Colombia. Las mujeres deben romper el silencio

Resumen Latinoamericano / Sandra Riveros, Trochando Sin Fronteras / 3 de agosto de 2017

Se ha incrementado la violencia contra la mujer en el departamento de Boyacá. En los últimos meses se presentaron tres feminicidios en la vereda San Antonio de la Cueva del municipio de Güican de la Sierra al Norte de Boyacá.

Allí  fueron  asesinadas tres mujeres campesinas; la señora Genoveva Correa de 70 años, hecho ocurrido en mayo del presente año, la señora Cecilia Velandia de 70 años, quien fue asesinada 15 días después del primer asesinato, y el último asesinato ocurrido el 24 de julio la víctima fue la señora Hermelina Barón de 45 años.

Lo más indignante fue la postura tomada por las autoridades locales como el personero y el señor alcalde John Javier Blanco. Para  ellos  estos feminicidios no tuvieron relevancia ya que no se reportaron los crímenes ante  las entidades pertinentes como la Fiscalía, Defensoría del Pueblo, a quienes les correspondía adelantaran las investigaciones  e hicieran el acompañamiento  por la característica de los hechos.

Aunque en Colombia existen leyes que “favorecen a la mujer” como es la ley 248 de 1995, la cual  ratifica la Convención Interamericana de Belén do Pará para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, estas no se ven reflejadas en el diario vivir de las mujeres. Al contrario, la violencia contra la mujer cada día se incrementa y se justifica. Según datos de Medicina Legal en lo corrido de este año 2017 han sido asesinadas más de 200 mujeres en Colombia[1].

Según la vía campesina, “La violencia contra la mujer es un fenómeno mundial  y atraviesa todas las clases sociales, generaciones y orientaciones sexuales, dándose tanto en mujeres que viven en la ciudad como las que lo hacen en el campo. Esta realidad se materializa en datos formales, informales, en relatos de vida, confidencias, denuncias y reivindicaciones de los movimientos sociales  y organizaciones de mujeres y organizaciones de hombres y mujeres campesinas. ¡Esta es una realidad que no puede seguir siendo silenciada!”

La violencia contra la mujer se sustenta en el capitalismo a través de la desigualdad y la división sexual del trabajo que hace que la mujer tenga dependencia económica, falta de autonomía sobre su propio cuerpo y poca participación en los espacios políticos y en la toma de decisiones, dejando a la mujer en vulnerabilidad. El modelo actual de sociedad justifica la violencia contra la mujer, ya que deshumaniza y naturaliza la desigualdad, permitiendo todo tipo de violencia contra las mujeres.

Para enfrentar la violencia, las mujeres no deben seguir callando. Se debe buscar cómo enfrentar todas las formas de violencia a través de la organización social y la formación  de mujeres y hombres para cambiar esta sociedad. Sin perder de vista que la movilización es la herramienta que tienen las mujeres para exigir sus derechos y combatir la violencia.

[1] www.medicinalegal.gov.co

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