VENEZUELA, LOS MILAGROS DE LAS FAKE NEWS

 

Geraldina Colotti (desde Caracas para Resumen Latinoamericano) 2 agosto 2017

 
Ayer por la noche estábamos en el histórico barrio 23 de Enero, que
acoge diversas comunas y espacios autogestionados y la radio
comunitaria “Al Son del 23”. Con nosotros en transmisión, a más de
Gustavo -el conductor- a dos muchachas vascas muy jóvenes, una
periodista española, técnicos muy eficientes apenas adolescentes,
estaba el intelectual mexicano Fernando Buen Abad, uno de los
acompañantes del proceso electoral para la Asamblea Constituyente: que
ha certificado al chavismo más de 8 millones de votos y el porcentaje
más alto nunca alcanzado en base al número actual de habitantes. Sobre
los numeros, hemos hablado ayer en la entrevista a la redacción del
Antidiplomático.
Buen Abad, autor del volúmen Filosofía del Humor y de la Risa, ha
propuesto de acompañar la trayectoria de la Asamblea Constituyente con
un programa de sátira basado sobre los disparates de la oposición y
del circo mediático que les sostiene. Nos ha parecido una óptima idea.
Si existe todavía la sátira en un país como Italia, un tiempo patria
de los genios en este campo, la transmisión prodría llamarse “falsos
amigos”: en el sentido de aquellas palabras que parecen indicar una
cosa, pero su significado es a menudo opuesto. En el sentido de
aquellas “personas” cuya máscara crítica-critica esconde su rol de
bomberos, dispensadores de albódigas tranquilizantes en el eterno
baile del ni-ni. Un esquemita bien consolidado, sobretodo en una
cierta izquierda, acostumbrada a resvalar eternamente desde la propia
impotencia. La bandera del ni-ni es ahora Marea Socialista y sus
colitas adyacentes. Ex personajes de gobierno -uno de los cuales
denunciado por corrupción- que se consideran absueltos de los errores
imputados al gobierno. Una formación tan crítica cuanto estéril, que
vocifera contra la Asamblea Constituyente pero no desdeña a aliarse
con las derechas golpistas. Quien no está ni de una parte ni de otra
parte de la barricada -ha escrito alguien- termina por ser la
barricada.
La bandera de la crítica-critica resulta ser ahora la del “arco
minero”. Flor de reportero en su sillón, académicos que no han
conocido nunca en su vida un indígena ni tampoco condiciones de
necesidad, pontifican sobre esta zona riquísima de recursos, que
Maduro habría entregado a las multinacionales. Incluso instituyendo
“zonas económicas especiales” sobre el modelo de Honduras.

El pronunciamiento de las poblaciones indígenas, que apenas han electo
a sus 8 representantes a la Asamblea Nacional Constituyente según los
propios procedimientos seculares, obviamente, no existe. Cuenta el
dictámen de los europeos “model ong” en cuya mirada caritativa debe
reflejarse el indígena “que gusta”. Son ellos los jueces absolutos.
Las poblaciones indígenas, sus asambleas, el control que ejercen sobre
su territorio gracias al poder actuado en el “proceso” bolivariano, no
cuenta. En septiembre, a la culminación de un proceso asamblear que
les ha llevado a todos a Miraflores, las 35 poblaciones indígenas han
entregado a Maduro sus símbolos, para testimoniar la confianza en las
propuestas recibidas.
Desde hace tantos años, sus territorios son víctimas de la explotación
ilegal, de los paramilitares, que destruyen con la complicidad de
quien quisiera controlar y también de algunos caciques. La
contaminación es altísima y daña antes de todo a quien está más cerca
a los recursos naturales.
Son los indígenas los primeros a pedir que sea regulada aquella
situación: no con la varita mágica de los hechiceros de teclado, sino
examinando concretamente costos y beneficios. Y toca a ellos hacerlo.
Las zonas económicas especiales, instituídas en modo público y
transparente, son efectivamente una invitación a las empresas a
invertir en Venezuela sobre la base de algunas exenciones fiscales.
Pero ésto no implica dérogas respecto a las leyes del trabajo y a
aquellas ambientales. Los obreros, aquí, cuentan verdaderamente. Y se
hacen escuchar.
A más del petróleo y metales preciosos, Venezuela posee un
extraordinario patrimonio ambiental. Es el segundo país luego del
Brasil por reservas de agua. La defensa del ambiente, en el ámbito de
un nuevo modelo de desarrollo que implica la lucha contra el
capitalismo, es un punto central en el “programa estratégico” del
gobierno bolivariano. Justamente gracias al protagonismo de los
pueblos indígenas en el nuevo curso de gobiernos de América latina,
cada año los nativos elaboran sus propuestas en numerosos foros, que
luego los gobernantes -para Venezuela antes Chavez y luego Maduro-
llevan a los vértices mundiales, llenándolos en parte de contenidos.
Hemos escuchado a diversos candidatos obreros y ambientalistas, de
quien daremos cuenta en estos días: que formulan críticas también
radicales al gobierno, pero con conocimiento de causa. La Asamblea
Nacional Constituyente es el lugar para hacerlo. El objetivo declarado
es el de “liberarse del Estado burgués y construír el estado
socialista. Estamos re-escribiendo la historia. No regresaremos nunca
a ser una colonia”, ha dicho el líder obrero Francisco Torrealba,
rechazando las “sanciones imperialistas” impuestas por Trump a Maduro.
La construcción de un “nuevo modelo productivo” es uno de los
principales objetivos de la ANC.
Contra las “sanciones imperialistas que quieren someter al país” se
han alineado todas las instituciones de la República Bolivariana, a
partir del TSJ y de las Fuerzas Armadas. Mañana 3 de agosto se instala
la ANC en el Parlamento. La derechas han anunciado una nueva
manifestación. Ayer algunos embajadores de los países neoliberales que
no reconocen la ANC se han ido a apoyar a los diputados de oposición,
entre abucheos de la multitud.
Mientras tanto, medios y oposición continúan a producir material
satírico. Basta ver los títulos, invirtiéndo el sentido dramático: las
papeletas electorales que no fueron quemadas pero “prenden fuego” como
las bombas que explotan al pasar de la policía. La oposición que
dispara números en desprecio a la lógica y que destruye las pruebas de
voto enseguida de haber concluído el “plebiscito” ilegítimo del 16 de
julio, que es tomada como ejemplo de imparcialidad. El CNE que ha
dirigido 20 elecciones antes de ésta, certificadas por centenares de
observadores internacionales, que, en cambio, es desacreditado: tanto
quien va a ver las reglas?.
Basta dispararlas gruesas. Cualquiera, quien, pueda pedir el control
del voto. Y en diciembre habrán las elecciones para los gobernadores.
Qué hará la oposición? Si no va, deja el campo libre, pero si va avala
la autoridad del CNE. Y entonces por qué ahora la desconoce? Pero en
la construcción de la “post-verdad”, todo hace caldo. Antes de partir
para Miami, Lilian Tintori, esposa de Leopoldo Lopez, ha declarado de
estar embarazada: de 16 semanas. Pero en que modo se ha pasado los
meses a gritar que su marido era torturado y reprimido, y mantenido en
aislamiento por el “régimen”?. Muy pronto, la canonización de las
fake-woman por excelencia….
Traducción Gabriela Pereira

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