Colombia. Crónica de un Paro: Los pueblos mineros de Segovia y Remedios

Resumen Latinoamericano / Colombia Informa / 23 de agosto de 2017

Llegar a Segovia, en el Nordeste antioqueño, durante el Paro Minero que se viene desarrollando desde hace más de un mes exige atravesar las barricadas dispuestas en las vías para impedir el acceso al pueblo del Escuadrón Móvil Antidisturbios- Esmad- y del Ejército. En Remedios se encuentran las primeras barricadas y en Segovia grupos de jóvenes se concentran alrededor de estas y hacen turnos día y noche para controlar los accesos al territorio.

Todas las tardes el pueblo se reúne en una gran concentración en la que los líderes del Paro explican las noticias acontecidas durante el día. Miles de personas atienden alrededor de la bomba las últimas novedades.

Pueblo en la cancha

El Paro está generando problemas de abastecimiento de alimentos a una población que se organiza colectivamente preparando decenas de ollas comunitarias (35 en total) con las que se da de comer a unas 12.000 personas cada día. A lo largo del día tienen acceso pequeños convoyes humanitarios que introducen productos de primera necesidad y medicamentos.

Una de las 35 ollas comunitarias

Decenas de campesinos e indígenas viven desde hace un mes en las instalaciones deportivas, a las que han acudido desde las veredas en las que habitan para solidarizarse con el Paro. Algunos de los vecinos y vecinas han tenido que abandonar sus viviendas debido a que las tropas del Esmad han ocupado un barrio entero del Municipio.

Familias acomodadas en el pabellón deportivo

Indignación generalizada es lo que causan las declaraciones y actitudes de las diferentes autoridades que han acusado a grupos insurgentes o paramilitares de estar detrás de estas movilizaciones. La única ayuda que han recibido hasta el momento es de la Cruz Roja local y de los Bomberos que transportan heridos, como retaliación (venganza) se han encontrado con la increíble acusación de que estos facilitan explosivos a los mineros.

La presencia de la multinacional Gran Colombia Gold que intenta sacar del territorio a los mineros ancestrales, la implementación de una legislación minera diseñada sin tener en cuenta las características propias de la minería tradicional y la resistencia de las comunidades mineras a ambas cuestiones son las causas de este Paro.

Las calles muestran el descontento popular

Los líderes mineros explican la problemática que genera la normatividad para sus proyectos de vida y cómo, desde 2014, el Estado y la Policía han tratado a los mineros como criminales (en lo que las autoridades denominan Operación Troya). Ellos se defienden y manifiestan que sus únicas armas son las herramientas con las que trabajan la tierra. Representantes del Sindicato de Trabajadores Oficiales y Empleados Públicos de Antioquia -Sintraofan- afirman que su trabajo fue defender a los mineros para que no les quitaran el material aurífero y no les metieran en la cárcel.

Desde entonces la problemática no ha hecho más que crecer y la pugna con esa multinacional que está intentando despojar a los mineros ancestrales y tradicionales de unas minas que llevan explotando desde hace más de 40 años ha conducido al conflicto actual. La Gran Colombia Gold recurrió a las autoridades para que la ayudaran a conseguir el cierre y desalojo de las minas en las que laboran los mineros locales. Este conflicto transcurrió pacíficamente hasta la intervención del Esmad que, contraviniendo las normas del Derecho Internacional Humanitario, ha tomado posiciones tanto en la escuela como en el hospital y ha llegado a desplazar a población civil de sus casas en el barrio de Liborio Batalled.

Destrozos del Esmad en la escuela

Después de un mes de protestas y paro la intervención de la fuerza pública ha arrojado un saldo de tres muertos, decenas de heridos y detenidos. Los mineros enseñan videos grabados en los que se puede observar la presencia de francotiradores entre la fuerza pública y relatan cómo les vigilan desde el aire con drones (aeronaves que no cuentan con tripulantes).

Según afirman, las autoridades solo buscan que se levante el Paro y la empresa multinacional canadiense ni tan siquiera se ha sentado a negociar. Toda la población de la zona depende exclusivamente del oro. Desde los mineros hasta los chatarerros (quienes recogen los residuos que dejan los mineros), barriqueros (batea del río), pequeños comerciantes que compran oro y todo el sector de servicios que abastece a los mineros y sus familias. Esto explica la determinación de los pobladores en su reivindicación, ya que insisten en que prefieren continuar en la protesta a perder su forma de vida tradicional y verse arrojados al desamparo.

La noche avanza y grupos de jóvenes permanecen junto a fogatas bajo la lluvia, atentos a que ni el Esmad ni el Ejército intenten incursionar en la población, a la espera de que amanezca y empiece un nuevo día de Paro, en la esperanza de que las autoridades y la empresa se dispongan a mantener una negociación y las tropas abandonen ese territorio donde hasta esta hora habían vivido en paz.

CI IA, LM/PC/23/08/17/10:00

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