Argentina. Entrevista a Enrique Stola. “Higui me pareció una bellísima persona”

Por Rosa D´alesio, La Izquierda Diario/ Resumen Latinoamericano/ 26 de junio 2017 .-.

Es psiquiatra y psicólogo clínico, pero Enrique Stola prefiere definirse como “feminista, activista político y de derechos humanos”. Es perito psiquiatra en la causa de Higui.

Higui estuvo presa durante siete meses por defenderse de una patota de diez hombres que intentó violarla por su orientación sexual. “Cuando conocí a Higui me pareció una bellísima persona. Me emocioné cada vez que la entreviste y lamento esta violencia que ella viene sufriendo desde hace tantos años. Violencia que sufrió en el barrio, luego por la Institución policial y después por el Poder Judicial”, así describe Stola a una de las personas que defiende desde su rol de perito.

“Lamento que haya un fiscal machista, como tantos otros, sin ninguna formación en perspectiva de género, que no le permite entender cómo se generan los mecanismos de dominación que se producen en la sociedad. Creo que son ignorantes deliberados. Uno puede disculpar a las personas que ciertas cosas no conozca, pero alguien que es fiscal tiene la obligación de estar al tanto de toda la producción social, de cómo son los mecanismos de dominación y exclusión. Estos tipos deciden no estudiar y no conocer porque les conviene a su clase y a su ideología”, señala Stola, quien desde los años 80 se hizo feminista y lucha junto a los movimientos de mujeres por su emancipación.

Habla de la primera vez que conoció a Higui “quedé conmocionado por ver las estrategias de vida y de supervivencia de ella, y de tantas personas como ella, que viven en una gran pobreza como consecuencia de esta sociedad capitalista, y por el lugar en que las ubica el patriarcado”.

Prosigue el relato analizando cómo se expresa la homofobia y lesbofobia en nuestra sociedad. “Los talibanes tienen su policía moral que dice cómo deben ir vestidas las mujeres, pero en occidente también tenemos esas policías morales en todas las clases sociales. Esos grupos están para disciplinar los cuerpos y señalar qué deben hacer y qué no, y tienen, además, una forma de castigar esos cuerpos cuando no responden a lo que exige la ideología dominante. La violación es uno de esos modos”.

¿Cómo se logró la excarcelación de Higui?

Por la movilización de las mujeres y los movimientos de lesbianas, junto a una muy buena estrategia legal. Creo que sin el movimiento de mujeres no se hubiera logrado su libertad, pero tampoco sin una buena estrategia jurídica.

Cada vez más se conoce lo que significa la violación correctiva, una práctica sexual que tenemos los varones para dominar. No es una excepción que ocurre cada tanto y en la calle: anoche, hoy, una mujer está siendo violada, por su marido, por su pareja. Esto ocurre cada vez que una mujer es sometida a una relación sexual por miedo o por el “deber” que tiene de servir a sus maridos. La violación siempre es correctiva, le está enseñando al cuerpo de la mujer que tiene que tener determinada posición de subordinación con el varón.

¿Qué pensás sobre el movimiento por el Ni Una menos?

Los feminismos en Argentina y en todo el mundo están produciendo un cambio cultural fuertísimo que a la vez produce reacciones de toda los que es la ideología machista y del patriarcado. Ante esto hay una maniobra muy fuerte por parte del machismo de encarcelar el concepto de violencia de género afirmando que violencia es solo la extrema. Escuchamos en la televisión una cantidad de machistas que nos están diciendo a todos, “no las queremos muertas, no las queremos asesinadas, pero por favor que sigan subordinadas”.

Lo que también me parece muy interesante es que una cantidad de hombres tengan que salir a dar explicaciones cuando antes circulaban impunemente, y ahora no saben cómo posicionarse ante los cuestionamientos de las organizaciones de mujeres. Creo que los hombres que estamos apoyando la lucha de las mujeres y estamos peleando por los cambios culturales, estamos más libres, nos sentimos contentos que esto se produzca.

Enrique Stola cuenta que ante el avance de los movimientos de mujeres, se le opone una reacción “recibimos cuestionamientos por parte de colegas, mujeres y hombres, que descalifican nuestra lucha con distintos argumentos: nos dicen feminazi, nos tratan de gay, dicen que estamos en esto por una cuestión económica o que esto que hacemos es algo que nos beneficia. Y sí, yo creo que nos beneficia. Obtenemos mayor libertad y el placer de tener vínculos igualitarios”. Y agrega que tanto el “campo de la psicología y la psiquiatría, como en el resto de las ciencias, están dominadas por la ideología patriarcales”.

El otro día escuchaba a una periodista decir que cada vez más personas tomaban los problemas de género, y aunque llevará muchos años, con estos pasos adelante se lograría la igualdad ¿crees que a través de cambios evolutivos se puede terminar con las prácticas y miradas machistas?

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No hay nada de evolutivo. Los hombres permitimos a las mujeres acceder a la lectoescritura doscientos años después que nosotros. En occidente dejamos entrar a las mujeres a la universidad ocho siglos después. Si los hombres vamos cambiando, no es por evolución, sino porque el movimiento de mujeres dice ¡no!. Son los límites que con su lucha ponen las mujeres, y no los cursos de nuevas masculinidades los que producen cambios. Es como si uno tuviera que dar las gracias a los capitalistas por las conquistas que obtuvieron los obreros con sus luchas.

El derrocamiento del patriarcado no va a ser evolutivo, es un verso que usan los tipos para justificarse. Dicen ‘bueno hace diez años atrás, cincuenta años atrás, no se sabían estas cosas’. Mentira. Hace 50 años atrás había mujeres que pensaban igual que ahora, y doscientos años atrás había mujeres que luchaban por sus derechos. No es una cuestión evolutiva, sino una lucha que enfrenta la dominación para lograr la liberación de las mujeres y cuerpos feminizados por el patriarcado.

Stola vuelve sobre el movimiento de mujeres que se apoderó de las calles reclamando por Ni Una Menos, y cómo esto impacta sobre los hombres que no ejercen violencia extrema “veo mucho interés de los varones ante esta realidad, pero también observo la reacción machista en hombres que se sienten amenazados por estos movimientos”; y agrega “hay muchas mujeres que tienen claro el lugar de subordinación que ocupan en la sociedad, mientras que los que dominan, los varones, les cuesta mucho más verlo. Los varones que empatizamos con las mujeres podemos acercarnos, pero no sentir lo mismo que sufre una mujer en su cuerpo por ser subordinada”.

Como psiquiatra y psicólogo clínico opina sobre los violadores “creo que son delincuentes, no enfermos, y aunque no lo sean, creo que deben recibir asistencia psicoeducativa. En la comunidad científica no hay acuerdo sobre la recuperación o no de estos tipos. Hay un sector de forenses que dicen que sí, que hay una baja reincidencia en estos casos, pero la reincidencia se mide por si vuelven a entrar al circuito legal y lo cierto es que ellos, los violadores, aprenden para no volver a ser capturados. En estos temas no hay posición única. Pero también creo que mayores penas para los violadores, no resuelve nada”.

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