La Trumptuitmanía

Por Randy Alonso Falcón, Cubadebate, 20 enero 2017

Donald Trump acaba de asumir la presidencia de los Estados Unidos. Llega lleno de desafíos e incertidumbres; y también de una aureola de confrontación con los grandes medios de comunicación de su país.

Si Barack Obama hizo todo un arte de la comunicación política desde los instrumentos de la web 2.0; Trump se ha convertido en el rey de los tuits en la controversial política estadounidense.

Acostumbrado el magnate a megalomanías incontestables edificadas sobre su megafortuna y a sus tajantes veredictos en los shows televisivos, con un desprecio profundo por los periodistas y los medios tradicionales de comunicación, se ha refugiado en los 140 caracteres de Twitter para opinar a diestra y siniestra, dejar entrever su agenda política, lanzar invectivas contra sus oponentes y convertirse en cita obligada para los medios, que en su inmensa mayoría lo descartaron como presidenciable.

Ya desde la campaña electoral, Trump utilizó intencionadamente las redes sociales y se aprovechó de la actividad digital de sus seguidores (limpia o no). Un análisis de la profesora asistente de Relaciones Internacionales de la Universidad de Hofstra, Kara Alaimo, señala que el uso estratégico por Donald Trump de las redes sociales lo impulsó hacia la presidencia. Trump conquistó cuatro millones más de seguidores en Twitter que Hillary Clinton y cinco millones más en Facebook. Tal despliegue en las redes le permitió eludir en buena parte el debate político frontal y a los reporteros especializados en contrastar declaraciones (los llamados fact checkers); utilizar o aprovechar la difusión de falsas noticias sobre la oponente y el profundo “sesgo ideológico” que se está experimentando en las redes.

La exitosa estrategia preelectoral la ha continuado practicando el inquilino principal de la Trump Tower. Ha pasado a dirimir la política estadounidense no en los salones de debate o las reuniones interagencias, sino desde su soledad acompañada en las redes sociales. Los más disímiles temas de política exterior y situación interna han sido valorados por el magnate a golpe de tuits.

Con desparpajo, sarcasmo y autoritarismo, Trump ha sido implacable en sus mensajes. Ante las acusaciones de supuesto hackeo intencionado ruso escribió: “Julian Assange dijo que un chico de 14 años podría haber hackeado a Podesta ¿Por qué el Comité Nacional Demócrata fue tan descuidado?”

En su avalancha contra los medios ha tuiteado: “… por qué no responden a las terribles cosas que hicieron y dijeron (como darle preguntas del debate a Hillary). ¡Es un doble estándar total!. Los medios, como es usual lo dejaron pasar”.

Sus intempestivos tuits han agitado la política exterior de EE.UU, haciendo trizas los manuales de la diplomacia tradicional y creando estupor en cancillerías de todo el mundo. China, Rusia, Medio Oriente, Cuba, han sido objeto de su tuitmanía. Su manera ya se conoce como la “diplomacia de los 140 caracteres”.

Al mejor estilo John Bolton*, Trump deschavó en la red sobre la ONU: “Naciones Unidas tiene un gran potencial, pero ahora es sólo un club de gente para reunirse, hablar y pasárselo bien. ¡Qué triste!”

El comentario en la red venía a propósito de la decisión del Consejo de Seguridad de exigirle a Israel ponerle fin a los asentamientos en territorios palestinos ocupados. La abstención de EE.UU en esa votación provocó la iracundia de Trump en Twitter: “No podemos seguir permitiendo que se trate a Israel con este desprecio y falta de respeto total. Solían ser grandes amigos de EE.UU, pero ya no” y añadió: “El principio del final fue aquel horrible acuerdo con Irán, y ahora esto (ONU). ¡Mantente fuerte, Israel, el 20 de enero se aproxima rápido!”

Hasta los servicios de inteligencia de EE.UU han sido pasto de las abrasivas llamas tuiteras de Trump; lo que le valió la crítica incluso de consultores políticos republicanos como el asesor político Jim Morrell: “Burlarse de los hombres y las mujeres dedicadas a los servicios públicos y que ponen en riesgo sus vidas por nosotros. Vamos, presidente, sea mejor que esto”

Ford, General Motors, Toyota, Boeing, y Lockhoed Martin han sufrido también las amenazas y los tuits irreverentes del nuevo presidente, quien se presenta como defensor acérrimo de políticas económicas proteccionistas y del recorte fiscal. “Construyan la fábrica en Estados Unidos o paguen un gran impuesto en la frontera”, le dijo tácitamente a Toyota en un tuits a inicios de este mes.

Sus dardos envenenados contra el legado de Obama y la decisión del presidente saliente de tomar decisiones ejecutivas hasta el último momento de su mandato han provocado encontronazos notorios entre los dos. “Estoy haciendo lo que puedo para no tener en cuenta las muchas declaraciones incendiarias y obstáculos del Presidente Obama. Pensaba que sería una transición suave – ¡No!” escribió Trump en otro de sus mensajes.

Desde hoy comienza el andar de Donald Trump en la Casa Blanca. Una caricatura reciente lo muestra en el despacho oval con un botón a la izquierda para decretar un ataque nuclear y otro botón a la derecha presto para tuitear. El multimillonario empresario de inmobiliarias, casinos y reality show televisivos no parece tentado a disminuir su intensidad tuitera. El futuro portavoz presidencial Sean Spicer predijo hace semanas que la “tuitermanía” de Trump será una parte “fascinante” de su mandato: “Creo que su uso de las redes en particular (…) va a ser algo nunca visto antes. Él tiene esta línea directa con el pueblo estadounidense”

La ciberpolítica parece instalada definitivamente en la Casa Blanca. Habrá que ver en dedos de Trump hacia donde conducen los mensajes de 140 caracteres. Una cosa son los impactos de sus invectivas y amenazas tuiteras en la campaña electoral y otros los que implican las expresiones del Presidente de los Estados Unidos.
* Entre las frases célebres de John Bolton, se encuentra una auténtica muestra de su intolerancia: “Por mí, si la ONU pierde 10 pisos, no hay franca diferencia”, dijo cuando Kofi Annan anunció su voluntad de limitar los conflictos armados para así instalar las fuerzas de la ONU. En una conferencia de prensa dijo también que “las Naciones Unidas no existen como institución” y cuando le preguntaron de qué manera reformaría el Consejo de Seguridad fue absolutamente claro: “La reforma sería poner en el Consejo de Seguridad a un solo miembro permanente porque ese es el reflejo real de la distribución de poder en el mundo Ese miembro sería Estados Unidos”

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