Portavoz norcoreano en Europa: “Da igual el acuerdo. Corea del Norte no va a desmantelar su arsenal nuclear”

  • Entrevista con el único miembro español dentro del régimen norcoreano
Cao de Benós: “Da igual el acuerdo. Corea del Norte no va a desmantelar su arsenal nuclear”

Alejandro Cao de Benós habla del papel de EE.UU., Rusia y China en Corea (Pablo González)

Habla convencido. Apenas titubea. Alejandro Cao de Benós (Tarragona, 1974), delegado especial de Corea del Norte en las relaciones con los países occidentales, reafirma la voluntad del régimen de Kim Jong Un de llegar a un acuerdo con Donald Trump y de evitar la guerra.

Y si no lanza advertencias militares.

Una. Dos. Tres. Las que hagan falta.

La atención mediática sabe que está en Extremo Oriente. Que un mal gesto puede ser definitivo. Que el conflicto por el arsenal nuclear de la República Popular Democrática de Corea sigue alta. Que la tensión es imprevisible y se enquista entre tuits y misiles que cruzan cielos. Que hoy aún no se sabe si habrá guerra o paz.

Manifestación en Pyongyang contra la política de Estados Unidos el pasado mes de septiembre.
Manifestación en Pyongyang contra la política de Estados Unidos el pasado mes de septiembre. (Kcna / Reuters)

¿La guerra en Corea es una posibilidad real?

Es una posibilidad real, pero muy improbable. Y esto porque Corea del Norte ya cuenta con la bomba H y con misiles intercontinentales. Eso hace que una guerra total con EE.UU. fuera del tipo termonuclear, con la que no ganaría ningún país sino que perdería la humanidad. Así que no creo que Trump se atreva a realizar una invasión.

En una entrevista dijo: ‘Quien no quiere la paz es porque quiere la guerra’. ¿No hay grises?

Quien no quiere la paz es porque su intención es ir a la guerra. Otra cosa es que, si la hace, salga perdiendo. Estamos técnicamente en guerra con EE.UU. desde el 25 de junio de 1950. Hasta que no se firme la paz definitiva, sigue en vigor el armisticio de 1953. Entonces, si EE.UU. no quiere firmar la paz es porque sabemos que quieren continuar con esa presión. Otra cosa es que se atrevan a ejecutar sus amenazas por la disuasión nuclear.

¿Qué opciones cree que tiene la vía diplomática? Con el presidente Bill Clinton, en los años 90, las conversaciones dieron cierta paz a la región. ¿Cree que hoy es posible con Trump?

Trump acaba de descalificar a su secretario de Estado, Rex Tillerson, que se encontró con Xi Jinping en China y dijo que había varios canales con los que estaban intentando dialogar. Yo eso lo sé por nuestra misión en las Naciones Unidas de Nueva York, que es una de las vías de comunicación. Parecía que había una señal, pero, de repente, al día siguiente, Trump tuitea y le dice a Tillerson que no pierda su tiempo intentado hablar con Little Rocket Man, el “Pequeño Hombre Misil”, como él insulta a nuestro líder. Trump ha descalificado a su propio secretario de Estado sobre la posibilidad de una negociación. Por nuestra parte consideramos que esta negociación es la única vía de solucionar algo.

La guerra total con EE.UU. sería del tipo termonuclear, con la que no ganaría ningún país sino que perdería la humanidad

¿La disuasión es la razón principal?

Es nuestra única razón, no la razón principal. Nos salimos del Tratado de No Proliferación Nuclear en los 90 porque sabíamos, por nuestros espías, que Clinton ya tenía el plan de invasión preventiva de Corea del Norte. Y sabíamos que si nos retirábamos del Tratado y acelerábamos nuestras defensas nucleares tendría que paralizarlo. Así fue. No es que Clinton fuera el gran amante de la paz. Para nada. Él tenía un plan de invasión preparado. Ahora, la forma de prevenir la destrucción del país era desarrollar el arsenal nuclear. Y funcionó. Y el propio Clinton se vio obligado a firmar un tratado de colaboración que incluso iba a llevar a la normalización de las relaciones. Por lo tanto, reitero, sí, el único propósito y objetivo es el de asegurar la vida en Corea y que EE.UU. no la invada.

Precisamente por lo que comenta, ¿cree que un conflicto armado en la península coreana puede llevar a una guerra de mayor escala, a una escalada de tipo nuclear internacional?

Sin ninguna duda. Puede haber un conflicto, si es muy puntual, en la zona del mar del Este con Corea del Sur o con EE.UU., como ha existido en otras ocasiones cuando infiltra aviones espía. Puede haber alguna pequeña escaramuza limitada en el tiempo. O puede haber un ataque preventivo con misiles Tomahawk, como realizó Trump sobre Siria, o el lanzamiento de la madre de todas las bombas como se hizo en supuestos túneles del Estado Islámico. Si se utiliza este tipo de acción unilateral, de carácter destructivo claro, entonces seguro que desembocará en guerra nuclear.

La clave del tercer actor

¿Cómo se valora hoy a la Administración Trump respecto a cuando llegó a la presidencia?

Al principio, cuando Trump inició la campaña, parecía que no iba a ser tan imperialista como las administraciones previas y que se iba a centrar en el America First, en su país. También dijo que invitaría a nuestro líder, Kim Jong Un, a comer una hamburguesa… En fin, se veía un atisbo de cambio en lo internacional, pero parece que al final ha habido un continuismo de la política arrogante e imperialista de EE.UU.

En las tensiones entre Corea del Norte y EE.UU., ¿quién puede ser el tercer actor clave que ayude en la resolución del conflicto? Se señala a China, Rusia, etc. ¿Hay algún actor más?

[Vladimir] Putin ha dicho palabras tanto en el Fórum Económico de Vladivostok como en otros foros internacionales que son bastante sabias. Él sabe que Corea del Norte no va a renunciar a su capacidad disuasoria nuclear, que la negociación es la única vía y que las amenazas de guerra no son factibles. Además, como exmiembro de la KGB conoce cómo funcionan los sistemas socialistas, se encontró con nuestro líder, y ha dicho que toda Corea va a estar para defender a su país, porque no es cuestión de un líder o de un partido, sino de 25 millones de personas que están unidas. Así que conoce bien cuál es nuestra forma de pensar y de actuar. Rusia puede jugar un papel importante, sobre todo porque empieza a desalinearse de la posición que tenía tan paralela a EE.UU., y eso influirá también en las negociaciones.

China cada vez está más alejada de Corea del Norte, ya desde la época de Deng Xiaoping en la década de los 80. ¿A qué cree que se debe este alejamiento respecto a Corea del Norte?

China es el gran productor del mundo; una de las principales economías capitalistas, mientras su principal cliente es EE.UU. Lo último que quiere un empresario como China es enfadar a su principal comprador. Debe agradarle y favorecer sus propuestas votando las sanciones e intentando asfixiar a Corea, pero sin llegar al límite de que se permita a EE.UU. controlar Asia-Pacífico, que también anhela China y por el que están enfrentados, o a una guerra nuclear que afectaría a muchas provincias chinas sin contar los millones de coreanos que son ciudadanos chinos. Por eso, juegan a su interés intentando balancear, aunque esa balanza, obviamente, está del lado del capital.

Cartel con el presidente chino Xi Jinping y el eslogan 'sueño chino, sueño del pueblo', en Pekín.
Cartel con el presidente chino Xi Jinping y el eslogan ‘sueño chino, sueño del pueblo’, en Pekín. (Greg Baker / AFP)

¿Tiene algún viso de éxito la propuesta de China y Rusia de la “doble congelación”, el programa para limitar el armamento de Corea del Norte y Corea del Sur con EE.UU.?

Totalmente, porque es a lo que se llegó con Bill Clinton, una congelación nuclear y una moratoria de misiles balísticos en 1994. A cambio EE.UU. nos iba a dar dos reactores de agua nuclear ligeros para producir electricidad. Y funcionó. Con Clinton estuvimos a un paso de abrir relaciones diplomáticas y firmar la paz definitiva si no fuera porque luego vino George Bush Jr. y tiró los acuerdos a la basura. Pero ha funcionado en el pasado y funcionaría ahora sin ningún problema. Lo que está clarísimo es que ahora, en este punto, Corea del Norte no se va a desprender del arsenal nuclear que ya ha creado. O sea, no va a desmantelar, como pretendía EE.UU., de forma irreversible todo su arsenal nuclear.

¿Da igual el acuerdo al que se llegue?

Da igual. Sabemos que es nuestra garantía de vida y lo único que nos va a asegurar que EE.UU. no nos invada ni ahora ni en el futuro. No va a haber jamás un desmantelamiento nuclear. Lo que puede existir es una congelación -o una moratoria- de tener cualquier tipo de mayor desarrollo o proliferación. Pero lo que se ha producido hasta ahora como defensa, las bombas H y misiles intercontinentales, esas se quedarán.

Globalizar el conflicto

Cuando Corea del Norte advierte que es capaz y que está considerando atacar, por ejemplo, la isla de Guam u Okinawa, ¿son palabras para negociar poniendo sobre la mesa un discurso más duro?

No. En el caso de un ataque por parte de bombarderos nucleares de EE.UU., que están, precisamente, en esta isla, inmediatamente se procedería a la destrucción total de la isla. Y no solo de esa, sino de las bases en Okinawa y otras en Asia-Pacífico. Eso es una advertencia clara. No se destruiría como iniciativa propia, pero sí se respondería a cualquier ataque con destrucción.

¿Por qué cree que EE.UU. no puede aceptar a Corea del Norte como potencia nuclear?

Porque sienta un precedente para las otras naciones independientes del mundo. El club nuclear es muy selecto. Hay muy pocos países que formen parte de él, y eso les permite dominar al mundo. Por eso existe un Consejo de Seguridad en las Naciones Unidas, que es el que realmente toma las decisiones incluso para autorizar la invasión de países como Irán. Y porque un país pequeño como Corea, con 25 millones de personas -ridículo para EE.UU.- y un sistema comunista que continúa funcionando en 2017, pone en jaque el monopolio del control capitalista.

Imagen sin fechar de Kim Jong Un junto a estudiantes en Pyongyang.
Imagen sin fechar de Kim Jong Un junto a estudiantes en Pyongyang. (Str / AFP)

Pero si cualquier país vecino de Corea del Norte pudiera tener acceso a esta bomba -más allá de los que ya son una potencia nuclear-, ¿no sería una nueva amenaza, incluso para Corea?

No, porque estamos hablando de armas estratégicas, armas pensadas para no ser usadas porque eso supondría el fin de la humanidad. ¿Y qué país quiere atacar a otro y que sus propios ciudadanos mueran? Ninguno. Por eso durante el rifirrafe entre la Unión Soviética y EE.UU. jamás se llegó a una guerra nuclear durante, cuánto, 70-80 años que existió la guerra fría. Precisamente están pensadas para no ser usadas. La cuestión es que el país que las tiene es un país intocable por ese motivo.

La situación prebélica actual también se interpreta como una situación ‘rentable’, por decirlo así, tanto para los intereses internos del gobierno de Corea del Norte como del de EE.UU….

Para nada. Para nosotros representa muchos dolores de cabeza, sobre todo porque, a nivel exterior, no podemos comerciar. Aunque tengamos un 80-90% de la economía totalmente autárquica y autosostenible, todavía hay un porcentaje de alimentos, medicinas y de otros materiales que debemos importar y pagar en dólares y en euros. Y si no se pueden afrontar transferencias bancarias, si no podemos llevar barcos a recoger grano, si no podemos negociar con nadie porque estamos bajo un bloqueo absoluto y se nos dificulta la posibilidad de realizar todo tipo de comercio exterior, no nos beneficia para nada económicamente esa situación. A EE.UU. le puede beneficiar para mantener su hegemonía internacional y mostrar su fuerza como primera potencia. A nosotros para nada nos beneficia.

¿A nivel político tampoco, para reforzar al gobierno?

No lo hemos necesitado en el pasado y tampoco lo necesitamos ahora, porque el pueblo está firmemente unido y tenemos los sistemas de información, concienciación y educación de las masas suficientes para que estén unidas en torno a nuestro ideal y a nuestro gobierno. Como sabe, no se puede ver propaganda occidental en Corea ni estamos bajo la invasión cultural de Hollywood, por lo que no es necesario crear una situación de tensión para mantener a la gente unida porque lo está de forma natural mediante la educación y lo que viven en la sociedad diaria norcoreana.

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