Voces contra Monsanto en Argentina: hablan los organizadores de la marcha local

Por Constanza Anouk, La Izquierda Diario / Resumen Latinoamericano/  23 de mayo de 2016 .-

Entrevistamos al abogado Juan Spinetto y al diseñador Julián Galeano, miembros de la agrupación Todos los 25 hasta que se vaya Monsanto, de Buenos Aires, tras una nueva jornada mundial contra la polémica multinacional yanqui.

La multinacional Monsanto se presenta como una compañía agrícola, que aplica innovación y tecnología a fin de que los productores de todo el mundo aumenten su producción. Pero en realidad es el mayor vendedor mundial de semillas transgénicas en Latinoamérica, Estados Unidos y Canadá. Sus cultivos representan más del 90 por ciento de todos los cultivos transgénicos del mundo. Cultivos resistentes a su herbicida “glifosato”, como la “soja RR” (Roundup Ready) y el “maíz RR”.

El glifosato es un herbicida altamente tóxico y es utilizado libremente por esta multinacional.

Lo que genera cifras estremecedoras de cáncer, malformaciones y otras enfermedades en la salud de los trabajadores rurales y de los habitantes aledaños a las plantaciones. Además de daños irreparables al medio ambiente.
Por eso, ellos decidieron plantarse contra Monsanto.

Ante esta problemática, surge una agrupación de autoconvocados que marchan todos los 25, para decirle “¡Fuera!” a Monsanto y a los políticos cómplices del agronegocio.

Juan Spinetto (abogado) y Julian Galeano (diseñador gráfico), son integrantes de la agrupación “Todos los 25 hasta que se vaya Monsanto” y nos cuentan su historia.

¿Cuándo y por qué surge como agrupación Todos los 25 hasta que se vaya Monsanto?

Juan: Venimos realizando actividades hace ya dos años, arrancamos en febrero del 2014 con un formato mensual en el que fuimos alternando marchas, charlas de concientización, escraches, intercambios de semillas, todo con la misma finalidad: visibilización del impacto negativo del modelo de agronegocios que se ha instalado ya hace 20 años con la aprobación del primer evento transgénico, la Soja RR durante el gobierno de Menem. A raíz de los anuncios de CFK en 2012 en el Consejo de la Américas sobre la instalación de 4 plantas de semillas acondicionadoras de maíz de Monsanto entendimos que teníamos que salir a la calle y resistir la profundización de este modelo de saqueo y contaminación, tal como lo hicieron los vecinos autoconvocados de Malvinas Argentinas (Córdoba) donde frenaron mediante un bloqueo la construcción de la primera de las plantas. Acá en Buenos Aires un grupo de compañeros monto un acampe frente al Congreso en apoyo y solidaridad con ellos, que son un ejemplo de lucha antiglobalización a nivel mundial. Pero enseguida entendimos que Monsanto solo era la punta del iceberg de un perverso sistema que busca adueñarse de la alimentación mundial. Entonces supimos que no solo debíamos protestar contra estas corporaciones genocidas sino también alentar a un modelo diferente basado en la agroecología, que además de sustentable también es más rentable. Entonces como Monsanto trabaja full time para imponer su modelo de transgénicos y agrotóxicos, nosotros al menos debíamos hacerlo una vez al mes porque una sola jornada anual no alcanza para visibilizar y entender la problemática que nos afecta.

¿Por qué crees que es importante la lucha contra Monsanto? ¿Qué impactos trae a nivel social y medioambiental la existencia de esta multinacional?

Juan: Porque si no nos movemos se llevan puesta a la biodiversidad, incluida la raza humana misma. Parece exagerado pero no lo es. Monsanto representa la cara más despiadada del capitalismo junto con Chevron, Barrick Gold, Bayer, DASF, Du Pont, Syngenta y tantas otras corporaciones saqueadoras. Acá a partir de los años noventa tomaron a la Argentina como un gran laboratorio a cielo abierto para probar y vender sus paquetes tecnológicos que son prohibidos en muchas partes del mundo. Ya Andrés Carrasco, Jorge Rulli (que va a disertar el sábado) y otros nos venían alertando sobre la catástrofe sanitaria que esto implica en los pueblos fumigados donde los envenenan en forma directa y continua desde hace dos décadas. Cada vez más casos de cáncer, lupus, malformaciones, abortos espontáneos, entre otras enfermedades son padecidas silenciosa y silenciadamente por millones de argentinos. Acá en las grandes ciudades el envenenamiento es en forma indirecta a través de los alimentos, ya que la comida industrial que encontramos en la góndola, tiene en un 90% transgénicos y, por ende, agrotóxicos. No es por nada que se disparan las cifras de diabetes, celiaquía e infertilidad. El poder político cómplice avala todo esto y los medios hegemónicos lo ocultan porque Monsanto y compañía bancan con publicidad: Clarín, La Nación y otros les dan la necesaria cobertura mediática para que se sigan moviendo con impunidad.

¿Cuál fue el disparador que te impulsó a luchar? ¿Cuándo surge tu sensibilidad por las problemáticas del medio ambiente?

Julián: Primero habría que entender que el ser humano es parte del medio ambiente y no lo son solamente el oso polar y el riachuelo. Entendiendo eso tenemos que dejar de separar las luchas “ambientalistas” de otras. Creo que esto sensibiliza a cualquiera que este medianamente informado ya que no es una lucha solo por el medio ambiente, lo que no sería poca cosa, sino por el cáncer, lupus, alergias, asma, abortos espontáneos, infertilidad, Alzheimer y otras enfermedades, sumado a los problemas económicos, corrupción y el desempleo que esto genera.

Este sábado se realizó la marcha mundial contra Monsanto. ¿Cómo surge la idea de una marcha masiva a nivel internacional?

Julián: Surge por la necesidad de romper con el silenciamiento mediático y la desinformación a escala global por parte de multimedios y pseudocientíficos con grandes intereses, y porque es necesario focalizar el esfuerzo de muchas organizaciones y personas que trabajan esta problemática.

¿Por qué es importante participar de movilizaciones como las realizadas este sábado?

Julián: Porque hay que protestar, informar a la sociedad e instarla a formar parte de esta lucha que no solo afecta a las poblaciones rurales que sufren las consecuencias directas por las fumigaciones sino a todos los que comemos ya que el 90% de los alimentos son fruto de la agricultura toxica. Es necesario hacerle frente a las corporaciones que gracias a la complicidad de nuestros gobernantes han logrado que todos los organismos del Estado articulen de manera funcional a sus intereses. Vemos como Europa prohíbe casi en su totalidad el modelo de agricultura transgénica pero en nuestro país nos envenenan con 370.000.000 de litros anuales de agrotóxicos.

¿Qué soluciones plantean como agrupación? En sus publicaciones y boletines mencionan a la agroecología ¿Podrías explicar de qué se trata?

Julián: La prohibición de la agricultura industrial fortalecería las economías regionales que han sido desbastadas por los monopolios del complejo agroindustrial en los diferentes eslabones: agroinsumos (Monsanto, Syngenta, Dupont, Bayer, etc.), producto (Coca Cola, Bunge, PepsiCo, etc.), logística (Cargill, Unilever, PyG, etc.), minoristas: Wallmart, Carrefour, Coto, etc. Estas someten a países como el nuestro al punto de controlar con qué nos alimentaremos y a qué precios, gracias a sus estrechos vínculos con los organismos de comercio internacional y los serviles políticos locales. Es imposible lograr el país que queremos si nuestra alimentación está en manos de multinacionales que pusieron a los alimentos en el lugar de objeto financiero, donde no importa la calidad alimenticia sino su valor especulativo en los mercados financieros.
La solución a todo esto es la agroecología, una disciplina científica que se basa en la aplicación de los conceptos y principios de la ecología al diseño, desarrollo y gestión de sistemas agrícolas. Que ha demostrado que tiene la eficiencia para alimentar al mundo. Que tiene los mismos rendimientos que la agricultura industrial, que requiere mano de obra y no agrotóxicos ni sustitución del empleo por la mecanización.

Argentina se sumó a la marcha mundial contra Monsanto
Fueron 16 ciudades que se movilizarán con otras 300 de todo el mundo “por un sistema de producción de alimentos sostenible”.
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Como ocurre desde 2013, este sábado se llevó a cabo una nueva marcha mundial contra Monsanto, una de las empresas más grandes que desarrolla la producción de semillas transgénicas, pesticidas y otros desarrollos agrarios.

Desde su origen, la movilización busca “detener los GMO (Organismos Modificados Genéticamente) y los pesticidas dañinos” y apoyar “un sistema de producción de alimentos sostenible”.

Para esta edición participaron 400 ciudades de más de 45 paises. En Argentina lo dijeron presente: Córdoba, Río Cuarto, Malvinas Argentinas, Ciudad Buenos Aires, La Plata, Tandil, Miramar, Mar del Plata, Rosario y Rufino en Santa Fe, Salta Capital, Posadas, Ciudad de Mendoza, Zapala en Neuquén y Esquel en Chubut.

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