Un año después la agresión saudí a Yemen se revela como un fracaso total

Abdel Bari Atwan y Rai al Youm/Resumen Medio Oriente/Al Manar, 6 de abril de 2016 – Con el fin de conmemorar el primer aniversario de la agresión saudí contra Yemen, decenas de miles de manifestantes se reunieron en Sanaa, la capital que continúa en manos del Ejército yemení y Ansarulá.

Ningún manifestante salió a la calle para agradecer a Riad por sus intentos de “liberarlos de los rebeldes apoyados por Irán”. Muchos de los que participaron en la protesta eran defensores del ex presidente Ali Abdulá Saleh, que hizo una aparición personal y fue saludado por la multitud.

La manifestación y el discurso de Saleh fueron cubiertos por la televisión yemení. Cabe señalar que el presidente “reconocido por la comunidad internacional”, Abed Rabbo Mansur Hadi -que huyó al exilio cuando los rebeldes tomaron Sana en septiembre de 2014- no encontró ninguna cadena para hacer una aparición. La única plataforma que Hadi puedo encontrar desde la habitación de su hotel en Riad fue su página personal de Facebook.

Hubo una gran fanfarria en Riad cuando la invasión (llamada Operación Tempestad Decisiva por los saudíes) fue iniciada. Ella quería ser una prueba de que la política del rey Salman tomaba una dirección más agresiva, utilizando la fuerza para ocuparse de aquellos que osaran provocar al reino y “detener la expansión de la influencia iraní” en la región.

Un año después, sin embargo, parece que el mayor éxito de la “tempestad saudí” es el de haber aumentado considerablemente el odio entre la mayoría de los yemeníes hacia su vecino del norte. Los yemeníes buscan la venganza y represalias contra Riad y esta actitud vengativa determinará su actitud durante las tres próximas generaciones.

Tengo un amigo yemení aquí en Londres por el que siento el mayor respeto y admiración. Él es conocido por su sabiduría y por su oposición al presidente Saleh y a los rebeldes huthis. Él me dijo que un gran número de yemeníes que se habían refugiado en Arabia Saudí al inicio del conflicto, incluyendo ministros del gobierno de Hadi, le han pedido que les ayude a obtener asilo político en Europa y han perdido su esperanza de regresar un día a su país.

Ellos han perdido también su confianza en su espónsor, Arabia Saudí, y creen que esta guerra no puede ser ganada. Ellos estiman que los saudíes buscan desesperadamente en el momento actual cualquier solución, sin que importe cual sea, que les permita poner fin a su intervención, que ha resultado ser muy costosa en vidas y en dinero. Arabia Saudí ha arrojado por la ventana 200.000 millones de dólares en compras de aviones, misiles y equipos militares sofisticados que no han servido para nada.

No creemos que la coalición liderada por Arabia Saudí vaya a avanzar hacia Sanaa tras ver las enormes multitudes de yemeníes que protestaban por la agresión de la que el país es víctima. Pensamos más bien que veremos una detención de las operaciones o al menos una disminución de los bombardeos contra mercados, hospitales y bodas.

Negociaciones secretas están en curso desde hace varias semanas entre responsables saudíes y sus homólogos de Ansarulá. Una de las primeras consecuencias ha sido una disminución de las tensiones en la frontera y un intercambio de prisioneros. Esto podría representar las primeras etapas del fin de la intervención saudí.

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