Argentina. La naturaleza del escorpión

Por UNION DE TRABAJADORES DE PRENSA DE BUENOS AIRES  UTPBA/Resumen Latinoamericano / 24 de Nov. 2015.-
Faltaban apenas 4 días para el golpe de Estado de 1976 cuando La Nación se lamentaba en su editorial de “…la ausencia de una voluntad decidida a reprimir el aberrante mal que nos ataca, a suprimir de raíz la enfermedad de violencia que nos destruye con implacable saña”. Y agregaba: “salvo el accionar de las Fuerzas Armadas para combatir la guerrilla en su propio terreno, poco se hace para que pueda considerarse una decisión inquebrantable de ponerle un dique imposible de franquear a los sembradores de la muerte y de la angustia”.

El recomendable libro de Juan Carlos Chaneton (La prensa y la patria, fracturas de la razón iluminista en la Argentina), de donde se extrae lo encomillado en el párrafo anterior, avanza en su capítulo XIII titulado “Videla, Massera, Agosti…y La Nación” con una frase que dará pie para una interpretación posterior del autor. Dijo el diario en ese marzo del 76 “es evidente que en las instancias actuales las Fuerzas Armadas no podrán quedar marginadas de una participación que, puede predecirse, habrá de ser decisiva en las próximas horas”.

Reflexionó Chaneton a continuación: el razonamiento es puro sofisma, pues no cabe en ninguna lógica que los militares, sujetos activos del delito público en esa circunstancia histórica, pudieran quedar marginados de las propias acciones con que ellos mismos perpetraban ese delito.

La Nación lleva atravesados tres siglos en la historia de este país y no se permitiría desaprovechar cualquier circunstancia propicia para mostrar su naturaleza, que mantuvo intactos sus intereses y la apelación a los más feroces actos represivos para su preservación. Como ocurrió respecto del golpe genocida de 1976.

El editorial de este 23 de noviembre no fue un exabrupto, por más que algunos lo sintieran de ese modo, como no lo fueron aquellos de marzo de 1976. Se trata de afirmaciones ideológicas intensas, provocadoras, que exceden un acto electoral, por más que crean ver en él esa oportunidad tan deseada.

Así pensó y piensa La Nación, obligando a que los periodistas de ese diario marquen distancia con semejante aberración, repudiando el contenido del editorial. Así pensó y piensa La Nación, agraviando a quienes lucharon y luchan por la memoria, la verdad, el juicio y castigo a los culpables, una realidad construida en las últimas tres décadas largas a pesar de sus sabotajes e infamias.

Por supuesto, La Nación no está sólo. Aunque en estos temas insiste en no perder la iniciativa.

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UTPBA 23-11-2015

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