Muy cerca del luchador independentista «Comandante Filiberto Ojeda Ríos y de todos los héroes que están aquí» se manifestó el patriota boricua Oscar López Rivera, luego de depositar una ofrenda floral ante la tarja que le recuerda en la explanada de la Tribuna Antiimperialista, junto a los también puertorriqueños Eugenio María de Hostos y Pedro Albizu Campos, entre otros próceres latinoamericanos y caribeños.
López Rivera, un héroe él mismo luego de resistir, inclaudicable, casi 36 años de prisión en cárceles estadounidenses por defender sus ideales de independencia y soberanía para Puerto Rico, acudió a la Tribuna del Vedado capitalino en la mañana de este viernes luego de rendir similar tributo, en el Cementerio de Colón, a sus compatriotas Juan Ríus Rivera y Lola Rodríguez de Tió.
Acompañado siempre por su hija Clarisa y por el jefe de la Misión de Puerto Rico en Cuba, Edwin González, López Rivera recibió en la necrópolis habanera el saludo combativo y afable de la Generala de Brigada Teté Puebla, con quien Oscar López evocó la hoja de luchas escrita por Ríus Rivera junto a los mambises en busca de la independencia de Cuba, y otras páginas de la guerra revolucionaria en nuestro país.
Más adelante, el puertorriqueño que más tiempo ha estado prisionero en EE. UU. homenajearía a quien denominó «Padre de nuestra Patria», Emeterio Betances, en el Parque de la Fraternidad.
Luego de colocar las flores justo al lado del nombre de Filiberto en la Tribuna Antiimperialista, López Rivera afirmó que, quizá, era lo más cerca que había estado nunca de él«porque no tuve la dicha de conocerlo en persona».
«Si sabemos algo de su asesinato es que fue bien calculado», agregó en alusión a su muerte, el 23 de septiembre de 2005, a manos de efectivos del FBI enviados desde EU. UU. a San Juan para capturarlo, en un operativo desigual contra la vivienda donde el luchador se hallaba solo y desarmado.
«La historia de Filiberto y su ejemplo quizá no siempre fue dada a conocer en su totalidad, porque la mayor parte de su vida la pasó en la clandestinidad. Desde 1970 en adelante, su vida es clandestina», comentó con inocultable orgullo.
«Lo arrestan en 1985, lo tienen preso hasta 1990. Se libera él mismo porque se quitó el grillete el 23 de septiembre de 1990, y estuvo vivo hasta el 2005. Pudo quizá haber vivido muchos años más, comentó. Pero, para el Gobierno estadounidense él era, quizá, un puertorriqueño que representabauna gran amenaza a pesar de que ya tenía 72 años de edad: pero lo que él simbolizaba, sus pensamientos y susideas tenían que ser silenciados…», afirmó.
Sin embargo, Oscar López Rivera manifestó su confianza de que Filiberto vive «en el corazón y la mente de cada boricua que ama la libertad, la justicia», como viven otros patriotas puertorriqueños y las muchísimas mujeres de ese pueblo que, recordó, «entregaron su vida y lo dieron todo por la independencia de Puerto Rico».
«Espero que algún día todos ustedes puedan estar con nosotros en un Puerto Rico libre y soberano, y que podamos lograr una meta: la Federación de las Antillas, porque tenemos que andar juntos», dijo.
«Cuando eso se cumpla, se hará realidad lo que dijo Lola Rodríguez de Tió: Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas».
Como en otras ocasiones durante su estancia en La Habana desde el domingo, el luchador puertorriqueño también recordó al líder de la Revolución Cubana: «Entre nosotros también estará siempre el gran Comandante, Don Fidel Castro Ruz».
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