Medios presionados por el gobierno a través de la pauta, medios que cambian de manos hacia otras más favorables al discurso Cambiemos, la libertad de expresión está cada vez más precarizada en la Argentina y el trabajo de los periodistas también.

En los pastizales rebeldes y anárquicos de las redes sociales, Eduardo Blaustein pedía por un  trabajo de campo sobre la realidad en los medios. Allí donde nos vienen a servir la realidad en plato, mejor no ver lo que es la cocina.
Fresquito, fresquito el dato de C5N: retrasos en el pago de salarios, promesas de hacerlo en dos cuotas pero con plazo incierto. La venta de la señal a un ex Cardenal Newman no calma esa ansiedad típica del que quiere cobrar y no cobra. Una colega describe que la situación tiene “olor a Crítica”, el naufragio que timoneó Jorge Lanata antes de abandonar el barco.
En Radio del Plata los salarios se pagan en cuotas, por semana. Deben tres sueldos y cargas sociales, muchos trabajadores perdieron la cobertura de salud. En la redacción se llevaron las
sillas y no andan las impresoras. Muchas veces no hay combustible para los móviles y los cronistas no salen a la calle. Tras largas medidas de fuerza se resolvió –no sin discusiones-
levantar las protestas (que incluían retención de tareas) y normalizar el aire.

Cuenta un compañero: “Es triste y desgastante. En diciembre se cumplen dos años de esta bomba que nos cayó a todos. Y nos agobia el contexto. A veces nosotros nos sentimos obscenos por cobrar semanalmente cuando te enteras que a otros les cierran el medio”. Habla de DyN. Los trabajadores de la agencia de noticias lanzaron la campaña #DynEstuvoAhi. Contaron noticias durante 35 años y no quieren que ese pasado desaparezca como ocurrirá
con sus empleos. Serán cien los despedidos. La asamblea (sic) liquidadora se realizará en ADEPA, Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas. La entidad había destacado los
avances en la libertad de expresión en Argentina hace dos meses. En su reunión anual, ADEPA expresó que “el periodismo de calidad requiere importantes inversiones en talento y genera miles de puestos de trabajo. Y es necesario que todos los actores -medios, anunciantes, audiencias y poderes públicos- lo entiendan y contribuyan a su sostenimiento”. Los principales accionistas de la agencia son los diarios Clarín y La Nación.

“En tres o cuatro años más la Unidad de Negocios estará estabilizada”, le dijo esta semana un gerente de Clarín a un periodista que acababa de dejar su puesto bajo el eufemismo del retiro voluntario. La terminología CEO tiene allí modales no tan elegantes. La Comisión Interna del
Sindicato de Prensa de Buenos Aires, SiPreBa, contó cómo dos periodistas del diario fueron convocados a una pequeña oficina de “Capital Humano”. Allí, por separado, los recibieron dos directivos de la gerencia y un escribano. Se les dijo que debían firmar el retiro voluntario en  ese instante o de lo contrario se les mandaría un telegrama de despido. Los dos se negaron a firmar bajo presión. Tras volver a sus puestos de trabajo, la empresa mandó guardias de
seguridad a sacarlos por la fuerza del edificio. Una de las trabajadoras tenía una antigüedad de 24 años y estaba a 4 meses de jubilarse.
En Canal 13/TN no hay registro de paritarias desde la privatización del canal. La participación sindical es desalentada por la Empresa y por su voceros –formales y vocacionales- en la redacción. “El convenio no les conviene”, dicen por lo bajo y por lo alto, en referencia al CCT 124/75 de Prensa Televisada, en plena vigencia legal. Los aumentos son discrecionales y por sección. Al gerente de un área le asignan un presupuesto para subas, que él las distribuye
como premios y castigos. La Comisión Interna del SiPreBA hizo una encuesta anónima entre los  trabajadores: El 83% no está conforme con su sueldo o realiza multitareas, el 55% dice haber sido víctima de maltrato laboral y el 16%, de acoso; el 40% reconoció haber ido a trabajar estando enfermo, la mitad desconoce los derechos laborales que los amparan (o si los conocen, callan: la mirada del jefe decidirá si caerán o no sobre ellos unos –pocos- pesos).
En Página 12 una compañera describe que “a fines de octubre se fueron 35 personas con un retiro voluntario, que será abonado en 12 cuotas. A los que quedamos aún no nos dieron el aumento paritario. Además por la mudanza de la redacción que quedó trunca estamos con muchas dificultades en la infraestructura. Muchas veces falta papel en los baños, no funcionan las impresoras o se termina el tóner y no se repone porque le deben a los proveedores”. El Grupo Octubre –a cargo del diario- denuncia que el Gobierno los somete a “una clara la persecución, la abrumadora mayoría de los avisos se concentra en los medios que le otorgan el blindaje que hasta ahora disfruta y dejan afuera las miradas críticas”. Los medios trabajadores de medios públicos se encuentran en estado de alerta tras que se difundiera un plan de ajuste que tendría en sus manos Hernán Lombardi, titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos. Se habla de un ajuste de 2.000 puestos de trabajo en la planta de personal de Télam, la TV Pública, Tecnópolis y el Centro Cultural Kirchner. Las autoridades de la TV Pública convocaron de inmediato a los tres gremios que conviven bajo el
mismo techo, para negarles la situación. Se dirá que un rumor no tiene entidad informativa.
Respondo que como rumor empezó la catástrofe laboral en el gremio periodístico: “Parece que no pagan”, “dicen que cierran”, “están llamando de Recursos Humanos”, “es viernes y no depositaron” y otros tantos malos presagios. La actividad de prensa ya había sufrido recortes y la pérdida de puestos de trabajo en el Grupo 23 (Tiempo Argentino e INFOnews, ahora auto gestionados), Buenos Aires Herald (cerró), La Nación, Ámbito Financiero, Diario BAE, INFOJUS (cerró), Radio Continental, Radio Rivadavia,
Diario Crónica y Crónica TV, Canal 26, 360TV, Editorial Atlántida, Radio Splendid, Radio Rock & Pop, Radio Rivadavia . El recuento es sólo en Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Tres ataques enfrentan los que –afortunadamente- tienen trabajo formal en los medios: la amenaza de derogar el Estatuto del Periodista y, de prosperar la Reforma Laboral, la reducción
–promedio- al 50% de las indemnizaciones y la contratación masiva de pasantes.
Tengo compañeros despedidos, compañeros que lucharon juntando pañales, leche en polvo, fideos y harina, compañeros a los que hubo que juntarle plata para operarse o tratarse un cáncer, compañeros que perdieron sueños y vida en el camino. Tengo compañeros que se organizan y dan pelea, compañeros que intentan el camino cooperativo, compañeros que no bajan a una asamblea por si los descubre el jefe. Tengo compañeros que se quieren salvar solos y otros que no. Esto no es lo que creía iba a ser. Yo quería escribir como las contratapas de Osvaldo Soriano en Página. Y acá estamos, llorando muertos, atendiendo heridos, en una guerra que siempre puede ser peor y más larga.