Díaz explicó que un estudio del Instituto Albert Einstein, de Estados Unidos, determina que una característica de los llamados golpes de Estado suaves, es la promoción de violencia en las calles. Grupos de derecha producen y promueven combate psicológico, económico, social y mediático, que genera un clima de malestar hacia los gobiernos de izquierda. En el nuevo contexto de América Latina, ya no se contemplan los golpes de Estado militares, pues los ejércitos ya no se prestan a ser usados por las oligarquías para sus intereses, y se ha demostrado que la violencia ya no es tan eficiente.
La etapa final de estos golpes suaves es forzar la renuncia del presidente, a través de intensificar las protestas de calles, con el objetivo de preparar el terreno para una intervención militar y el aislamiento de ese país. Los manuales de golpes suaves son acoplados de acuerdo a las características de cada país; en Venezuela, por ejemplo, la derecha está empleándolo para desestabilizar al Gobierno, y en Brasil está en proceso de aplicación.
“Todo esto es orquestado. Como fuerzas de izquierda no podemos estar dormidos o inadvertidos, precisamente el Foro de Sao Paulo analizó profundamente todos estos procesos de desestabilización, estas campañas de la contraofensiva imperial”, señaló Díaz.
En el transcurso de un año, la derecha latinoamericana ha intensificado los ataques hacia los Gobiernos progresistas y de izquierda, porque desean regresar a controlar los Estados, sin importar el bloqueo a programas sociales y el desarrollo de los países.
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