Francia. Los desafíos de Emmanuel Macron, el líder francés más joven desde Napoleón

Resumen Latinoamericano /9 de mayo de 2017.-

Han bastado sólo tres años para que Emmanuel Macron pasara de ser un desconocido asesor gubernamental a ser elegido el jefe de Estado más joven de Francia desde Napoleón.

El triunfo de este centrista el domingo, varios meses antes de cumplir 40 años, rompió con el sistema constituido, evitando la oleada de nacionalismo económico y político que propició que Reino Unido optara por el “Brexit” y que Donald Trump fuera elegido presidente de Estados Unidos.

Su elección representa un cambio generacional largamente esperado en la política francesa, aunque varios expertos apuntan a que este político centrista terminará por reafirmar un modelo político que está en crisis.

Será el líder más joven de las principales naciones del Grupo de los Siete (G7) y ha sido comparado con otros como el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, el ex primer ministro británico Tony Blair, e incluso el fallecido presidente estadounidense John F. Kennedy.

Muchos atribuyen el asombroso ascenso de Macron a un anhelo profundo por un rostro fresco, junto con un poco habitual mensaje de optimismo en un país que ha estado obsesionado con el declive nacional. Después de asumir oficialmente como presidente, Macron deberá ratificar lo que sus votantes esperan o terminará convirtiéndose en un presidente más de la derecha francesa.

“Su campaña ha sido como una terapia de grupo para convertir a los franceses en optimistas“, dijo el escritor Michel Houellebecq.

El inesperado desplome de muchos de los oponentes tradicionales también fue importante, pero Macron tuvo un agudo sentido táctico para aprovechar la oportunidad.

Desde que emergió en agosto de 2016 después de sólo dos años como ministro, ha aprovechado el desencanto generalizado para transmitir un fuerte mensaje contra el poder establecido.

A pesar de haber estudiado en prestigiosas escuelas francesas, de hacer una fortuna por intermediar una operación de 10 mil millones de dólares para Rothschild y de formar parte del gobierno de François Hollande, su mensaje le dio resultado.

Después de Rothschild, se unió al equipo de Hollande en el Elíseo en 2012 y no pasó mucho tiempo antes de convertirse en ministro de Economía.

Cuando dimitió como ministro de Economía en agosto de 2016 para montar desde la nada el movimiento político “En Marcha!”, muchos críticos lo consideraron, en el mejor de los casos, una estrella fugaz con los días contados.

Sin embargo, el caos del partido socialista y el escándalo financiero en el que se sumió el candidato de derecha, François Fillon, propició que Macron se perfilara como uno de los favoritos para la elección.

Con Fillon y el candidato progresista Jean-Luc Mélenchon derrotados en primera ronda, su principal rival al Elíseo fue Marine Le Pen, la líder de extrema derecha del Frente Nacional, a quien derrotó por un amplio margen.

Macron no convence a los votantes

Emmanuel Macron tiene mucho camino por recorrer y muchos conflictos que enfrentar en la presidencia de Francia. Foto: Reuters.

Puede que Emmanuel Macron ganara las elecciones presidenciales francesas del domingo con un margen confortable, pero incluso el entusiasmo de sus seguidores se templa ante el desafío que el inexperto político afronta para atajar los enraizados problemas económicos, sociales y de seguridad de Francia.

Macron, que nunca antes se había presentado para un cargo electo, venció a la líder de extrema derecha Marine Le Pen por un 66 por ciento de los votos contra un 34 por ciento – una diferencia por encima del 20 por ciento que vaticinaban los sondeos.

Ahora el centrista tiene que asegurar una mayoría parlamentaria en junio para un movimiento político de sólo un año que nunca antes había propuesto candidatos.

Pese a la determinada voluntad de Macron, el entusiasmo por el exbanquero de inversión tiene sus límites.

Un sondeo el domingo entre casi siete mil votantes realizado por Harris Interactive mostró que el 59 por ciento de los votantes de Macron lo habían elegido principalmente para evitar que Le Pen sea presidenta, lo que refleja el desagrado a un partido largamente considerado un paria en Francia por sus asociaciones xenófobas.

El sondeo, para la televisión M6, también mostró que los seguidores de Le Pen están mucho más convencidos de las políticas de su candidata: el 56 por ciento de los votantes de Le Pen dijo que habló de sus preocupaciones, mientras que sólo un 21 por ciento de los de Macron dijo lo mismo de él.

Macron planea atajar una década de lento crecimiento económica y marcada por el desempleo al reformar el mercado laboral del país, simplificar los sistemas de impuestos y pensiones, limitar las regulaciones y gastar más en educación, no menos en las zonas deprimidas.

A pesar de la victoria, Macron presidirá un país dividido

Protestas contra Macron y sus reformas laborales. Foto: Reuters.

Macron espera que muchos de sus votantes se decidan de igual forma mientras se enfrenta la lista de cosas por hacer mientras el país tiene un paro de alrededor del 10 por ciento, fuertes tensiones en barrios pobres y la radicalización islamista en terreno francés que ha contribuido a la ola de ataques desde 2015.

Contrariamente a las elecciones presidenciales, en las que los partidos tradicionales fueron eliminados en la primera ronda, estos serán una fuerza a tener en cuenta para los comicios parlamentarios.

Los votos blancos o nulos alcanzaron un récord del 11,5 por ciento, mientras que la abstención fue del 25,4 por ciento, según datos oficiales.

Incluso el denominado “Frente Republicano” – un movimiento de dos partidos que terminó con las opciones en segunda ronda del padre de Le Pen, Jean-Marie, en las elecciones de 2002 – fue mucho más débil en esta ocasión.

Con el 34 por ciento del voto, Marine Le Pen casi duplica el resultado de su padre. Los analistas de Harris sugirieron que había recogido un significativo número de votos de los candidatos de centro derecha e incluso de izquierda que quedaron eliminados en la primera ronda.

Esto pone de relevancia que el intento de Le Pen de “desintoxicar” la imagen de su partido – cuyo fundador y su padre, Jean-Marie, tiene varias condenas por incitar al odio y la discriminación y por minimizar el Holocausto – había tenido cierto éxito, a pesar de que no logró su meta.

 

(Con información de Reuters)

El presidente saliente, François Hollande, junto a Emmanuel Macron, recién electo como nuevo mandatario de Francia. Foto: EFE.

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