La Maldita Vejez en Chile: Ley para vender el sofá de Don Otto

Resumen Latinoamericano / Guisela Parra Molina, Politika / 5 de junio de 2017

Hoy, a raíz de una entrevista radial, recordé aquel famoso, tal vez ya demasiado antiguo, chiste de Don Otto: ése de cuando pilló a su mujer fornicando con su mejor amigo ¡en el sofá de su propia casa! Furioso ante tamaña traición… vendió el sofá. Cuando me lo contaron, me reí mucho, parece tan absurdo… Sin embargo, es un tipo de reacción más frecuente de lo que podría pensarse.

Me acordé del chiste cuando supe que presentarán un proyecto de ley para que el Estado remunere a los abuelos que cuidan de sus nietos. El proyecto se fundamenta en que el monto de las pensiones es tan bajo, que los “abuelitos” (principalmente “abuelitas”, qué duda cabe) necesitan un complemento para subsistir. Especialmente para los medicamentos necesarios en la tercera edad. Además, sería un aporte al ingreso familiar…

Me pregunto a qué familia hace referencia el proyecto de ley: ¿abuelita cuidadora y abuelito no cuidador? O tal vez abuelita cuidadora, abuelito (cuidador o no), hijos trabajadores, o sea, padres de los nietos… Podría incluir también, quizá, hermanos de los hijos padres de los nietos, sean o no padres de otros nietos… Y así, un sinfín de posibilidades.

Ante una pregunta del periodista respecto del monto, el entrevistado, –un “experto”–, indicó que una remuneración justa sería $400 mil. Ahí me pregunté cuánto gana una cuidadora que no sea “abuelita”, es decir, ni familiar del niño, ni vieja. En otras palabras, cuál es el salario de una nana. Me lo pregunté porque, honestamente, no tengo idea; pero si son 400 lucas lo encuentro desproporcionado. No es que me parezca una pingüe cantidad, pero no puedo evitar pensar en el sueldo de, por ejemplo, un profesor… No supera mucho ese monto, si es que lo supera.

Por otra parte, me asaltan inmediatamente otras interrogantes. ¿Por qué no se ha pensado en un proyecto de ley para remunerar a las mujeres (también hombres, pero pocos) que deben hacerse cargo de la crianza de sus hijos y del trabajo doméstico? ¿No es la crianza de los hijos al menos equivalente al cuidado de los nietos? ¿No sería también un aporte al ingreso familiar? Al fin y al cabo, los “abuelitos” a que se refería el entrevistado reciben una pensión; las mujeres en dichas condiciones ni siquiera cuentan con eso. Y si imaginamos a una familia con hijos, sustentada por una mujer que ejerce el demandante oficio de “dueña de casa” y un padre proveedor que desempeña el igualmente demandante oficio de profesor, dan ganas de patalear.

Después de estas disquisiciones se me ocurrió que hay un razonamiento muy lógico detrás del proyecto. Vislumbro la idea de vender, junto con el sofá de Don Otto, una ley absurda, en vez de discurrir una solución que, derechamente, incremente el monto de nuestras pensiones de miseria.

Supongo que se basan en las estadísticas que revelan un incremento en el número de mujeres que dedican su vida a algo distinto a la maternidad. El costo de esta ingeniosa “solución” es menor que si aumentaran las pensiones para todos, tengan o no tengan nietos; ya se dediquen a cuidarlos, si los tienen, o prefieran destinar la vida que les queda a otra cosa. Es la única explicación que se me ocurre.

De manera que ¡A prepararse futuros viejos! Ahora, además de los cálculos de la AFP, la compañía de seguros, que si pensión vitalicia, que si diferida, que si heredable o no, etc., tendremos que hacer una cuidadosa estimación de nuestra descendencia.

Conclusión: hijos míos, si quieren apuntalar la subsistencia de su madre en la vejez, por favor, ¡a follar! Porque, siguiendo la lógica de tan brillante idea, lo más probable es que después de su pasada por ambas cámaras, la remuneración termine siendo proporcional al número de nietos…

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