URUGUAY/ La coordinación criminal que el Estado ampara. Primera parte.

Por Roger Rodriguez/Resumen Latinoamericano, 5 de junio 2016.  La coordinación represiva entre las dictaduras del Cono Sur, se acordó en 1974, cuando en Argentina todavía había institucionalidad democrática. Fue entonces que se comenzó a secuestrar y trasladar exiliados, que luego serían presos, ejecutados o desaparecidos. En cada país hubo un grupo de agentes policiales o militares entrenados en la tortura y el homicidio. Figuraban en sus embajadas como agregados militares o agentes de narcóticos y operaban con los funcionarios locales contra los opositores a sus dictaduras.

En Uruguay, fueron los mismos represores del SID y de la OCOA los que secuestraron ese año a Antonio Viana Acosta en Buenos Aires, los que acribillaron a ‘‘las pibas de abril’’ en la calle Mariano Soler, los que desaparecieron a Washington Barrios luego de secuestrarlo en La Plata, los que mataron en la tortura a Iván Morales cuando volvió a Montevideo a conocer a su hijo, los que ejecutaron a Latrónica, Banfi y Jabif en Argentina, los que entregaron al niño Amaral García y trajeron para fusilar a los cinco de Soca.

 

Sid-Ocoa trajo y fusiló a los “5 de Soca” 1974: LA COORDINACIÓN CRIMINAL

La investigación periodística realizada a lo largo de varios años y para diferentes publicaciones, permite hoy exhibir pruebas y documentos que señalan a los responsables, con nombre y apellido, de tanto crimen impune. Una fundamental prueba de cargo la constituye el hallazgo de una edición certificada del censurado periódico argentino “El Auténtico”, el que en 1975 reveló las actas de una reunión de coordinación represiva regional realizada en Buenos Aires en enero de 1974, veintidós meses antes del encuentro de Chile donde nació el “Plan Cóndor”
A partir de ese documento, se puede reconstruir lo ocurrido en el Cono Sur desde principios de los años 70, cuando los dictadores Hugo Banzer de Bolivia, Augusto Pinochet de Chile y Juan María Bordaberry de Uruguay, pactaron con la “Triple A” el exterminio de todo lo que consideraran “subversivo” bajo la lupa de una “Doctrina de la Seguridad Nacional”, que ya se había instalado en Argentina antes de que Juan Domingo Perón volviera y asumiera la Presidencia a fines de 1973. La semilla se había plantado antes…


1) GÉNESIS: APRENDER A TORTURAR
El 8 de setiembre de 2008, en el diario ‘‘La República’’ se publicó un artículo que narraba la génesis de este proceso represivo bajo el título: “1974: la conexión con la Triple A de Gordon y la Federal argentina” (http://www.lr21.com.uy/politica/329968-1974-la-conexion-con-la-triple-a-de-gordon-y-la-federal-argentina). Allí se decía:
Con la guerra fría, Estados Unidos estableció como un objetivo el control de su “patio trasero” latinoamericano. Los aparatos de inteligencia policial formados en la región luego de la guerra mundial pasaron a ser capacitados por instructores de la Agencia para el Desarrollo ante la revolución cubana.
Dan Mitrione pasó por Brasil antes de llegar a Uruguay, donde Estados Unidos tenía una fuerte central de espionaje, según confesaron los ex agentes Philippe Agge (“La CIA por dentro”) y Manuel Hevia (“Pasaporte 1333”). En los sesenta, el “puesto de escucha” de Montevideo ya coordinaba con la Guardia Metropolitana, a cargo del coronel Amaury Prantl.

 

Los métodos de “interrogación” que el instructor del FBI enseñó a las fuerzas policiales uruguayas, la norteamericana School of Américas (SOA) los enseñó a las generaciones de militares que desde los años sesenta realizaron cursos de inteligencia y contrainsurgencia en la base “Fuerte Amador” de Panamá. (ver http://www.lr21.com.uy/politica/206…)
La teoría de “contrainsurgencia” había sido establecida por el general francés Paul Aussaresses durante la guerra de Argelia (1954-62), que dirigió el teniente coronel Roger Trinquier. Ambos dieron “clases” en la Escuela de Guerra de Brasil y la Escuela de las Américas, donde Estados Unidos adoptó el “método”.
En julio de 1969, la dictadura brasileña puso en práctica la “Operación Bandeirantes” en la que militares, policías y la federal DOPS coordinaron al “estilo francés” el secuestro, tortura y muerte de cientos de opositores, en lo que sería un antecedente del Plan Cóndor.
Los comandos franceses Patrice de Naurois y François-Pierre Badie fueron instructores de la Escuela de Guerra de Argentina, donde uno de sus mejores alumnos fue el luego general Ramón Camps, quien tendría a su cargo la jefatura de la Policía Federal luego del golpe de Estado de 1976.

 

2) REPRESIÓN INSTITUCIONAL
En el artículo se investigó cómo, en Uruguay, los represores habían mutado desde el Escuadrón de la Muerte a la Oficina Coordinadora de Operaciones Antisubversivas (OCOA). Lo mismo que en Argentina ocurriría desde la Triple A a los Grupos de Tareas de la dictadura en 1976. Una metamorfosis que, amparada en la “Doctrina de la Seguridad Nacional”, institucionalizaba el secuestro, la tortura y el asesinato:

El Escuadrón de la muerte que actuó en Uruguay a principios de los setenta (…), tuvo como profesores, además del norteamericano Dan Mitrione, al brasileño Sergio Paranhos Fleury, represor del DOPS, y a dos “franceses” que aún no han sido identificados.

El agente norteamericano Dan Mitrione, de blanco, y sus “alumnos” en la puerta del DOPS de Porto Alegre.

La metodología parapolicial practicada por el “Escuadrón” antes de la sangrienta jornada del 14 de abril de 1972 pasó desde entonces a ser practicada por los mismos policías y militares que, ahora uniformados, se sumaron a la Oficina Coordinadora de Operaciones Antisubversivas (OCOA).
Con el golpe de Estado de 1973, la represión y la tortura sistemática, que Zelmar Michelini denunciaba en el Senado, ya no tuvo control parlamentario y desde el Consejo de Seguridad Nacional (COSENA) se trazaron las líneas que el Servicio de Información y Defensa (SID) practicaría luego en el exterior.
Las primeras coordinaciones represivas con Chile y Argentina fueron realizadas por las fuerzas policiales uruguayas, que luego serían desplazadas por los efectivos militares quienes, primero como agregados militares, terminaron protagonizando las operaciones de secuestro, traslado, muerte y desaparición.
El 1º de octubre de 1973, tras el golpe de Estado en Chile, un grupo de uruguayos fue detenido cuando huyó a Argentina, donde había renunciado el presidente Héctor Cámpora e interinamente gobernaba Raúl Alberto Lastiri, quien sólo doce días después entregaría el gobierno a Juan Domingo Perón.

Los uruguayos estuvieron presos dos semanas en Ezeiza y los expulsaron por sugerencia del jefe de Seguridad Federal, teniente coronel Jorge Oscar Montiel, quien advirtió al director de Migraciones, Justo Gnavi, que afectaban la “seguridad nacional”. Uruguay, Chile y Argentina intercambiaron “antecedente”. (ver documento adjunto)

En octubre de 1973 ya había “Doctrina de la Seguridad Nacional” en Argentina.

3) HUBO COORDINACIÓN DESDE 1974
En aquel artículo de ‘‘La República’’, se incluyó un dato fundamental para comprender la represión coordinada que se desató desde principios de 1974, cuando Argentina, aún en democracia, se convirtió en un coto de caza sobre exiliados de los países vecinos, del que participaban la “Alianza Anticomunista Argentina” (Triple A) y agentes de las dictaduras de la región:

 

Antes de asumir Perón, el presidente (Alberto) Lastiri impulsó la derechización del régimen, asesorado por su pariente José López Rega, quien en 1973 comienza a formar la tristemente célebre Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), al mando del comisario Alberto Villar, subjefe de la Policía Federal.
En enero de 1974 se desarrolla en Buenos Aires una reunión definitiva de coordinación a la que asisten Villar, un general de Carabineros chileno (sería el general Manuel Contreras), un boliviano y el inspector Víctor Castiglioni, jefe de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII) uruguaya.

 

El Inspector Principal Víctor Castiglioni, ya coordinaba en 1974 con represores argentinos, bolivianos y chilenos.

El militar chileno propuso entonces que se integraran militares como agregados de seguridad en las embajadas para coordinar con las policías locales, formar una central de información común al estilo Interpol, el intercambio de presos, un canal de comunicación segura e intercambio de becas de “entrenamiento”.
La propuesta chilena, tres meses antes de que Contreras creara formalmente la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), manejaba los mismos argumentos que en octubre de 1975 se confirmarían en Santiago de Chile cuando los militares de la región constituyeron la coordinación represiva llamada “Cóndor”.
El representante boliviano, en nombre de la dictadura del general Hugo Banzer, pidió que “los elementos marxistas que están en los diversos países sean internados a cierta distancia, de tal manera que impidamos la afluencia de los mismos hacia las zonas fronterizas”, dice la versión taquigráfica de la reunión.
Castiglioni expresó: “Lo que yo iba a proponer está comprendido en lo que ha expuesto el señor general de Carabineros (…), reiteraríamos el ofrecimiento (…) de mantener acá, en forma permanente, a uno o más funcionarios (…) colaborando con la policía argentina a efectos de identificar gente”.

 

4) EL EJEMPLAR PERDIDO DE “EL AUTÉNTICO”
Las actas de aquella reunión fueron publicadas en diciembre de 1975 por el periódico “El Auténtico” cuyas ocho únicas ediciones son una denuncia contra la represión política y sindical del momento, e incluyen tres artículos sobre las operaciones de la “Triple A” y sobre quiénes eran sus integrantes. La versión taquigráfica de la reunión de coordinación contra los exiliados entre representantes de Argentina, Chile, Bolivia y Uruguay, se publicó en la séptima edición del quincenario.

En 1975 se denunciaba el exterminio que en Argentina se producía antes del golpe de Estado de 1976. El director de “El Auténtico” fue asesinado frente a su familia.

El director del periódico, Domingo Zabala Rodríguez (“el Colorado”) terminó siendo ejecutado el 22 de setiembre de 1976 frente a su familia en la puerta de su domicilio en Buenos Aires, y su esposa, Olga Irma Cañueto, fue secuestrada ese día y permanece desaparecida. Su hija Yamila, radicada hoy en la ciudad de Mar del Plata, es una luchadora por los derechos humanos. La publicación “desapareció” de toda hemeroteca.
Ni su propia familia pudo conservar una colección de “El Auténtico” cuyo contenido fue recordado a mediados de los años 90 en una web sueca. Durante la investigación periodística, se pudo finalmente localizar una colección de aquella impresión perdida en el Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (CEDINCI) en Argentina, cuyo director, Horacio Tarcus, certificó la autenticidad de la publicación. (Ver certificado)

Facsímiles de esos ejemplares fueron presentados ante la Tercera Corte de Asís en Roma, cuando se realizó el juicio contra el Plan Cóndor, para evidenciar que las víctimas italouruguayas habían sido fichadas desde 1974, como consecuencia de la coordinación represiva acordada a principios de ese año.

Certificado de autenticidad del ejemplar de “El Auténtico” presentado en el Juicio de Roma

“Representante de Chile (general X de Carabineros): “La Delegación de Chile somete a consideración de ustedes las siguientes ponencias: Primera Ponencia, acreditar en cada embajada un Agregado de Seguridad, que pueda ser miembro de las Fuerzas Armadas o de la Policía (…) cuyas funciones básicas serían la coordinación con la Policía o el encargado de Seguridad de cada país o los varios organismos locales… Segunda Ponencia, en forma similar a lo que tienen Interpol en París, tener también nosotros una Central de Informaciones, donde podamos requiero datos de individuos que son marxistas… Tercera Ponencia, intercambios programados e imprevistos de personas: que nosotros podamos venir, ir a Bolivia y Bolivia pueda ir a Chile, y que podamos venir a la Argentina nuevamente (…) que podamos llegar directamente con toda confianza a cualquier de los organismos de Seguridad de cualquiera de los países, y exponer a qué venimos, que no necesitemos previamente una invitación formal… Cuarta Ponencia, la necesidad de establecer un canal de comunicación. (…) A manera de ejemplo sugiero dos canales, uno formal que podría ser el Agregado de Seguridad, y uno directo entre los Servicios de Seguridad, para lo cual podríamos ocupar la red ENTEL de teléfonos con el sistema de inversores… Quinta Ponencia, la necesidad de establecer un intercambio de becas para entrenamiento en el trabajo sin necesidad de cursos… Sexta Ponencia, un álbum (de fotos)…

 

5) ACTAS DEL PLAN EXTERMINIO
En los párrafos textuales que de las actas transcribió “El Auténtico” en su ejemplar del 10 de diciembre de 1975 (cuando todavía se desconocía que un mes antes se había acordado el Plan Cóndor en Chile), se lee:

 

“Representante de Chile (general X de Carabineros): “La Delegación de Chile somete a consideración de ustedes las siguientes ponencias: Primera Ponencia, acreditar en cada embajada un Agregado de Seguridad, que pueda ser miembro de las Fuerzas Armadas o de la Policía (…) cuyas funciones básicas serían la coordinación con la Policía o el encargado de Seguridad de cada país o los varios organismos locales… Segunda Ponencia, en forma similar a lo que tienen Interpol en París, tener también nosotros una Central de Informaciones, donde podamos requiero datos de individuos que son marxistas… Tercera Ponencia, intercambios programados e imprevistos de personas: que nosotros podamos venir, ir a Bolivia y Bolivia pueda ir a Chile, y que podamos venir a la Argentina nuevamente (…) que podamos llegar directamente con toda confianza a cualquier de los organismos de Seguridad de cualquiera de los países, y exponer a qué venimos, que no necesitemos previamente una invitación formal… Cuarta Ponencia, la necesidad de establecer un canal de comunicación. (…) A manera de ejemplo sugiero dos canales, uno formal que podría ser el Agregado de Seguridad, y uno directo entre los Servicios de Seguridad, para lo cual podríamos ocupar la red ENTEL de teléfonos con el sistema de inversores… Quinta Ponencia, la necesidad de establecer un intercambio de becas para entrenamiento en el trabajo sin necesidad de cursos… Sexta Ponencia, un álbum (de fotos)…

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Señor Subjefe de la Policía Federal (Comisario Villar): “¿Alguien tiene que expresar alguna otra proposición?
Representante de Bolivia: “La delegación de Bolivia sugiere que todos los elementos marxistas que están en los diversos países sean internados a cierta distancia, de tal manera que impidamos la afluencia de los mismos hacia las zonas fronterizas”
Representante de Uruguay (Inspector General Castiglione): “Lo que yo iba a proponer ya está comprendido en lo que ha expuesto el señor general de Carabineros. Particularmente, reiteraríamos el ofrecimiento que ya hemos hecho de mantener acá en forma permanente uno o más funcionarios sobre todo en zonas críticas, como el Litoral, colaborando con la policía argentina a efectos de identificar gente”…

Agregados que simulaban ser agentes de narcóticos para operar en Argentina. ¿Qué militares y policías viajaron a Buenos Aires en 1974? 

 

Señor Subjefe de la Policía Federal (Comisario Villar): “No hay ningún problema. El jefe del DAE (Departamento de Asuntos Extranjeros de SSF) luego va a tomar contacto con el Inspector General Castiglione, para coordinar bien esos enlaces. Lo mismo Chile, si necesita tener gente en la zona de Mendoza, San Juan o la zona que se determine, como asimismo Bolivia en el caso de Salta, Jujuy…” (…)
Señor Subjefe de la Policía Federal (Comisario Villar): “La ponencia que vamos a hacer el gobierno nacional es la fijación del lugar de residencia de los asilados, así como también la vigilancia semanal de éstos, que les impida viajar a través de ‘‘La República’’ y estar en zonas de fronteras. Con respecto a las becas, cuenten con ellas… Los álbumes se están confeccionando… En la embajada, lo más seguro van a ser los Agregados Militares, dado que dentro del personal civil de las embajadas puede haber alguien que tenga ideas un poco distintas de las nuestras… Ha sido aprobado por nuestro gobierno el Agregado Policial, que será denominado Agregado Legal, para darle una cobertura… Cuando el problema sea urgente, pueden establecer contacto con la Jefatura o Subjefatura o bien con la Superintendencia de Seguridad Federal, diciendo que viene alguien, podemos decir que viene una comisión de narcóticos, ¿qué les parece? Una “comisión de narcóticos” viaja rumbo a ésa, y así ya sabemos nosotros de qué se trata…”

 

El delegado chileno quiso saber de todas maneras cómo se manejarían esos correos…
Señor Subjefe de la Policía Federal (Comisario Villar): “Señor general, yo creo que una buena cobertura sería darle un pasaporte diplomático, y que se traslade de embajada en embajada… Técnicamente se van a entender con la Superintendencia de Seguridad Federal, que es el organismo especializado en Inteligencia. Luego que el correo viene de la embajada y está dentro de territorio argentino, queda sujeto a la seguridad de nuestra policía, es decir que se alojaría con todo el hospedaje sin cargo y ya trabajaría directamente con ellos, ya sea en la calle, en las brigadas, ya sea llevando los nuevos sistemas del modus operandi que puedan aparecer, el movimiento de ciudadanos chilenos, bolivianos o de otros países que están moviéndose acá” (…) “No sólo tenemos que prestar atención a los ciudadanos de nuestros países, sino también a los cubanos, checoslovacos, alemanes o de cualquier nacionalidad para que el archivo sea lo más completo posible”.

 

6) EL VIA CRUCIS DEL NEGRO VIANA
En una entrevista publicada el 14 de setiembre de 2008 en ‘‘La República’’, el uruguayo Antonio Viana Acosta narró (http://www.lr21.com.uy/politica/331384-el-via-crucis-del-negro-viana-acosta) la terrible situación que sufrió cuando se transformó en la primera víctima uruguaya de traslado ilegal en aquella coordinación represiva de 1974. Eleuterio Fernández Huidobro y Mauricio Rosencof también han registrado en sus libros lo padecido por el “Pantera negra”…
 Antonio Viana Acosta, sobreviviente del primer traslado de la coordinación represiva.
Sólo días después de aquella reunión de Buenos Aires, Viana fue detenido, torturado, trasladado en un avión de PLUNA y vuelto a torturar en la Dirección Nacional de Información e Inteligencia policial, antes de derivarlo a su natal Rocha, donde otra vez sufrió apremios, fue enviado a la División de Ejército IV en Minas donde lo golpeó el propio general Gregorio Álvarez y finalmente fue procesado por la Justicia Militar. En la investigación periodística se resumía:
Viana Acosta, en entrevista con LA REPUBLICA, narró que trabajaba en el Ministerio de Bienestar Social argentino, que dirigía José López Rega. El 21 de febrero lo detuvieron miembros de la patota del comisario Alberto Villar, jefe de la Triple A. Lo llevaron a Coordinación Federal (“Coordina”) donde fue torturado por los uruguayos Víctor Castiglioni, Hugo Campos Hermida, Manuel Cordero, José Gavazzo, Sergio Coubarrere (que viajaba periódicamente por la empresa Arco) y Carlos Calcagno, quienes ya operaban en Argentina.
Permaneció en la cárcel de Devoto, hasta que por un habeas corpus presentado por abogados enviados por Zelmar Michelini, terminó siendo “blanqueado” y trasladado a Aeroparque por el jefe de interrogadores Juan Carlos Lapuyole (“El francés”), quien lo hizo abordar el vuelo 158 de Pluna (que piloteaba un ex oficial de la Fuerza Aérea Uruguaya), para llevarlo a Montevideo donde lo aguardaba personal de inteligencia policial.

 

Antonio Viana fue llevado en abril al Batallón Nº 12 de Rocha, donde ya había estado preso antes de radicarse en Argentina. Allí volvió a torturarlo el oficial Pedro Enrique Buzó y el mayor José Gavazzo, quien lo interrogó particularmente sobre Washington Barrios, de quien pocos días antes habían sido asesinadas su esposa Silvia Reyes (19) y sus amigas Laura Raggio (19) y Diana Maidanick (21). Terminó en la sede de la División Ejercito IV en Minas, donde el propio “Goyo” Álvarez lo interrogó a punta de fusta sobre Washington Barrios.
Viana fue finalmente procesado en octubre de 1974 y recluido en el Penal de Libertad hasta 1981. Su testimonio confirma hoy un nexo entre sus captores y torturadores con las muertes de Reyes, Raggio y Maidanick y el caso de Washington Barrios, quien fue detenido el 17 de setiembre de 1974 en Córdoba, permaneció preso en “Coordina” y llevado a La Plata, antes de ser entregado a los uruguayos en febrero de 1975, cuando despareció y según un parte policial “se dio a la fuga”. Pudo haber sido trasladado a Uruguay.
continúa

 

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