Colombia. El Linchamiento de los Medios a la Paz

Resumen Latinoamericano / Lucía Serrano, ELN Voces / 25 de abril de 2017

Los medios de comunicación tienen un papel determinante en la fabricación de opinión en los colombianos, y por lo tanto juegan un papel importante en la solución política del conflicto, pero parecieran estar mas interesados en linchar a quienes desean cambios sociales, que contribuir a la paz con transformaciones.

¿Periodismo imparcial?

El periodismo colombiano no ha sido ejemplo de información veraz ni objetiva. Los dueños de las empresas de información son claros defensores del status quo, como la organización Luis Carlos Sarmiento Ángulo, la organización Carlos Ardila Lulle y el grupo empresarial Santo Domingo, quienes manejan el conjunto de los grandes medios, pertenecen a la clase dominante y generan la línea política a partir de sus propios intereses.

Los medios alternativos por su parte, no tienen la posibilidad de competir con estas grandes empresas que controlan las 7 agencias de información, que nutren todos los periódicos, noticieros y redes sociales que consumen la mayoría de los colombianos.

Las empresas de información son militaristas al reflejar en el manejo mediático la doctrina del enemigo interno, donde la amenaza terrorista ha sido el guión predilecto de los últimos 50 años, donde se acusa a los habitantes de zonas guerrilleras de ser auxiliadores, justificando su   asesinato, desaparición y encarcelamiento.

Medios y solución política

Ahora que parte de la oligarquía colombiana se ha dispuesto a un proceso de paz con las insurgencias, la matriz mediática se dirige desde la orilla de la negociación política, sin que por ello se contradigan los intereses de la oligarquía.

La política de paz del gobierno es la base de trabajo de los creadores de opinión. En la negociación con las FARC los momentos tensionantes del diálogo fueron acompañados de una andanada de los medios para poner en duda la voluntad de paz de la guerrilla, como en el caso del cubrimiento especial al derrame de crudo en el Putumayo o a la retención de un general del ejército estatal en el Chocó, para presionar el  cese unilateral y la liberación de retenidos ante la opinión pública.

Una vez que la negociación avanzó de manera determinante, la palabra “grupo terrorista” fue cambiada por la de insurgencia, los noticieros se centraron en el compromiso del gobierno, cubrieron de manera decidida la ronda de perdón nacional de las FARC a sus víctimas, mientras callaron la continuidad de la guerra por parte del Estado Colombiano.

Cuando la negociación con las FARC fue culminada con éxito para la oligarquía, se eligió al ELN como el enemigo número uno a combatir, también desde los medios masivos, incluso señalando a los sectores sociales que buscan cambios en el país, como pertenecientes al supuesto frente amplio del ELN.

Los medios ocultan la existencia sistemática del asesinato de líderes sociales, del terrorismo de Estado, del maltrato a los prisioneros políticos, y de la permanencia del paramilitarismo en el país; ya que como buenos subalternos, no se atreven a contar las verdades que ensucian a sus propios jefes.

Otra es la actitud frente al ELN que la podemos catalogar de linchamiento mediático, donde periodistas se ensañan en buscar quiebres en la guerrilla y negar su voluntad de paz,   recurriendo a la mentira,  para deslegitimarla ante el pueblo colombiano. .

Los medios ante el ELN

Al conocer de primera mano que el gobierno busca proscribir las fuentes tributarias, toda la maquinaria mediática pretende justificar dicha posición alegando “la ceguera del ELN”, refiriéndose la mayoría de los análisis a las posturas oficiales de Santos y su delegación de paz. El ejercicio periodístico se convierte en un saludo a la bandera, y desconoce las bases periodísticas de sensatez, investigación y contraste de fuentes.

Uno de los mecanismos predilectos para profundizar esta posición política, son las columnas de opinión donde bajo el mal uso de los principios de libertad de prensa y de expresión, los periodistas parecieran adquirir un poder de veto, para que su actividad periodística sea incuestionable.

Al ser la participación de la sociedad la apuesta política del ELN, los medios han intentado caricaturizarla, ponerle trabas y en últimas, estigmatizar a las organizaciones sociales que quieran ejercer su derecho a la participación. Esta política es una forma de menospreciar la apuesta del ELN y a su vez generar temor a participar, ya que la clase en el poder conoce el riesgo que le implica un pueblo activo en la disputa política.

Es la población, a la que supuestamente defiende el poder establecido, la que queda en medio del conflicto mediático que ha suscitado la mesa de conversaciones con el ELN. Los medios de comunicación deben proteger a la población y no realizar recomendaciones para el accionar criminal del gobierno colombiano, como arremeter contra las organizaciones sociales que señalan como cercanas al ELN.

No se enfocan los medios en contrastar las posiciones de los actores del conflicto y aportar a la solución política, en cambio parecieran empantanarla continuando con el papel de jueces de la insurgencia y las organizaciones sociales. Como lo señala la periodista Claudia Palacios [*]:

“Cuando son los periodistas los que usan las redes para desinformar, dar noticias amañadas o falsas o con intereses de algún tipo, es ahí el apague y vámonos, porque ellos están llamados a hacer un trabajo que permita construir una mejor sociedad, teniendo en cuenta, que el periodismo no tiene sentido si no presta un servicio social constructivo y no destructivo”.

Como ELN creemos que el oficio periodístico es de suma importancia para la construcción de imaginarios de paz y defendemos de manera contundente, a quienes desean ejercer dicha labor con dignidad y profesionalismo. Esperamos que los medios corten el cordón umbilical con la oligarquía, se comprometan con la paz con transformaciones y cumplan con su responsabilidad de darle voz a las mayorías históricamente excluidas.

[*] “Los periodistas no deberían usar las redes sociales para desinformar”. Entrevista de la revista Semana con Claudia Palacios. 03/Abril/2017.

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