital y activista por las libertades civiles. Recibió el galardón Cobden Award en el año 2014 por su labor promoviendo las causas por una mayor libertad individual y equidad social, y una mención de honor a Periodistas No-Alineados por su trabajo sobre El hemisferio izquierdo del Statu Quo por parte de la Université Populaire francesa.

¿Cómo defines el concepto de Pos-imperialismo europeo? ¿Qué influencia ejerce este fenómeno sobre la política latinoamericana hoy?

El pos-imperialismo es la etapa superadora del imperialismo convencional, decimonónico, que se ejercía a través del dominio coercitivo que ejercían las metrópolis sobre las sociedades coloniales. En simultaneidad a la transición entre sociedades disciplinarias y sociedades de control que advirtieron autores como Negri, los lazos de dominación imperial evolucionaron al punto de redefinirse, volviéndose cada vez más sutiles sin perder efectividad por ello.

En este momento histórico, por ejemplo, el tutelaje político no está manifiesto en la legalidad vigente, por el contrario, se pretende simular una igualdad entre potencias y países tercermundistas, que son todos miembros de derecho pleno de la ONU y otro sinfín de organismos globales, pero con la “sutil” diferencia de que las fundaciones políticas alemanas no son tuteladas por las argentinas o las costarricenses, mientras la situación inversa es el pan de cada día.

Caso paradigmático es el de la Fundación Naumann perteneciente al FDP alemán, autodenominada “liberal y democrática”. Aunque sus estatutos no lo declaren, debería definirse además como “garante de la superioridad germánica”, puesto que en los últimos años se han destapado gran cantidad de casos que demuestran su vocación por incidir en la política latinoamericana, ya sea inventando al Movimiento Libertario, tercer partido de Costa Rica o ejerciendo el control total de los autodenominados liberales argentinos.

En Argentina la Naumann expandió su abanico al punto de cooptar por completo a cierta fracción del espectro político nacional: Desde patrocinar a los lobbys pre-existentes como la innoble Fundación Libertad de Rosario, hasta crear entidades desde cero, como la Fundación Federalismo y Libertad que se aboca a conectar al empresariado del Noroeste del país con los políticos subsidiados por la Naumann a nivel nacional, quienes han pasado de ocupar posiciones más o menos marginales durante la última década a sentarse al frente de ministerios clave. Tal es el caso de Patricia Bullrich, actual Ministra de Seguridad del gobierno de Macri (responsable de la represión a los mapuches que dejó un muerto la semana pasada), eterna asistente a cuanta conferencia o “mesa de trabajo” convocara la sede porteña de la Naumann, y cuya jura fue celebrada por un comunicado oficial de la organización, junto con la del diputado oficialista José Patiño, a la postre ex – director de la misma.

Cabe destacar que la intervención teutona no se limita a las “grandes ligas” de la política. Cuando un grupo de jóvenes contestatarios, formalmente en pie de guerra con la aristocracia pseudo-liberal, integramos el minúsculo Partido Liberal Libertario, amenazando con desplazar a esos viejos caciques e imponer una agenda radical, la Naumann no tardó en aparecer. Luego de solventar la “capacitación de liderazgo” a las autoridades del Partido, encantados de la vida regresaron de Alemania con la idea firme de moderar nuestros postulados “para sumar adhesiones”, desplazar sistemáticamente a los anarquistas del grupo y finalmente renunciar a la intransigencia para apoyar las candidaturas de fuerzas del establishment…como la de Patricia Bullrich en 2011.

Poco tardó el PLL en desaparecer por completo del mapa político, cosechando un resultado electoral tan miserable que no le permitió siquiera mantener su personería jurídica. Jamás he visto plasmarse de manera tan perfecta la técnica de neutralización del enemigo.

Actores como la Naumann se cuentan de a cientos, representando discursos variados e incluso contrapuestos, y aquella supuesta pluralidad es la red que explica como América Latina replica milimétricamente las políticas públicas españolas en cuestiones de género, turismo, medio-ambiente, etcétera sin importar el signo de los gobiernos de turno.

 

“Los ciudadanos europeos tributan a la casta local. Los ciudadanos latinoamericanos tributan a las respectivas castas locales, y a la española, y a la británica, y a la alemana, y por supuesto a la estadounidense, etcétera”

Mauricio Macri, presidente de Argentina y Patricia Bullrich, ministro de seguridad

 

 

 

 

 

 

Señalabas también que la injerencia europea también tiene una manifestación económica.

Que no te quepa la menor duda. Pecaré de materialista pero considero que mantener la dominación económica sigue siendo el principal objetivo. Basta con observar la balanza comercial argentina de cualquier periódo desde la década del noventa para concluir que España pesa mucho más que los Estados Unidos en ese aspecto.

Las privatizaciones monopólicas de las empresas estatales en los noventa (habría que llamarlas corporatizaciones) derivaron en un poder inédito por parte de multinacionales españolas sobre la cartelizada economía argentina:

Marsans pasó a dominar la aeronavegación, Repsol la industria petrolífera y gasífera, Telefónica la mitad de las telecomunicaciones del país, Grupo Prisa pisando fuerte en la prensa . También desembarco Botín con la compra del principal banco nacional, el Río, actualmente Santander Río.

No deja de ser curioso que el gobierno de Cristina Kirchner, que re-estatizó la deficitaria Aerolinea (con dinero de los fondos previsionales que jamás retornará a los pensionados), no tardó en contratar a Baltasar Garzón a los días de su cese como Magistrado de la Audiencia Nacional española. Ese señor que otrora se vestía de paladín de los derechos humanos universales al tiempo que solicitaba explícitamente a la Banca de Botín que pague sus cursos en Nueva York.

Te diré que los efectos del pos-imperialismo económico, del nuevo mercantilismo, se resumen en la siguiente ecuación:

Los ciudadanos europeos tributan a la casta local. Los ciudadanos latinoamericanos tributan a las respectivas castas locales, y a la española, y a la británica, y a la alemana, y por supuesto a la estadounidense, etcétera. Por no mencionar la cuestión de las rentas del expolio histórico.

“Nacionalismo o globalismo son consignas vacías de contenido que rotulan con mayor frecuencia intereses criminales que causas nobles”

Baltasar Garzón

 

 

 

 

 

 

 

¿A qué te refieres con la tributación a la casta extranjera? ¿Qué significan las rentas del expolio?

Muy sencillo: Tanto los súbditos españoles de Montoro como los súbditos argentinos de la AFIP deben entregar de manera directa e indirecta la mayor parte de sus ingresos personales a los respectivos fiscos. En ese sentido, ambos colectivos son oprimidos convencionalmente por el Estado.

Ahora, los argentinos deben pagar por ejemplo tarifas telefónicas o de internet exorbitantes al duopolio Telefónica-Telecom, quienes repatriarán buena parte de sus beneficios a España e Italia.

En lo que respecta a las rentas del expolio histórico, ningún historiador serio negará que las infra-estructuras e industrias de Reino Unido o España se consolidaron dramáticamente con el ejercicio brutal del saqueo imperialista durante cuatro siglos.

Detrás de los hermosos palacios, los imponentes museos del Prado o Británico, los sólidos puentes y vías ferroviarias se esconden las firmas del oro peruano, la plata boliviana, la caña cubana, el café colombiano, etcétera, etcétera

Esta realidad histórica en suma a la dominación moderna son indisociables del hecho que un parado español pase menos penurias que buena parte de los asalariados del otro lado del Oceáno. Sin desmérito de las penurias del parado, claro está.

 

Esas mismas trasnacionales son causantes de un gran agujero fiscal, penuria energética y otros males que aquejan a los sectores vulnerables europeos también. ¿No es mezquino sostener que la desgracia de los pueblos latinoamericanos beneficia a los pueblos europeos?

Sin lugar a dudas las corporaciones son responsables del expolio en sus países de origen, también.

Bajo ningún concepto le adjudico al parado la responsabilidad de la pobreza en otros países, ni mucho menos del genocidio de la Conquista.

Nada más lejos de mí, que reniego de la falacia del Contrato Social y de la farsa de la soberanía democrática representativa.

Sólo aquel que sostenga la mentira de que los dirigentes actúan según los mandatos de los dirigidos podría sostener semejante estupidez sin ruborizarse.

Pero no deja de ser cierto que la clase dominante española, la francesa o la británica se han nutrido y se siguen nutriendo de una cantidad mayor de recursos que la que extrae de sus propias poblaciones fustigadas.

Cuentan con los inestimables servicios de las élites tercermundistas, de izquierda y de derecha.

En ese sentido, dándole una impronta libertaria a la clásica frase leninista, el Imperialismo es la fase superior del estatismo.

Que quede claro que tampoco sostengo que la re-estatización de los oligopolio solucione nada.

El problema de raíz es el oligopolio, la concentración de la riqueza que surje inexorablemente a través de las prebendas gubernamentales, del uso de la violencia estatal para restringir la competencia, someter a los consumidores (que son a su vez la clase productiva) y convertirlos en mercados cautivos que responden a burguesías nacionales o transnacionales.

Al fin y al cabo, nacionalismo o globalismo son consignas vacías de contenido que rotulan con mayor frecuencia intereses criminales que causas nobles.

Como explicaba durante mi exposición, resignificar el lenguaje es una herramienta clave del despotismo posmoderno.

1984, película basada en el libro homónimo de George Orwell

 

 

 

 

 

Ya hablaremos de eso. Retomando la cuestión política ¿Qué opinas sobre la condecoración del Parlamento europeo a la derecha venezolana?

Opino que es otra muestra del tutelaje político. Cuando a la España de Zapatero le convenía Chávez hubo mucho más caricias a su gobierno que el “Por qué no te callas” del monarca emérito.

Tampoco Repsol tiene reparos en la actualidad para explotar el gas boliviano, ni muchos de esos países que se jactan de integridad democrática los tienen a la hora de comprar crudo venezolano. En todo caso especulan con mayores beneficios cuando se reemplace a Maduro.

A estas alturas está más claro que el agua que en las esferas del poder el doble discurso impera por sobre cualquier fachada de ideología.

 

La derecha mediática española sostiene que países como Venezuela e Irán tienen injerencia en el Estado Español a través de fuerzas como Podemos. ¿Esta estrategia les sirve también para disimular la política exterior imperialista de Europa?

Posiblemente. De igual manera les contestaría que Podemos y sus satélites también exportan políticas nefastas para contribuir con el posimperialismo.

La persecución que ejerce Colau en Barcelona contra los propietarios de un piso de alquiler turístico ha sido calcada, con la ayuda de sus propios tecnócratas, por varias municipalidades (ayuntamientos) de ciudades turísticas en Argentina.

Y he de preguntarte quién se beneficia de la fiscalización y la imposición de regulaciones draconianas a los micro emprendedores que rentan un apartamento.

Te contestaré que los grandes hoteleros, quienes disfrutan de la restricción de la competencia ya sea en Barcelona o Bariloche, al tiempo que privan a gran cantidad de turistas de escasos recursos de unas vacaciones que no podrán pagarse, y a pensionistas que cobran miserias de un ingreso adicional que necesitan en muchos casos para subsistir.

Creo que no hace falta ahondar en la hipocresía subyacente tras las acusaciones contra Irán o Venezuela por parte de una derecha que aplaude la cárcel a los tuiteros dentro de las fronteras de su tan querida nación.

“Si algo nos ha enseñado el último siglo y medio de historia es que el poder político o corporativo jamás tenderá a limitarse a sí mismo”

 

La misma derecha que clama por represión y prisión a los activistas catalanes. ¿Crees que la respuesta de Madrid al conflicto catalán es síntoma del colonialismo tardío también?

La misma derecha que justifica el genocidio a los palestinos, la misma derecha que propone deportar inmigrantes, la lista de contradicciones es interminable. Por cierto las políticas migratorias de la Unión Europea sí que son un claro síntoma de posimperialismo, también. Te reto a que me nombres un solo país latinoamericano o incluso africano donde haya restricciones similares a la radicación de europeos que las impuestas en Europa a los sudamericanos o africanos. Y luego de quejan de la laxitud migratoria ¡Por favor!

En lo referente a Cataluña te diré que no existen santos de mi devoción. Un gobierno central que aplica el represivo 155 contra una Generalitat que moviliza gente prometiendo una independencia de paripé. ¿Por qué es de paripé? Porque no escuché a ningún referente independentista del círculo de Puigdemont o Junqueras sugerir que se independizarán de la Unión Europea, o del Banco Mundial, o de las entidades para estatales que acumulan un poder de vigilancia sin precentes en la historia, como Google o Amazon.

Recuerdo una entrevista a Artur Mas por parte de Jorde Évole en la cual se le preguntaba si una Cataluña independiente eliminaría los peajes de las autopistas, elevaría las pensiones, etcétera al tiempo que se sucedía la misma respuesta “No, no creo, no, no, no…”

Algunos libertarios defienden que la atomización de los estados contribuye a mayores libertades cívicas.

Desde mi punto de vista no existe ningún indicio, siquiera teórico, para tal afirmación. Bajo el actual esquema de despotismo posmoderno, globalizado y supranacional, sólo se puede abogar por la lucha sin cuartel ni concesiones, contra el poder en todas sus formas.

Si algo nos ha enseñado el último siglo y medio de historia es que el poder político o corporativo jamás tenderá a limitarse a sí mismo, como mucho se refundará siempre tendiente a una mayor acumulación, a un mayor avasallamiento de los esclavos satisfechos.

Esclavo satisfecho es aquel que está convencido de que no es tal, o en todo caso celebra su condición bajo la propaganda de que “El mundo no estuvo nunca mejor, gracias a la tecnología estaremos cada vez mejor, etcétera” cuando en efecto la tecnología se ha volcado contra el individuo y contra la humanidad.

Existe una gran asimetría en el desarrollo tecnológico de los últimos veinte años, en la cual se pueden señalar más y más avances concretos para la vigilancia omnipotente de los gobiernos, la fiscalización, la militaridad en tanto y en cuanto los avances humanitarios son cuanto menos difusos, más allá de una propaganda sistemática por parte de la prensa o la academia hegemónica para hacer creer lo contrario.

El posimperialismo, como el resto del sistema, se constituye sobre las bases de esclavos satisfechos y oposición controlada.

 

Entonces ¿cómo explicas tu visión favorable al rol de la Rusia de Putin como contrapeso a la UE o a Estados Unidos?

Parafraseando a Francisco Umbral debo exclamar ¡Vine aquí a hablar de mi conferencia! Vine aquí a hablar de mi conferencia y es de lo único que no estamos hablando. Chiste, chiste.

Yo no tengo una visión favorable a Putin. Me limito a observar de manera crítica el despliegue de la prensa hegemónica de izquierda y derecha para culpabilizar a Putin de todo fenómeno que amenace sus intereses o desprestigie sus predicciones: La ascensión de Trump, el avance de la extrema derecha, la declaración de Independencia catalana.

Resulta que cada uno de estos síntomas que en el mejor de los casos suponen el agotamiento de un modelo, y en el peor un intento fallido de agotarlo, es responsabilidad de Rusia, China, Venezuela o Irán.

Jamás carga con la culpa la burocracia asesina del Military Complex que representa Hillary, el desprestigio ganado a pulso por parte de dichos medios de propaganda investidos de una inverosímil imagen de independencia o el propio hartazgo de la gente común con la clase dirigente tradicional.

Si tuvieran un mínimo de razón, Putin el escéptico del feminismo radical, Putin el prestidigitador de la política estadounidense o e Putin el instigador de la desintegración de la Troika sería de facto un hercúleo enemigo de la Hegemonía mundial, y por ende no me quedaría más opción que mirarlo con cierta simpatía.

Cartel por la liberación de los activistas catalanes Jordi Sánchez y Jordi Cuixart

 

 

 

 

 

 

 

 

No existe un panorama más favorable para las élites de todo sitio: Los “liberales” son los liberticidas, los “izquierdistas” son los reaccionarios más enquistados del statu quo, y mientras tanto miles de millones de enagenados llevan la telepantalla de Orwell en el bolsillo

No creo que ninguna de las declaraciones vertidas en esta entrevista le agrade a Juan Ramón Rallo, a su Instituto Juan de Mariana o cualquier otro referente del libertarismo español. ¿Qué entiendes tú por libertarismo?

Hace muchos años que mis puntos de vista no coinciden casi nunca con los de mi amigo (leáse con sarcasmo) Rallo o sus homólogos hispanoamericanos.

Menos mal. En caso contrario tanto ellos como yo deberíamos preocuparnos, y mucho.

Yo entiendo por liberalismo lo mismo que entendía Bastiat criticando despiadadamente a la religión organizada o a las fortunas surgidas al amparo de la violencia estatal, lo mismo que Paine, Moreno, De Molinari o Cobden destruyendo el imperialismo decimoninico y dando lugar al movimiento anti-imperialista , lo mismo que Spencer fustigando al Partido Liberal inglés que sólo necesitó hacer pié en el parlamento para renegar de todos sus principios, o cuando le sugiere a los japoneses del 1880 que expulsen sin más trámite a cualquier colonialista occidental, lo mismo que Samuel Smiles denostando al academicismo contra el aprendizaje empírico, popular o autodidacta, lo mismo que John Brown a la hora de tomar las armas contra los tenedores de esclavos o de Spooner abogando por él y contra los gobiernos y monopolios de cualquier género.

Aquel liberalismo fue y lo que queda de él es, una fuerza radical revolucionaria que aspira a la liberación humana plena y fundamentalmente, la rotunda oposición a cualquier régimen que propugne una libertad sesgada, o una modernización de la servidumbre.

Recuerdo con cariño aquel pasaje de Henry David Thoreau en el cual ridiculiza a los estadounidenses que se preocupan únicamente por la declaración de la renta mientras se acometía el genocidio de la invasión a México.

Lysander Spooner, padre del anarquismo bostoniano

 

 

 

 

 

 

 

 

Aquel liberalismo, al que considero auténtico (y la historia me respalda), ha sido profanado y desactivado por una amplia variedad de charlatanes al servicio de los más férreos enemigos de aquel origen: Las Iglesias (que como le mentaba Bastiat a Proudhon “Todas están ciegas”) clericales y laicas-cientificistas, las grandes empresas, el predominio Británico y estadounidense, el sionismo, la banca fiduciaria, el academicismo, las teorías de integridad nacional e incluso el racismo o la homofobia.

Esa ficción de pluralidad de voces que caracteriza al despotismo contemporáneo se replica en sus oposiciones controladas: Algunos pseudolibertarios claman contra el racismo al tiempo que defienden paradójicamente el accionar israelí, otros denostan a los bancos pero teorizan sobre la propiedad privada sobre los hijos o la expulsión de los homosexuales por parte de los dueños de una “comunidad” (vaya paradoja).

El caso es que todos cumplen su función, y por ello son recompensandos: Mantener a la ideología más peligrosa para los intereses del poder reducida a su propia parodia, a un grupúsculo ridículo que diserta en interminables coloquios con champán a espaldas de las masas cada vez más sometidas.

Lo mismo cabe para la izquierda. ¿Qué es ser de izquierda? ¿Figurar en calidad de “Líder amigo” como Pablo Iglesias en los archivos internos de la Open Society de Soros? ¿Promover el odio de la mitad femenina de la clase oprimida contra la mitad masculina, alentando una despótica industria de la falsa denuncia que avasalla las mínimas garantías con connivencia de todos los signos políticos? ¿Pervertir a la causa noble que fue el feminismo en esta mega chapuza anacrónica institucionalizda en la cual consensúan PSOE, Podemos y PP sin miramientos?

No existe un panorama más favorable para las élites de todo sitio: Los “liberales” son los liberticidas, los “izquierdistas” son los reaccionarios más enquistados del statu quo, y mientras tanto miles de millones de enagenados llevan la telepantalla de Orwell en el bolsillo, entregando la totalidad de su información privada a una suerte de supraestados que la registran y celan a perpetuidad.

Las profecías de Orwell y Huxley se han cumplido con creces.

La Distopía se ha concretado. Vivimos, estimada, en la era de la Distopía.

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