Argentina / “Chiqui” Falcone, referente de Resistir y Luchar: “Hay una nueva generación protagónica en la Argentina”

Resumen Latinoamericano/ 18 julio 2016.- En el marco de la charla “Neoliberalismo y democracias parlamentarias” organizada por Resumen Latinoamericano, hablamos con Jorge “Chiqui” Falcone, militante de los años 70 de la organización Montoneros, sobre el espacio Resistir y Luchar, los nuevos desafíos que se presentan en la actualidad y el rol de los y las jóvenes en la lucha contra el Macrismo.

“Me dicen Chiqui, es un apelativo que utilicé en el mal llamado exilio porque en realidad salí para re-organizarme con la organización político militar en la que militaba, Montoneros. Para volver apelé a un personaje que habíamos creado con mi hermana María Claudia Falcone, que llamábamos “Owen Chiquituñe”, un loco que se había escapado del manicomio con cuya escenificación atormentábamos a nuestra vieja los mediodías de la enseñanza secundaria”(…). Es hermano de María Claudia Falcone, militante de la Unión de Estudiantes Secundarios y detenida-desaparecida en la llamada “Noche de los lápices” (Septiembre de 1976). Durante esas jornadas una banda secuestró a un grupo de adolescentes, militantes de distintos colegios, que luchaban por el Boleto Estudiantil.

El Chiqui vive actualmente en City Bell por su imposibilidad para volver a habitar su ciudad natal, La Plata: “Es una ciudad que me expulsa desde sus fantasmas: no hay esquina en la que no haya habido algún combate o que haya despedido a algún compañero entrañable con quien oportunamente compartí la lucha”. Más allá de su larga historia de militancia, El Chiqui prefiere hablar del presente que interpela a jóvenes y a adultos de distintas maneras  pero que habilita la confluencia de distintas generaciones en una lucha común.

  • Vos sos uno de los referentes del espacio conformado recientemente llamado Resistir y Luchar. ¿Cómo se formó y con qué fines?

“Bueno, desde mi desencanto con el ciclo histórico que consideré cumplido por parte del movimiento en el que me formé -que fue el peronismo y particularmente el peronismo revolucionario- atravesado por el Argentinazo del 2001 estuve mucho tiempo sin referencia. Resistir y luchar es verdaderamente un espacio y no una orga, lo cual para quien viene de aquel viejo esquema de organización piramidal es bastante novedoso porque es absolutamente abierto y en ello reside su originalidad. Confluyen en él varias tradiciones de lucha como la izquierda revolucionaria, el anarquismo, o con mucha fuerza el nacionalismo revolucionario con el que yo me sigo identificando, que es un nacionalismo no chauvinista, no “facho” —hablando mal y pronto— y revolucionario. Tanto que es anticapitalista y recoge la lucha de los pueblos originarios durante 500 años, pasando por las montoneras federales, pasando por el Yrigoyenismo combativo, peronismo y obviamente, por las organizaciones armadas de los 70, así como por las asambleas y piquetes del 2001.

Está todo eso presente ahí en un crisol en el que varias generaciones estamos abiertas, como en las películas de espionaje, a caminar hasta la mitad del puente para intercambiar experiencias.”

  • ¿Cuál crees que es el rol de la juventud en este tipo de espacios nuevos que se están conformando después de la llegada del macrismo?

“Creo que la Juventud tiene un rol protagónico. Particularmente yo me siento conducido —y esto no es una afirmación demagógica—  por los chicos que están llevando a cabo en este momento la lucha por el boleto educativo —como Ignacio Mattos— y todos los pibes que están sosteniendo bachilleratos populares, cooperativas de desocupados, etc.

Creo que hay una nueva generación protagónica en la Argentina llamada a tener la voz cantante y creo que los mayores lo que tenemos que hacer es no callarnos como estoy haciendo yo en este reportaje. Creo que hay que aportar desde mi generación con absoluta humildad aquellos errores que nos llevaron al fracaso de una estrategia de poder. Hay que dejarse permear por lo nuevo y hay que estar muy abierto ante los modos de organización de la generación de los nativos digitales, que complementan el protagonismo directo poniendo el cuerpo con la acción 2.0 de las redes sociales, con las que se sostuvieron y articularon muchos procesos insurreccionales en Europa y en Oriente en los últimos años.

Tengo una enorme expectativa y tengo que decir —aunque esto puede parecer nuevamente demagógico— que me aburre mucho mi generación. Me deslumbra mucho la de ustedes y en las reuniones procuro mucho más escuchar que hablar. Ese es un poco el posicionamiento que tengo frente a los pibes del presente que me vienen dando grandes lecciones ya desde la militancia específicamente política, o la militancia cultural.”

  • ¿Cuáles son para vos las herramientas que tenemos que fortalecer los jóvenes y los sectores populares para enfrentar al macrismo?

Creo fervorosamente en la movilización multisectorial desde la lógica de construir una nueva hegemonía social con nuevos valores en una lucha cuya caja de resonancia entiendo no está llamada a ser el Parlamento. Hoy hay peronistas en todos los partidos, hay radicales en todos los partidos, hay exguerrilleros cooptados en todos los partidos… y ahora estamos viviendo la experiencia de un partido que tiene 8 años de antigüedad y que es el partido de las corporaciones, que por primera vez viene de ganarnos electoralmente cuando estaba acostumbrado a prender fuego la constitución y cagarnos a tiros. Creo que tenemos que aprender de las lecciones de lo que ha sido intentar forjar un capitalismo humanitario. El kirchnerismo sedujo a una generación de jóvenes que irrumpió masivamente en el sepelio de Néstor, cuya muerte fue a su vez vendida desde la construcción de un relato mediático como una inmolación.

Creo que hay que desmenuzar todas esas capas de la cebolla para llegar al tuétano de lo que implica construir un poder real que no crean de las reglas de juego del enemigo. La principal es el demoliberalismo electoralista. Esto no es para olvidarnos definitivamente de las elecciones, pero para construir primero peleando en la calle una nueva hegemonía social, y unos nuevos valores, en el marco de un proceso incipiente de un nuevo ‘Que se vayan todos’ que está surgiendo ahora. Acá viene un agotamiento de la clase política que va a subvertir nuevamente el orden y acá va a haber conatos de un clivaje social violento, que de ninguna manera nos puede encontrar en el estado de fragmentación en que nos encontró en  2001 y 2002, cuando no fuimos capaces de replegar a una sola voz del puente Pueyrredón”.

  • ¿Cómo creés que podemos retomar las luchas del 2001 hoy en este nuevo desafío que se nos presenta para enfrentar al macrismo y al neoliberalismo en su mayor expresión?

“Voy a utilizar una imagen mitológica que brinda Homero en la Odisea. Cuando el héroe Ulises pasa ante el arrecife de las sirenas, que en nuestro caso sería la democracia parlamentaria liberal, él se ata al palo mayor del barco, pero a diferencia de sus hombres que están remando y que les hace taponar los oídos con cera, deja sus oídos descubiertos para permearse con todos los dilemas del presente pero no pierde su proa hacia Ítaca que es la tierra de promisión donde los esperan Penélope, Telémaco y su perro Argo. Con lo cual digo, si somos capaces de sortear el arrecife de las sirenas, del demoliberalismo electoralista que nos condena a creer en el mito de que nuestra posibilidad de transformar la realidad pasa por participar de comicios cada cuatro años, yo creo que vamos a crecer muchísimo.

Y claro que hay un potencial subversivo en el Argentinazo del 2001 a retomar desde el asambleísmo, desde el rescate y la investigación en tradiciones libertarias no debidamente exploradas por nuestras generaciones. Creo que el kirchnerismo ha hecho uso y abuso de un “setentismo edulcorado” que en ningún momento se metió de lleno en un debate que planteara “de una” ¿por qué carajo se cagó a tiros a Rucci, por qué carajo se expropió al monopolio Bunge y Born para financiar un proceso emancipatorio sin depender de ninguna internacional con una autonomía absoluta que pocas organizaciones revolucionarias del mundo tuvieron? Así tampoco, sin profundizar qué rol jugó la triple A, qué rol jugó Perón, cuáles fueron los prolegómenos del proceso de reorganización nacional, porque la AAA —Alianza Anticomunista Argentina, más conocida como Triple A—. Pocos movimientos políticos de la argentina mataron tantos peronistas como el peronismo.

Estos debates están pendientes. Me parece que de esas lecciones hay que aprender y me parece que a quienes sobrevivimos y no estamos en la fácil, estamos en una actitud pedestre y permeable a aprender de ustedes tenemos que integrarnos evidentemente a este intercambio riquísimo que se posibilita en los momentos de crisis. Donde lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de emerger. Pero yo personalmente con absoluta humildad celebro no ser un desaparecido más para haber podido llegar a conocer la experiencia que están haciendo ustedes todos los días”.

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