Perú. CELEBRANDO LOS 106 AÑOS DEL NACIMIENTO DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS. EL ZORRO DE LOS DE ABAJO

Carlos Angulo-Rivas / Resumen Latinoamericano/ 24 de Enero 2017 .-

Mientras trabajaba en la oficina nacional de la Movilización Social me fui compenetrando en vivo con la obra de José Maria Arguedas. Mis visitas a las comunidades campesinas de los Andes del sur, del centro, del norte y algunas zonas altas de la costa, me hicieron conocer las vivencias de un mundo de cierta manera bastante ajeno a las capitales costeñas y de Lima, capital del centralismo criollo heredero del coloniaje. Luego como director regional del oriente con sede en Iquitos, también pude alternar con los nativos de la selva y sus tribus, y las comunidades ribereñas de los ríos creadores y afluentes del gran Amazonas. La valiosa experiencia adquirida, difícil de encontrar en los libros, corresponde a indagaciones sobre la ruptura del cuerpo social y los diferentes estratos poblacionales formados a consecuencia de la conquista, el virreinato y la independencia política de España. Naturalmente, la producción cultural y artística tiene una relación íntima con la realidad nacional y sus contradicciones, además, significa una vía de acceso al conocimiento tratando de universalizar la poesía, la música, la literatura, el teatro y por supuesto el folclore. Y es que en todo proceso histórico existen antagonismos y luchas sociales, siendo la labor intelectual una tarea de transformación de la realidad desde un punto de vista más humano e inclusivo.

Se quiera o no, la presencia indígena en el Perú destacada por el historiador Jorge Basadre y el pensador marxista José Carlos Mariátegui, constituye el gran aporte hacia la inspiración de narradores, novelistas y poetas; no sólo por la explotación, subyugación, racismo y discriminación; o maltratos sufridos por los indios, sino a su vez por la corriente intelectual hispanista-criolla que pretendió condenar el mundo andino al silencio; y de ahí la visión de carácter subversivo de la literatura llamada indigenista, atribuida, principalmente, a José María Arguedas. Sin embargo, Arguedas para disgusto de Mario Vargas Llosa con su teoría desmerecedora “la utopía arcaica” es un novelista completo de comprensión de la realidad nacional actuante y de compromiso social, inclusive, a pesar también de la crítica de los intelectuales subvencionados por la metrópoli norteamericana que, al igual que a César Vallejo, lo menospreciaron por su provincianismo. No obstante, la obra completa de Arguedas publicada en cinco tomos por la Editorial Horizonte, nos muestra un proceso narrativo de pensamiento universal, iniciado con el itinerario sobrecogedor de sus cuentos y luego con una novelística destacada a través de los Ríos Profundos, Todas las Sangres, El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo, y ese extraordinario relato de Yawar Fiesta.

Estoy convencido de la imposibilidad de comprender la sociedad peruana sin entender el mundo andino y la realidad de los pueblos originarios, incluida la similitud étnica de otras realidades del continente americano. Y precisamente, por intermedio de este tratamiento literario unido a los indios, Arguedas llega desde la aldea, el pueblo chiquito, la gran hacienda, la ciudad y sus dominios, a las características de cualquier parte de ese llamado Tercer Mundo. Y el historiador Alberto Flores Galindo, premio Casa de las Américas 1988, por su ensayo Buscando un Inca: Identidad y Utopía en los Andes, rescata a Arguedas en toda su valía y nos pinta el escenario de la antigua civilización con más de ocho mil años de existencia observando la relación asimétrica entre los Andes y Europa, iniciada con la conquista y colonización. Y este mismo autor nos dice: “En el Perú existen varias memorias históricas. Existe la historia que escriben los profesionales, egresados de universidades y preocupados por la investigación erudita. Existe también una suerte de práctica histórica informal, ejecutada por autodidactas de provincia… Existe por último la memoria oral donde el recuerdo adquiere las dimensiones del mito.” En Inkarri, por ejemplo, en sus distintas versiones, se articulan mitos de la cultura popular andina; y menciona Flores Galindo: “una concepción similar a la de Inkarri parece haber inspirado ese cuento quechua titulado El Sueño del Pongo, publicado por José Maria Arguedas” donde sabemos, en un sueño fantástico el más humilde de los sirvientes humilla al ostentoso patrón.

Tupac Amaru II
A José María Arguedas

Tengo mucho por decir al vendaval de los Andes
a las tierras altas del Tahuantinsuyo invadido
destruido en el misterio terrenal de su origen;
debo recorrer las catacumbas de los antepasados
oír el reclamo de los condenados de la tierra,
devotos herederos del Sol que regresa todos los días.
Debo invocar a los Suyos a salir de las capsulas herméticas
a surgir de una vez haciendo palpitar el tiempo pasado
aquel de la asustadiza fuga de los reyes hispánicos
y la de sus nobles súbditos del derroche y lujo estéril.

Tahuantinsuyo, nada de tu imperio Inca fue rescatado
ni la organización comunitaria ni la tradición agraria,
pagando la nación originaria el alto costo del crimen
la violación de los tiernos pechos núbiles palpitantes,
jugosas manzanas del pecado original adánico.
Hemos ido bastante lejos a verter lágrimas afligidas
revisando la degradación humana de otras latitudes
el exterminio de seres humanos como hormigas
a cambio de metales preciosos, riquezas saqueadas.

Inkarri, leyenda viva sacro espíritu milenario
sueño de unidad sanguínea, madre de los ríos
las aves los bosques las llamaradas los abismos,
deidad suprema desolada, cósmica cabeza Inca
uranio celeste mito simbólico de resistencia nativa.
Tupac Amaru II, guerrero de los fundadores imperiales
cacique de estirpe sagrada, creador de la voz insurrecta
hombre llamado a juntar el cuerpo a la cabeza viva enterrada,
fuiste traicionado en el postrero grito de la rebelión andina
contra los invasores a caballo, los de la cruz y las espadas;
tu derrota estampó la huella de la revolución futura.

Inkarri, leyenda viva sacro espíritu milenario
sueño de unidad roja, madre del cacique de Tungasuca
el combatiente elegido por la revelación de los Apus
para llevar adelante la divisa del imperio arruinado
hasta reencarnar la vigencia comunitaria en América
donde aún las eternas hogueras del abuso crecen
y se multiplican como infiernos aquí en la tierra
con el nuevo orden, el mundo roto de invasores e invadidos.
Tú iniciaste la venganza de Atahualpa el Inca ejecutado
quien sin saberlo, confiado, quiso comprar su libertad
abdicando a su reinado por un bíblico guiso de lentejas.

Inkarri, leyenda viva sacro espíritu milenario
sueño de unidad patria, madre del pueblo cobrizo
pasión inmortal por las espigas preñadas de trigo duro
las que doblan cervices doradas y encorvan cuellos erguidos
pertenecientes a las coronas europeas vencidas
a fin de juntar las extremidades dispersas bajo tierra
hasta encontrar la cabeza viva oculta, la resurrección.
A ti Pachacutec cíclico de la historia andina
te honraron los dioses del templo Koricancha
para crear la era de los rebeldes del orden nuevo
dejando a la madre naturaleza germinar por sí sola
a través de la vida eterna de las luces, el espacio sideral.

Inkarri, leyenda viva sacro espíritu milenario
sueño de unidad cultural, madre de las tradiciones
voluntad de la especie, perdurable herencia étnica
en la maraña inconfesable, antorcha encendida global
abres caminos insospechados en la espesa frondosidad,
trochas desbrozadas ante las entretejidas ideas tiránicas
de la ambición de dominio de unos sobre otros
de minorías ricas sobre todos los demás, los marginales.
La codicia crece en adulterinos seres humanos
y tú Inca rebelde, Tupac Amaru II, anatomía comunitaria
fuiste desmembrado en cabeza cuerpo extremidades,
jalado por caballos en la dirección de los cuatro Suyos
y, entonces, paró de circular la sangre, el vehemente corazón
dio su último golpe, la amargura enorme llegó a torrentes,
llenó el espacio de expectación, estremeció la existencia infinita.

Poema extraído del libro HOGUERAS de Carlos Angulo-Rivas, próximo a ser publicado en abril 2017.

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