Colombia. Asesinan a tiros a un periodista en el Valle del Cauca

Resumen Latinoamericano / Nodal / 28 de agosto de 2017

Asesinan a Élmer Agudelo, reportero gráfico de El País y Q’Hubo en Palmira

El reportero gráfico de El País y Q’Hubo Élmer Agudelo Vidales, de 56 años, fue asesinado este domingo con arma de fuego cuando se encontraba departiendo con familiares en el antejardín de su casa en Palmira, Valle del Cauca.

Los hechos ocurrieron al mediodía afuera de su casa en el barrio El Sembrador, en la Calle 22A # 16A-41.

De acuerdo con el coronel Mauricio Alberto García Cifuentes, comandante de la Policía en Palmira, “una persona, con casco puesto, descendió de una motocicleta y le disparó en tres oportunidades al fotógrafo, resultando herido en el cuello y tórax”.

El reportero fue atacado delante de sus dos hijos, Jefferson y Junior, su esposa Millerlandy y otros familiares, además de un vecino de la cuadra con el que había organizado el sancocho de este domingo.

Agudelo, desde 2007, estaba vinculado a esta casa editorial con su corresponsalía en Palmira, donde residía. En años anteriores había sido ‘freelance’ de este diario, tanto para El País como para Q’Hubo.

“El señor fue auxiliado y remitido a la clínica Palmira, donde murió por la gravedad de las heridas. Estamos ofreciendo hasta diez millones de recompensa para las personas que nos entreguen información que nos permita dar con los responsables”, afirmó el coronel García Cifuentes.

El País S. A. expresa sus condolencias a la familia del reportero gráfico y al mismo tiempo rechaza el crimen ocurrido en la tarde de este domingo en Palmira.

De igual manera, el Círculo de Reporteros Gráficos Valle del Cauca, Ciregráficos, lamenta la muerte de “nuestro colega Élmer Agudelo, del mismo modo exige a las autoridades que se lleven a cabo las investigaciones correspondientes para que este vil asesinato no quede impune”.

Para sus familiares, amigos y compañeros de oficio, Élmer era un buen hombre, dicharachero, amigo de sus amigos y no entienden por qué alguien querría asesinarlo.

“No sabemos qué pudo pasar”: esposa de Élmer

Millerlandy, la compañera de vida con la que Élmer llevaba 26 años de convivencia, no sale del asombro, pues como ella misma asegura él no tenía enemigos ni problemas con nadie.

La mujer recuerda que para el 31 de mayo, día del cumpleaños de Élmer, decidieron hacerle una fiesta sorpresa a pocos metros del restaurante que tenían desde hace más de un año.

Ese día, como hacia las 9:30 p.m., el reportero habría tenido un altercado con un joven que, al parecer, quiso estar en la reunión sin ser invitado. El joven fue llevado hasta su casa para ser entregado a su padre.

“Nosotros no vimos eso como un problema, pues eso se quedó así. La verdad no sabemos qué pudo pasar”, dice Millerlandy totalmente conmocionada.

Asimismo, advierte que el pasado 17 de junio una persona fue asesinada dentro del restaurante de propiedad de Millerlandy, al parecer, luego de ser confundida con Élmer.

“Creemos que ese atentado iba dirigido contra él porque siempre se sentaba en esa mesa”, sostuvo otro de sus parientes, quien prefirió omitir su nombre por razones de seguridad.

Igualmente, familiares revelaron que debido a algunos hostigamientos se vieron obligados a cerrar el restaurante el pasado 5 de julio. Por el momento, un equipo del grupo de Vida de la Sijín de la Policía adelanta las investigaciones del caso.

El País


Élmer Agudelo, un amante del periodismo, el fútbol y su familia – Por Luz Stella Cardona

A Élmer Agudelo Vidales lo recuerdo cuando llegué a trabajar a Palmira Hoy hace 15 años. En su pequeño Renault 4 siempre estaba dispuesto a llevarlo donde uno necesitara, siempre sonriendo con su típica frase: ‘Hola vieja’ o ‘q’hubo, chino’.

Este domingo, a las 12:15 del mediodía, un sicario acabó con su vida de tres disparos cuando se encontraba afuera de su casa, ubicada en la Calle 22 A # 16A-41 del barrio El Sembrador, en este vecino municipio.

El pistolero llegó hasta allí, donde estaba junto a dos de sus hijos, Jefferson y Junior, sus nueras, su esposa Millerlandy, varios de sus nietos y un vecino.

Estaban preparando un sancocho en la olla de barro que había comprado hace días pero que justo este domingo, con el vecino, le dio por estrenar.

Entregó su vida a la reportería gráfica en Palmira

El reportero gráfico, que empezó su vida profesional en el Banco Cafetero pero después se enamoró de las cámaras, inició como ‘freelance’ para el diario El País haciendo fotos sociales y también para el semanario Palmira Hoy, un producto de esta casa editorial que por muchos años circuló en la ‘Villa de las Palmas’.

Posteriormente se vinculó directamente a El País S. A. con la llegada del Q’hubo a Palmira hace diez años, donde además de tomar fotografías también empezó a escribir crónicas deportivas, pues era amante de los deportes y enamorado de su equipo del alma, el América de Cali.

Élmer era muy conocido en el municipio. Sus años de portero en varios equipos y su oficio de reportero gráfico y fotógrafo de las páginas sociales locales, le dieron mucha notoriedad.

Le encantaba llevar pantalones anchos, con resorte en los tobillos y medias tobilleras, además de zapatillas que combinaba según la ropa, razón por la cual era objeto de burlas por parte de sus compañeros de oficina, a lo que él solo atinaba a reírse.

Amaba profundamente a sus hijos, Mauricio, Jefferson, Junior, Jeniffer y Valentina, a quien le preparaba una gran fiesta para el próximo mes de febrero con motivo de sus 15 años.

Precisamente, su hijo Jefferson, quien es muy parecido a su padre en el aspecto físico, no tuvo sino palabras de admiración para el hombre que le dio la vida.

“Mi padre era un hombre correcto, todo tenía que quedar bien hecho, sino le daba pereza hacerlo. Era amigable, se reía de todo, no tenía enemigos y amaba a sus nietos. Aún no termino de asimilar esto que pasó”, dice muy dolido por lo sucedido.

En este mismo sentido se pronuncia su cuñada, Luz Marina, casada con su hermano Guillermo, quien lo describe como un excelente padre y abuelo.

“Yo le decía por qué no se van de esa casa y él me decía: ‘sí, vieja, nos vamos ir, pero mire’. Mi cuñado era una persona muy especial, buena gente. Lo que más rabia me da es que se salvó de un cáncer para venir a morir así”, sostiene con profunda tristeza la mujer.

Su amigo Angelmiro López no despierta, como muchos en Palmira y Cali, de lo ocurrido. “Lo conocía hace más de diez años cuando empezó en el Q’hubo. Lo que más recuerdo de él es su efusividad, ‘manejate bien’, me decía. Era una personota”.

Este domingo, cuando llegué a la oficina, su puesto estaba intacto, como lo acostumbraba a tener él: la silla marcada con su nombre; las fotos de su madre, quien murió recientemente, y las de sus siete nietos y compañera de vida Millerlandy.

El País

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