El secreto a voces de la colaboración entre Turquía y el Estado Islámico

Yasin Sunca/Resumen Medio Oriente/Kurdish Question*, 7 de diciembre de 2015 – Desde el comienzo de la guerra civil en Siria, el gobierno del AKP en Turquía ha estado realizando una política exterior informada y motivada por su mentalidad excluyente con respecto a sus propias comunidades étnicas y religiosas, así como en relación a los grupos progresistas y revolucionarios del país. El gobierno del AKP, con el fin de reprimir y contrarrestar cualquier rédito político de los kurdos, quienes desarrollan un proyecto democrático radical en Siria, presta apoyo a cualquier grupo extremista, incluido el Daesh, el Frente Al Nusra, etc.

Por qué Turquía apoya al Estado Islámico

El renacimiento de un enfoque neo-otomano por parte del gobierno del AKP, lo que básicamente implica su conversión en potencia hegemónica regional, junto con las cuestiones socio-políticas históricamente arraigadas en Turquía, ha impulsado al gobierno turco hacia una política regresiva diseñada estratégicamente que, según algunos sugieren, está al borde del colapso.

Antes de la llamada “primavera árabe”, el entonces Ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Ahmet Davutoglu, introdujo una nueva política exterior, más agresiva, destinada a dominar la zona. Al considerarse a sí mismo como el “hermano mayor” de la región, el AKP cree que Turquía podría convertirse en un estado hegemónico que coordinaría la región junto con las potencias imperialistas occidentales. Sobre la base de este razonamiento, el AKP ha implementado una política de dos caras. Por una parte, desde 2007 hasta nuestros días, Turquía ha estado interviniendo en los países de la región a través de un conjunto de organizaciones islamistas, desde diferentes ramas de los Hermanos Musulmanes a organizaciones yihadistas extremistas, con el fin de remodelar la configuración política de la zona en su propio interés. Por otra parte, el gobierno del AKP ha tratado de desarrollar buenas relaciones con las potencias regionales, con el fin de ampliar la influencia económica y cultural de Turquía, que ha sido descrita como “el poder blando de Turquía” por el actual primer ministro Davutoğlu en su polémico libro “Profundidad estratégica” (Stratejik Derinlik). Esta política del gobierno del AKP fue respaldada por las potencias imperialistas occidentales hasta finales de 2012, en su búsqueda de una alternativa al radicalismo islámico en el país.

Sin embargo, en primer lugar, los acontecimientos en Egipto y Túnez en el marco de la llamada “primavera árabe” y, en segundo lugar, la guerra civil en Siria, han cambiado dramáticamente la situación en la región para el AKP, así como sus relaciones con las potencias imperialistas, al hacer visible su relación y colaboración con organizaciones terroristas yihadistas.

Turquía ha apoyado, facilitado y colaborado en exceso con diversos grupos yihadistas, entre ellos el ISIS, con el fin de dar forma al futuro de Siria en línea con sus intereses. Irónicamente, la colaboración Turquía-ISIS ha salido a la luz en parte gracias a la división de los poderes imperialistas en el campo de batalla de Siria. Durante la cumbre del G-20 en Turquía, el presidente ruso, Vladimir Putin, que no quiere perder su último aliado en la región mediterránea -Bashar Assad-, mencionó a unos 40 países que apoyan a Daesh; uno de los cuales, como todo el mundo ha sabido después , es Turquía.

Como se ha indicado antes, la cuestión kurda en Turquía es un factor determinante para la política exterior turca desde la formación de la república. Así pues, la diplomacia turca está indexada para evitar categóricamente cualquier tipo de avance político kurdo. Esto ha sido observable tanto en el Kurdistán iraquí tras la invasión de Irak por Estados Unidos, como en el Kurdistán sirio o Rojava (Kurdistán Oeste, norte de Siria), donde los kurdos han captado la atención mundial con su heroica resistencia, seguida de una victoria histórica contra el ISIS en Kobanê. Puesto que cualquier avance político de los kurdos, allá donde fuere, supondría catalizar la lucha kurda en el norte de Kurdistán (Turquía oriental) contra Turquía, el bloqueo a los kurdos a nivel internacional se ha convertido en una prioridad para el estado turco.

En este sentido, el primer aspecto de la resistencia kurda contra el ISIS, con respecto a la colaboración Turquía-ISIS, es que el gobierno del AKP ha llevado a cabo una guerra de poder contra los kurdos de Rojava a través del grupo terrorista islamista, con el fin de bloquear, o al menos contener, el éxito kurdo en Siria. El gobierno del AKP es también responsable de los ataques del ISIS contra los kurdos e izquierdistas en Turquía al no poner en marcha una investigación efectiva a pesar de todas las evidencias. El ISIS llevó a cabo tres bombardeos: en Diyarbakir durante un mitin electoral del pro kurdo-izquierdista HDP; en Suruç, una ciudad en la frontera entre Turquía y Siria; y en Ankara durante una marcha por la paz.

La segunda es que la resistencia kurda en Rojava ha desenmascarado esta sucia colaboración, especialmente durante la batalla de Kobanê. De hecho, la colaboración de Turquía con grupos yihadistas y su utilización en particular contra los kurdos, no se inició con ISIS, como tampoco ha surgido de la nada. Lo ha hecho en el ámbito de su enfoque intervencionista en Oriente Medio y se remonta a principios de 2011, cuando apoyó a otro grupo yihadista, el Frente Al Nusra, la rama siria de Al Qaeda, que no es menos cruel que el propio ISIS. A raíz de una división interna dentro del Frente Al Nusra, éste fue sustituido por el ISIS, que ha estado perpetrando ataques desde entonces en tierra kurda liberada con la ayuda del gobierno del AKP. La colaboración AKP-ISIS continuará, siempre y cuando uno necesite del otro. Pero se produce aquí un equilibrio de terror para Turquía, creado por la propia Turquía: en el caso de que detenga su colaboración con el ISIS, es muy probable que el grupo terrorista se vuelva contra ella, ya que la única puerta para sus necesidades logísticas es la frontera turca.

Cómo apoya Turquía al Estado Islámico

Turquía colabora con el ISIS tanto política como ideológicamente, colaboración que expande por muchos canales, como ha sido expuesto en detalle por David L. Phillips en el Huffington Post. El ISIS ha servido a los intereses turcos militarmente en la lucha contra los kurdos, mientras que el gobierno del AKP ha facilitado la campaña asesina del ISIS logística y financieramente, proporcionándole igualmente equipamiento militar. Tres camiones repletos de armas se detuvieron en la región de Adana el 19 de enero de 2014. A pesar de la negativa del gobierno, ha quedado claro que estas armas iban a ser entregadas al ISIS. Según muchos documentos sacados a la luz y a la cobertura de los medios de comunicación, además de estos tres, ha habido muchos otros camiones con armas entregadas al ISIS, lo que también ha sido demostrado por medio de videos y fotos tomadas por combatientes YPG/YPJ kurdos. Por otra parte, el suelo turco ha sido utilizado por los saudíes para el transporte de armas dirigidas al ISIS.

El gobierno del AKP también ha facilitado el paso de la frontera a miembros del ISIS recién reclutados, de acuerdo con un documento firmado por el Ministro del Interior Muammer Güler el 13 de junio de 2014. También se ha constatado por los medios de comunicación internacionales que el gobierno de Erdogan hace la vista gorda en la “puerta de entrada a la yihad”, la frontera turca con Siria.

Siguen sin respuesta oficial del gobierno muchas enmiendas y preguntas planteadas por la oposición en el Parlamento turco, en relación con la permisividad en el cruce de fronteras para los yihadistas. Entre otras muchas preguntas sin respuesta, la del diputado del HDP Ibrahim Ayhan, dirigida al Ministro del Interior, relativa a si el gobierno proporciona refugio a los miembros del ISIS en el campamento de refugiados del distrito de Akçakale.

Combatientes del ISIS, entre ellos altos mandos, recibieron atención médica y han sido tratados en hospitales de ciudades fronterizas de Turquía.

El periodista turco Fehim Taştekin afirma que el gobierno ha permitido la compraventa de petróleo desde el territorio ocupado por el ISIS. Asimismo, según otras fuentes, algunos de los miembros de la familia del presidente Erdogan están involucrados en el comercio de crudo controlado por la organización terrorista.

Al abordar esta cuestión, es fundamental tener en cuenta que una intervención militar internacional sólo serviría para reforzar al Estado Islámico y otros grupos terroristas similares. En su lugar, el apoyo a las fuerzas sobre el terreno que luchan por su tierra y la libertad sería mucho más eficaz.

En última instancia, mantenerse en permanente solidaridad con la singular experiencia de democracia radical en Rojava, en medio de una región llena de violencia y atrocidades, es una responsabilidad para todo el mundo y la mejor manera de avanzar.

*Yasin Sunca es un activista político kurdo e investigador independiente – @kurdeditir /Traducido por Rojava Azadî

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