Venezuela: Compromiso revolucionario

Por Yury Weky Silva, Resumen Latinoamericano, 5 marzo 2016.- Asumir compromisos responde a un acto de responsabilidad. Las y los revolucionarios están obligados a apropiarse del deber y el hacer de provocar la derrota  del orden demoburgués desde el fortalecimiento de la conciencia patria, desde la conciencia histórica y de clases. Fracturar los dogmas burgueses que los han atado, hasta confinarlos en una cultura política hegemónica que los reduce en consumidores y mercancía,  sujetos pacientes susceptibles del engaño por parte de los políticos de derecha. Esta tarea debe conducir a una lucha nacional liberadora que recupere al hombre y la mujer haciéndolos patriotas para defender su libertad, su soberanía de país, su dignidad humana.

Tras el golpe electoral del 6 D 2015, que sorprendió a una mayoría de venezolanos y venezolanas – pese a todas las agresiones mediáticas, escasez, inflación,  y otros elementos de carácter socio políticos-  se han  realizado varias lecturas. Todas de gran interés y de peso a las cuales sumamos esta reflexión.

El  proceso antiimperialista bolivariano atraviesa actualmente por una etapa de agresión radical por parte del imperialismo y sus lacayos nacionales .A través del ejercicio del Poder Legislativo se intenta borrar el Estado de derecho, desconocer, adulterar, violar la Constitución del 1999, el orden jurídico constituido que garantiza la democracia protagónica  y  participativa y la paz . Crear una situación de impunidad  y confrontar los Poderes con una finalidad tácita de violentar al pueblo patriota y conducir a un estado de caos y violencia que propicie la intervención  del gendarme norteño.

No sólo  Venezuela sufre los embates  injerencistas, a través de las ONG, la iglesia católica y la ultra  derecha  sino que también los pueblos de Ecuador, Nicaragua, Argentina, Bolivia, Brasil  son atacados desde las empresas de información transnacionales y las redes sociales. Hay toda una cruzada para quebrar la moral de los pueblos que luchan por un nuevo orden de justicia social. Está presente la intimidación con asesinatos de líderes y lideresas sociales como el reciente caso de la  indígena Berta Cáceres en  Honduras (jueves 03- 03- 2016), el sicariato, la delincuencia urbana tarifada en las urbes venezolanas y medidas con mayor efecto mediático como la campaña que se le tiene en EEUU a Daniel Ortega como enemigo de ese país por construir un canal que viene a competir con el canal de Panamá bajo la hegemonía del imperialismo yankee desde 1914 o la política soterrada  con los pueblos indígenas  del Estado Plurinacional de Bolivia para conducirlos a un NO en el referéndum del 21 de febrero del presente año 2016, o la   detención de Lula da Silva este viernes 4 de marzo y  la extensión del decreto  de Obama  del 11 de marzo 2015 en contra de Venezuela por un año más que se convierte en una declaración de guerra.

En todas estas acciones hay  una intencionalidad perversa de frenar el espíritu libertario de los pueblos que se han declarado antiimperialistas y que buscan su autodeterminación. Ese trabajo que socaba la voluntad  se hace   e incide brutalmente – con los efectos esperados –  en  los que tienen mayor debilidad y fragilidad ideológica. En Venezuela  se logró -en gran medida- el triunfo de la derecha por el ahorcamiento del estómago de la población con la desaparición de los alimentos, a las deshumanizadas colas en las adyacencias de los abastos.  No hubo necesidad de hacer una fuerte campaña por parte de la MUD porque la necesidad  constriñó la voluntad de los electores e impuso una notable abstención. Ese triunfo fue el triunfo por infligir dolor  a los hombres, las mujeres y niños de esta patria.

Ante ese panorama agresivo de injerencia para derrotar a los pueblos, para someterlos nuevamente,  para silenciarlos,  para reactivar la doctrina Monroe por parte de EEUU hay que activar el compromiso revolucionario de informar, formar y educar políticamente, fortalecerlos ideológicamente para que no se quiebre la moral, no se muera el sentimiento de lucha, no desfallezca el espíritu libertario y se consolide la conciencia patria, de clase e histórica y se alcance el sueño de Bolívar de la  patria grande.

Hay que vigorizar la moral de los patriotas  para que las elecciones no sean  sólo el resultado del repudio a la exclusión y otras prácticas del neoliberalismo, sino el resultado de la voluntad y la conciencia ideológicamente desarrollada.

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