Chile / Pedofilia. Fallo del ministro de fuero propina una cachetada a las víctimas del cura Karadima

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo), El Clarín Digital de Chile / Resumen Latinoamericano / 19 de marzo de 2017

En la historia del cristianismo hay dos Iglesias muy distintas: la de Jesús y su doctrina de misericordia, de perdón, de la opción por los pobres y oprimidos, de respeto y promoción de la mujer, y la de San Pablo – un histérico, digno de modelo de psicoanálisis freudiano – y la del emperador romano, Constantino – cruel y criminal – de la cual esta Iglesia es heredera, cuya característica es el amor al poder, la represión de la mujer, el desprecio de la sexualidad, la coerción y asesinato de todo aquel que piensa libremente, con instrumentos como la inquisición, el Índice de libros prohibidos, la persecución a la teología de la liberación y la idolatría de los poderes fácticos.

La Iglesia del Nazareno tiene hombres santos como San Francisco de Asís, Juan XIII, Arnulfo Romero y muchos valientes sacerdotes que han luchado por la justicia social, como los curas jesuitas Alberto Hurtado, Felipe Berríos, José Aldunate, Mariano Puga y muchos otros. La Iglesia de San Pablo tiene a fanáticos fascistas, como el padre José María Escribá de Balaguer, capellán del franquismo, y del Papa Juan Pablo II, encubridor de curas pedófilos.

La Iglesia chilena también tuvo cardenales valiosos, entre ellos José María Caro, que reconoció el gobierno de Pedro Aguirre Cerda cuando la derecha lo presionaba al recordar las quemas de iglesias en España, en 1931 y, con especial mención,  Raúl Silva Henríquez, gran defensor de los derechos humanos en plena dictadura de Pinochet. En la actualidad, contamos con una Conferencia Episcopal ultra reaccionaria: cuatro obispos formados por Fernando Karadima y que, lógicamente, siguen sus enseñanzas, y dos cardenales, amantes del poder y encubridores de curas pedófilos, Francisco Javier Errázuriz y Ricardo Ezzati.

A la Iglesia de San Pablo y Constantino pertenecen los Nuncios del Vaticano, en especial Ángelo Sodano – pinochetista de tomo y lomo -, los obispos castrenses y los capellanes militares, que pretenden ser milicos de Cristo para bendecir la guerra y aprobar el asesinato de seres humanos en nombre de la patria.

El Papa Francisco, una rara mezcla de argentino, franciscano y jesuita, es bastante ambiguo y ha dicho tonterías tan graves, como acusar de “zurdos” y mal informados a los osorninos, laicos y sacerdotes que, hasta ahora,  se oponen al nombramiento de Juan Barros como obispo de Osorno, un encubridor y cómplice de los delitos de Karadima.

Los cardenales Ricardo Ezzati y el emérito Francisco Javier Errázuriz –consejero del Papa Francisco – han hecho tantas barrabasadas en dichos y obras que muchos católicos se abstienen  de frecuentar los sacramentos por la desilusión y vergüenza de las malas prácticas dentro del seno de la Iglesia Católica.

Antes del  18 de septiembre de 2015 se filtraron sendos correos electrónicos entre los cardenales mencionados, en los cuales manifestaban sus miedos y rechazo al nombramiento de una de las víctimas de abusos sexuales de Karadima, Juan Carlos Cruz, como miembro de una comisión especial del Vaticano dedicada al ámbito de abusos sexuales de las personas consagradas. Por otro lado, expresaron su temor de un posible nombramiento de Felipe Berríos – sacerdote progresista –  como capellán de La Moneda. Muy “cristianamente” el cardenal Errázuriz se refirió a Juan Carlos Cruz como una serpiente – el demonio – que pretende destruir la iglesia de San Pablo.

Los correos, al ser conocidos por los ciudadanos a través de los distintos medios de comunicación, provocaron un escándalo, pues el cardenal Ezzati debía leer un discurso en él Te Deum anual, en conmemoración de la Fiesta Nacional del 18 de septiembre, en el cual también tocó el tema de los correos filtrados, pidiendo disculpas en forma críptica.

Algunas víctimas de los abusos sexuales y de  poder de Fernando Karadima Fariña, como José Murillo, Juan Hamilton y Juan Carlos  Cruz, han sido unos verdaderos héroes al mantenerse hasta hoy firmes en la denuncia de los abusos sexuales perpetrados por religiosos. En un comienzo se vieron forzados a sufrir el juicio de los obispos y curas de la Congregación de Karadima; posteriormente se investigó en la Iglesia, pero Errázuriz mantuvo paralizado el dossier. Cuando el caso explotó, gracias a  la valentía de las víctimas, la Iglesia siguió escondiendo durante muchos meses la mugre debajo de la alfombra.

La justicia ordinaria declaró prescritos los delitos perpetrados por Karadima. Por su parte, el Vaticano condenó a Karadima a llevar una vida de oración en un convento de monjas, donde goza de perpetuas vacaciones, mimado por las monjas y agasajado con ricos dulces chilenos. En una ocasión fue visitado por el cardenal Ezzati y, en otra, riéndose de su sentencia, celebró una misa con público de beatas. Las fotos de este ritual religioso fueron subidas por Juan Carlos Cruz a su twitter y, lógicamente, conocidas por la comunidad.

El juicio civil, fallado recientemente, por el juez  de fuero Juan Manuel Muñoz, dejó libre de toda culpa a la Iglesia de Santiago y a los cardenales Errázuriz y Ezzati, al no dar lugar a la indemnización por daños morales solicitada por los querellantes, representados por el abobado Juan Pablo Hermosilla. Es casi seguro que apelarán de este fallo ante instancias superiores. Según Cruz, Murillo y Hamilton, existieron presiones de la Iglesia ante los tribunales de justicia.

Los “millonarios de cristo” (los Legionarios…) cuentan entre sus filas al degenerado fundador, Marcial Maciel  y en Chile, a John  O´Reilly, condenado a cuatro años por delitos de pedofilia, pero en libertad vigilada.

Al menos un monstruo humano, como Karadima, perdió su poder: ya no puede vanagloriarse de haber sido íntimo amigo del tirano Pinochet, de los Matte y de los demás dueños de Chile. Sin embargo, la iglesia del poder y del dinero y su opción preferencial por los ricos sigue viva y coleando. ¿Cuántos más suicidios y sufrimientos y durante cuánto tiempo tendrán que soportar las víctimas de estos abusadores dentro del seno de la Iglesia Católica?

En la foto, el cura Karadima.

You must be logged in to post a comment Login