Panel “La paz en Colombia es la paz del continente” en Asamblea de ALBA Movimientos

Resumen Latinoamericano. Por Luisa Becerra, de Agencia de Prensa Rural, para ALBA Movimientos

Durante la II Asamblea continental de Movimientos hacia el Alba, se desarrolló el panel titulado “La paz en Colombia es la paz del continente”, con la intervención de Andrés Gil, Renán Vega y Olimpo Cardenas.

Con el triunfo del NO el pasado 2 de octubre, el proceso de paz en Colombia sufrió un revés. Sin embargo, la refrendación del acuerdo de paz entre las FARC-EP y el gobierno de Colombia, en los últimos días, en el Senado de la República y en la Camara de Representantes, unido a la construcción de unidad de los movimientos sociales colombianos y respaldado por articulaciones continentales, ha sido vital para que el cese de hostilidades tenga una cronograma de aplicación.

Después de 52 años de lucha permanente, el acuerdo logrado plantea un programa de trabajo de carácter continental, que espera abrir la puerta para que las delegaciones del Ejercito de Liberación Nacional (ELN) y el Ejercito Popular de Liberación (EPL), más temprano que tarde, inicien diálogos de paz con el gobierno.

Así quedó establecido en un vídeo de siete minutos enviado por la delegación del ELN, donde sus voceros hacen un llamado al pueblo para asumir riesgos y apoyar proyectos soberanos a favor de la autodeterminación de los pueblos de América Latina, hacer frente a las corporaciones mediáticas transmisoras de anti valores capitalistas, las trasnacionales expoliadoras de los recursos naturales con modelos de desarrollo agroindustriales, y exigiendo la no intervención de otros países en el territorio nacional a través de la presencia de bases militares. Igualmente, el ELN señaló las importancia de la lucha en las calles, las movilizaciones populares y el trabajo para conseguir mayorías parlamentarias.

Todo esto suscitó una apasionado pero enriquecedor dialogo entre los ponentes y el público. Andrés Gil y Olimpo Cardenas -representantes de Marcha Patriotica y el Congreso de los Pueblos, respectivamente- manifestaron su preocupación por los asesinatos de 18 líderes sociales desde la firma del acuerdo de paz y las amenazas de las que son víctimas otros tantos desde la firma. Además de la preocupación por las corrientes radicales con discursos neofascistas que se levantan en Colombia y en algunos países de América, mientras que las naciones que se diferencian del patrón del capital son estigmatizadas y bloqueadas.

Los desafíos de la lucha en nuestro continente han polarizado a la población, como sucedió con el acuerdo de Paz en Colombia, configurando escenarios violentos contra los sectores más vulnerables y confundiendo a las víctimas con los victimarios. De esta forma, hacendados que pagaron para asesinar líderes de derechos humanos en las regiones o quienes desplazaron comunidades, aparecen en el panorama mediático como líderes regionales perseguidos por la guerrilla.

La intervención de Renán Vega destacó la pérdida de una oportunidad histórica, pues aunque el tratado fue suscripto hace unos días, las diferencias entre el primer acuerdo y el que finalmente fue firmado son inconmensurables y afectan al pueblo colombiano. Como ejemplo, Vega Cantor citó la exclusión de un decreto que sancionaba los falsos positivos o la fumigación de cultivos ilícitos con glifosato. Es la llegada de un ciclo histórico peligroso especialmente para los guerrilleros y para quienes han apoyado el proceso, señaló.

La crisis mundial hace que el capital se vuelva más violento y ataque a comunidades y miembros de movimientos sociales, además de tener como consecuencia la elección de jefes de gobierno proteccionistas, de corte xenófobo. La conclusión, según expresó, pasa por garantizar la autonomía de las comunidades en todos los aspectos: alimentarios, comunicativos, como lo hacen concretamente las democracias alternativas que son presentadas en la agenda mundial como países inviables económica y políticamente.

Con todo, la paz en Colombia necesita de la unidad de los movimientos sociales en toda su pluralidad, la inserción integral de los combatientes y las garantías de que el gobierno proteja sus vidas, para que no regresen a otras estructuras armadas ilegales.

Colombia necesita que los colombianos reconozcan en los desmovilizados a sus compatriotas, de los movimientos sociales sobrevivientes de la guerra, del respaldo continental para soportar los embates de la extrema derecha y los medios de comunicación oficiales. La cuestión supera la legalidad entre el gobierno y las FARC-EP, pues se proyecta en el tiempo, y no por esto le pertenece al capital estatal o al gobierno de turno, necesita del acompañamiento de la comunidad internacional e instrumentos pedagógicos para perdonar a quienes por la defensa del pueblo se tomaron las armas.

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