LOS SEIS DIRIGENTES CAMPESINOS PARAGUAYOS CUMPLEN DIEZ AÑOS DE PRISIÓN “En Argentina, en vez de refugio nos dieron cárcel”

Por Llella de Misiones (desde Asunción) / Resumen Latinoamericano/Agencia para la Libertad APL/ 03 de Mayo 2016 .-

(APL) Hoy 2 de mayo los seis dirigentes campesinos paraguayos, que llegaron a la Argentina en busca de refugio político, en 2006, dada la persecución que sufrían en su país, cumplen diez años en prisión. La justicia argentina dictó su extradición al Paraguay a pesar de las numerosas pruebas del ensañamiento político que sufrían en su país. Poco después la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner les negó definitivamente el refugio político que habían solicitado ante el Comité de Elegibilidad Para los Refugiados (CEPaRe), quebrando una larga tradición de amparo a perseguidos políticos. Desde entonces, en la Argentina todo luchador que busque refugio es un extraditable. Los seis líderes campesinos permanecen en el encierro de Tacumbú, una de las mazmorras stronistas, porque si bien el genocida Alfredo Stroessner murió tras 35 años de dictadura, sus nefastas políticas y su “justicia” siguen vivas, en la oligarquía que lo parió y su Partido Colorado que perpetúa el el despojo, el sometimiento, el garrote y las rejas contra el pueblo más pobre y los luchadores en rebeldía. ¡Libertad a Agustín Acosta, Basiliano Cardozo, Siemón Bordón, Arístides Vera, Gustavo Lezcano y Roque Roque Rodríguez!

“En vez de refugio nos dieron cárcel”. Así sintetiza Agustín Acosta la experiencia de los seis en Argentina en la última entrevista realizada en el penal de Tacumbú.
Los seis dirigentes, de los cuales cinco pertenecían al partido Patria Libre, fueron involucrados por la Fiscalía Antisecuestro en el caso del secuestro y muerte de Cecilia Cubas, hecho ocurrido en el año 2004.
La continua arbitrariedad de la Fiscalía, cuyo accionar se enmarcaba en una campaña política de abierta persecución y demonización del Partido Patria Libre Paraguay, los llevó a solicitar refugio político en Argentina a donde concurrieron en abril de 2006 luego de una recomendación expresa del embajador argentino en Asunción, Rafael Romá.

Toda la estructuración de la acusación de la Fiscalía se basa únicamente en el testimonio del informante policial Dionisio Olazar, sin que se hayan encontrado pruebas que permitan vincular a los campesinos con los hechos descriptos en la causa. Las versiones del testigo principal del caso fueron variando de acuerdo a la necesidad de la Fiscalía, acompañada por la querella, de involucrar a mayor cantidad de personas en el caso.

En primer momento los seis fueron imputados por “Omisión de aviso de hecho punible”, es decir, se les atribuía haber sabido acerca del hecho y no haberlo denunciado. El Juez de la causa siempre consideró no tener elementos para procesarlos, sin embargo, la Fiscalía y la querella lograron su imputación por parte del Tribunal de Alzada. Poco después lograron, ante el desacuerdo del juez, cambiar arbitrariamente la carátula y acusarlos, sin agregar pruebas que lo fundamenten, de “Homicidio Doloso, Secuestro y Asociación Criminal”. Este hecho decidió a los campesinos a salir del país y dirigirse a Argentina.
Sin embargo, a pocos días de encontrarse en Argentina fueron citados para el día 2 de mayo a las oficinas del entonces Comité de Elegibilidad Para los Refugiados (CEPaRe) y detenidos dentro del recinto por la Interpol.
Los campesinos ignoraban que el día 26 de abril el entonces canciller Taiana ya le había asegurado a la canciller paraguaya Leila Rachid que los campesinos serían entregados a su país.

En esos días también había tenido lugar una reunión clave para el caso: la madre de Cecilia Cubas, la ex primera dama del Paraguay y actual senadora colorada Mirtha Gusinky había concurrido al despacho del entonces ministro del Interior, Aníbal Fernández acompañada por Juan Carlos Blumberg. En la reunión el ministro se comprometió a colaborar para lograr la entrega de los seis dirigentes al Paraguay.
Blumberg ya había acompañado en junio de 2005 a Fernández a Paraguay a un encuentro de ministros del Interior del Mercosur y asociados (Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela) en el que se firmó un convenio para “prevenir y reprimir el secuestro de personas”.

Prisión en Argentina:
Luego de ser apresados en la oficina del CEPaRE los seis dirigentes paraguayos permanecieron más de dos años y medio en prisión en Argentina.
Durante su estadía estuvieron rodeados de la solidaridad de gran cantidad de organizaciones y personalidades del país y del extranjero, que comprendían la politicidad de la causa judicial y solicitaban que se les otorgue el refugio y se rechace el pedido de extradición.

A pesar de la campaña a su favor, la Corte Suprema de Justicia decidió convalidar la resolución del juez Lijo de otorgar la extradición argumentando que el Paraguay es un país democrático, y rehusando verificar los argumentos de la defensa acerca de la persecución política de la que los dirigentes eran objeto en su país. Asimismo, la Corte hizo suyos los criterios recomendados por el entonces Procurador General de la Nación Santiago González Warcalde, quien concluía que los dirigentes no se encontraban involucrados en un caso político porque no habían reivindicado el crimen del que se los acusaba; y que en cuanto a la falta de garantías judiciales que denunciaban existían en Paraguay mecanismos legales nacionales y supranacionales para remediar las arbitrariedades que pudieran cometerse en un juicio en su contra.
Los años demostrarían la falsedad de estos supuestos.

Ya denegado el refugio político por parte del CEPaRe el último recurso posible para evitar el cumplimiento de la extradición era que la misma Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, conceda el refugio. Contrariando el proclamado carácter del gobierno nacional como “gobierno de los derechos humanos”, Cristina Fernández les negó el refugio en octubre de 2008. En diciembre del mismo año se procedió a la deportación de los seis dirigentes al Paraguay.

Cárcel, proceso y juicio en Paraguay: todas las arbitrariedades posibles
Para confirmar y reconfirmar la politicidad de la causa contra los seis dirigentes, la justicia paraguaya no cumplió en forma con ninguna etapa del debido proceso. Una vez llegados los campesinos extraditados debía realizar la Audiencia Preliminar en un mes: tardó más de diez meses, lo cual es motivo de nulidad del proceso, que siguió adelante.

Una vez concluida la Audiencia Preliminar, donde se determinan las pruebas que se utilizarán en el juicio oral, el mismo debía comenzar en un mes más: tardaron más de dos años, lo cual también es motivo de nulidad pero el proceso continuó. Durante esa demora, la Fiscalía incorporó a otro acusado y nuevas pruebas a la causa, procedimiento absolutamente ilegal que fue convalidado por el Tribunal. Sin embargo, cuando el testigo estrella de la Fiscalía salió en un programa de televisión dando declaraciones absolutamente contradictorias con sus dichos en sede judicial acerca del secuestro y muerte de Cecilia Cubas, la defensa solicitó la inclusión del material como pruebas de descargo. El tribunal denegó el pedido argumentando que las pruebas deben ser incluidas antes de la realización de la Audiencia Preliminar.

Poco después, cuando los detenidos cumplieron cuatro años en prisión, la defensa solicitó el levantamiento de la prisión preventiva por haberse cumplido el tiempo límite: se la denegaron argumentando que no llevaban ese tiempo detenidos, dado que en Argentina no habían estado en prisión sino en “pensiones y hoteles”, criterio que mantiene hasta el día de hoy ante diferentes pedidos.

Con ese nivel de abuso y arbitrariedad judicial se realizó el juicio oral entre febrero y julio del año 2012, en el cual los dirigentes fueron sentenciados a 35 años de prisión sin una sola prueba en su contra.

En el año 2014 la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay presentó un informe acerca de las violaciones procesales cometidas en el caso, enumerando violaciones a al menos 42 artículos del Código Procesal Paraguay, la Constitución Nacional y tratados internacionales.
A lo largo de los años la Justicia paraguaya sigue manteniendo a los seis en prisión de la cual cumplen ahora diez años sin sentencia firme.

Algunas reflexiones diez años después:
“…Decimos que las instituciones de los Estados dentro del sistema capitalista realmente no brindan garantías a las personas que luchan, que tienen un sueño distinto al sistema vigente a nivel mundial. Ese es el mensaje que podemos dar desde acá, desde la cárcel de Tacumbú a 10 años de esa terrible situación que nos tocó vivir…” expresa Agustín Acosta sobre la conducta del gobierno argentino en su caso.

Arístides Vera reflexiona sobre la politicidad de su prisión y afirma: “…Nosotros hemos sostenido desde un principio que la causa siempre fue política y siempre fue por una causa de lucha. Y hace diez o más años ya nosotros hemos tenido esa reflexión y esa capacidad de entender por lo menos a qué nos exponíamos, cuál era la consecuencia de un luchador político, particularmente en nuestro país (…) nosotros hemos tenido la osadía de abrazar esas luchas históricas y somos producto de alguna manera de esos grandes padres que tuvimos. Entonces a partir de ahi nos dieron la claridad de que nuestra causa es política, pues nuestra lucha es política y por lo tanto la consecuencia debe ser política. Y particularmente la Justicia entre comillas paraguaya que siempre se ha implementado contra los luchadores políticos siempre fue atroz, despiadada, violenta, hasta asesina…”

Agustín Acosta señala que el eje de la persecución política contra ellos fue de carácter colectivo: “… por decisiones tomadas en términos políticos se fueron dando paso por paso, la persecución hacia nosotros, no como individuos sino como colectivo, como organización, porque acusaban a un partido. Estamos hablando de un partido de izquierda, partido Patria Libre, al cual se le acusa (…) La idea central de todo esto es desarticular al Partido Patria Libre y todas las organizaciones que se planteen realmente luchar por una nueva sociedad en Paraguay (…) ¿Por qué nos meten presos a nosotros? ¿Por qué nos condenan? Para que no se reactive, que no se recupere, se reorganice Patria Libre…”

Además remarca que como parte de la politicidad de la causa, su condena no fue decidida por el Poder Judicial: “…no lo decidieron los jueces, lo decidieron los políticos del Partido Colorado y los que estaban en el poder…para eso alquilaron el Poder Judicial esta familia, para condenarnos…”

Sin arrepentimiento, con la moral muy alta se muestran los presos de este caso en el indescriptible penal de Tacumbú.
“…no estamos arrepentidos, yo particularmente no estoy arrepentido, no pedí piedad ni al juez ni al sistema, a nadie; en primer lugar porque estoy convencido de que la lucha fue por una causa justa, es de ahí que yo no me considero un delincuente, no me considero que cometí delito alguno, pues si luchar por una causa justa, por una sociedad diferente, soñar con una sociedad igualitaria de hombres y mujeres libres, si eso es un pecado, un delito, pues si soy un delincuente porque sueño hasta ahora, hasta ahora soñamos con mis compañeros todos los días que pasan que sí es posible una sociedad diferente y eso hace no solamente diez años, desde que tuve uso de razón de entender qué significa una sociedad igual y una sociedad desigual empecé a pensar que sí tiene que existir otro tipo de sociedad. No puede ser que un campesino no tenga un pedazo de tierra, diez metros, y que ahí al lado tenga unas 35 mil hectáreas y que haya estamentos religiosos que pregonan que `es tu hermano´. No puede ser que un hermano tuyo tenga 10 mil, 50 mil hectáreas y que al lado suyo uno no tengan un pedazo de tierra. Es ahí que yo, por mis principios cristianos empecé a pensar: ¿cómo puede ser que un papá tenga un hijo que puede tener todo y el otro no tiene nada? Esos fueron por lo menos mis primeros pasos de rebeldía, de pensar diferente, que sí existe un tipo de sociedad diferente. Y fue ese mi delito, mi causa, mi falta, y de eso hace 10 años que estoy preso ahora…”

En el mismo sentido asegura Agustín Acosta: “no nos han vencido como ellos creen por el hecho de que nos hayan condenados a 35 años no significa una derrota para nosotros. Por el contrario, nos han fortalecido en nuestras posiciones y nos vuelven mucho más libres en nuestra posición. Es necesario que este país cambie las relaciones sociales de producción y nosotros seguimos sosteniendo eso (…) nosotros seguimos denunciándoles a la narco oligarquía paraguaya que sigue dominando este país impunemente, descaradamente siguen robando los sueños de miles de niños de este país y nosotros seguimos sosteniendo eso. Y eso nos ha ido acercando a muchas organizaciones, muchas personas, y seguimos sosteniendo y seguiremos sosteniendo eso firmemente. No nos han vencido ni nos vencerán con la cárcel y ese mensaje también le damos al pueblo y a todos, el pueblo paraguayo y de América Latina, de que no se le vence a una persona convencida de sus principios ideológicos con la cárcel ni con la persecución. No sirven, no se lo vence al pueblo con esto porque la historia de seguro nos colocará en algún sitio. Nosotros estamos formando parte de nuestra historia, de nuestro pueblo, el pueblo de América Latina diciéndoles a todos que se sumen a la lucha, no dejen de luchar por sus ideales. A todos los jóvenes llamamos a que no se dejen llevar por las ideas capitalistas que oprimen. que reprimen y que matan a miles de ciudadanos en todo el continente le decimos fuerza a todos, luchen, luchen, no abandonen el camino que nos conduce a la revolución…”

 

 

ENTREVISTA CON ARÍSTIDES VERA

“Nuestra lucha es más intensa aquí en la cárcel que afuera”

 

Por Llella de Misiones (desde Asunción)

(APL)Pocos días antes de que se cumplan diez años de su arresto en Argentina, realizamos esta entrevista a Arístides Vera en el penal de Tacumbú. Él reflexiona sobre circunstancias políticas, la politicidad de la causa judicial, sus convicciones y la realidad de la prisión. De ese modo, entre otros conceptos, Arístides expresó: “Un luchador debe tener presente, que si realmente sueña una vida digna, una sociedad diferente, tiene que tener muy presente dos o tres cosas: la cárcel, el exilio y finalmente hasta la muerte. En eso, por último, les mando un mensaje, no para tener miedo, pero deben tener muy presente esos tres aspectos, si se trata de lucha de clases eso es lo que nos puede esperar. Y la victoria final es que aunque nosotros estemos muertos que nuestra sociedad se transforme y, por lo menos, nos reconozca que fuimos luchadores alguna vez•”

Arístides Vera

 

– Sobre los temores acerca de la falta de garantía judicial que los llevaron a solicitar refugio político en Argentina ¿cuál podría ser un balance en estos diez años de prisión?

– Es una larga historia, la trataré de manera resumida. Nosotros hemos sostenido desde un principio que la causa siempre fue política y siempre fue por una causa de lucha. Y hace diez o más años ya nosotros hemos tenido esa reflexión y esa capacidad de entender por lo menos a qué nos exponíamos, cuál era la consecuencia de un luchador político, particularmente en nuestro país. Históricamente teniendo en cuenta la historia de lucha que tuvieron nuestros padres, de nuestros abuelos, desde la época, ponele de la época de la década de los 50, de los 60, del PC paraguayo, de las ligas agrarias cristianas, de la juventud cristiana obrera… nosotros hemos tenido la osadía de abrazar esas luchas históricas y somos producto de alguna manera de esos grandes padres que tuvimos. Entonces a partir de ahí nos dieron la claridad de que nuestra causa es política, pues nuestra lucha es política y por lo tanto la consecuencia debe ser política. Y particularmente la Justicia entre comillas paraguaya que siempre ha instalado, se ha implementado contra los luchadores políticos siempre fue atroz, despiadada, violenta, hasta asesina Muchos de los padres, de compañeros de lucha han sido asesinados en cárceles inclusive. Es de ahí que hemos tenido esa idea de buscar de alguna manera política y diplomática en algún país, en aquél entonces yendo a Argentina, ya desesperados en un momento dado de nuestra situación solicitando asilo político. Y fue ahí, hace diez años, un 2 de mayo, hoy estamos casi por cumplir esos diez años de lucha, porque nuestra lucha es más intensa aquí en la cárcel que afuera.

Tener que soportar, sobrevivir, resistir y mantener esa convicción viva, esa idea clara, y estamos más convencidos cada día que pasa que en esos momentos. Y hace diez años fue mucho más desesperante, mucho más violento, teniendo en cuenta la persecución, una nueva manera, una nueva de perseguir, de violentar, de castigar a los luchadores, nosotros hemos experimentado en carne propia eso.

Y fue muy duro, realmente es una historia muy larga pero que no estamos arrepentidos, yo particularmente no estoy arrepentido, no pedí piedad ni al juez ni al sistema, a nadie; en primer lugar porque estoy convencido de que la lucha fue por una causa justa, es de ahi que yo no me considero un delincuente, no me considero que cometí delito alguno, pues si luchar por una causa justa, por una sociedad diferente, soñar con una sociedad igualitaria de hombres y mujeres libres, si eso es un pecado, un delito, pues si soy un delincuente porque sueño hasta ahora, hasta ahora soñamos con mis compañeros todos los dias que pasan que sí es posible una sociedad diferente y eso hace no solamente diez años, desde que tuve uso de razón de entender qué significa una sociedad igual y una sociedad desigual empecé a pensar que sí tiene que existir otro tipo de sociedad. No puede ser que un campesino no tenga un pedazo de tierra, diez metros, y que ahí al lado tenga unas 35 mil hectáreas y que haya estamentos religiosos que pregonan que “es tu hermano”. No puede ser que un hermano tuyo tenga 10 mil, 50 mil hectáreas y que al lado suyo uno no tengan un pedazo de tierra. Es ahi que yo, por mis principios cristianos empecé a pensar: ¿cómo puede ser que un papá tenga un hijo que puede tener todo y el otro no tiene nada? Esos fueron por lo menos mis primeros pasos de rebeldia, de pensar diferente, que sí existe un tipo de sociedad diferente. Y fue ese mi delito, mi causa, mi falta, y de eso hace 10 años que estoy preso ahora.

-Arístides, ustedes denuncian que la causa de ustedes, la causa judicial intentada para procesarlos era más política que una causa jurídica, ¿cuáles son los hechos que demuestran que eso es así?

-Muy sencillo. Primero que nada nunca se nos ha cruzado por la cabeza de nadie en el movimiento,en el partido que yo milité, que yo tengaq ue actuar de modo atroz, violento… Por el hecho ocurrido por ejemplo, en el que nos involucró de una manera tan despiadada el enemigo, es un acto tan delictuoso, tan atroz, tan deleznable para nuestros ideales que jamás se nos cruzó ni pensamos de esa manera. Es más, repudiamos, cualquiera sea la pérdida humana, siempre y cuando se trata de personas dignas, de personas que para nosotros todos son dignos de vivir, por lo tanto la muerte no justifica nada.
La lucha si, y nosotros soñamos y que el cambio debe venir por una lucha. Si existe dos tipos de clases pues debe existir una lucha, siempre ha existido y existirá siempre, mientras exista un solo pobre y ricos siempre existirá lucha. Y la lucha siempre depende de una confrontación, y siempre el enemigo históricamente ha sido el más fuerte y los más violentados siempre han sido los derechos de los pobres. Y es ahí que nosotros hemos instalado esta lucha ideológica de enseñar a los jóvenes sus derechos, hasta religiosos, cristianos, social y revolucionaria, de que se debe luchar constante y permanentemente si realmente queremos, soñamos alcanzar una sociedad diferente. Y para el sistema, para el enemigo en este modelo social y político que tenemos justamente todos aquellos que sueñan de esta manera son delincuentes y tienen que ser castigados ejemplarmente, el castigo tiene que ser ejemplificador. Y nosotros hemos entendido desde antes de entrar en la cárcel, por eso hemos entendido y sostenido que la causa y la consecuencia iba a ser política, porque nuestra lucha es política; y la causa es política, pues la condena debe ser también políticas pues los jueces, los abogados y los fiscales también actúan con criterio político. Por eso nosotros entendemos que nuestra causa es política.

– Podría decirse en ese sentido ese tema de las violaciones de la propia legislación del país en materia penal, se ha violentado con ustedes lo cual demuestra que en verdad lo jurídico no importa?

-Así es, argumentos, yo soy muy poco entendido en cuanto al tema jurídico, pero en el centro de ese poco saber que tengo hay algunos que puedo citar perfectamente, no hace falta ser muy inteligente para entender por ejemplo las violaciones de la flagrancia y de las violaciones tan visibles que cometió el sistema con nosotros para condenar y castigar con esta envergadura de castigo sencillamente citar algunos.

El abogado nuestro dice que existe 41 o 42 artículos consagrados por diversos mandatos, la Constitución Nacional, el Código Procesal Penal paraguayo, y pactos firmados por el Paraguay, por ejemplo el Pacto de San José de Costa Rica, el Tratado de Ginebra, las mismas cláusulas del Mercosur por ejemplo. La Constitución Nacional del Paraguay afirma que ningún ciudadano tanto nacional ni extranjero puede estar (detenido sin juicio) más de cuatro años y horas dice y se expresa claramente el Código Procesal Penal.

Y eso consagra y reafirman las cláusulas del Mercosur por ejemplo , que ningún ciudadano puede estar más de cuatro años con prisión preventiva, y hoy día nosotros estamos próximos a cumplir 10 años. Eso para nosotros y para cualquier persona que entiende más o menos de leyes y de derecho entenderá seguramente que están en violaciones constantes a nuestros derechos. Si la Constitución nacional habla de que no puede ser más de cuatro años estar con prisión preventiva ningún ciudadano, consagra el código procesal penal y otros tratados, me parece que estamos con una violación tan flagrante en contra nuestra en estos diez años que llevamos sin que la Corte Suprema de Justicia paraguaya tenga la capacidad, la voluntad, ni la posibilidad siquiera de emitir una resolución en cuanto a la sentencia firme y ejecutoriada por ejemplo, porque entrará en otras violaciones más grandes aún.

Pues si la Constitución dice que no puede estar más de cuatro años y horas, el mismo Código de Procedimiento Penal dice, o la Corte tendrá que violar directamente sino tenemos que estar afuera, pero hacía años, no solamente ahora por estos diez años sino hacía años. Ni siquiera si un tribunal fuera, en un estado de derecho, en un país serio, medianamente serio, nosotros ni en juicio oral deberíamos haber estado después 6 años y 7 meses por ejemplo. Eso sumado y argumentado los 2 años y 7 meses que hemos estado en cárceles argentinas por ejemplo, tranquila y flagrantemente el tribunal de justicia paraguaya nos denegó habiendo de por medio fojas, que consta en actas, en carpetas fiscales que hemos estado en cárceles, ellos tranquilamente se hacen los desentendidos, ¿para qué? Para violar un artículo tan importante que nos favorece. Pasados esos 6 años y 7 meses hasta hoy día estamos próximos a cumplir 10 años de cárcel. ¿y qué está haciendo la Corte Suprema, los miembros del tribunal a esta altura por ejemplo para sacar una resolución?
Eso habla nos parece de que somos.. que no tenemos nada que ver en el hecho, porque si fuera asi, existiendo el hecho, vuelvo a repetir, la Constitución Nacional, Código Procesal Penal, los tratados firmantes, que ninguno puede estar más de cuatro años, ¿por qué recurrieron a tantas violaciones flagrantes para condenarnos si fuimos tan responsables del hecho del que ellos nos acusan?
Eso me parece habla a las claras de que algo le faltó, algunas piezas le faltaron a ellos y esas piezas que le faltan ellos recurren a violaciones de artículos, a fabricar testigos, a fabricar evidencia en contra nuestra para condenarnos porque nuestra causa y nuestra lucha es política y lo político en Paraguay, repito, en la República del Paraguay campesinos, gente que lucha, que sueña no quieren ni ver, por lo menos dentro de la clase alta por lo menos aquellos que sueñan y luchan son delincuentes. Ese es el “estado de derecho” muy entre comillas que se practica y se vive en este país que se llama República del Paraguay.

Y no estamos arrepentidos, seguimos soñando, no importa, recurro a esa frase que dijo Sarmiento “Bárbaros, las ideas no se matan…” El hecho de que nos puedan tener acá 10, 20, 30 o 40 años nuestras ideas no van a matar, porque no son solamente nuestras, sino fueron ideas de abuelos, de luchadores antaños. Así dijo también Jesús, “no teman de aquello que solamente puede matar el cuerpo, sino el alma…” Y el alma viene sobre las ideas, sobre el pensamiento. Nosotros los campesinos entendemos de esa manera y por eso estamos con esta moral hasta hoy día sosteniendo y sostendremos por mucho tiempo más todavía porque tenemos muy claro el panorama de que la verdadera sociedad diferente que soñamos de mujeres y hombres libres está en la lucha y en manos de los luchadores y el pueblo consciente.

– En relación a las organizaciones políticas en Paraguay, cómo se ha dado ese relacionamiento, cómo se da ahora, cómo fue en estos diferentes momentos durante estos 10 años la reacción, el vínculo con ustedes. Esa parte si podrías darnos algunas apreciaciones.

-En cuanto a las organizaciones políticas y de clase que realmente reconoce y deben reconocer a los luchadores como tales realmente existe en el Paraguay una asignatura tan pendiente. Para nosotros es muy claro que es la semilla qué sembró la dictadura durante 35 años, l a dictadura del Partido Colorado, la dictadura colorada militar; que todos aquellos que osan visitar a luchadores políticos, presos, campesinos, o dirigentes políticos, de izquierda son también de alguna manera señalados, vinculados o marcados como revoltosos, como violentos. Eso es lo que sembró el partido Colorado a lo largo de 35 años que hasta ahora sigue estando en la gente esa marca.
De alguna manera nosotros creemos que dentro de estos 10 años eso se ha roto, no quiero entrar a citar organizaciones pero qué que realmente existe y está creciendo constantemente algunas organizaciones con conciencia realmente de clase organizaciones de mujeres organizaciones sociales hasta gremiales y revolucionarias también podemos citar, que sí realmente a esta altura no nos podemos quejarnos. Estamos muy contentos porque realmente ese fue uno de nuestros grandes sueños, de reconocer realmente a luchadores, de reconocer realmente a aquellos que osan de desafiar al enemigo. Esa famosa frase de “bueno, están allí, algo habrán hecho” entre comillas, esa frase que siempre está latente en las bocas de aquellos qué temen desafiar al enemigo, eso se ha roto en la estadía por lo menos en estos 10 años se ha roto podemos decir tranquilamente que tenemos

Podemos decir tranquilamente que tenemos muy buena relación con muchas organizaciones políticas revolucionarios de izquierda hasta religiosas sociales no podemos quejarnos somos muy respetuosos de la lucha de los luchadores de sus dirigentes los reconocemos plenamente de alguna manera creo que también nosotros estamos riendo yendo siendo reconocidos por tantas organizaciones políticas de nuestro país.

-Y por último Arístides sobre la actual situación de prisión que ustedes llevan. ¿Cómo se vive en el penal, cómo se sobrelleva en el penal la condición de preso político?
-Paraguay tiene una particularidad. Para nosotros, para nuestros sueños, para nuestros ideales la cárcel aunque sea de oro o bañada en chocolate sea lo que sea los muros son iguales. Vivir intramuros, estar en cárcel, en cualquier parte del mundo la cárcel es cárcel. Dentro de esa tesitura la cárcel en Paraguay es muy particular. Se necesita de mucha capacidad, de mucha convicción, de formación, de mucha coherencia por sobre todas las cosas para poder convivir con estos compañeros, hermanos, destruidos, el 90% son jóvenes en esta población. Que nosotros debemos convivir sortear todos los días sus angustias, su violencia, sus maltratos, su marginación. Ahí es donde nosotros entendemos desde nuestra formación la diferencia de aquellos que realmente tienen esa idea de lucha de una sociedad diferente, que para llegar a esa sociedad diferente necesariamente debemos organizar, entrar en la educación constante y permanente y profunda ideológicamente de nuestros jóvenes, partir inclusive de nuestros niños para realmente para llegar a la sociedad que nosotros soñamos.

Acá nosotros venimos encontrado jóvenes realmente destruidos, carentes de amor, de ternura, de llegar a hablar de un chico de 20, 22 años con ese aspecto repugnante que tienen producto de la marginación que tienen afuera y acá adentro también. Bueno, convivir con ellos las 24 horas es una cosa muy fuerte pero también al mismo tiempo es una cuestión muy loable para nosotros puesto que ellos a nosotros nos reconocen como tal, nos reconocen como personas así como nosotros los reconocemos a ellos, cosa que le niegan afuera entre comillas los grandes entendidos políticos, los formadores psicológicos. Qué psicología se puede hacer, cómo se puede formar cómo se puede transformar psicológicamente un joven abandonado cinco o seis años, sumido en drogas, en abandono, sin salud.

Así a grandes rasgos es este lugar, que no se lo deseamos a nadie, pero que un luchador debe tener presente, que si realmente sueña una vida digna, una sociedad diferente, tiene que tener muy presente dos o tres cosas: la cárcel, el exilio y finalmente hasta la muerte. En eso, por último, les mando un mensaje, no para tener miedo, pero deben tener muy presente esos tres aspectos, si se trata de lucha de clases eso es lo que nos puede esperar. Y la victoria final es que aunque nosotros estemos muertos que nuestra sociedad se transforme y, por lo menos, nos reconozca que fuimos luchadores alguna vez.

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