La revista La garganta poderosa, Evo y Fidel

A esa garganta que parió la nuestra, sobre la tierra santa de una Sierra Maestra, no le debemos una tapa, ni una etapa, ni un sueño, ni un dueño, ni los redoblantes, ni los gobernantes, ni todos estos gritos de cada día: al comandante de comandantes, le debemos la utopía palpable de otra realidad, “ese ejemplo inalcanzable para toda la humanidad”. Pues no lo dice un idealista de traje, ni un moralista del maquillaje, sino el líder indigenista que supo vencer todo tipo de ultraje, sin pintarse la piel, ni nombrar a Dios en ningún ministerio: “Fidel nos enseñó a levantar la voz contra el imperio”. A los 30, tuvo que encarnar una revolución. A los 70, pudo despertar una región. Y a los 90, supo crear otro Hombre Nuevo, para obligarnos a cuidar el nombre de Evo: “Pensaron que podían derribarlo con un artero bloqueo criminal, pero hoy deben honrarlo como un verdadero líder mundial”. Pensaron, imaginaron, pero perdieron. No pudieron. “Cómo no sentir este respeto y esta admiración, si escribieron su propio libreto, para su propia transformación”. No pudieron las hordas asesinas, contra un país que regala medicinas, porque no hay capital capaz de gobernar al ser humano: “Cuba está burlando al imperialismo americano”. No pudieron las enciclopedias con sus contrapuntos, ni con Google y Wikipedia juntos, “porque nos educó para revelarnos y nunca jamás dejó de guiarnos”. No pudieron los embargos, contra esos discursos largos que aún nos rebotan en los oídos, “porque sus palabras son las armas de los excluidos”. No pudieron las marionetas, contra los campesinos sin bayonetas, ni contra la historia, ni contra la integridad de su resistencia: “Es la victoria de la verdad e inteligencia”. No pudieron los drones, ni los hipnotizadores, contra 11 millones de trabajadores sin analfabetismo, ni televisión servil, ni desnutrición infantil, ni alegría con forma de publicidad: “Se volvieron un sinónimo de soberanía y libertad”. No pudieron los oscuros altos mandos, ni con golpes duros, ni con golpes blandos, ni con el Estado como empresa siniestra al servicio de la explotación: “Su legado es la riqueza de toda nuestra generación”. No pudieron con botas, ni con idiotas, ni con rebaños, “no pudieron, ni a los 90 años”. Por tanta lucha, por ese grito que todavía se escucha, por no haber claudicado y por haber pagado el costo, este 13 de agosto mandamos a imprenta una revista que presenta la conquista de todo el pueblo junto.
No venta. Y punto.

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