DOCUMENTALES (Y DOCUMENTALISTAS) DE MAYO

por JORGE FALCONE / Resumen Latinoamericano/ 28 de Mayo 2016 .-

El 29 de mayo de 1969, en la ciudad de Córdoba, trabajadores y estudiantes salieron a las calles para protestar contra las políticas de represión y ajuste económico que había impuesto la dictadura de Juan Carlos Onganía. La histórica jornada, conocida como el Cordobazo, marcó el inicio de la caída de ese gobierno de facto. Nunca es tarde para conmemorar aquella pueblada rescatando el compromiso de tantos cineastas militantes que la llevaron a la pantalla, para que  nuevas generaciones puedan ser testigos de los días en que el hartazgo popular hizo retroceder a las fuerzas represivas a cascotazo y barricada.

Acaso una de los testimonios más ricos de dicho levantamiento, dada la heterogeneidad de sus puntos de vista autorales, haya sido la experiencia colectiva de rodaje de “Argentina, mayo de 1969. Los caminos de la liberación”, un documental compuesto por varios cortos de 10 o 15 minutos, filmado en la clandestinidad por los directores integrantes del grupo “Realizadores de Mayo”: Rodolfo Kuhn, Humberto Ríos, Eliseo Subiela, Nemesio Juárez, Pablo Szir, Pino Solanas, Jorge Martín (Catú), Mauricio Berú, Rubén Salguero, Octavio Getino, Jorge Cedrón y Enrique Juárez.

La misma fue filmada de manera urgente para incidir políticamente o llamar a la reflexión al movimiento obrero-estudiantil sobre las formas de lucha, pero su composición dio cuenta de diversas variantes expresivas como el noticiero (Getino), la ficción (Szir), lo “pedagógico” militante (Subiela), el cuento fantástico (Kuhn) o la teorización sobre el rol del Ejército (Juárez)

“Si ello resultase necesario a algún tipo de proyección en particular pueden proyectarse en conjunto o por separado y aún alterando su orden”, era la recomendación de sus autores. En aquel friso de una época convulsionada, el archivo de los noticieros televisivos, que hablaba de la barbarie de los obreros y estudiantes subversivos, fue utilizado con fines totalmente opuestos: como prueba de la barbarie del sistema capitalista.

Casi paralelamente se rodó el largometraje “Ya es tiempo de violencia” concebido por Enrique Juárez – fundador de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), expresión sindical de Montoneros, e integrante del grupo Cine de Liberación, que permanece desaparecido desde el 10 de diciembre de 1976 – desde la única mirada posible para el realizador en ese momento: la de un militante peronista comprometido con su tiempo. La cinta se exhibió sin registro de autoría en el legendario Festival de Cine “Viña del Mar 69”, oportunidad en que los futuros protagonistas del Nuevo Cine Latinoamericano se verían por primera vez cara a cara enterrando años de balcanización cultural.

El contexto descripto propició la confluencia de dos tradiciones de lucha: el peronismo y el marxismo revolucionarios. Por entonces no era extraño que un cineasta de izquierda colaborara con uno peronista, como lo hizo Gleyzerregistrando la secuencia correspondiente al happening en el Instituto Di Tella para “La Hora de los Hornos”, o que compartiese con todas las organizaciones revolucionarias de entonces el rescate de testimonios tan valiosos como la célebre conferencia brindada por los guerrilleros sitiados en la Base “Almirante Zar” de Trelew, como también lo hizo el fundador del Grupo Cine de la Base. A propósito de este colega, cuando el 27 de Mayo de 2002 desde el Movimiento de Documentalistas obtuvimos el aval de Fernando Birri, Jorge Prelorán, Pino Solanas y otros destacados exponentes del quehacer local para instaurar esa fecha – que conmemora su secuestro y desaparición en 1976 – como el Día del Documentalista, un conocido crítico cinematográfico dijo ante sus deudos que Raymundo era gorila. A 40 años de su valiente sacrificio, vayan estas palabras para desagraviar la memoria de quien en su último corto, “Me matan si no trabajo y si trabajo me matan”, homenajeara al diputado Rodolfo Ortega Peña, fusilado por las Tres A, o – en consonancia con el Frente Antiimperialista por el Socialismo (que nucleaba, entre otros cuadros a Armando Jaime, Simón Arroyo y Manuel Gaggero del Frente Revolucionario Peronista; Oscar Montenegro y Gregorio Flores, dirigentes obreros del PRT-ERP; y Alicia Eguren del Peronismo de Base) – difundiera clandestinamente la “Operación Masacre” del “Tigre” Cedrón, y defenestrara como nadie a esa burocracia sindical que hoy libra a su suerte a los trabajadores cesanteados y precarizados a cambio de la caja de las obras sociales, en su imperdible filme “Los Traidores“, que – dicho sea de paso y para limpiar su recuerdo – también reivindica al siempre combativo peronismo de las bases.-

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