Protestas antivenezolanas en el extranjero asumen la filosofía Trump

Resumen Latinoamericano/MisionVerdad, 15 de mayo 2017.

En las últimas semanas han circulado noticias de ataques de parte de antichavistas venezolanos en el extranjero a personalidades y lugares vinculados al Gobierno Bolivariano.

La diáspora antichavista (en su gran mayoría clase media) busca la legitimación internacional de los actos violentos de la derecha venezolana, para ello ha optado por acosar sedes de embajadas de Venezuela con lápidas de cartón, velas, pancartas y cruces negras así como sabotear eventos en los que representantes diplomáticos y movimientos sociales busquen explicar la verdad de lo que ocurre en el país.

“Hasta debajo de las piedras”

Hace algunos días un grupo de venezolanos atacó un acto del partido político Morena en México, lo que ha generado el rechazo y la solicitud de expulsión por parte de activistas sociales al considerar el hecho como una intromisión en asuntos internos del país.

Durante la madrugada del pasado 10 de mayo dos venezolanos arrojaron pintura blanca contra un mural con la figura del Comandante Chávez en el sur del Bronx, Nueva York (EEUU). Dicha obra fue recuperada en los días siguientes por la misma comunidad constituida por mestizos latinos y negros.

Ese mismo día cerca de 20 personas, en su mayoria jóvenes venezolanos, llegaron a la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá para manifestarse de “forma pacífica” antes de un acto que organizaron movimientos sociales con la presencia del embajador de Venezuela en Panamá, Jorge Luis Durán. El verdadero motivo era impedir el evento por lo que se generó un episodio de violencia en el que hubo personas lesionadas. La notoriedad de los sucesos fue tal que el presidente panameño, Juan Carlos Varela, advirtió con enviar a migración a los venezolanos que protesten de forma violenta en su país y giró instrucciones para aumentar la seguridad en los eventos que se organicen en respaldo o rechazo al gobierno de Venezuela y evitar que se repitan incidentes similares. Cabe destacar que el mal comportamiento de la clase media tosca venezolana en Panamá ha sido objeto de críticas y hasta de rechazo por parte de algunos panameños que, como Trump, detestan a inmigrantes de países pobres.

También el 10 de mayo un grupo de 12 venezolanos residenciados en Florida (EEUU) fue detenido por la policía cuando intentaba atacar el consulado de Venezuela en ese estado, obstruir el tránsito y lanzar excrementos que cargaban en bolsas y morrales. Ocho de ellos quedaron a la orden de las autoridades, mientras que los otros cuatro quedaron en libertad por no poseer material contaminante. Dicha sede consular fue cerrada administrativamente en 2012 por el presidente Chávez debido a que el gobierno de Obama declaró persona non grata a la entonces cónsul, Livia Acosta Noguera, y a las amenazas al personal diplomático por parte de organizaciones de venezolanos prófugos de la justicia que tienen protección en Miami.

El jueves 11 de mayo grupos de extrema derecha española y venezolana asediaron durante varias horas la sede de la Embajada de Venezuela en Madrid, allí la organización Víctimas de las Guarimbas presentaba un informe ante cerca de 100 personas. Un funcionario de la policía española planteó sacar a los miembros de asociaciones de derechos humanos, comunicadores sociales y estudiantes universitarios asistentes al evento por una orilla de la acera, lo que fue rechazado por el embajador Mario Isea. Posteriormente los violentos fueron desalojados y los retenidos pudieron salir del edificio con dignidad. Aunque los seguidores de Trump en España utilizan el adjetivo de “asesino” contra todo lo que parezca chavismo, en esa ocasión aclamaban al dictador Francisco Franco, golpista y genocida cuyos desmanes aún no terminan de aclararse ante la justicia.

Otro grupo de venezolanos en Madrid acosaron el viernes 12 de mayo a un ciudadano peruano, le insultaban con frases como “muerto de hambre” mientras culpaban a Maduro del “hambre” en Venezuela. Además le gritaban “Vete pa tu país” y “¿Qué haces aquí?” como si estuvieran en suelo patrio.

Ayer sábado 13 de mayo varias mujeres atacaron a la ex jueza venezolana Dayva Soto, en Weston, Florida (EEUU), por supuestamente ser chavista y “apresar a Leopoldo López”. Mientras gritaban “te vas a tener que ir de Weston” y “yo me voy a encargar de que más nunca duermas” le reclamaban a la exfuncionaria, abiertamente opositora, por comprarse una vivienda en Estados Unidos. Esto fue detonado por la página Dolar Today en medio de su ataque constante con noticias falsas a Venezuela y la publicación de nombres, información completa y dirección de supuestos chavistas que han trabajado en la administración pública. Henrique Capriles Radonski pudo explicar mejor que Soto que fue ella quien le dio libertad plena luego de su asalto a la Embajada de Cuba en Venezuela. El mismo formato de acoso individualizado fue aplicado, también, contra la hija del alcalde del municipio Libertador, Jorge Rodríguez, en Australia y contra la periodista Maripili Hernández en Barcelona, España.

También el sábado 13 de mayo un grupo antichavista llamado Veneuropa se apostó en el centro de Bruselas para pedir a la Unión Europea (UE) que suspenda “cualquier negociación entre autoridades comunitarias y el gobierno de Venezuela e imponga severas sanciones a Venezuela”. Ello en alusión a una reunión a finales del pasado marzo en Caracas entre el ministro venezolano para el Comercio Exterior e Inversión Internacional, Jesús Faría, y la embajadora de la Unión Europea, Aude Maio, para impulsar las relaciones bilaterales, comerciales y la inversión extranjera en Venezuela. La Unión Europea es el tercer socio comercial de Venezuela tras EEUU y China.

Exportamos fascismo xenofobia y racismo

Casi todos los hechos antes descritos son registrados en imágenes por sus mismos ejecutores porque forman parte de una campaña internacional que intenta reproducir un modo de hacer política en el que no existe la argumentación de ideas sino la intolerancia y la obtención de resultados rápidos, a esto se suma el intento de intimidación ya sea por ventaja numérica o el uso de la violencia.

Desde el anuncio de su candidatura el actual presidente estadounidense ha acusado a los inmigrantes mexicanos de ser criminales, violadores y traficantes de drogas, ha prometido deportar a 11 millones de ellos y ha hablado de construir un gran muro a todo lo largo de la frontera con México, del mismo modo el discurso antichavista apela a bajas pasiones como la xenofobia, la misoginia, la intolerancia política y el dogmatismo religioso.

Los emigrantes venezolanos ahora parecen ingresar a las filas de ese ejército de militantes intolerantes, racistas y xenófobos de Donald Trump.

No parece mera coincidencia cierto supremacismo, en una de sus efímeras matrices de opinión la MUD intentó descalificar a Maduro utilizando el término “colombiano”, por otro lado ciudadanos de algunos países en los que se han realizado estos actos de acoso critican el comportamiento irrespetuoso y engreído de grupos antichavistas hacia códigos y costumbres propias.

Para evitar exhibir su real imaginario de país en una Asamblea Nacional Constituyente, la MUD ha optado por profundizar la antipolítica. Por ello el pasado 9 de mayo la alta representante para la Política Exterior de la UE, Federica Mogherini, señaló en un discurso ante el Consejo de Seguridad de la ONU que es necesario “ser imaginativos y buscar nuevos canales cuando los formatos tradicionales parecen fracasar” como “parece ser el caso de Venezuela”.

La injerencia extranjera obedece al racismo globalizado por parte de potencias del norte global construidas por gente de diversas culturas para los blancos y europeos. El video a continuación da muestra de una misma alineación estética, política, cultural y de clase entre quien le grita (narcotizado) a una familia musulmana que Trump “los detendrá” con furia y quienes desde Madrid, España, asedian a sus propios compatriotas por considerarlos inferiores. La miseria de la clase media es global y también lo es este nuevo resurgir de supremacismo blanco que los ubica a ellos como soldados de primera línea.

La diáspora antichavista que promueve la intolerancia pudiera perder el respeto que requiere para vivir tranquila fuera de su país por mucho tiempo.

Fuente: Misión Verdad

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