Cambiar el tablero, Catalunya será lo que decidan los y las catalanas

Grupo de Reflexión Crítica / Resumen Latinoamericano / 3 de noviembre de 2017

Debemos volver a la conciencia de clase. Hay que recuperar el concepto de soberanía que durante años el procès nos ha arrebatado pervirtiendo la palabra hasta equipararla a una opción política como la independencia.

Y aquí estamos. Desde el 27S hasta hoy han pasado unos cuantos meses. Bastantes más que los 18 que dijeron que harían falta para alcanzar este “clímax”. Podría ponerme a diseccionar todos los por qué, los cómo y los cuándo. Pero llegados a este punto vale más la pena hablar de cómo tenemos que avanzar.

Tenemos una nueva oportunidad para que las fuerzas de cambio surgidas de canalizar la indignación del 15M, el tejido asociativo y la izquierda tradicional se pongan de acuerdo y provoquen el cambio político que muchas reclamaron en las plazas y que el régimen del 78 con PP y PSOE a la cabeza quisieron ignorar.

La situación actual está llevando a la mayor pérdida de derechos políticos, sociales y económicos que se había vivido en 40 años y todo ello sostenido por un relato que oculta esta pérdida bajo una maraña de banderas, sentimientos y consignas que solo beneficia a las clases pudientes y los dueños de las grandes fortunas. Mientras se celebra la república catalana los hospitales de Catalunya están colapsados, los colegios privados siguen segregando por sexo y las empresas acaban de recibir el mayor regalo fiscal de los últimos 20 años que se añaden a las últimas reformas laborales. A muchas personas que hemos estado durante años peleando para que estos derechos no se perdieran nos gustaría que el resto de la población se movilizara ante estas cosas pero está claro que tener razón no significa tener apoyo. Dicho de otra manera, la república catalana ha nacido liberal y recortando derechos a las clases populares. Ya dijimos que la idea de una república sin proyecto detrás solo serviría para dar más a los que más tienen.

Y por eso a partir de ahora hay que ser meridianamente claros. La polarización actual del contexto político catalán en términos de sí o no, de secesionistas o constitucionalistas, no permite ambigüedades o medias tintas. Y no las permite porqué esas ambigüedades en las que han caído las fuerzas de cambio no se entienden en una parte del pueblo catalán y muchísimo menos en el Estado español. Y eso está poniendo en peligro el impulso de cambio que llegó en 2015 y está permitiendo reconfigurar la correlación de fuerzas de manera que el régimen del 78, en lugar de estar más débil como algunos proclaman, se está fortaleciendo a pasos agigantados. Eso no podemos permitirlo.

Estamos en un momento de reconfiguración del tablero político que empezará en Catalunya ante la previsión de unas próximas elecciones. Desde los medios del régimen se están empezando a crear los marcos en los que quieren que nos movamos en los próximos meses: “secesionismo”, “constitucionalismo”, “separatismo”, “unionismo”. Están creando el contexto plebiscitario ideal para que aquellas fuerzas que siempre han estado por la soberanía popular, la de verdad, queden al margen o tengan que decantarse por una opción en la que no se sientan nada cómodos y, por tanto, no tengan margen de maniobra.  Tenemos que ser más hábiles. Hay que adelantarse.

Muchas ya coincidimos en que en el contexto actual con una autonomía intervenida y con un partido que solo ostenta el 8% de los votos en Catalunya al mando de la Generalitat nos acerca más a un tablero de lucha por la democracia que a un tablero de lucha independentista. En esa lucha contra el autoritarismo están cómodas muchas fuerzas rupturistas que no lo están en el marco independentista / secesionista. Por tanto, vuelvo a decir por segunda vez: Debemos ser meridianamente claros.

Ante los intentos de crear un marco constitucionalista / secesionista, debemos proponer un marco democracia / antidemocracia donde podamos encontrar puntos en común las diferentes opciones que estamos en contra del régimen del 78.  Y para eso alguien tiene que sentarse en una mesa y decir:

“Hasta aquí hemos llegado. El camino recorrido, recorrido está. A las fuerzas independentistas debemos reconocerles la ventana de oportunidad que se ha abierto gracias la tensión que han creado usando la tesis independentista como eje vertebrador y de ruptura del régimen. Hay que felicitarles por haber conseguido que lo que empezó como un intento de las élites catalanas de no perder la hegemonía envolviéndose en una bandera, los ha arrastrado a un callejón sin salida donde se han visto obligados a continuar adelante para salvar la papeleta – al menos temporalmente – y, gracias a eso, hay una nueva brecha.

Pero también hay que decirles que no podemos seguir con la estrategia de apoyar a la pata nacionalista catalana del régimen del 78 porqué para llegar a este punto se han tenido que sacrificar derechos que costó mucho conquistar y que, de no ser responsables, tardaremos mucho en volver a recuperar. Ha llegado el momento de cambiar la estrategia. Ha llegado el momento de abrir la mente y construir nuevos consensos.

La nueva estrategia debe pasar primero por abandonar el discurso de la Unilateralidad de la república catalana. No se puede empezar una república con el 50% de la población en contra o que, simplemente no la reconozca. Ese escenario está abocado al fracaso. Catalunya se merece una votación tranquila, relajada, con garantías donde poder expresarse después de haber tenido un debate sosegado. Y para que esas condiciones se den solo cabe que la izquierda tradicional catalana, los movimientos asociativos de progreso y las fuerzas de cambio surgidas del 15M  dejen de lado a PDeCat y se unan en un bloque por la democracia ante el bloque autoritario que se dibuja con PSC, PP y Cs como componentes.

Debemos volver a la conciencia de clase. Hay que recuperar el concepto de soberanía que durante años el procès nos ha arrebatado pervirtiendo la palabra hasta equipararla a una opción política como la independencia. Soberanía es mucho más y siempre ha pertenecido a los movimientos populares, nunca a las élites que la han reclamado los últimos años.

Es momento de ser generosos, de crear nuevos espacios de diálogo pero con un horizonte claro: Echar al gobierno del PP y a sus dos sustentos iniciales que son PSOE y Cs. En el congreso. Está claro que sin el PSOE no vamos a poder echarles en breve pero si vamos a poder buscar alianzas con otras fuerzas estatales para frenar la escalada centralizadora que han iniciado en Catalunya.

Solo el pueblo salva al pueblo. Y el pueblo lo representamos los de abajo.

PP, PSOE, Cs y PDECat representan a las mismas élites aunque no luzcan las mismas banderas.”

You must be logged in to post a comment Login